Catacumbas

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Por Martín Santiváñez-Diario Correo.
El objetivo es que los cristianos regresen a las catacumbas. La finalidad es arrastrar al cristianismo a lo que ellos consideran “la oscuridad de la irrelevancia”, lejos del foro público, fuera de la ciudad, proscritos para el gran debate de nuestro tiempo. Para los perseguidores del siglo XXI, el cristianismo no tiene derecho a participar en la civilización que ha construido con su impulso vital. Para el neopaganismo, los cristianos no deben hablar en público, están prohibidos de intervenir en política o impulsar una reforma académica. Ciertamente, el tercer milenio, como lo señaló Ratzinger, empieza a parecerse al siglo III.
Hace dos mil años, la persecución contra los cristianos provocó que ellos se refugien en las catacumbas mientras el terror alcanzaba su paroxismo. Lo increíble, lo providencial, es que de esta aparente inactividad, de este escenario de supuesta esterilidad, el cristianismo salió fortalecido y conquistó el mundo. Fue tal el impulso que los cristianos desarrollaron entre el moho y el polvo de las catacumbas, mientras rumiaban la muerte de sus primeros mártires, que cuando se cruzó el umbral del destierro, cuando la fe volvió a practicarse en libertad, la doctrina de Jesucristo se expandió rápidamente hasta los últimos confines del imperio.
Los enemigos del cristianismo creen -¡pobres insensatos!- que la proscripción pública equivale a la destrucción. La prueba del sentido trascendente del cristianismo es que estamos ante la única realidad que se fortalece con la persecución material. Arrójennos a las catacumbas, sepúltennos entre escombros, que blandan muchos el puñal de la traición. Al final del día, el cristiano fiel, surgiendo de las catacumbas, lanzará la frase de Pablo que a tantos ha inspirado hasta el martirio: “He peleado el noble combate, he alcanzado la meta, he guardado la fe”.

EL SODALICIO, ODEBRECHT Y EL ANTICLERICALISMO

Por Luciano Revoredo- www.laabeja.pe
Las primeras líneas de este artículo han de ser de un claro deslinde: No pretendemos una defensa del Sodalicio. Menos aún de quienes amparados bajo la protección de una institución religiosa, cometieron abusos imperdonables.
Ese no es el tema ni nuestra intención. Lo que ha llamado nuestra atención es la profunda confusión que al respecto hay en buena parte de la opinión pública.
Las denuncias sobre estos abusos han sido judicializadas y si bien los delitos han prescrito, la apelación de la parte acusadora elevó el caso a una instancia superior, donde se sigue investigando.
Por otro lado el propio Sodalicio ha publicado un informe elaborado con los más altos estándares internacionales y ha hecho públicos los lamentables casos de abuso que se produjeron con los nombres de los cuatro implicados. Es importante mencionar que todos los casos han sucedido hace décadas y los culpables ya no están en la institución.
Como resultado de este informe se viene pagando indemnizaciones por alrededor de tres millones de dólares a todos los agraviados.
Este informe se puede leer en: http://sodalicio.org/comunicados/publicacion-de-informe-final-de-abusos-realizado-por-expertos-internacionales/
Ante todos estos hechos, llama la atención el afán de un grupo de congresistas y buena parte de la opinión publica, en que el parlamento realice una investigación sobre este asunto.
Hemos visto en los últimos días al congresista y activista homosexual Alberto de Belaunde multiplicarse en los medios para promover esta investigación. Lo cierto es que para escándalo de sus promotores, la investigación fue rechazada por la mayoría de Fuerza Popular. Luego ha venido una gran presión de los medios y parte de la opinión pública manipulada, para que se retome el tema. Incluso el propio vocero de Fuerza Popular, el congresista Galarreta, ha señalado que por indicaciones de la propia Keiko Fujimori podrían dar marcha atrás.
Ante esto es propio interrogarse si corresponde al Congreso crear una comisión para investigar un caso de particulares que ya está siendo procesado en el Poder Judicial. La respuesta es evidente y lógica, por más que se quiera no le corresponde. De ser así cualquier ciudadano podría solicitar al Congreso que investigue sus asuntos particulares, cosa que obviamente no es posible.
Cabe entonces preguntarse ¿Qué buscan quienes vienen presionando para que el Congreso investigue? La respuesta es muy simple: tomar protagonismo político y promover otros intereses subalternos.
Al respecto de los intereses particulares, es claro que hay un sector cercano al gobierno y remanentes de los gobiernos de Toledo y Humala que darían lo que fuese por generar todo tipo de escándalos que distraigan la mirada de la opinión pública y eviten que se hable de Odebrecht .
El Sodalicio y todo el circo que se puede armar en el Congreso con este tema les viene como anillo al dedo. Es la cortina de humo perfecta.
Llama la atención por ejemplo como un ex ministro de Toledo que escribe una columna económica en Perú 21, la dedicó hace poco al caso Sodalicio. Es fácil concluir que busca generar olas y mantener el mar de la opinión pública agitado, para que no se sepa por ejemplo, que él mismo probablemente esté siendo investigado por el caso Odebrecht.
Hay otro sector, que agrupa a las izquierdas y a los activistas LGTB y que lo que buscan es claro: trascender el ámbito del caso Sodalicio, para embarrar a toda la Iglesia, promover la idea del estado laico y si es posible tumbarse el Concordato entre la Santa Sede y el Perú.
Eso es lo que está detrás de este asunto. Fuerza Popular ha actuado coherentemente. Es de esperar que no cedan ahora a la presión mediática.
En caso de aprobarse la comisión, veremos el deplorable espectáculo de los enemigos de la Iglesia ensañándose con ella.
Es fácil suponer que las víctimas no asistirán a ventilar sus casos en el congreso, evidentemente nadie quiere hacer públicos asuntos de esa naturaleza en espacios como el parlamento.
Entonces, ante la falta de testigos, asistiremos al patético desfile de los de siempre: Salinas, Ugaz, Escardó, Osterling, etc. Veremos entonces como en un reality show decadente a estos personajes verter todo su odio a la Iglesia.
Posiblemente sectores de la izquierda aprovechen la oportunidad para citar al propio Cardenal Cipriani con la intención de humillarlo. Son los sectores abortistas, feministas radicales, promotores de la agenda homosexual los que están detrás de esto. Son los que saben que a pesar de las debilidades expuestas el Sodalicio ha sido los últimos cuarenta años un freno a sus desvaríos. Ven ahora la venganza a la mano.
Nada de esto es positivo. Ni distraer la atención de los peruanos de los terribles casos de corrupción, ni prestarse al juego de la izquierda anticlerical. El parlamento ha de ser ejemplo de probidad y buen manejo de sus recursos y una adecuada administración de sus competencias. En este caso abstenerse de investigar lo que no le corresponde.

NO VEO,NO OIGO, NO COMENTO

Por Alfredo Gildemeister- www.laabeja.pe
Cuando veo en ciertos medios tradicionales de información (prensa, radio y TV), la manera tan mezquina, tendenciosa, parcializada y malintencionada de “informar” a los peruanos sobre la marcha ocurrida el pasado día sábado 4 de marzo: “Con mis hijos no te metas”, marcha organizada para protestar contra la imposición por parte del gobierno, de la ideología de género en la currícula escolar, no puedo dejar de indignarme por la manipulación descarada de los medios “amigos del gobierno” los cuales no informan del evento y, si algo informan, lo hacen mintiendo, tergiversando, manipulando, como si los peruanos fuéremos tontos a los cuales nos pueden vender gato por liebre. Todos hemos sido testigos de la multitudinaria marcha ocurrida el pasado 4 de marzo en Lima. Quien tiene experiencia en marchas y mítines políticos, no se le puede engañar diciéndole que fue poca gente o que la marcha fue un fracaso. Así mismo, debemos mencionar que la marcha también fue un éxito en las más de cincuenta ciudades de los 24 departamentos del país en donde también se celebraron marchas el mismo día, como en el caso de Arequipa, por ejemplo. De allí que se haya calculado una asistencia a las diversas marchas, de aproximadamente un millón y medio de personas en todo el país.
Sin embargo, llama la atención el rol de ciertos medios de comunicación tradicionales –para diferenciarlos de los medios vía internet como las redes sociales (Facebook y Twitter por ejemplo)- amigos del gobierno, los cuales prácticamente no informaron en el momento en que se desarrollaba la marcha –como sí lo hicieron en otras marchas favorables al gobierno como las marchas “No a Keiko” o la marcha contra la interpelación del ministro Saavedra, por solo mencionar algunas; y si informaron en el momento, lo hicieron muy escuetamente, por unos segundos. Al igual que con la “Marcha por la vida”, debemos reconocer que ya quisiera cualquier político peruano como extranjero, tener tal poder de convocatoria para lograr la asistencia de miles y miles de personas, especialmente jóvenes, ancianos y hasta niños. La poca o ninguna cobertura de los medios tradicionales de las referidas marchas en diversas ciudades del Perú, el pasado sábado 4 de marzo, hizo que los peruanos recurriesen a las redes sociales en donde sí muchas personas transmitían en directo el desarrollo de la marcha. De esta manera, se pudo apreciar mediante videos y fotografías nada manipuladas ni “editadas” o “arregladas”, a las grandes multitudes –especialmente de padres de familia- que, pese al intenso calor, estaban allí presentes para protestar contra la absurda terquedad del gobierno de querer imponer la nefasta ideología de género en la educación de los niños y del terrible daño que ello conllevaría no solo a los niños sino a todas las familias peruanas.
Obviamente que la estrategia del gobierno y sus medios amigos fue la que todos esperábamos, y fue gracias a las redes sociales –para variar-, que los peruanos fuimos informados de cómo los ministros y funcionarios de primer nivel del actual gobierno, recibieron en el Consejo de Ministros del 1 de marzo, directrices explicitas para descalificar sistemáticamente, de forma previa, la marcha ciudadana convocada por el colectivo “Con mis hijos no te metas” para el 4 de marzo. El objetivo, típico, por cierto, era el calificar y encasillar a la marcha, como “homofóbica”, así como definir a la marcha como una iniciativa del “sector más conservador” y comunicar a la opinión pública la política transversal de “igualdad de oportunidades”, como si las marchas convocadas estuvieran en contra de la “igualdad de oportunidades” para todos, cuando no era así, mintiendo pues y buscando confundir a la opinión pública.
Cabe mencionar que aún se está investigando cuál fue la “verdadera razón” del despido de Phillip Butters de Radio Capital. ¿A quién o a quienes incomodaba Butters con su programa y sus declaraciones? ¿A qué se debe esta “sensación” para muchos- por no decir certeza- que el despido de Butters efectivamente constituye un atentado contra la libertad de expresión, al margen que gusten o no sus declaraciones? ¿Fue provocado y planificado? ¿Butters pisó ingenuamente el palito? ¿Justifica su reacción el despido de un medio de comunicación? ¿Pueden los anunciantes o auspiciadores de un medio de comunicación decidir la suerte de un periodista? De ser así, no le daríamos mucho tiempo de permanencia en RPP a Aldo Mariátegui, pues a la primera declaración “incómoda” de éste, se buscaría un pretexto para despedirlo a la brevedad, como pasó cuando lo sacaron del diario “Correo”. La verdad saldrá a lucir en su momento, pero que los medios tradicionales prefieren: no ver, no oír y no comentar ciertos hechos o investigar ciertos casos de corrupción, o no tener en sus filas a “periodistas” que cuestionen el “establishment” político, es un hecho que nos preocupa a todos los peruanos que amamos la democracia y a nuestro país.
Esta estrategia fue aplicada días antes a la realización de la marcha. El objetivo de esta estrategia era pues el debilitar y desprestigiar la gran movilización ciudadana contra la inserción de la ideología de género en el sistema educativo nacional. Sin embargo, esta estrategia fue totalmente inútil ya que fue imposible que los medios de comunicación ignoraran el éxito abrumador de las marchas. Cabe mencionar que las orientaciones del gobierno contra la marcha fueron enviadas con antecedencia vía email a los funcionarios de mayor rango de cada ministerio en forma de diapositivas, algunos las recibieron incluso el martes 28 de febrero. El mismo 1 de marzo, nueve de los dieciocho ministros de gobierno divulgaron spots en los grandes vehículos de comunicación, defendiendo el Currículo para la Educación Básica. ¡Nada es casualidad señores!
Sin embargo y pese a todo ello, las marchas fueron un completo éxito. Las redes sociales informaron la verdad, mientras los medios tradicionales “amigos del gobierno” hicieron como los tres monitos clásicos: taparse los ojos, las orejas y la boca. En otras palabras, no veo, no oigo y no comento. ¿Esto es libertad de prensa y de expresión? Obviamente que no. Pero es un hecho que hoy las redes sociales constituyen los medios mediante los cuales los peruanos podemos expresar libremente nuestra opinión, así como informarnos de la realidad, denunciar y reclamar lo que tenemos derecho a hacerlo, mientras que los medios tradicionales optan, de acuerdo con su “línea editorial”, como los tres monitos al: no veo, no oigo y no comento. En definitiva, toda una “monada” de medios tradicionales que no sirven para nada, puesto que, al perder su finalidad última, esto es, buscar la verdad e informar la verdad, simplemente, no tienen razón de ser. No hay peor ciego que el que no quiere ver. No hay peor medio de comunicación, que el que no quiere informar. Definitivamente, ¡Una “monada” de medios!

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