Por Plinio Esquinarila- Director Diario La Razón
Revisando la sentencia del caso Lori Berenson, está claro que el actual ministro del Interior, Walter Albán, fue pieza clave y principal testigo oficial para que la Corte Interamericana de Derechos Humanos-CIDH condenara al Estado peruano y saliera a favor de la citada emerretista que había adherido temerariamente al accionar criminal del MRTA. ¿Cómo se sentirá la policía antiterrorista que participó en el operativo que terminó en la captura de Berenson al enterarse que su trabajo fue traído abajo por Albán? Y es que desde su interinato en la Defensoría del Pueblo, este señor se encargó de darle, entre el 2002 y noviembre del 2004, todo el andamiaje legal que el caviaraje lo considera doctrina sacra en materia de derechos humanos, cantando y bailando al son de la música que toca la orquesta roja de la Comisión y Corte IDH, con jueces como Antônio A. Cançado Trindade, para quien las terroristas peruanas, en especial las senderistas, eran unas “Juanas de Arco”.
Cançado Trindade fue parte del colegiado de la citada Corte y obvio que para él y otros Berenson era una prototipo de “Juana de Arco”. Y todos apuntaron contra la legislación de emergencia, que se aplica en todo el mundo por razones precisamente de emergencia, a la que había que traerse abajo desde el paniaguato con el apoyo legal de agentes como Albán y otros que se prestaron, por puro odio político, a satanizar la legislación antiterrorista de la autocracia fujimorista. No es que ese paquete legal sea obra de impolutos ni de santos, en tanto obviamente tenía gruesos excesos que se vinieron corrigiendo en el camino, como con la comisión Lanssiers. Pero, mientras hubo autoridades, soldados y policías que dieron sus vidas o quedaron lisiados por la insania terrorista, el señor Albán, como muchos otros, vivían y cobraban de la Defensoría o de la controvertida reforma judicial montesinista para, después de la implosión de dicho régimen, irse veloces a acusarla como una cruel “dictadura” ante la Corte de San José, como ha sucedido en el proceso Berenson.
En todo el alegato del testigo Albán observamos que siempre se presenta como que él daba alternativas al gobierno de Fujimori cuando era defensor interino desde julio de 1996, para la revisión de la referida legislación, so pretexto de adecuarla a las exigencias constitucionales y los tratados internacionales. ¿Dónde están esos documentos? Quisiéramos leerlos. Agrega que la violación de los derechos de los terroristas fue un proceso normativo destinado a la persecución penal, sin ningún tipo de garantías, sin igualdad de armas, avalando un sistema legal y extralegal, no solo de inteligencia, sino de la administración de justicia. El rollo es pues bien conocido, como eso de la rigidez y dureza del sistema penitenciario, limitando el “acceso a la información a través de medios masivos de comunicación” (¿no estarán haciendo lo mismo con el reo Fujimori?), hasta que el 3 de enero de 2003 el Tribunal Constitucional del Perú se trajo abajo todo con el caso Tineo y otros. Y la totalidad de juicios, incluido el de Berenson, debería empezar de nuevo.
En el testimonio de Albán Peralta ni se contenta con el nuevo juicio en la Sala Penal Nacional, sino que insiste con nuevos argumentos a favor de Berenson. A resultas de tanta persistencia, con sus adláteres de ocasión, como Pérez de Cuéllar, la Corte IDH resolvió anular la condena de 20 años de prisión y la reparación civil de 100 mil soles aplicada a la sediciosa, con lo cual se dio la paradoja de que el Estado peruano de juzgador pasó a ser juzgado y sentado en el banquillo de los acusados. Sin comentarios.
Candidatos mintieron en su hoja de vida
Tres de ellos corresponden a Tierra y Dignidad, uno al Partido Humanista y otro a Siempre Unidos.
El Pleno del Jurado Electoral Especial de Lima Centro (JEE-LC) dispuso, en primera instancia, el retiro de cinco candidatos que participan en las Nuevas Elecciones Municipales de Lima Metropolitana de este domingo 24, los cuales corresponden a las listas de Tierra y Dignidad (3), Partido Humanista Peruano (1) y Siempre Unidos (1).
La razón de la exclusión de los postulantes al concejo limeño obedece en todos los casos a haber, supuestamente, consignado información falsa en la hoja de vida que entregaron al JEE-LC al momento de inscribir su candidatura.
En el caso del partido Tierra y Dignidad, se trata de los candidatos Richard Guillermo Nolasco Ayasta, Enrique Pastor Paredes y Marité del Rosario Carmela Bustamante Trujillo.
Por el Partido Humanista Peruano fue retirado José Luis Quinteros Chávez, mientras que por Siempre Unidos, Yuri José Pando Fernández.
Por tratarse de una resolución en primera instancia, las referidas organizaciones políticas tienen la posibilidad de apelar la decisión emitida por el JEE-LC ante el Jurado Nacional de Elecciones (JNE), el cual se pronunciaría en última y definitiva instancia.
Fuente: Jurado Nacional de Elecciones.
Campaña del 2006
Por Ángel Páez y María Elena Hidalgo- Diario La República
Ítalo Ponce es del arma de Material de Guerra y Oswaldo Zapata, el primo de López Meneses, del arma de Inteligencia.
“Me molesta cuando Villafuerte afirma que no conoce a López Meneses porque yo sé que era su amigo. A su edad, no debería mentir. Así como Adrián Villafuerte trabajó con el general César Saucedo Sánchez, yo trabajé tres años con el coronel Villafuerte, cuando yo era capitán. Por eso, al visitar a Óscar López Meneses, él me manda saludos para Villafuerte. Y cuando me lo encontré, yo le dije: ‘Mi coronel, ¿usted conoce a López Meneses? Le envía sus saludos’. También le informé que López Meneses quería hablar con él por teléfono. Yo sí sé que (López Meneses) lo llamaba, pero no sé de qué hablaban. Villafuerte nunca fue al penal pero sí conversaban por teléfono. A mí me consta que hablaban”, declaró Ítalo Ponce.
Ítalo Ponce Montero se sumó a la campaña de su compañero de promoción bajo la promesa de que sería parte de la lista de candidatos al Congreso.
“Pero me tacharon porque era necesario tener seis años de pase al retiro. Yo recién había salido del Ejército. Entonces Ollanta Humala me dijo que lo apoyara y eso es lo que hice. Terminada la campaña, y tras la pérdida de las elecciones, yo me alejé en busca de trabajo”, relató Ítalo Ponce.
VICEMINISTRO VEGA PRESENTÓ RENUNCIA
Iván Vega Loncharich, el viceministro de Orden Interno, dependiente del Ministerio del Interior, presentó su dimisión irrevocable.
Vega fue el coordinador de la nueva estrategia contrasubversiva que logró la muerte de los cabecillas senderistas del Vraem Víctor Castro Ramírez, “camarada William”; Orlando Borda Casafranca, “camarada Alipio”, y de Martín Quispe Palomino, “camarada Gabriel”, hermano de los dirigentes senderistas Víctor y Jorge Quispe Palomino, los “camaradas José y Raúl”.
El ex viceministro concibió la formación de la denominada Brigada Especial Contraterrorista Lobo, que se formaba cada vez que se establecía la ubicación de un Blanco de Alto Valor (BAV). Los agentes de la Dircote y la Dirandro aportaban la inteligencia y las operaciones las ejecutaban las Fuerzas Especiales Conjuntas (FEC) del CCFFAA.
Camioneta del año
Por Miguel Ramírez y Elizabeth Salazar- Diario El Comercio
Teléfonos celulares y una camioneta fueron el aporte del operador montesinista Óscar López Meneses a la campaña de Ollanta Humala, en el 2006. Desde el penal, él hacía llegar los obsequios por medio de Sergio Gallardo Fleming, dueño de la empresa de seguridad Sirius. El mayor EP (r) Ítalo Ponce, promoción de Humala y quien fuera su coordinador de campaña, cuenta cómo se dio esta relación y su amistad con Adrián Villafuerte.
¿Cómo es que ingresa a trabajar con Ollanta Humala en la campaña del 2006?
A fines del 2005 me encontré en un evento con Humala, mi compañero de promoción en el Ejército, que ya estaba en campaña. Le dije que quería pasar al retiro y ver si podía integrar su lista al Congreso. Me derivó con una tal Pilar Gómez y luego me reuní con Carlos Torres Caro, para que me inscribieran como precandidato. Pero yo quería asegurarme una buena posición en la lista al Congreso, fui a la casa de Humala y lo esperé afuera. Allí me encontré con Oswaldo Zapata, de nuestra promoción, que también quería hablar con él.
¿El coronel del Ejército, tío del operador montesinista Óscar López Meneses?
Entonces yo no sabía que Zapata era su tío ni quién era López Meneses. Fue el 9 de diciembre del 2005 cuando lo busqué. Humala me escuchó y me dijo que vería mi caso. Cuando le tocó el turno a Zapata, este le habló de un amigo suyo, llamado Óscar, quien tenía información de reuniones que Humala había sostenido con ciertas personas. Este se enojó, se incomodó mucho, le preguntó cómo [López] sabía de eso.
¿Pero qué fue exactamente lo que sabía Zapata y con qué intención se lo dijo?
No era nada irregular. Dijo saber que se había reunido con trabajadores o había asistido a eventos que se suponían eran reservados. Lo que quería Zapata era decirle: así como Óscar sabe de ti, también puede saber de tus opositores. Humala se tranquilizó y le dijo que se encargara de ese tema, pero Zapata le recordó que estaba en actividad, así que me miró y comentó que mejor lo viera yo.
¿Cuál fue el encargo que le dio Humala?
Así, textual: “Ítalo, coordina con Oswaldo del tema”. Zapata quedó en llamarme y el domingo siguiente fuimos al penal a hablar con el ‘amigo Óscar’”, como le decíamos. Me lo presentó como su sobrino. Fueron unas pocas visitas, las conversaciones eran académicas, teóricas, sobre todo consejos por si llegaba a lanzar mi candidatura.
Es difícil que no supiera quién era López Meneses, más aún si iba al penal a visitarlo…
No supe de él hasta que me lo presentaron, quizá porque estuve destacado en provincias mucho tiempo y no me enteré. Era un tipo instruido, me llamaba por teléfono y conversábamos. Nunca nos dio indicaciones para el partido o alguna información secreta. No era el asesor, como dicen. Iba a verlo porque entendí que era un encargo del presidente. Oswaldo Zapata me lo recalcaba así.
¿Cuál fue el apoyo de López Meneses en la campaña?
En la segunda visita, saliendo del penal, López Meneses dijo que nos iban a dar unos encargos. Un señor nos esperó afuera y le dio a Zapata dos celulares. Uno se lo quedó él y el otro se lo dimos en sus manos a Humala. “De parte del amigo”, le dijimos. Él estaba ocupado, lo recibió y cerró la puerta.
¿Eso fue lo único que recibieron de él?
Yo estaba trabajando en la campaña, en las bases de Pativilca y Huaral, pero el 18 de enero me enteré de que no estaba en la lista porque no cumplía el requisito de haber salido del Ejército con seis meses de anticipación. Humala me pidió que me quedara trabajando en su comando de campaña. Ahí decidí ya no contactarme con López, pero él seguía llamándome. A través de él [López]la empresa Sirius nos donó una camioneta para usarla en la campaña. Primero fue una camioneta de segunda y luego llegó una camioneta 4×4, del año.
¿Una camioneta con chofer y gasolina incluida?
Sí, con todo incluido. El chofer se convirtió en un nexo cuando López Meneses quería enviarnos algo. Él fue quien también me trajo, por orden de López Meneses, un celular moderno para estar comunicado.
¿Le dijo a alguien de eso?
Se lo dije a Adrián Villafuerte, porque él lideraba el comando de campaña. Él era mi jefe. De casualidad nos reencontramos allí.
¿Desde cuándo conoce al ex asesor Adrián Villafuerte?
Al coronel Villafuerte lo conozco desde 1994, cuando fui cambiado a un batallón antisubversivo. Estuve bajo su mando en las actividades que realizamos en universidades de Lima. Luego, cuando él pasó como edecán al Ministerio de Defensa, me llevó con él, hasta 1996.
Entonces eran amigos…
Teníamos una buena relación laboral y, claro, amical. Nuestras familias se conocen.
¿Qué función tenían los dos en la campaña?
Yo trabajaba para Villafuerte. Con él formamos el equipo de organización y estrategias de campaña en provincias y Lima. Viajábamos con Humala y preparábamos los mítines y presentaciones.
¿Qué le dijo Villafuerte de su contacto con López Meneses?
Me preguntó si también podía conseguirle celulares para él. Como López Meneses me llamaba seguido, aproveché y le dije que el coronel Villafuerte también necesitaba teléfonos. Me respondió que no había problema. Al rato llegó un representante de Sirius y cumplió con el encargo.
¿Villafuerte y López Meneses eran amigos?
Se conocían, eso era claro. Nunca hablamos de qué tipo de relación tenían o habían tenido, pero al coronel no le extrañó saber que yo me había comunicado con él.
¿Lo expulsaron de la campaña cuando se enteraron de sus visitas con López Meneses?
No fue así. Es mentira lo que dice el congresista Daniel Abugattás. Cuando salió la publicación periodística diciendo que yo me había reunido con un operador montesinista, me llamó Ollanta Humala, estaba muy molesto. Allí volvimos a tocar el tema de López Meneses. Se enojó demasiado y me pidió guardar perfil bajo en lo que restaba de la campaña. Continué trabajando así, pero de a pocos se fue alejando y no me volvió a llamar al partido.
¿Se enojó pese a que le pidió hacer el contacto?
Es verdad, él sabía que yo me había contactado con López Meneses. Me recriminó y me preguntó a gritos por qué había ido. Le dije: “Pero tú sabías”. ¡Allí se molestó más! No sé si yo malinterpreté lo dicho, porque me pidió coordinar el tema con Oswaldo Zapata y así lo hice. Yo solo cumplí con el encargo que entendí, pero nunca fui mensajero de López Meneses ni nexo entre miembros de la campaña. Él era el que me llamaba e intentaba meterse.
¿Qué supone que ha pasado en este escándalo por el resguardo policial a la casa de López Meneses?
Él es una persona acostumbrada a ufanarse contactarse con poderosos. Esto de las llamadas me recuerda a dos anécdotas que tuvimos en la campaña con él. En una ocasión, López Meneses me llamó haciéndose pasar por un miembro del partido; y en otra, contactó con Fredy Otárola identificándose como el secretario del partido.
El almirante invisible
Por Gustavo Gorriti Ellenbogen- Revista CARETAS
El caso López Meneses se balancea entre el atestado y la picaresca. Es un escándalo con víctimas identificadas más perpetradores hasta hoy desconocidos. Pese a la confusión de los hechos, el ambiente revienta de conjeturas, teorías conspirativas y acusaciones extravagantes.
Lo que está claro, sin embargo, es que aunque hay un delito serio, este es relativamente fácil de investigar, si se quiere hacerlo.
En medio de ello, escuchar a los fujimoristas acusando de ‘montesinistas’ a los legisladores del partido de gobierno fluctuó entre lo surreal y lo francamente esquizofrénico. Y en ese ambiente de crisis política se configuró una huida hacia delante en la que el Gobierno reaccionó con pobres reflejos, deficiente información y declaraciones desafortunadas del presidente Humala.
Por ello, sugiero ordenar primero los hechos para dirigir mejor las preguntas e investigaciones.
¿Quién y cómo dio la orden de custodiar la casa de López Meneses? El primer documento policial es un memorándum emitido el 29 de mayo de 2012 por el entonces jefe de la VII Región Policial, general PNP Aldo Miranda.
La protección debía supuestamente asignarse al domicilio del jefe del Comando Conjunto, almirante AP José Cueto Aservi. Y ese domicilio, tal como consignan desde la primera hasta la última orden de la Policía, era en realidad la casa de Óscar López Meneses.
¿Alguien ordenó al general Miranda esa protección? Según el propio Miranda, a quien la crisis sorprendió en un viaje por Centroamérica, “a mí me llamó el general Salazar y me dijo que me iba a llamar el almirante Cueto para que se le de seguridad a su domicilio … al poco rato me llamó una persona que se me presentó como el almirante Cueto y me dio la dirección de su casa para brindarle la seguridad correspondiente”.
¿Qué seguridad instaló Miranda? El 31 de mayo de 2012, el coronel PNP Carlos Aguilar Reyes, jefe de la división de emergencia, informó haber instalado un ‘servicio de puesto fijo permanente’ en el domicilio del falso Cueto. Destinó un patrullero, el PL-7671.
El ministro del Interior era entonces el general EP (r) Wilver Calle Girón. El jefe de la Policía, ya se ha visto, el general PNP Raúl Salazar.
¿Quién dio, entonces, la primera orden? El jefe de la PNP, Raúl Salazar. ¿Quién anunció una inminente llamada telefónica del falso Cueto? El mismo Raúl Salazar.
Así que está claro que quien sabe qué pasó desde el comienzo es el general PNP (r) Raúl Salazar.
El servicio de seguridad a la falsa dirección del almirante Cueto se prolongó a lo largo de 18 meses, sin que, de acuerdo con los documentos, ninguno de los policías con responsabilidad sobre el tema se hubiera percatado que ahí no entraba ni salía el almirante Cueto, no entraba ni salía su familia, no entraba ni salía ni su mascota; pero sí entraba y salía Óscar López Meneses.
La impostura se agravó en diciembre de 2012, cuando ya habían sacado a Miranda de la VII Región y nombrado al general PNP Carlos Gómez Cahuas como nuevo director.
En dos órdenes sucesivas, la 2594 del 6 de diciembre de 2012 y la 2599, del 7 de diciembre, se ordena reforzar la seguridad “durante las 24 horas en la residencia del presidente del Comando Conjunto ubicado en el jirón Batallón Libres de Trujillo Nº 209, Surco” [sic]. El nuevo dispositivo consistía en “cuatro efectivos” de la comisaría de Surco; “un patrullero del escuadrón de emergencia” y “un patrullero del Suat”.
En abril de 2013, un informe del jefe del Suat, coronel PNP Wálter Arrué indica que el servicio de vigilancia del Suat se inició en diciembre de 2012 “a través de una Orden Verbal [sic] dispuesta por el entonces Director General de la PNP Raúl Salazar Salazar”.
Según el entonces jefe de Arrué, el general PNP Sergio Monar, el informe de aquel fue “elevado” al director de Operaciones Policiales (que estaba entonces a cargo del general PNP César Cortijo y luego a la Dirección General, “sin disponer el retiro de dicho servicio”.
El 4 de octubre de 2013, el coronel Arrué redactó una Hoja de Recomendación, en la que, luego de aseverar “que existe duplicidad de servicio en el domicilio del Presidente del Comando Conjunto de la FFAA Almirante César Cueto Aservi” [sic] pedía que“se Disponga [sic] el retiro del servicio de seguridad que presta el personal de la Dirección Táctica Urbana SUAT-PNP”.
El 9 de octubre, el jefe de Arrué, el general PNP Monar envió la recomendación al director de Operaciones Policiales, general PNP César Cortijo, “retornando” como indica Monar, “dicha documentación a mi despacho sin disponer el repliegue del servicio”.
El general Cortijo está ahora a cargo de las investigaciones criminales de la PNP. Antes de tomar este caso, si lo hace, debe explicar en forma clara y satisfactoria qué conocía y qué no conocía al respecto.
¿Qué queda claro hasta ese momento? 1) Que toda la movilización policial tuvo como origen órdenes “verbales” de Raúl Salazar, quien mantuvo conocimiento y coordinación con quien se presentó como Cueto por teléfono; y, 2) que buena parte del comando policial, incluso policías trejos y especializados en investigación criminal se hizo durante meses el desentendido respecto de un evidente caso de suplantación. Especialmente después de la muerte de los senderistas ‘Alipio’ y ‘Gabriel’, en agosto de este año, cuando el almirante Cueto pidió, esa vez sí, protección policial a su domicilio. ¿A nadie en la PNP se le ocurrió entonces que Cueto no vivía en dos casas?
Estoy seguro que muchos lo sabían, pero que nadie quiso comprarse un problema.
¿Quiénes más tuvieron relación cercana con López Meneses? En el Ejército, varios altos oficiales y más de un ex comandante general. El más cercano fue Paul da Silva, a quien, con la colaboración del gobierno regional del Callao, López Meneses le regaló un sauna en la comandancia general.
La fuerza e influencia de López Meneses durante el fujimorato está bien documentada. Ya entonces varios militares, entonces jóvenes, hoy maduros, le agradecieron por sus ascensos. Lo que está todavía por describirse con generoso detalle son las relaciones de López Meneses con la dirigencia aprista. Se ha mencionado a Agustín Mantilla (uno de los pocos que no se hace problemas en reconocer su amistad), a Mercedes Cabanillas, a Luis Gonzales Posada, pero muy poco o casi nada a José Antonio Chang, viejo conocido de la universidad San Martín. Es que cuando uno es académico, no hay nada que hacer.
Walter Albán defendió a Berenson
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