Por Eduardo García- Diario Correo
“Lo respeto mucho, a su persona y a su ideología. Antauro Humala es mi amigo”, confiesa Quio Salinas, candidato a la alcaldía de San Juan de Lurigancho por Perú Posible.
“Dicen que a los amigos uno los conoce solo en la cárcel o en el hospital”, reflexiona, y asegura haber tenido oportunidad de visitar al hermano del presidente Ollanta Humala en reiteradas ocasiones en el penal Virgen de la Merced.
Salinas, quien encontró su hogar en el populoso distrito de San Juan de Lurigancho, hace 34 años, se considera un empresario de armas tomar.
A Salinas lo llaman “Samurai” y sus partidarios consideran que el distrito necesita un “cambio radical”, pero sus estrechos vínculos con el etnocacerismo podrían presagiar un prematuro harakiri electoral.
Etnocacerismo
Quio Salinas, hoy de 46 años, fue absorbido por la política en el 2000, “inspirado” por la insurrección de “Locumba”, protagonizada por los hermanos Ollanta y Antauro Humala, acto que derivó con la reclusión temporal de ambos.
Salinas y sus amigos salieron a las calles innumerables veces para respaldar y pedir la libertad de los involucrados, entre ellos Ollanta y Antauro.
“A nosotros nos pareció un gesto de rebelión dentro de lo permitido por la Constitución”, dijo Salinas a Correo a manera de justificación.
El hermano menor del Presidente, cabe recordar, fue el autor del denominado “Andahuaylazo”, levantamiento armado que le costó la vida a cuatro policías y dos etnocaceristas.
En la foto se aprecia a Salinas en reiteradas marchas abogando por Antauro junto a los uniformados etnocaceristas, sin embargo él asegura que no era militante, sino solo un simpatizante.
Tampoco fueron pocas las veces que su voz resonó a través de los megáfonos mientras recorría -con el puño en alto- las pistas del Centro de Lima, esgrimiendo loas reivindicativas de tipo marxista frente a Palacio de Justicia.
Transcurrieron seis años para que, según él, abriera los ojos y se distancie de Humala, pues, afirmó, traicionó a las agrupaciones políticas de izquierda radical que lo respaldaron.
“Cuando pasó el 4% de aprobación, desconoció a la gente que lo apoyó (…) desconoció a todas sus bases a nivel nacional, no solo en Lima”, lamenta.
Cambio de hábito
Sin embargo, Salinas ahora reniega después de apoyar el episodio originado por Antauro Humala, en Andahuaylas. En su momento, Salinas llamó dicho levantamiento como “la lucha por la democracia”.
“Yo no lo respaldo ahora. Hay que dejar las cosas claras. Antauro es dueño de su ideología política y de su destino”, deslinda.
Pese a haber recibido críticas al interior del partido de la chakana, Salinas continúa reafirmando “un lazo” con sus raíces etnocaceristas.
“No me arrepiento de lo que he hecho. No tiene nada de malo apoyar a un personaje que incursiona en la política (…) Él (Antauro Humala) está respondiendo ante la justicia por lo que hizo”, sentencia.
Con la chakana
Era 1995 cuando Salinas vio por primera durante un mitin al líder que terminó siendo su nuevo ejemplo, el expresidente Alejandro Toledo. La descripción que hizo de él este novel tránsfuga de la política fue sencilla: “un hombre de baja estatura y rasgos indígenas”, favorecido del don de la palabra que, no obstante, se ha perdido con el tiempo.
Sobre las incontables contradicciones en las que se ha visto envuelto el líder de Perú Posible por el caso Ecoteva, Salinas alega que fueron únicamente producto de la presión. “Hasta que el Poder Judicial no defina lo contrario, este hombre es inocente”, zanjó.