Víctimas solicitan reparación

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¿Angelito negro?

Por Luis Eduardo Cisneros- Revista CARETAS
Doce respetables miembros del jurado de la Corte de Santa María, California, han concluido que Michael Jackson no es culpable de los 10 cargos (entre ellos 4 cargos de abuso sexual a menores) que se le imputaban. De un momento a otro el Jackson monstruoso, deforme y pedofílico se convirtió en víctima de la maledicencia de sus acusadores y de los medios masivos de comunicación.
Entonces, ¿Jackson es inocente? ¿Sus supuestas inclinaciones paidofílicas eran solo condimentos sensacionalistas que buscaban elaborar una historia desbordada de sordidez? ¿Podría dormir tranquilo un padre de familia mientras su hijo juega twister en la alcoba del ahora inmaculado Michael?

¿El monstruo de Neverland?

Según Oscar Rey de Castro, psicólogo clínico de la Pontificia Universidad Católica del Perú, tener un conocimiento cabal de la personalidad de Michael Jackson sin la aplicación de tests psicológicos y entrevistas personalizadas es tarea complicada. Sin embargo, asegura que a partir de su historia personal y algunas declaraciones efectuadas por Jackson a diferentes medios, es posible aproximarse a la enmarañada psiquis del ex rey del pop.
Mi padre me golpeaba. Era muy duro. Era difícil salir así al escenario. Si no tienes ese recuerdo de amor de la infancia estás condenado a buscar amor por todo el mundo. (M.J.)
“La mayoría de pedófilos han tenido una infancia muy traumática, sin amor, sin afecto, incluso con episodios de abuso sexual. El pedófilo se identifica con el niño y busca compensar lo que nunca le dieron, cuidarlo como nunca lo cuidaron. Existe una identificación narcisista con él, una idealización de la infancia. Se esmeran en darles amor de una manera perversa utilizando el sexo y la agresión”.
“No sé lo que es encajar en una situación de la vida diaria. Nunca iría a una fiesta o a una discoteca. Lo hice cuando era un niño y ya no me importa más. La gente me pregunta por qué no voy a fiestas: apenas llego, la fiesta se termina para mí. (M.J.)
“Los pedófilos son personas muy tímidas, pasivas, con dificultades para establecer relaciones sexuales e interpersonales con adultos. Existe un miedo a relacionarse con los adultos debido a la pobreza de sus habilidades sociales. Hay una idealización de la niñez. Prefieren acercarse a los niños afectiva y sexualmente, porque son menos demandantes y más manipulables”.
Hemos tenido que usar cartílagos para corregir la nariz de Michael. Al parecer, se había resentido de media docena de operaciones realizadas anteriormente. Las operaciones álbum tras álbum estropearon su cara. (Werner Mang, médico alemán)
“Existen trastornos de identidad y de la imagen corporal en la pedofilia. La persona no está de acuerdo con su apariencia física, no les gusta como se ven y buscan modificar su apariencia constantemente”.
Nunca se puede llenar el vacío que se tiene dentro. No importa cuánto dinero ganes o lo famoso que te vuelvas, siempre seguirás sintiéndote vacío. (M.J.)
“La pedofilia está asociada directamente con personalidades “borderline”. Los “borderline” sienten un gran vacío interno que nada ni nadie puede compensar. Son muy inseguros de sí mismos. Tienen una mala autoimagen. Compran gran variedad de objetos. Han tenido relaciones sociales y familiares problemáticas”.
Rey de Castro afirma que el pedófilo no necesariamente es un abusador sexual. Existe la posibilidad de una paidofilia contemplativa, sin contacto sexual. Sin embargo, esta patología es incurable, teniendo que acceder el paciente a tratamientos similares a los utilizados con adictos.
No es la primera vez que Hollywood se estremece frente al afecto sexualizado de una de sus estrellas hacia algún niño. Basta recordar a Samantha Geimer, una niña de 13 años que fue abusada sexualmente por el libidinisado director Roman Polanski, requerido hasta la fecha por la justicia norteamericana.
La ausencia de evidencia salvó a Jackson de 20 años de reclusión carcelaria. Sus fans afirman que es un niño, que nunca creció, que “Neverland” es el reducto desde donde se protege de la jungla mundana adulta que tanto aborrece y que lo conminó a ser prisionero de pasiones con olor a colonia Johnson’s.

Nuncio apostólico en el Perú niega entrevista con víctimas del Sodalitium

El pasado 26 de octubre, Víctor Zar Ginocchio remitió una carta al monseñor James Patrick Green, actual nuncio apostólico en Perú, pidiéndole que, en su condición de representante de la Santa Sede, escuche los testimonios directos de las víctimas.
En el mismo documento, el remitente expresa su preocupación “por la falta de acción o asesoría frente a las denuncias que al respecto fueron interpuestas ante el Tribunal Eclesiástico del Arzobispado de Lima hace ya varios años“.
Víctor José Antonio Zar Ginocchio explicó que posteriormente un sacerdote lo llamó para explicarle que, como el Vaticano ya designó un visitador, el nuncio apostólico en nuestro país ya no tiene jurisdicción para conocer detalles sobre las denuncias contra el Sodalitium.
Zar Ginocchio expresó sus dudas debido a que, según se conoció públicamente, el mencionado visitador para este caso solo sostendría entrevistas con los sodálites y no con quienes anteriormente formaron parte de esta congregación religiosa.
Fuente: Diario La República.

Mi respuesta a Pedro Salinas

Por Luciano Revoredo- www.laabeja.pe
Existen mequetrefes que como las bolas de un juego de pinball van golpeando de un lado a otro para ir acumulando puntos que den algún sentido a sus vidas. Son esos eternos aspirantes a la movilidad social. Permanentes compradores de la lotería de la vida, siempre con el huachito en la mano y con el número equivocado. Siempre listos al braguetazo. Son capaces de vender sus principios, si alguna vez los tuvieron, a cambio de un momento de fama. Seres sin Dios ni Patria.
Son estos mediocres como la zorra de la fábula los que se pasan la vida condenando todo aquello que está fuera de su alcance. Incapaces de amar a la patria con determinación, detestan toda forma de nacionalismo o expresión de patriotismo. Negados para sentir y al menos figurarse la trascendencia, reniegan de la fe. Siempre esta posición “librepensadora” les granjeará algunas simpatías.
Es el caso del procesador de textos Pedro Salinas. Que en su loca carrera por un minuto de fama acaba de publicar un libraco más que engrosará su prontuario literario. Se trata de “Mitad monjes, mitad soldados”, en que denuncia las violaciones sexuales y vejámenes que habría cometido el fundador del Sodalicio Luis Fernando Figari, con algunos jóvenes de la institución.
En anterior artículo en La Abeja, “Acerca del Sodalicio”, argumenté que no había que caer en generalizaciones, y que si Figari era culpable pague sus culpas, cosa que reitero, nada más despreciable que los abusadores sexuales, pero también digo que no generalicemos manchando a una institución que hace una obra importante y menos aún generalicemos echando al mismo saco a toda la Iglesia.
Fundamentaba mis opiniones haciendo un recuento de algunos aspectos positivos del Sodalicio que pude mencionar de primera mano, pues en los años ochenta fui parte de las Agrupaciones Marianas.
Ese artículo ha merecido las destempladas iras de Salinas, quien con su verborrea de caviar bruto y achorado me llama bufón, figureti, huachafo, energúmeno, chacal, anodino, ridículo, estúpido, cretino, inescrupuloso, fanático, vil y abyecto. Es bueno que este bellaco, que se define como liberal de derecha, pero que no es más que un homúnculo descerebrado al servicio de la caviarada, sepa que sus insultos me caen como premios. Nada para mí sería más detestable que coincidir en algo con este oportunista.
Pero vamos a ver si su respuesta resiste el más mínimo análisis. Primero se queja de que haya llamado a su obra “libraco sensacionalista”. De qué otra manera se puede llamar a un libro lanzado y presentado de esa forma. Habiendo leído “Mateo Diez” su otra obra cumbre y ya conociendo sus limitaciones y carencias.
Habla mucho del valor los “testimonios”, pero el de Santiago, parece un calco de parte de la obra de Eco “El péndulo de Foucault” cuando habla de los templarios y la serpiente Kundalini.
Luego dice que nunca fui sodálite, cosa que yo también digo en mi artículo, no fue esa mi vocación, participé de las Agrupaciones Marianas, pero luego añade que me recuerda de aquellos tiempos. Y también yo lo recuerdo. No precisamente por brillante o inteligente.
En la parte final de su texto publicado en La Mula (nada más oportuno para él), me llama cobarde por no mencionarlo por su nombre en mi artículo y hablar de un periodista con “escaso cacumen”. Pero obvio que me refiero a él. ¿Acaso hay otro con su nivel de pigmeo mental protagonizando esta campaña? Mención aparte merece que su blog en La Mula se llame “La voz a ti debida” como el libro del gran poeta español y homónimo suyo. ¿Puede haber algo más huachafo que esta identificación por el simple hecho estadístico de ser homónimo de un grande? Cuántas carencias habrá de cubrir así en la soledad de su pobre existencia.
Termina su vómito negro insultando y maltratando a una persona intachable, honesta y entrañable, digna del aprecio de todos y que siempre actúa con buena fe como Alfredo Maturo. Por el simple hecho de haber discrepado con sus métodos en un modesto comentario de Facebook y haber cuestionado el nivel de su investigación. Así se siente de intocable este majadero. Aupado como pasajero del tren caviar no admite críticas ni disidencias. Así son estos “tolerantes” de utilería.
Por mi parte, no me molesta ni me sorprende. Dejo en claro que será la única y última vez que responda a Salinas sus vilezas y sus insultos. Por mi parte mantengo y reitero mi posición. No es buena la generalización. No hagamos el juego a los enemigos de la Iglesia que aprovechan estas lamentables circunstancias particulares y con nombre y apellido, para tratar de meter a todos al mismo saco.
Ver:

Acerca del Sodalicio


https://lavozatidebida.lamula.pe/2015/10/25/sobre-bufones-y-cretinos/pedrosalinas/

El escondite del Sodalicio

Por César Prado- Revista CARETAS.
Corría el año 1997 cuando el Sodalicio se instaló por primera vez en Roma. Santa María del Lago, al sur de la capital italiana, es la residencia que el movimiento conserva desde entonces en la región. Es allí donde, todo apunta, estaría refugiado su fundador, el hoy acusado de abuso sexual Luis Fernando Figari.
La glamorosa casa de los sodálites está ubicada cerca de la plácida y celestial residencia de verano del papa Francisco, en Castel Gandolfo (sur de Roma). La otra sede del Sodalicio, no menos exclusiva, se ubica en Via San Paolo (centro de Roma) pero está destinada únicamente a las reuniones de la comunidad.
Según información de la página de Facebook del Sodalicio Italia, las actividades en ese lugar no han sufrido ninguna alteración debido al escándalo suscitado en Lima. Al contrario, los encuentros y retiros espirituales con jóvenes continúan su curso. Incluso se puede ver fotos de muchachos allí reunidos en meses pasados (circa 2013).
Santa María del Lago, por su parte, tiene una vista privilegiada al lago Nemi y goza de un excelente clima durante la temporada de verano. Pero así como el verano europeo está llegando a su fin, quizás estos sean los últimos días de calma y sosiego para el fundador del Sodalicio. Testimonios, denuncias y una lavada de manos por parte de la más alta autoridad eclesial peruana dejan sin piso al otrora candidato a la santidad.

VOCES DEL AVERNO

Él era mi profesor de Educación Cívica en el Colegio Maristas de San Isidro. Al acabar la secundaria me propuso a mí y a un compañero más prepararnos para el ingreso a la Universidad Católica”, cuenta el exdiplomático Jacques Bartra sobre los dos meses que pasó junto a Figari en la casa que el religioso tenía en San Bartolo.
El pasaje no tendría nada de extraordinario si el diplomático no hubiera advertido, ya en ese entonces, las conductas aberrantes del fundador del Sodalicio. “Nos obligaba a dormir en ropa interior y nos despertaba a la medianoche para realizar ejercicios espirituales. A veces incluso se metía a las duchas para observarnos”, narra con un temblor en la voz que lo acompaña cada vez que menciona los detalles de esa sórdida experiencia.
Un tiempo después, Bartra volvería a frecuentar a Figari en su casa de La Pinta (San Isidro) con motivo de una celebración. “Prepararon un trago llamado ‘Clavo Oxidado’ que me produjo una borrachera infernal. Hasta llegué a alucinar que Jesús y la Virgen María estaban ahí entre nosotros, levitando”, dice quien se alejó de Figari cuando este lo humilló en público durante una discusión.
Precisamente ese estilo irreverente de llevar la fe fue lo que llamó la atención del entonces joven escritor Enrique Prochazka. Él también exalumno del Colegio Maristas tuvo como líder espiritual al líder del Sodalicio en 1976. “Tengo la teoría de que me escogió porque le parecí guapo”, afirma y, en retribución, evoca a Figari como un simple “gordito fascio”.
A mí me pareció interesante porque este grupo tenía un trasfondo de fe cool. De alguna manera eso te diferenciaba en el colegio”, dice. Prochazka da fe de que en el seno del Sodalicio era común escuchar expresiones como “el que se opone a Cristo es un conchasumare”. Huellas de una metodología que buscaba formar un ejército de creyentes.
Pero así como Prochazka logró salir ileso tras cuatro años de contacto en el grupo, debido según dice a la excelente relación con su padre, a Bartra el fantasma de Figari lo acompaña hasta hoy. “Esos meses en San Bartolo crearon un resentimiento conmigo mismo que transformó mi vida por completo”, afirma. Años de psicoterapia y una salida prematura del servicio diplomático son algunas de las repercusiones que él cree fueron consecuencia de ese episodio.
Ahora ambos exigen que el líder del Sodalicio enfrente a la justicia. “Luis Fernando (Figari) se ha considerado un semidiós y un iluminado durante demasiados años. Tiene que entender que la ley también es para él y que lo que ha hecho es un crimen, no un pecadillo”, dice Prochazka.
A su turno, Bartra pide que Figari sea excomulgado. “Si realmente se siente cerca de la Iglesia, ése sería su peor castigo”, enfatiza. Mientras tanto, Juan Lengua Balbi, abogado del fundador del Sodalicio, busca zanjar el tema con el desfachatado argumento de que no hay pruebas que acrediten los delitos.

DOBLE RASERO

En una reciente entrevista, el cardenal Juan Luis Cipriani por fin se pronunció sobre las denuncias de abuso sexual en el Sodalicio. Dijo, entre otras cosas, que el maltrato a los niños no era un pecado sino un delito y pidió a Alessandro Moroni, actual cabeza del movimiento, que separe a Figari ipso facto.
Una de las razones que el cardenal esgrime para no tomar acciones en el escándalo del Sodalicio es que se trataría de un tema “pontificio” en el que no tendría competencia. 
Tras el arresto de dos personajes de alto nivel en la economía vaticana, quienes habrían filtrado información a la prensa, las versiones acerca de un complot en contra de Francisco crecen. Ello a raíz de que el argentino estaría afectando intereses como parte de su reforma eclesiástica, dentro de ellos los del propio Opus Dei, una de las órdenes con mayor presencia económica y política en el Vaticano.
Causalidad o casualidad, tremendo reintegro el que le está dando Cipriani al Papa lavándose las manos en el caso del Sodalicio. Y eso que aún no se han revelado todos los casos. Según el periodista Pedro Salinas, autor de Mitad monjes, mitad soldados (Planeta, 2015), hay indicios para creer que el Sodalicio estaría protegiendo a otro acusado de pedofilia.
Se trataría de Ricardo Treneman, hasta hace poco radicado en Brasil, cuyo paradero hoy se desconoce. La verdad, incómoda y dolorosa, encuentra por fin sus propios caminos.

83366-f0Wo0Ti2Dg9Lw5STestimonio del exsodálite José Humberto García: “En el año 2003, cuando vivía en la comunidad Nuestra Señora del Pilar, en Barranco, el sodálite Ricardo Treneman era mi mentor y alguien a quien yo consideraba mi amigo. Ricardo sabía de mi condición y del efecto que los fármacos me producían y me tenían como atontado. Debido a ello, tenía un horario especial y distinto al resto. Me acostaba un poco más temprano y me levantaba un poco más tarde que los demás. Y en las noches, cuando iba a dormir, Treneman pasaba por mi habitación para leerme sobre la vida de un santo. A Treneman muchos aspirantes lo consideraban como alguien que había alcanzado cierto grado de santidad. Bueno. Luego de leerme, me daba la bendición y me arropaba. En invierno, me envolvía en la frazada, colocando sus manos por debajo de mi cuerpo, enrollándome. Siempre interpreté ese gesto como algo paternal. Pero un día ocurrió una situación extraña. Una noche, Ricardo, como siempre, entró a mi habitación, me leyó la vida de un santo, me arropó, y al momento en el que me encontraba boca abajo, comenzó a tocarme las nalgas. Inmediatamente reaccioné y volteé a mirarlo, extrañado. Él solo atinó a reírse y se fue. Luego de eso, nunca más me volvió a visitar en las noches. Y a partir de entonces me trató como si esa noche no hubiese pasado nada. Ese evento lo anulé de mi memoria hasta que leí una nota en Caretas donde hablaban de posibles inconductas suyas en Brasil”.

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