León Buenaventura de Uriarte Bengoa
Por Adolfo Díez Bartolomé OFM- Real Academia de la Historia.
Uriarte, Buenaventura. Ceánuri (Vizcaya), 28.I.1891 – Lima (Perú), 21.I.1970. Franciscano (OFM), misionero, teólogo, obispo de Madaura, vicario apostólico de San Francisco Solano del Ucayali en 1940.
A los quince años viajó a Perú y profesó en 1908, siendo ordenado sacerdote el 15 de abril de 1917. Al año siguiente, fue elegido superior provincial de San Francisco Solano, cargo en el que fue reelegido en 1931 y 1937. Profesor de Teología, Hebreo y Sagradas Escrituras en Arequipa en 1921, fue el primer rector del Colegio de Charcas (Bolivia). Visitador de la Orden Franciscana en Ecuador (1934) y Argentina (1939). En 1940 por sus relevantes méritos -famoso ya tanto en Perú como en España- fue nombrado obispo de Madaura y vicario apostólico de San Francisco Solano en la provincia peruana de Ucayali. Cuatro años después, el gobierno peruano le encomendó un estudio sobre la situación social, cultural y humana de esa región, presentando Uriarte un ejemplar informe. Realizó un incansable trabajo pastoral y de promoción humana: visitó once veces su vicariato (más de 200.000 km2), fundó escuelas, talleres diversos, puestos de atención sanitaria.
Como teólogo, participó en congresos marianos y eucarísticos, y escribió obras de carácter teológico y pastoral hasta su muerte el 21 de enero de 1970.
Obras: Cartas pastorales; artículos en Florecillas de San Antonio; “La Montaña del Perú, estudio étnico-geográfico”, en Boletín Geográfico de Lima (1938).
Bibliografía: Dionisio Ortiz, Reseña histórica de la montaña del Pangoa, Gran Pajonal y Satipo, Lima, Editorial San Antonio, 1961; Boletín de la Real Sociedad Vascongada de Amigos del País, XXV (1976), pág. 309; Efemérides de la Provincia de San Francisco Solano y sus misiones, Lima, s. f., n.os 62 y 76; C. Milla Batres (ed.), Diccionario histórico y Biográfico del Perú, Lima, Milla Batres, 1986 (2.ª ed.); http://www.euskomedia.org/aunamendi/ 130999 (consulta, 1 de febrero de 2013).
Monseñor Julio Ojeda Pascual OFM
Hijo de Elías y María, nació en tierras de Monasterio de Rodilla, provincia de Burgos, España, un 12 de abril de 1932: fue bautizado con el nombre de Julio.
Al terminar sus estudios de primaria quiso ser religioso franciscano, sacerdote y misionero en el Perú e ingresó en el colegio Seráfico de Anguciana. Allí afianzó sus estudios y su vocación y vino al Colegio Seráfico del Callao, donde cursó los estudios medios y clásicos.
En Santa María de los Ángeles, Lima, vistió el hábito el 22 de abril de 1948, hizo el noviciado y profesó de votos simples el 25 de abril de 1949. Subió al convento de Ocopa donde culminó sus estudios clásicos, filosóficos y teológicos. Da el sí definitivo a Dios y a la orden profesando de votos solemnes el 14 de octubre de 1953. Se entrega a su formación sacerdotal y misionera. El 6 de enero de 1957, Monseñor Juan Landazuri Ricketts, le ordena sacerdote en Ocopa.
Formador, misionero en Requena y Provincial
Aprovechado discípulo a lo largo de su carrera y piadoso, no es de extrañar que sus superiores le eligieran para profesor en el Estudio provincial de Ocopa enseñando Derecho Canónico y Teología Moral, con acierto y aceptación de sus alumnos. Con esta experiencia, en el deseo de tener profesores titulados, sus superiores optaron porque estudiara en la Universidad Católica de Lima. Y allí el Padre Julio hubo de frecuentar las aulas de Geografía e Historia, al paso que dictaba clases en el Colegio Seráfico del Callao.
Monseñor Odorico Sáiz, Vicario Apostólico de Requena, le llevó a su sede y por sus conocimientos canónicos, prudencia y óptima voluntad le nombró Canciller, Vicario episcopal de religiosas, director de la revista del Vicariato “Antorcha Ucayalina”. De acuerdo con el Obispo organiza asambleas a nivel vicarial, así como las asambleas regionales.
En el Vicariato de Requena, viene a ser la tropa ligera que en cualquier momento que ocurre una baja en una misión ahí está él con su mochila a la espalda, o subiendo en el peque-peque, dispuesto a servir. Y llegado al lugar, con la habilidad manual que tiene, lo mismo arregla una tubería, que pone el desagüe, instala la luz eléctrica o arregla una cocina, pone una puerta, etc. Y lo hace con tal naturalidad, como si no hubiese pasado nada.
Ya con su grado de Bachiller, es enviado de profesor y maestro de los Seráficos de Anguciana (España): trabajó con empeño e ilusión en la formación intelectual, humana y religiosa de sus alumnos.
Años después fue destacado al Perú y optó por el Vicariato Apostólico de Requena. Enseñó en Genaro Herrera; pero su vocación era la evangelización.
A todo esto acompaña su buen humor, discreción, bondad y servicialidad que se hace querer de los fieles, de las religiosas y religiosos y de todos los misioneros o agentes de pastoral. Y, no se diga, de su Obispo.
Primero es elegido Definidor provincial y en Febrero de 1981, Ministro Provincial de la Provincia Misionera de San Francisco Solano del Perú y de la Custodia de España.
Visitaba frecuentemente los conventos. Participó en múltiples reuniones de superiores, formadores, encuentros y el VIII Centenario del nacimiento de San Francisco de Asís. Junto con la observancia de la vida religiosa atendió a la prioridad de las vocaciones. Funcionó el noviciado y el postulantado del año 1982 al 1987. Supo trabajar en equipo con sus definidores. Realizó varias obras materiales en la Provincia y fomentó bastantes publicaciones.
Tercer Obispo Vicario Apostólico de San Ramón
El 24 de enero de 1983 fallece en Lima Monseñor Luis Maestu, Obispo Vicario Apostólico de San Ramón por una embolia cerebral sufrida el 12 del mismo mes en San Ramón. Conforme a las normas jurídicas, quedó al frente el pro-Vicario Daniel Córdova Guzmán OFM.
Después de cuatro años de “sede vacante”, el 31 de marzo de 1987. Monseñor Julio Ojeda Pascual OFM era preconizado Obispo Vicario del Vicariato Apostólico de San Ramón y el 5 de julio recibe la Ordenación Episcopal en la Catedral de San Ramón a manos de Su Eminencia Juan Cardenal Landázuri Ricketts y toma posesión de la sede.
Asumió su papel en condiciones difíciles. Fue testigo de momentos dolorosos de muerte y sangre del Pueblo de Dios. Con prudencia y tolerancia, supo ir entrando en la dinámica de una vida y acción misionera que exigía en esos momentos personal y ayuda.
Continúan los problemas con Sendero Luminoso y el MRTA. El 27 de septiembre de 1990 fue asesinada en La Florida la hermana María Agustina Rivas (“Aguchita” de cariño). Siguieron los actos de violencia en Cutivireni y Puerto Ocopa, por citar los más saltantes. No fueron sucesos agradables, pero sí, momentos de sentir que se acompañaba al Pueblo de Dios. Pasaron esos días y el entusiasmo y la esperanza volvieron, aunque no para todos. Monseñor Julio se preocupó de defender la vida de sus misioneros y misioneras, así como de acompañarlos, en la medida de sus posibilidades. Él mismo, vio peligrar su vida en más de una ocasión.
Reorganizó el servicio de Caritas. Apoyó el trabajo pastoral de formación de catequistas y profesores de Educación Religiosa en el Centro de Formación Pastoral “Paz y Bien”, iniciado en 1984; la escuela de Animadores Cristianos en Quillazú y el centro intercultural “Nopoki” en Atalaya. Se promueve la Infancia Misionera y la Pastoral Juvenil. La fundación de las emisoras “San Francisco Solano” y “San Antonio de Padua”. Se construyen o concluyen templos y capillas. El Padre Joaquín Ferrer OFM emprende la obra de la “Aldea del Niño” en Mazamari para la niñez nativa de la zona.
Ordenó varios sacerdotes diocesanos y reforzó la promoción vocacional fundando el Seminario Menor “Padre Pío Sarobe” en la parroquia de Villa Rica. Asimismo, intentó promover y reforzar la pastoral Nativa en el Vicariato con estos dos objetivos:
– Apoyar todo lo que fortalezca la vida física y cultural de los pueblos indígenas.
– Propiciar la formación y animación de comunidades cristianas indígenas.
Después de varios intentos, consiguió del Santo Padre el nombramiento de un Obispo Coadjutor: Monseñor Gerardo Zerdin OFM. La Bula apostólica está firmada el 22 de diciembre de 2001.
Obispo Emérito de San Ramón
Un año después nos sorprendió con la noticia de que la Santa Sede había aceptado su renuncia. Inmediatamente le llovieron varias “ofertas”, pero aceptó la petición de Monseñor Gerardo para ayudarle en el Vicariato como Vicario General. Primero apoyó a la parroquia de Pichanaki y después regresó a San Ramón para atender la nueva Parroquia de “Nuestra Señora de la Asunción” de Yurinaki. Como siempre, acompañó el trabajo pastoral con los trabajos materiales, concluyó la Iglesia parroquial, construyó la casa parroquial y la capilla de Puerto Victoria, ayudó a concluir y mejorar otras capillas, así como varias casitas para ancianos indigentes y otras obras sociales.
Su salud se iba deteriorando, aunque él no se quejaba. El 12 de abril del 2010, día de su cumpleaños, era operado de hernia en Lima. Desde ahí todo se fue complicando, primero el hígado y después la rotura de cadera. Sin perder su sentido del humor, lo hemos visto sufrir como otro siervo doliente que dice con San Pablo “suplo en mi carne lo que falta a la pasión de Cristo”.
El día 28 de abril de 2013, a las 7 de la noche, entrega su alma a su Creador, en la enfermería de los Padres Descalzos de Rímac.
Fuente: Vicariato Apostólico de San Ramón.