Sor Marije Kaleta

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Marije Kaleta, bendecida por el Papa Francisco tras relatarle su testimonio durante el viaje papal a Albania en 2014.

La heroína que bautizó en secreto a numerosos niños en la Albania comunista

Durante la noche del 1 al 2 de enero de este nuevo 2022 falleció la hermana María Kaleta, una religiosa que sin pretenderlo representó un símbolo de profunda fe, valentía y resistencia durante los años más duros del régimen comunista de Enver Hoxha en Albania.
Esta religiosa franciscana estigmatina ha muerto a los 92 años en su convento de Shkodër, y durante los años de hierro del comunismo desde la clandestinidad bautizó a numerosos niños con el agua del río, entre ellos hijos de muchos comunistas, también guardó en secreto el Santísimo Sacramento y llevaba con cautela la comunión a los católicos clandestinos. Se jugó durante años la vida para llevar el Evangelio en medio de la oscuridad y la persecución.
Sor María Kaleta representa un testimonio luminoso y silencioso, aunque su heroísmo fue conocido tras comentar al Papa Francisco durante su viaje a Albania en 2014 su valiente labor evangélica durante el régimen de Hoxha. Su testimonio impactó de tal manera al Santo Padre que incluso años después la ha citado “un buen ejemplo de cómo la Iglesia puede ser una madre”.
Esta religiosa contó entonces al Papa que desde muy jovencita sentía la “llamada del Señor aun sin saber todavía lo que significa ser religiosa”. Era hija única y vivía con sus padres, pero siempre encontró el consejo y el apoyo de su tío sacerdote, gracias al cual pudo “emprender este camino”. En este momento, su tío está en proceso de canonización.
Durante siete años sor María estuvo en el convento de las hermanas franciscanas estigmatinas, pero debido al régimen comunista tuvo que abandonarlo y regresó a casa. Ahí empezó a asistir a su tío sacerdote, que estaba encarcelado.
Tras la muerte de sus padres, esta mujer contaba que logró “mantener viva la fe en el corazón de los fieles aunque de manera clandestina. El Señor me ha regalado tanta fe que he podido ayudar también a otros bautizados, no sólo a los niños de los pueblos sino también de aquellos que se acercaban a mi puerta y sólo después de haber tenido la certeza que no me habían denunciado”.
Un caso que nunca olvidará fue el que le ocurrió volviendo del trabajo. “Por el camino sentí que una voz me llamaba, era una mujer con una niña en brazos que llegó corriendo y me pidió bautizarla”. En ese momento, era ya laica porque tuvo que dejar el convento y además confesaba que “tenía miedo porque sabía que era la mujer de un comunista y le dije que no tenía con qué bautizarla porque estábamos en la carretera, pero por el gran deseo que tenía me dijo que en el canal cercano había agua, yo le dije que no tenía con qué tomar el agua, pero ella insistía que yo bautizase a su niña. A continuación viendo su fe me quité el zapato que era de plástico y con él tomé el agua del canal y la bauticé”.
Entre las personas que bautizó durante los años del régimen estaba el ahora obispo de la diócesis de Sapë, en el noreste del país, monseñor Simon Kulli.
Pero no sólo bautizó a numerosos niños de manera clandestina sino que durante aquel tiempo de persecución y con escasez de sacerdotes pudo guardar el Santísimo Sacramento en su casa para “llevarlo a personas enfermas y a punto de morir”.
He prestado un servicio religioso que tampoco yo sé cómo lo he hecho. Cuando pienso en ello me pregunto cómo hemos podido soportar tantos terribles sufrimientos, pero sé que el Señor nos ha dado la fuerza, la paciencia y la esperanza”, recalcaba esta religiosa ante el Papa.
El Señor me ha recompensado por todos mis sufrimientos, incluso aquí en la tierra. Después de los años del régimen, las iglesias reabrieron y tuve la suerte de convertirme en religiosa, un deseo común a muchos otros sacerdotes y monjas”, dijo la hermana Kaleta en el testimonio de 2014 en la Catedral de Tirana, frente al Papa. Ahora ya descansa en paz tras haber servido fielmente a Dios y su Iglesia aquí en la tierra.
Fuente: www.religionenlibertad.com
El Papa Francisco escucha a la Hermana Marije Kaleta hablar en la Catedral de San Pablo de Tirana, Albania, el domingo 21 de septiembre de 2014 | Captura de pantalla del canal de YouTube de Vatican NLa hermana Marije Kaleta ha fallecido a los 92 años en su convento de Shköder.

Fallece religiosa que bautizaba bebés en secreto en medio de persecución comunista

Por Diego Lopez Marina- ACI Prensa.
La religiosa albanesa Marije Kaleta, que inspiró al Papa Francisco por su valiente demostración de fe al bautizar bebés en medio de la persecución comunista, murió a la edad de 92 años el domingo 2 de enero.
La monja también arriesgó su vida para llevar la Sagrada Comunión a los enfermos y moribundos bajo el régimen del dictador Enver Hoxha, cuyo gobierno comunista destruyó iglesias y martirizó a los católicos en su esfuerzo por crear un estado ateo.
Albania es un país de 2.8 millones de habitantes en la península balcánica del sureste de Europa, bordeado por Montenegro, Kosovo, Macedonia del Norte y Grecia. Estuvo bajo el régimen comunista desde la década de 1940 hasta 1992.
Durante un encuentro con el Papa Francisco en Albania en 2014, la religiosa de la Congregación de las Hermanas Estigmatinas compartió la historia de cómo bautizaba a los bebés en secreto durante este tiempo de persecución.
El Papa Francisco quedó tan conmovido por la historia de Kaleta que la mencionó en una homilía cuatro años después como “un hermoso ejemplo de la Iglesia como madre”.
Bauticé no solo a los niños de los pueblos, sino también a todos los que se presentaron en mi puerta”, dijo Kaleta al Papa en la Catedral de San Pablo de Tirana, capital de Albania.
Recordó que una vez, cuando se dirigía a su casa, escuchó una voz detrás de ella. “Era una mujer con una niña en brazos que vino corriendo hacia mí y me pidió que la bautizara”, contó.
La religiosa dijo que sintió algo de miedo porque sabía que esa mujer era comunista.
Le dije que no tenía con qué bautizarla porque estábamos en el camino, pero expresó tanto deseo que me dijo que había un canal con agua cerca”, relató.
Le dije que no tenía con qué recoger el agua, pero ella insistió en que bautizara a esa niña, y viendo su fe, me quité el zapato, que era de plástico, y lo llené con agua del canal y la bauticé”, añadió.
Marije Kaleta nació el 10 de noviembre de 1929 en Nënshat, en el norte de Albania. Sintió la llamada a la vida religiosa a una edad temprana. Gracias a la ayuda de su tío, que era sacerdote, encontró su vocación en las Hermanas Estigmatinas.
Ingresó al convento en la década de 1940, sin saber en ese momento que tendría que esperar casi 50 años antes de poder hacer sus votos perpetuos.
El régimen comunista la obligó a regresar a casa de sus padres siete años después de ingresar al convento. Tras la muerte de sus padres, vivió sola y aprendió “a mantener viva la fe en el corazón de los fieles, aunque en secreto”.
Gracias al consentimiento de los sacerdotes, guardé el Santísimo Sacramento en un gabinete en mi casa y lo llevé a los enfermos y moribundos”, dijo.
Kaleta pudo hacer sus votos perpetuos en 1991, cuando el régimen comunista estaba llegando a su fin en Albania.
Cuando pienso en ello, me pregunto cómo pudimos soportar sufrimientos tan terribles, pero sé que el Señor nos dio fuerza, paciencia y esperanza”, dijo.
El Señor dio fuerza a los que llamó, de hecho me ha pagado todos mis sufrimientos aquí en la tierra”, agregó, y afirmó que “tuvo la fortuna de convertirse en religiosa”.
La hermana Kaleta murió el 2 de enero de 2022 en su convento en Shkodër, al norte de Albania.

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