Evangelio según San Lucas 1,57-66.80.
Cuando llegó el tiempo en que Isabel debía ser madre, dio a luz un hijo.
Al enterarse sus vecinos y parientes de la gran misericordia con que Dios la había tratado, se alegraban con ella.
A los ocho días, se reunieron para circuncidar al niño, y querían llamarlo Zacarías, como su padre; pero la madre dijo: “No, debe llamarse Juan”.
Ellos le decían: “No hay nadie en tu familia que lleve ese nombre”.
Entonces preguntaron por señas al padre qué nombre quería que le pusieran.
Este pidió una pizarra y escribió: “Su nombre es Juan”. Todos quedaron admirados.
Y en ese mismo momento, Zacarías recuperó el habla y comenzó a alabar a Dios.
Este acontecimiento produjo una gran impresión entre la gente de los alrededores, y se lo comentaba en toda la región montañosa de Judea.
Todos los que se enteraron guardaban este recuerdo en su corazón y se decían: “¿Qué llegará a ser este niño?”. Porque la mano del Señor estaba con él.
El niño iba creciendo y se fortalecía en su espíritu; y vivió en lugares desiertos hasta el día en que se manifestó a Israel.
La fidelidad de los vicentinos sembró nuevas semillas de fe en Surquillo
“Celebramos la presencia de la congregación vicentina, hombres y mujeres y celebramos la fidelidad, tantos sacerdotes que a lo largo de 75 años han estado aquí. Y creo que vale la pena meditar en estos tiempos más que otros, la fidelidad es muy importante, ser fiel es cumplir la palabra, ser fiel es cumplir los compromisos que uno tiene en el hogar, en la vida religiosa, en la escuela, en el colegio, no se puede cambiar los compromisos como quien cambia de sombrero.” Con estas palabras el Cardenal Juan Luis Cipriani, saludó a la comunidad de la Parroquia San Vicente de Paúl en Surquillo y a la congregación del mismo nombre que desde hace varios años trabajan en este distrito de la Arquidiócesis de Lima.
La fidelidad lleva a miles a Dios
En otro momento el Cardenal afirmó que gracias al trabajo y fidelidad de los sacerdotes vicentinos son miles los fieles que conocieron la fe en Surquillo.
“Cada uno delante de Dios, como dice el somos una pequeña semilla, pero esa pequeña semilla, con su gracia y con tu generosidad da mucho fruto y esto es lo que celebramos, cuando se inicia esta parroquia. Yo recuerdo que esto estaba todo vacío, cuando pasabas de la avenida Arequipa para acá, todo esto estaba vacío, no había nada y los padres estaban aquí creando el barrio, la catequesis, los consultorios, médicos, los comedores, conferencia de San Vicente, ahora el colegio, pero les quiero decir a ustedes, también a mí, y a estos sacerdotes que me acompañan, que importante es la fidelidad, un día otro, levantarse, rezar, obedecer, educar a los hijos, todos los días, eso hicieron nuestros padres y abuelos, pareciera que era lo normal pero de esa fidelidad han salido miles de hombres y mujeres que se bautizaron, que conocieron su fe.
Dejemos que Dios actué en nosotros
Así mismo, pidió a todos a ser esa semilla de Dios que quiere dar fruto en cada circunstancia de nuestra vida.
“Tú y yo seamos esa semilla, seamos fieles, por eso cuando Dios actúa en ti, ya no eres pequeño, es Dios, cuando Dios está en tu alma, en tu familia, tu trabajo, en tu enseñanza, en tu Santa Misa, en tu confesión, cuando Dios está allí, lo más pequeño, pasa a ser maravilloso, ten fe, no es el ruido, no es la novedad, es Dios. Y por eso El en estos 75 años ha dado tantos frutos”.
También pidió a los padres a que no se cansen de educar a sus hijos y a que siempre con alegría caminen su vida de fe.
“Pregúntate si vivimos con la alegría de la fe. Date cuenta si cuando le hablas a tus hijos, si cuando estas con tus padres, tus palabras tienen la fuerza de la fe de Dios, no tu fuerza. Lo que nosotros decimos pasa, lo que Dios nos quiere decir no pasa… Vale la pena, saber que aquí es una época de paso, esto acaba”.
Concelebraron en la Santa Misa el Superior de los Vicentinos, el Padre Javier Gamero; el párroco de San Vicente de Paúl, Benito Crespo; el Padre José Luis Lerga; el Padre Wilman Cuyutupac, párroco de Jesús Obrero; entre otros.
Fuente: www.arzobispadodelima.org