Por DOMENICO AGASSO
«Creo que la presencia del Papa en Twitter es una presencia normal: es decir correcta, adecuada al mundo en el que se comunica hoy el hombre». Son palabras que el padre Antonio Spadaro, director de “La Civiltà Cattolica”, dijo en una entrevista con la Radio Vaticana sobre el significado de la llegada de Benedicto XVI a Twitter (la presentación oficial del perfil se llevará a cabo el lunes 3 de diciembre se conecta con el 12 de febrero de 1931, cuando Pío XI lanzó su primer mensaje por Radio Vaticano».
«Hoy -afirma Spadaro-, según la lógica de la comunicación, los mensajes de sentido, y por consecuencia los mensajes religiosos, no pueden ser simplemente transmitidos, sino que deben ser compartidos. Así pues, los mensajes de sentido pasan también a través de las redes sociales, que se están convirtiendo en verdaderos lugares de sentido. Es decir -precisa- lugares de reflexión, consideración y para compartir valores, ideas, movimientos de vida». Y luego, «muchos líderes religiosos ya están en Twitter».
«Ya Pío XI -continúa Spadaro- hablaba de una tecnología al servicio de las relaciones y no de la mera propaganda. Y, de hecho, las redes sociales viven de una lógica del intercambio, de una difusión del mensaje dentro de las relaciones. De hecho, sabemos bien que un mensaje en Twitter puede ser, como se dice, “retuiteado”, es decir comunicado a los demás e incluso puede ser comentado. Por ello, diría que esta es la ventaja de la presencia de Benedicto XVI en Twitter: la posibilidad para compartir, de manera más amplia, el mensaje del Evangelio».
¿No se corre el riesgo, como temen algunos, que la Iglesia se adapte de manera demasiado fácil a las modas de la comunicación, perdiendo tal vez profundidad en el mensaje del evangelio? Lo niega el director de “La Civiltà Cattolica”, el padre jesuita Antonio Spadaro. Twitter es, de hecho, «una de las consecuencias evidentes de la forma en que la Iglesia entiende, en las últimas décadas, su relación con la comunicación».
Opus Dei es una prelatura personal
“Todos los cristianos deben cooperar para encontrar soluciones cristianas a los problemas de la sociedad y deben ofrecer constante testimonio de la propia fe en el ambiente en el que viven”, por ello, “el trabajo que los fieles del Opus Dei llevan a cabo no se limita a un campo específico”, pues “cada uno trata de acercar a Dios a las personas con las que vive, realizando una profunda siembra de paz y de alegría en el ambiente en el que se encuentra”. Es lo que recuerda el Opus Dei, reconocido por Juan Pablo II como prelatura personal con la constitución apostólica “Ut sit” en 1982.
La prelatura personal, recuerda la Obra, es una figura jurídica instituida por el decreto conciliar “Presbyterorum ordinis” (7-XII-1965), “para contribuir a la efectiva difusión del mensaje y de la vida cristiana”, y es regida por un prelado nombrado por el Papa.
Además del prelado, actualmente monseñor Javier Echevarría, hay un presbiterio compuesto por sacerdotes seglares y también laicos, hombres y mujeres. La Prelatura personal es una especie de diócesis supra-nacional, que, a pesar de estar en contacto con las Iglesias locales, responde directamente al Pontífice.
Fuente: Vatican Insider- Diario La Stampa de Milán.