Por Victoria Manrique Pineda- Revista Velaverde
El pasado 30 de enero, Daniel Seiffert Humala falleció en un hospital de emergencias dos horas después de haber sido encontrado en la calle, caminando a la deriva, sin documentos, sin pantalones ni zapatos, y con una grave herida en la cabeza. Todo lo que pasó después parece una historia que ni el mejor guionista de Hollywood hubiera podido imaginar.
En la edición Nº 157 de Velaverde publicamos un artículo titulado “Noches de fantasía”, en el que se recopilaba los extraños sucesos que rodearon la muerte de Daniel Seiffert Humala, sobrino del presidente de la República, Ollanta Humala. Intentando obtener más información, nos dirigimos hacia el hotel Bilbao donde Daniel estuvo hospedado la noche antes de su muerte. Sin embargo, al llegar al lugar (y luego de mencionar su nombre) fuimos brutalmente agredidos por personal del hotel (como describimos en la edición Nº 158 de la revista). La reacción de los trabajadores nos pareció excesiva por el hecho de haber tomado un par de fotos y preguntar por la estadía de una persona que en ese momento acaparaba el interés de toda la prensa. La posible explicación la tendríamos días después, cuando tuvimos acceso al expediente abierto tras la muerte de Daniel Seiffert y detectáramos una serie de irregularidades que dejarían pasmado a cualquiera.
NEGLIGENCIA ¿CALCULADA?
Según la declaración del cirujano Luis Núñez Bendezú, quien el 30 de enero pasado se encontraba de guardia en el Hospital de Emergencias José Casimiro Ulloa, Daniel Seiffert ingresó a Trauma Shock con un traumatismo encéfalo craneano grave, politraumatizado y en shock. Esto fue corroborado por el neurocirujano, Alejandro Castillo Gutiérrez, el cual relata: “Atendí a una persona de quien se desconocía su identidad, era joven, aprox. 28 años, (…) el paciente ingresó con TEC grave (traumatismo encéfalo craneano), policontuso (múltiples golpes), al momento de ingresar se encontraba en escala de Glasgow 3, es decir se encontraba en COMA profundo, hipotenso, taquicárdico”. Castillo Gutiérrez, continúa su narración resaltando que el paciente presentaba una lesión muy grave en la región occipital derecha y que, finalmente, falleció dos horas después de su ingreso.
Es aquí cuando comienzan las incongruencias. La primera es que, según el testimonio del jefe de guardia de esa noche, el cirujano general Raúl Hinostroza Castillo, en el momento en que Daniel Seiffert fallece no se encontraba ningún policía de turno, es más, no hubo presencia policial hasta la tarde del primero de febrero, casi dos días después. “(Es) mi función la de comunicar al policía de servicio, para que este comunique a la Fiscalía de Turno, hecho que ocurrió cuando se recibió el Oficio N° 069-2016-REG-POL/LIMA-DIVTER-SUR-1-CSA-SIAT que fue recepcionado por el hospital el día 1 de febrero de 2016 a horas 19:30”, declaró Hinostroza Castillo.
Ahora, ¿es posible que en un hospital de emergencias no haya ningún efectivo policial por casi dos días? Para el médico forense, David Ruiz Vela es algo difícil de creer. “Yo he hecho guardias en muchos hospitales los domingos y todos los días hay policías adscritos a los centros, el sábado y domingo también, día y noche, puede ser que no haya por ocho horas, pero los turnos son demasiado seguidos para que no haya alguno por dos días”, sostiene.
CITA CON LA MUERTE
A las inconsistencias presentadas en los exámenes de necropsia y de antropología forense, se suman serias deficiencias en las investigaciones policiales que rodearon la muerte de Daniel Seiffert Humala. ¿Desinterés, ineficiencia o una mano negra?
Llegó corriendo, como huyendo de alguien o de algo, tal vez de sus propios demonios o tal vez de los de alguien más. Trastabilló, pero eso no lo detuvo, siguió corriendo ¿Buscaba refugio? ¿Ayuda? Puede ser, pero no los encontró. Lo único que Daniel Seiffert Humala encontró esa noche fue la muerte, para muchos de forma absurda, para otros de forma muy sospechosa. Solo él sabe lo que ocurrió ese sábado 30 de enero, entre su salida del hotel Hollywood en la cuadra 37 de Tomás Marsano y su llegada apresurada al grifo Primax en la cuadra 42 de Benavides, en Surco. Luego de la forma en que la Policía realizó las investigaciones sobre este caso, parece que Daniel se llevó ese secreto a la tumba.
A VECES SÍ Y A VECES NO
En la edición N° 162 de Velaverde informamos sobre las inconsistencias existentes entre los exámenes de necropsia y de antropología forense con las características físicas de Daniel Seiffert. Diferencias tan grandes que no se explicaban con simples descuidos o negligencias, pero que, además, no serían los únicos.
El informe antropológico Nº2016009000151, del Servicio de Antropología Forense con fecha del 9 de marzo de 2016, en el que se solicita la identificación del cadáver, señala en sus conclusiones que “del análisis del Informe Antropológico Nº2016009000064 y placas radiográficas en norma frontal y lateral del cráneo del cadáver NN con protocolo de necropsia Nº 396-2016, se evidencia compatibilidad con el perfil biológico, sexo masculino, de 25 a 37 años de estimación de edad biológica, de 167 cm de estatura y de contextura gruesa, compatible con las características de la persona DANIEL INTI MICHAEL SEIFFERT HUMALA”.
Es decir, lo que este informe pretende aclarar es que tanto el examen antropológico, como el de necropsia, coinciden con las características físicas de Daniel Seiffert. Sin embargo, el informe antropológico al que hace referencia este documento señala (como indicamos en la edición anterior) que el rango de edad biológica estimada está entre 35 a 40 años, la estatura es de 158 cm y el patrón ancestral es mongoloide, algo que no corresponde de forma alguna al perfil biológico de Daniel.