Caridad y misericordia

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Misericordia

Por Antonio Elduayen Jiménez CM
Uno no sabe por qué, pero Dios, que es tan justo como misericordioso, ha querido mostrársenos en esta vida, más misericordioso que justo. Así es y así lo ha venido manifestando, para nuestro bien, con palabras y hechos, a lo largo de nuestra historia. Al respecto, la Palabra de Dios es terminante, tanto en el Antiguo Testamento como, sobre todo, en el Nuevo, con Jesucristo. Lo prueba, por ejemplo, el evangelio de este domingo (Lc 15, 1-32), que, con sus tres parábolas, nos muestra la primacía de la misericordia de Dios y de Jesucristo para con nosotros. De su misericordia y de las características de esta misericordia, tantas y tales que si no fuera el mismo Jesús quien nos las cuenta, no lo creeríamos. Pero a Dios gracias, ahí está lo que Él nos dice, identificándose con un pastor que perdió una oveja, con una mujer que perdió una moneda y con un padre que perdió un hijo…
En términos diferentes, cada una de estas parábolas contiene los mismos elementos. Hay una pérdida (de una oveja, una moneda, un hijo, que nos representan a nosotros); hay una búsqueda (acuciosa y esperanzada); hay el encuentro (tranquilizador y gozoso); y hay un compartir (con los amigos, la alegría del hallazgo y de la recuperación). Dicho así, tan esquemáticamente, la cosa suena fría, por eso les invito a releer las tres parábolas para sentir la pena y la angustia (de la pérdida y la búsqueda), y la emoción y el alborozo (del encuentro y la ulterior celebración). Por otro lado, cada uno de estos aspectos es importante en sí mismo y contiene muy buenas enseñanzas. Tanto que se los usa mucho en Retiros Espirituales y Jornadas, sobre todo la parábola llamada del Hijo Pródigo, invitando a la reconciliación y la confesión.
Ciertamente son muchas las enseñanzas que podemos sacar de estas parábolas, pero habrá que resaltar y retener ante todo las que Jesús quiso darnos: 1. que Dios Padre y el mismo Jesucristo nos aman entrañable e incondicionalmente, más allá de nuestros méritos y deméritos; y 2. que Su misericordia se inclina a favor de “los alejados” y “los pecadores”, aunque nos quieran a todos. No he venido a llamar a los justos sino a los pecadores (Mt 9,13; Mc 2,17; Lc 5,32), fue la respuesta en parábolas que dio Jesús a quienes le criticaban que se juntaba y comía con los pecadores. “Parábolas de la misericordia” las llamamos, y será bueno recordar que la palabra misericordia quiere decir “corazón compasivo” e incluye las dos palabras más hermosas de la lengua: amor y perdón. Justamente las dos palabras clave de la parábola del Hijo y del Padre Pródigos.
Entre las otras enseñanzas que se desprenden de la parábola del Padre Pródigo, quiero destacar estas dos: 1. el valor y la importancia de la persona humana, más allá de las circunstancias naturales, económicosociales, espirituales y aún morales, que pudieran rodearle. Dios ama a la persona por sí misma y hace lo imposible para mostrarle su amor misericordioso. 2. El valor y la importancia de la reconciliación, que supone la conversión, y del perdón, que termina en abrazo y fiesta.
Misericordia
El cardenal peruano Juan Luis Cipriani calificó de “ingenuo” al prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, Gerhard Müller, por intentar propiciar un acercamiento entre el Vaticano y la Teología de la Liberación.
Müller es “un buen alemán, buen teólogo, un tanto ingenuo”, estimó el arzobispo de Lima, primer purpurado del Opus Dei en América Latina y crítico de la Teología de la Liberación.
El arzobispo alemán propició la reunión entre el Papa Francisco y el sacerdote dominico peruano Gustavo Gutiérrez, considerado el padre de la Teología de a Liberación.
“Mi lectura (de esa reunión) es que (Müller) ha querido acercarse a su amigo (Gutiérrez), a quien le tiene cariño, a quien quiere de alguna manera ayudar a rectificar e insertarse en la iglesia católica”, señaló Cipriani durante su programa semanal “Diálogos de Fe” en Radio Programas del Perú.
La reunión, revelada el jueves por el Vaticano, “está siendo utilizada” para describir un acercamiento con una corriente teológica que hizo “daño a la iglesia”, afirmó Cipriani, cabeza visible del ala más dura de la iglesia católica en la región.
Según Cipriani, mientras Joseph Ratzinger era prefecto de la Fe, es decir el guardián de la ortodoxia del Vaticano, le exigió a Gutiérrez en 1984 y 1986 “rectificar dos de sus libros: ‘Teología de la Liberación’ y ‘La Fuerza de los Pobres’, que hicieron daño a la iglesia”.
“Si ahora se ha rectificado no lo sé”, dijo el cardenal peruano.
Sin embargo, según Müller, aunque Ratzinger criticó la Teología de la Liberación en sus documentos doctrinales, también reconoció intuiciones justas, principalmente la preferencia por los pobres.
El profesor estadounidense Jeffrey Klaiber, historiador de religiones en la Universidad Católica de Perú, dijo a la AFP que la reunión “es un nuevo y gran paso para recuperar de las sombras a la Teología de la Liberación”.
Klaiber destacó que “esta teología fue revisada y aprobada por Benedicto XVI pero luego fue marginada”.
La reunión del Papa con Gutiérrez marca el punto más alto de lo que se considera la rehabilitación de la Teología de la Liberación, corriente nacida en América Latina en los años 1970 y combatida por el Vaticano.
El enfrentamiento entre el Vaticano y la Teología de la Liberación data del pontificado de Juan Pablo II, quien en 1979 declaró que “una concepción de Cristo como político, revolucionario, como el subversivo de Nazaret no corresponde a la catequesis de la Iglesia“.
El papa Francisco, defensor de una Iglesia de los pobres, siempre ha sido crítico con estos teólogos por las mismas razones que su predecesor.
Gutiérrez dijo esta semana que las acciones del “Papa Francisco le recuerdan mucho al papa Juan XXII”, quien convocó al Concilio Vaticano II que impulsó cambios y la modernización de la iglesia en la década de 1960.
Gutiérrez nunca ha sido censurado ni sancionado por el Vaticano a diferencia de lo que pasó con teólogos brasileños, como Leonardo Boff.
Fuente: AFP.
Koinonía Eclesial
Por María Elena Castillo- Diario La República
El encuentro producido esta semana en Roma entre el papa Francisco y el sacerdote peruano Gustavo Gutiérrez, considerado el padre de la Teología de la Liberación, es un símbolo importante de una Iglesia inclusiva, que escucha las voces de todos y está cada vez más preocupada por los pobres.
No fue un encuentro casual. El padre Gutiérrez estuvo invitado a concelebrar primero la misa a la que asiste el Sumo Pontífice, en la residencia de Santa Marta. No muchos han podido compartir este ámbito tan personal.
Al finalizar la celebración eucarística, el Papa se reunió con el sacerdote peruano en privado, lejos de las cámaras, como lo harían dos buenos amigos.
Días antes, el padre Gutiérrez había presentado la edición en italiano del libro De parte de los pobres. Teología de la liberación, teología de la Iglesia, que hace casi una década escribió con el hoy prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe del Vaticano, Monseñor Gerhard Ludwig Müller.
Con ese motivo, el sacerdote peruano dijo en una entrevista al diario La Stampa, de Milán: “La Teología de la Liberación no hace más que hablar del Evangelio: la preocupación de la Iglesia por los más pobres”.
Precisamente, desde que el papa Francisco asumió el pontificado ha tenido un insistente discurso sobre la necesidad de acercar la Iglesia a los pobres como parte de las enseñanzas de Jesucristo.
Asimismo, tres días antes de la presentación del libro de Gutiérrez y Müller, el diario L’Osservatore Romano, órgano oficial del Vaticano, publicó en su página central las reflexiones que contiene el documento.
Una cobertura de esta magnitud sobre un tema que ha sido polémico no puede hacerse sin la autorización o sugerencia del mismo Sumo Pontífice, lo que muestra la política de apertura del pontificado.
Importante aclaración
El ex presidente de la Conferencia Episcopal del Perú monseñor Miguel Cabrejos ha calificado el encuentro entre el papa Francisco y el padre Gutiérrez como una muestra de la coincidencia que existe en el mensaje de ambos, en su preocupación por la gente más humilde y necesitada.
Sostuvo que en el 2006 quedó zanjada cualquier duda que tuvo la jerarquía eclesiástica con respecto al pensamiento de la Teología de la Liberación.
Refirió que ese año, el secretario de entonces de la Congregación para la Doctrina de la Fe, monseñor Angelo Amato, le envió una carta señalando que mediante el artículo “Koinonía Eclesial” el padre Gutiérrez aclaró “los puntos problemáticos en algunas de sus obras” y pidió que sea ampliamente difundido.
De acuerdo con la nota adicional que envió monseñor Amato, en octubre de 1995 la Congregación  que dirige solicitó al sacerdote peruano un artículo sobre la eclesiología de sus obras debido a ciertos “abusos pastorales” que aparecieron a partir de “una Teología de la Liberación mal entendida“.
El documento señala que –tras varias idas y venidas– el examen al que fue sometido el artículo resolvió, en el 2004, que “no había objeción teológico-pastoral” al trabajo del padre Gutiérrez.
“Se hizo el pedido para que el padre pudiera explicar su trabajo, pues él es el fundador de la Teología de la Liberación, pero ha tenido seguidores, algunos de los cuales no entendieron bien sus postulados“, dijo Cabrejos, quien recordó que en esa oportunidad se imprimieron 5 mil ejemplares que fueron distribuidos entre obispos y congregaciones religiosas en todo el país.
Críticas del cardenal
Por su lado, el cardenal Juan Luis Cipriani aprovechó su programa radial “Diálogo de Fé” para criticar la Teología de la Liberación, la que, en su opinión, ha hecho mucho daño.
Indicó que parece que hay una “nueva primavera de Gustavo Gutiérrez“.
Comentó que “su amigo”, monseñor Müller –actual prefecto de la Doctrina de la Fe y a quien calificó de “buen teólogo, un tanto ingenuo”– motivó el encuentro con el Papa para ayudarlo.
Sin embargo, hay que recordar que monseñor Muller fue nombrado por el papa Benedicto XVI como editor de sus obras y luego ratificado por el papa Francisco como la primera autoridad para vigilar la pureza de la Doctrina de la Fe en la Iglesia universal.
Cipriani hizo referencia a dos “instrucciones” enviadas en los años 80 por monseñor Joseph Ratzinger, mucho antes de ser Papa, pero no mencionó que posteriormente se reunió personalmente con el padre Gutierréz y reconoció el valor de su trabajo, encuentro que no se difundió en el Perú.
Una Iglesia pobre y para los pobres
Poco después de la elección del cardenal argentino Jorge Bergoglio como nuevo Papa, el padre Gustavo Gutiérrez exhortó a los católicos a hacer realidad el sueño del Sumo Pontífice de tener una “Iglesia pobre y para los pobres”:
“¿Estamos, como cristianos y como Iglesia, dispuestos a morir a nuestras propias ventajas y a ciertas consideraciones sociales por solidaridad con los más pobres, en los que encontramos a Jesucristo, muerto y resucitado por todos?”, escribió en su artículo por Semana Santa.
“Si no es así, aunque hayamos pasado por la Semana Santa, ella no habrá pasado por nosotros”, sentenció.

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