Seguro que el loco Humala
estaba muy fatigado
tras pasar noche muy mala
y, mientras era juzgado,
recogiendo sus rodillas,
usando el saco de almohada,
se estiró sobre unas sillas
y roncó como si nada.
Pitearon los magistrados
porque se puso a jatear,
mas no fueron escuchados…,
¡qué manera de roncar!
Qué escena tan colosal
la del cachaco jateando
delante del tribunal
que lo venía juzgando.
Si el loquito matagente
se sigue durmiendo así,
la pereza, de repente,
me la contagia hasta a mí,
puesto que un jato tan bravo
se pega sin mucho esfuerzo
y, por dormir, yo no acabo
ni de escribir este verso.
Rubia conviviente
Por Lina Godoy-Perú21
El trato preferencial hacia el hermano del presidente Ollanta Humala continúa. Perú21 pudo confirmar que Antauro, el gestor del ‘Andahuaylazo’ que cobró la vida de cuatro policías, se dio el lujo de pasar la Navidad y el Año Nuevo fuera del penal de Piedras Gordas.
Lo extraño es que justo horas antes de estas dos fechas festivas, el líder etnocacerista tuvo ‘problemas’ con sus riñones y fue trasladado al Hospital Militar Central.
En el nosocomio, el sentenciado a 19 años de prisión, tuvo la oportunidad de recibir no solo a sus familiares sino también a Haydee Ildarina Andrade Ríos, como pudo constatar este diario. Ella estuvo en la habitación de Antauro en un horario restringido para visitas.
En ambas oportunidades Humala abandonó el penal acompañado de altos funcionarios del INPE y en la ambulancia QQ-7043 de ese establecimiento.
SALIDAS Y LLEGADAS
La primera vez salió a las 2:30 p.m., del 24 de diciembre, y retornó a las 4:30 p.m., del día siguiente, según los reportes del INPE a los que Perú21 tuvo acceso. Fuentes penitenciarias aseguraron que, incluso, ese día se dio el lujo de ir a la casa de don Isaac y de doña Elena Tasso.
Lo curioso es que para Año Nuevo fue movilizado del penal el viernes 30, a las 3 de la madrugada, bajo la misma modalidad y con los mismos síntomas, pero no ingresó por la unidad de emergencia –no fue registrado en el libro de ocurrencias–. Recién fue internado aproximadamente a las 11 a.m. ¿En dónde estuvo en todo ese tiempo?
Es más, la urgencia no parecía tal, pues los feriados impidieron que le practiquen los análisis médicos especializados para esa dolencia.
En una visita inopinada al hospital, el legislador de Alianza por el Gran Cambio Luis Iberico pudo confirmar el trato preferencial hacia el hermano del presidente que otros internos ya quisieran tener.
“Antauro no lucía acongojado ni adolorido. Estaba tan normal que hasta leía su último libro”, contó a Perú21.
En su habitación del tercer piso del Hospital Militar, el legislador y Humala dialogaron con cordialidad, pese a que, en agosto de 2011, dicho parlamentario lideró la campaña para evitar la excarcelación del etnocacerista. Según observó Iberico, solo un agente del INPE lo resguardaba cuando lo normal es que sean tres.
DIÁLOGOS CON ANTAURO
Antauro Humala apoyó a su hermano en el problema que tenía una minera que opera en el país. También intentó desmarcarse de la posición radical de don Isaac Humala sobre esta actividad extractiva: “Mi papá no piensa igual. Él es fundamentalista”.
El legislador Iberico hizo una visita inopinada al penal de Piedras Gordas para verificar las condiciones carcelarias de Antauro y confirmó que no se encontraba ahí. El INPE le dio vacaciones sorpresivas al alcaide de Piedras Gordas que estuvo de turno el 24 de diciembre.
El director del Hospital Militar Walter Astudillo justificó el trato especial al hermano del presidente. El médico manifestó que el silencio sobre la presencia de Antauro en ese centro era para evitar la llegada de los etnocaceristas.
El año de los conflictos sociales
Por Fernando Rospigliosi Capurro
Así debería denominarse el 2012, si nos atenemos a lo que va a ser una de las principales preocupaciones y obstáculos que tendrá que superar el gobierno y el país.
Expectativas burladas
Varios factores provocarán el aumento de la conflictividad. En primer lugar, las expectativas que despertó Ollanta Humala, que luego ha defraudado.
Los que provocaron disturbios en anteriores gobiernos votaron por Humala, en el entendido que él los representaba y los apoyaría sí ganaba. De hecho, Humala y sus partidarios participaron activamente en muchos conflictos durante el gobierno anterior.
Por ejemplo, ahora se han hecho conocidas las declaraciones de Humala en Cajamarca el 2007 afirmando que él apoyaría una huelga contra la minería, aun a riesgo de que lo metan preso.
Como ha dicho Alberto Pizango, uno de los responsables de los sucesos de Bagua, “lamentablemente, hoy vemos que los ideales del Presidente de la República han desaparecido, observamos cómo todos los días se desdice de sus promesas electorales, ha caído en un hoyo de mentiras y está personificando a la clase política que tanto criticó”.
En suma, ninguno de los otros cuatro candidatos con opción el 2011 suscitó tantas esperanzas entre los promotores de conflictos como Humala. Por eso la decepción ha sido muy fuerte y la reacción más violenta.
Impericia para el manejo
El segundo factor que propiciará una mayor conflictividad el 2012, es la mala conducción de los conflictos por parte de un gobierno que desde el principio se ufanó de que esa era una de sus ventajas comparativas.
Las señales que ha dado el gobierno han sido pésimas. Prácticamente ha cedido ante todos los bloqueos de carreteras o amenazas de violencia. En Cañete, Andahuaylas, Toquepala y Madre de Dios, por mencionar algunos casos de los últimos meses, la respuesta gubernamental ha sido siempre la misma: ceder a las demandas de los revoltosos y permitir la impunidad de los que ejecutan actos delictivos de violencia.
Demás está decir que la prevención, con la que se llenaban la boca al principio los voceros del gobierno, no ha existido en absoluto.
En base a esas experiencias, muchos caudillos locales se preparan para formar su frente de defensa, bloquear alguna carretera y hacerse populares para tentar algún puesto electivo. Más todavía cuando empieza la revocatoria de autoridades.
Lo cual, además, llevará a algunos alcaldes y presidentes regionales a apoyar las revueltas o a ponerse a la cabeza de ellas, para prevenir una posible destitución.
¿Conga va?
El caso de Conga en Cajamarca es, sin duda, el más importante. La manera como se resuelva va a influir decisivamente en el desarrollo de otros conflictos.
Aquí el gobierno tomó una decisión clara y firme expresada por el presidente Humala el 17 de noviembre: Conga va.
Sin embargo, hasta hoy, se impone la voluntad de Gregorio Santos, Wilfredo Saavedra, Marco Arana y otros: Conga no va. Los trabajos de construcción siguen paralizados, 7,000 trabajadores y más de 50 contratistas locales parados y gran incertidumbre entre la población de Cajamarca y el país.
Un objetivo del gobierno era separar a Santos de Saavedra, que tienen obvias diferencias (hace un par de meses Saavedra acusaba a Santos de haberse vendido a la empresa minera). No lo ha logrado, al contrario, con sus torpes movimientos los ha juntado.
El premier Óscar Valdés ha excluido a Saavedra de las negociaciones con el pretexto de que el gobierno solo negocia con representantes elegidos. Esa es una falacia, porque la mayoría de los movimientos de protesta no son encabezados por presidentes regionales y alcaldes, sino por otro tipo de organizaciones. Si fuera así, el gobierno no negociaría casi nunca.
Además ya lo ha hecho. En Cañete negociaron con un frente de defensa. En Andahuaylas con varias organizaciones.
Siguen sin rumbo
El gobierno sigue perdiendo el tiempo con reuniones que, finalmente, se demuestran de dudosa representatividad, como la que encabezó Valdés el martes 27. El alcalde de Cajamarca, la única autoridad importante que participó, declaró luego, muy asustado, que él solo había venido a ver el tema de una represa, cuestión que no tenía nada que ver con el propósito del evento, que era avalar el peritaje que proponía el gobierno.
El peritaje que resulte va a ser rechazado, sin lugar a dudas, por los antimineros de Cajamarca, que ya convocaron una movilización para el lunes.
Entonces ¿para qué todas estas maniobras inútiles? Difícil de entender.
En síntesis, no cabe duda de la voluntad del gobierno para sacar adelante el proyecto Conga. Lo que deja muchas interrogantes es su capacidad para hacerlo.