Por Gregorio Belaunde- Diario Gestión
La definición del riesgo país no es fácil, y varía según los autores, pero ya tenemos un punto de partida: el riesgo país incluye tanto al riesgo soberano como al riesgo político, que hemos visto en el en post anterior. Con todos los factores listados ya tenemos una buena aproximación. Entre diferentes autores se encuentra dos puntos comunes: el mencionar tanto la capacidad de pago como la voluntad de pago de un Estado y sus agentes económicos, y el hablar de un contexto económico, social y político del país de riesgo.
Entonces, al riesgo soberano y al riesgo político se le va añadir otros factores de riesgo, que algunos llaman factores estructurales, como:
– los cambios de legislación fiscal, social y contractual, y las trabas burocráticas excesivas y/o imprevisibles; básicamente los “cambios de reglas del juego” frecuentes o desfavorables a la inversión privada son un factor que muchos en el exterior consideran antes de invertir
– la calidad de las instituciones del país, que incluye a la presencia de una dictadura en realidad frágil (ver hundimiento de la URSS en 1991-1992 y caída del régimen de Soeharto en Indonesia 1998) la problemática de la corrupción, la inseguridad jurídica y personalque pueden crear los tribunales y las fiscalías, la legitimidad de los partidos políticos y lacapacidad del Gobierno Central de ejercer la autoridad en todo el territorio: tarde o temprano, debilidades fuertes en este campo pueden desalentar a inversionistas extranjeros.
– la criminalidad organizada y la inseguridad ciudadana: este factor es tomado cada vez más en cuenta, pues puede llevar a lo que algunos han llamado “insurrecciones con fines de lucro”; en numerosos países se ve a bandas criminales con mucho poder (como las Maras en América Central; algo similar se ve en otros continentes), y por supuesto las grandes mafias del narcotráfico, la minería ilegal, la tala ilegal, el tráfico de tierras, la extorsión, etc.
– los conflictos socio-ambientales, que tienen una dimensión adicional a los disturbios que generan, pues pueden mezclarse con otros factores de riesgo (como cambios de reglas de juego, no respeto de contratos o autorizaciones, etc.) y formar un cóctel que ahuyenta a los inversionistas.
Hay ciertos factores que no se suele considerar en la lista de factores de riesgo país, pero que las últimas reflexiones en los foros internacionales, las experiencias vividas y los “riesgos nuevos” cuya conciencia es relativamente reciente, obligarán a considerar (como ya lo hacen algunos):
– la solidez del sistema financiero de un país y la calidad de su supervisión financiera; varias crisis han mostrado que este es un factor clave cuando esta solidez y esta calidad no existen, lo que permite además el desarrollo de “finanzas en la sombra”, que aumentan el grado de apalancamiento en un país, como sucedió en EEUU y ahora en China
– el grado de apalancamiento en un país, no sólo del Estado, pero sobretodo de sus agentes económicos privados (personas y empresas); en caso de crisis grave, gran parte de la población puede retornar rápidamente a la pobreza (Indonesia y Tailandia 1997-98, Perú en 1998-2000), lo que a veces puede generar crisis socio-políticas y debilitamiento de las finanzas soberana
– la capacidad o incapacidad de una tecnocracia de alto nivel de imponer de manera perdurable sus criterios técnicos y propuestas en el manejo económico-financiero de un país frente a lógicas de ideologías comprobadamente fracasadas, populistas o corruptas: ministerios de hacienda, bancos centrales, órganos de supervisión financiera y de inteligencia financiera (aunque cabe precisar que a la larga el efecto benéfico de una buena tecnocracia financiera puede ser debilitado o anulado por la debilidad institucional general)
– las tasas altas de pobreza, en todas sus dimensiones y la persistencia de altos niveles de desigualdad o la tendencia a su aumento; este factor ha sido muy descuidado a menudo, generado gruesos errores de predicción sobre la evolución de los países; es el caso de Tailandia, por ejemplo, donde la polarización extrema no ha surgido de la nada
– la persistencia de rencores y conflictos larvados inter-raciales e inter-étnicos, o con minorías nacionales originarias de otros países, no procesados; véase por ejemplo la súbita desintegración de Yugoslavia, lo que pareció amenazar a Indonesia en 1999-2000, y lo que amenaza ahora a Ucrania
– la presencia persistente de grupos ideológicos y religiosos extremistas que por su naturaleza propugnan la violencia para el acceso al poder, aunque a veces parezcan jugar el juego democrático; el no prestar atención a su fuerza ha jugado una mala pasada a muchos especialistas del riesgo país; a contrario, el rechazo mayoritariamente masivo de la población a ciertas ideologías extremas es un punto fuerte para un país: han sido un factor no desdeñable de la resiliencia, sorprendente para muchos observadores, del Perú en 1989-1991 y de Indonesia en 1998-2000 frente a crisis extremas que hubieran hundido completamente a otros países
– las perspectivas de estrés hídrico en un país y en los países vecinos; en el futuro este problema, si no se maneja bien, puede ser fuente de agudos conflictos internos y guerras con los vecinos; además genera problemas derivados en temas como la provisión estable y sostenible de energía y la seguridad alimentaria, que también deberían ser examinados con atención como factores de riesgo autónomos
– el grado de resiliencia de un país frente a los grandes desastres naturales, lo que incluye la resiliencia económico-financiera, la resiliencia gubernamental (es clave que el Estado sea capaz de responder bien al desastre), la de las empresas y la de la sociedad en su conjunto; puede ser la diferencia entre un país que se recupera rápidamente de la catástrofe, por muy dura que sea, y otro que termina por hundirse más e involucionar hacia el “Estado fallido”
– todo lo que pueda afectar a la competitividad de un país en el largo plazo, es decir los problemas de la brecha de infraestructura, de la calidad de la educación y de la salud, de la facilidad para hacer empresa, del trato a los extranjeros, tanto empresas como personas, del trato de un país a los nacionales calificados y/o emprendedores que retornan, etc.
– la excesiva dependencia de lo que suceda en otros países, sean vecinos o lejanos; este es un factor muchas veces descuidado, y nos hace recordar lo importante es que la diversificación económica, no sólo interna pero en cuanto a fuentes de importación y de ingresos de exportación. esto incluye dependencias como la energética; basta ver lo que sucedió en Europa del Este y los Balcanes cuando Rusia cortó el gas que pasaba por Ucrania hace unos años
– las tendencias demográficas fundamentales en el país y la calidad de su manejo: la existencia o no de un “bono demográfico”, que en algunos países puede convertirse en “pesadilla demográfica”, fuente de futuros problemas graves (los que “ni estudian, ni trabajan”, el estancamiento masivo en empleos poco productivos y de remuneraciones muy bajas), el envejecimiento acelerado de la población y la presión sobre los sistemas de seguridad social y pensionarios.
Conclusión:
En este post y en el anterior, como lo haré en los siguientes, he querido aportar el resultado de una larga experiencia práctica en el tema, adquirida esencialmente en la práctica de los créditos internacionales tanto con agencias y seguros/garantías estatales (las Export Credit Agencies) como con la banca multilateral, la experiencia vivida en Asia, incluyendo su gran Crisis de 1997-1998, y en mi labor en un grupo de trabajo constituido en el banco francés en el que laboraba para reformar el sistema de gestión del riesgo país. A ello se ha añadido la asidua lectura de revistas francesas especializadas en la banca y en el comercio internacional, de libros de historia y sociedad sobre países de otras regiones, y sobre las ideologías totalitarias, así como de la observación de lo que sucede en nuestro país y en los países vecinos, a la luz de su historia y de la historia económica y financiera global. Estoy convencido de que para llegar a entender bien la complejidad del riesgo país y aprender a gestionarlo lo mejor posible, son indispensables la práctica vivida en el tema y considerar a la Historia (tanto la general como la económico-financiera), a las Ciencias Políticas, a las Ciencias Sociales y a las Relaciones Internacionales, como por lo menos tan importantes como la Economía.La noción de riesgo país es más amplia de lo que se suele creer, y ha estado en permanente evolución conforme se iba tomando en cuenta las malas experiencias vividas; este trabajo de identificación de todos los factores de riesgo relevantes no ha terminado, lo que explica que la definición del riesgo país sea difícil y algo imprecisa. En este tema, es peligroso ser complaciente en base a buenos números macroeconómicos, fuente de subestimación del riesgo país. Se olvida muchas veces que no sólo los otros países están expuestos al riesgo de un país; este mismo está expuesto a su propio riesgo país, tanto directamente (los nacionales también sufren de expropiaciones, como los extranjeros, por ejemplo) como indirectamente (como consecuencia de la huida de inversionistas extranjeros o alzas en las tasas de interés internacionales por ejemplo) y también debe gestionarlo para que no evolucione mal.
Del riesgo soberano y del riesgo político al riesgo país
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