Política basada en Cristo

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Por Rafael López Aliaga– Alcalde de la Municipalidad Metropolitana de Lima.
En respuesta al artículo “Rebelión en la granjita”, de Mario Ghibellini.
Mi visión de la política se basa en la filiación divina. Todos los seres humanos somos hijos de Dios. Por lo tanto, somos hermanos en Cristo, aunque no lo percibamos. Mi visión social cristiana de la política es justamente proteger la vida, la familia, la libertad, la propiedad privada, la democracia, la opción preferente y fraternal por nuestros hermanos más vulnerables y desarrollar el rol subsidiario del Estado, permitiendo la intervención estatal en sectores económicos con claras ventajas comparativas para la inversión y creación de empleo, abandonados por el sector privado. Casos de éxito de este modelo han llevado a países como Chile a ser potencia mundial en la crianza y exportación de salmón y reforestar y convertir a Chile en el primer exportador de celulosa y madera procesada del mundo.
Asimismo, la eliminación mediante la intervención del Estado de todo abuso de posición monopólica o monopsónica en más de 50 sectores de actividad económica en nuestro país, tales como la actividad de producción de leche y lana. Otro ejemplo exitoso sobre este rol subsidiario del Estado en la economía lo podemos constatar en la Empresa Nacional de la Minería Informal (Enami), también en Chile, que se dedica a solucionar el problema de la minería informal, acopiando, procesando y exportando mineral de origen informal obteniendo un precio justo para el minero artesanal, que se formaliza y deja de sufrir el abuso de los intermediarios.
Estos importantes temas y otros, como la cadena perpetua para funcionarios corruptos, las centrales de compra de productos agropecuarios, la priorización del desarrollo de infraestructura de autopistas, trenes, puertos y aeropuertos en nuestro país, la fusión y reducción de ministerios y gasto corriente en entidades del Estado, son ejes fundamentales de la propuesta legislativa de Renovación Popular, que no ha sido priorizada a la fecha.
Mi participación en la política y, específicamente, como alcalde de la MML está destinada, principalmente, a desterrar la corrupción (empezando por Odebrecht y sus cómplices) en la gestión pública, combatir la desnutrición, la anemia, la falta de agua, la inseguridad ciudadana, la falta de educación de calidad y acceso a la salud, la falta de infraestructura, entre otros fines, que aquejan a nuestros hermanos más vulnerables de nuestra metrópoli.
Asumir esta cruz, dedicando todo mi tiempo y experiencia a la función pública, soportando improperios y difamaciones, tiene un premio muy alto en esta vida: disfrutar de la alegría y felicidad de miles de hermanos míos que, por primera vez, tienen acceso al agua de emergencia, cerca de su casa, que reciben alimentación de calidad a través del sistema de más de 2,300 ollitas comunes, ofrecer patrullaje integrado con la PNP en zonas vulnerables (4,000 motos) este año, la construcción de más de 60 puentes (‘fly-overs’) en avenidas metropolitanas para crear vías rápidas en toda la MML, evitando semáforos e interferencias para el transporte público y privado.
El estatuto de Renovación Popular fue modificado en el Congreso Nacional del 2023, que definió el reglamento de la bancada del Congreso de la República, donde se establece la rotación anual de las vocerías, así como la votación democrática, dentro de la bancada, para fijar la posición del partido respecto de temas de relevancia nacional.
Me siguen sorprendiendo los periodistas y políticos que creen que la política es una forma de ganar dinero y figuración. Reitero: la política es servicio al bien común, especialmente en la atención de nuestros hermanos más vulnerables, castigados por la corrupción y angurria de los “políticos” y periodistas cómplices. Sé que mi trabajo y sacrificio no serán en vano.

Rebelión en la granjita

Porky enfrenta una indignación de proporciones en lo que solía ser su redil

Por Mario Ghibellini– Diario El Comercio.
Allá en el rancho chico, a Porky se le ha armado la pampa. Y decimos chico porque los predios políticos del líder de Renovación Popular nunca fueron vastos. En las elecciones presidenciales del 2021, salió tercero con el 11.75% de los votos válidos, y en las municipales del 2022 obtuvo en la capital un triunfo meritorio, pero no arrollador. En un contexto en el que respaldar su candidatura era la manera más eficaz de expresarle a Pedro Castillo el rechazo que inspiraba su gobierno, alcanzó en Lima –la plaza más hostil al golpista de Chota– el 26.34% de los sufragios: apenas un punto porcentual más que el impracticable Daniel Urresti.
De cualquier forma, el desbarrancamiento de Keiko tras su tercera derrota al hilo y la pérdida de inscripción del PPC, lo colocaron en una posición expectante en el ámbito de la derecha conservadora local. Terraplanistas y ascetas mazamorreros identificaron en él la última esperanza sacra; los liberales, no tanto…
La bancada que su partido llevó al Congreso, sin embargo, comenzó a mostrar signos de desbande desde el principio. A la temprana deserción de Héctor Valer siguieron otras, ya no tan beneficiosas, y por un momento el futuro de la organización política pareció tambalearse. Poco a poco, no obstante, el peligro fue conjurado. El compacto grupo compuesto por los parlamentarios que permanecieron fieles a la causa exhibió disciplina en las votaciones del pleno y, tras su victoria limeña, Porky dio la impresión de haber conquistado la edad de la razón al declarar que no abandonaría su responsabilidad como alcalde para tentar una vez más la presidencia en el 2026 y que propugnaría, más bien, un entendimiento de Renovación Popular con fuerzas afines. La pregunta que muchos se hacían, claro, era cuánto podía durarle ese estado de beatitud. Y la respuesta no se hizo esperar demasiado.

–El motín de los almirantes–

Los primeros síntomas de que la batalla contra los diablos púrpuras, verdosos y azules continuaba en su interior los dio esa costumbre suya de responder a los críticos de su gestión como la poseída de “El exorcista” a los padres Merrin y Karras cuando le echaban agua bendita. Luego, los bandazos en la reubicación de los ambulantes y las demandas de privilegios absurdos, como el de poder desplazarse por la vía del Metropolitano para “cumplir adecuadamente” con su agenda municipal. Y, finalmente, el anuncio de que, después de todo, sí podría presentarse a las próximas elecciones presidenciales. En los últimos días, sin embargo, la cosa se ha desbordado. Mientras, por un lado, ha propuesto establecer en el Centro Histórico un servicio de calesas tiradas por caballos para reducir la congestión vehicular (algo así como instalar catapultas para reforzar la lucha contra el crimen en el Cercado); por el otro, ha producido un éxodo en la bancada de su partido al intentar imponer a sus miembros un nuevo reglamento interno con el que no todos se sintieron satisfechos. Encabezado por los almirantes José Cueto y Jorge Montoya, un pequeño grupo de ellos se ha amotinado y, haciendo saber que no son “sirvientes ni empleados de nadie”, ha puesto tienda aparte, bautizándola “Honor y Democracia”, en sutil insinuación de que eso es lo que echaban de menos en la bancada anterior. En buena cuenta, lo que le está tocando enfrentar estos días a Porky es una rebelión, no digamos en la granja, pero sí en la granjita. Sabemos, sin embargo, que eso a él no lo preocupa, pues en el fondo sigue contando con el respaldo del Pato Lucas y el Gato Silvestre. Y en cualquier momento, quién sabe, se suma a ellos el Gallo Claudio.

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