Consagración al Inmaculado Corazón de María

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Consagracion

Por Antonio Elduayen Jiménez CM
¿Qué es para nosotros el agradecimiento? ¿Le damos mucha importancia? ¿Somos agradecidos? Son preguntas que hago motivado por el evangelio de hoy (Lc 17, 11-19), en el que Jesús sana a 10 leprosos, de los cuales sólo uno y éste extranjero, supo ser agradecido. Y los otros nueve ¿dónde están?, preguntó Jesús evidentemente decepcionado. Le llamó la atención el alto porcentaje de los desagradecidos (90/100 %) y no dio como válidas sus tácitas excusas: ser israelitas (de la familia, diríamos hoy), estar cumpliendo órdenes (del mismo Jesús) y tener necesidad urgente de contar con el certificado de salud (que daban los sacerdotes). Es decir, que el ser agradecidos y el mostrar agradecimiento están por encima de toda otra consideración.
Es lo que, por otra parte, enseña la Biblia. Como palabra, gesto, actitud y forma de vida, el agradecimiento traspasa las Escrituras y debiera traspasar toda nuestra vida. Dar gracias a Dios con himnos y cantos, ofrecerle sacrificios de acción de gracias (Lev 7,  Lc 22, 19-20=la Eucaristía), alabarle y contar sus maravillas (como Jesús, Jn 11,41), ser una alabanza permanente para Dios (tal María, Lc 1, 46), es lo que Dios espera del hombre, por ser su creador y redentor. Y es lo que, por diferentes motivos y en proporcional medida, el hombre debiera ser para el hombre. Dar gracias (sentir y mostrar agradecimiento) por los favores recibidos y darlas aunque las cosas se reciban como “debidas” (por venir de los padres y de los funcionarios), pues siempre habrá un detalle, una amable palabra, etc., que agradecer.
Añadamos que no basta con decir ¡gracias!, ¡muchas gracias!, como un cumplido o como muestra de buena educación o, aún peor como disimulo de despecho. El dar las gracias con sinceridad debiera llevar a estrechar lazos de unión y de amistad, a poner de relieve los valores del otro, a crear empatía y simpatía. Como solemos decir, agradecer no cuesta nada y, al contrario, atrae sobre quien agradece toda clase de favores y bendiciones. La sociedad y el mundo irían mucho mejor si la palabra atenta y amable, la sonrisa, el apretón de manos, el deseo de lo mejor para el otro, etc. brotasen más espontánea y frecuentemente de nuestros corazones. Hay que ser agradecidos con Dios, con la Iglesia, con las personas, con la vida (¡gracias a la vida que me ha dado tanto!) y con la naturaleza, No olvidemos que el agradecimiento es la memoria del corazón y la flor más bella del amor.
10 leprososTodo es gracia de Dios y, por nuestra parte, todo debiera ser gracias a Dios. Al respecto no me resisto a copiarles estos versos de un himno de la Iglesia, que les invito decir muchas veces: “Gracias, Señor, por la aurora;/gracias por el nuevo día;/gracias por la eucaristía/ y gracias por nuestra Señora./ Y gracias por cada hora/ de nuestro andar peregrino./ Gracias por el don divino/ de tu paz y de tu amor;/ la alegría y el dolor,/ al compartir tu camino./ Gloria al Padre, gloria al Hijo,/gloria al Espíritu Santo,/ por los siglos de los siglos, Amen”. Para terminar, permítanme recordarles que Jesús y la Iglesia han institucionalizado la acción de gracias en la Eucaristía. ¿Quieres ser hombre/mujer agradecido de verdad? Sé hombre/mujer eucarístico de verdad.
BeatificacionPapa pide imitar a los 522 mártires
El Papa Francisco ha pedido imitar a los mártires porque “siempre hay que morir un poco para salir de nosotros mismos, de nuestro egoísmo, de nuestro bienestar, de nuestras perezas” y ha animado a ser cristianos “con obras y no de palabras” y no ser “mediocres, barnizados, pero sin sustancia”.
En una alocución de tres minutos grabada en vídeo para la beatificación de 522 religiosos asesinados durante la Guerra Civil que se celebra hoy en Tarragona, el Pontífice ha puesto el ejemplo de estos mártires que imitaron a Jesucristo y ha insistido en la necesidad de “abrirnos a los demás, a los que más necesitan”.El Papa se ha dirigido en castellano a los más de 20.000 asistentes a la macrobeatificación de Tarragona para unirse “de corazón” a la celebración de la proclamación de los beatos mártires que son, según Francisco, “cristianos ganados por Cristo, discípulos que han aprendido bien el sentido de aquel amar hasta el extremo que llevó a Jesús a la cruz”.
“No existe el amor por entregas, el amor en porciones. El amor total; cuando se ama, se ama hasta el extremo”, ha dicho el obispo de Roma, que no ha pronunciado ninguna palabra en catalán ni ha hecho referencia a la polémica suscitada por la beatificación en algunos sectores que han reclamado a la Iglesia católica que pida perdón por su papel en el franquismo.
El Papa ha recordado que Jesucristo murió en la cruz sintiendo “el peso de la muerte y del pecado” y que “se confió enteramente al padre y ha perdonado”.
“Los mártires lo han imitado en el amor hasta el final”, ha añadido.
El Pontífice ha recordado lo que “dicen los santos padres: imitemos a los mártires, siempre hay que morir un poco para salir de nosotros mismos, de nuestros egoísmos, de nuestro bienestar, de nuestras perezas, de nuestras tristezas, y abrirnos a Dios, a los demás, especialmente a los que más necesitan”.
Ha implorado la intercesión de los mártires “para ser cristianos concretos, cristianos con obras y no de palabras, para no ser cristianos mediocres, cristianos barnizados de cristianismo pero sin sustancia; ellos no eran barnizados, fueron cristianos hasta el final”.
El Papa ha concluido su alocución haciendo un llamamiento a ser “fermento de esperanza y artífices de hermandad y solidaridad”.
Fuente: Agencia EFE.

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