Desde la profundidad del infierno, emerge el Diablo mayor. Su presencia llama a un conflicto ancestral entre el bien el mal. Una batalla campal se desencadena protagonizada por el arcángel, el enviado por la Virgen de la Candelaria a salvar a la humanidad. El bien triunfa y los diablos menores son invitados a salir del socavón para venerar a su nueva patrona. Esta es la historia que motiva la danza mestiza favorita de la festividad de la Virgen de la Candelaria: la diablada.
Silvia Echarri es cantautora y experta en vestuario. Ella nos explica que en el altiplano la danza es una manifestación de fe, de celebración y alegría, pero también un acto que llama a la memoria. Este ese es el caso de la morenada. “Son los esclavos que trabajaban en los socavones en las minas. En la recreación de este hecho se le trata de dar un vuelco. Se le une a la fiesta, se le crea un vestuario y una matraca que imita el sonido de las cadenas que se arrastran. Esa es la morenada”.Decenas de danzas mestizas y nativas del altiplano visten la fiesta de la Virgen de la Candelaria, declarada por la Unesco como Patrimonio Cultural de la Humanidad en el 2015. Según Eduardo Aguirre, director coreográfico de Brisas del Titicaca, el año pasado la candelaria reunió a más de 45 mil bailarines y músicos en Puno gracias a la devoción. “La experiencia que tenemos de vida es la devoción a la Virgen de la Candelaria. Nosotros que hemos crecido en Lima viajamos todos los años a participar de la fiesta. El gran aporte de los puneños a la fiesta es seguir formando devotos y seguidores, la Candelaria es del Perú entero”.
Origen y significado
¿Pero cuál es la historia detrás de la milagrosa virgen del sol y la luna? El presidente de la Asociación Cultural Brisas del Titicaca, Delbert Terán Dianderas, lo explica. “Se cuenta que vino de España. Los monjes no sabían cómo introducir la religión católica en la región. Por ello pusieron alrededor de la Virgen la corona del resplandor y en la parte baja, pusieron la Luna, porque en ese entonces los incas quechuas y aimaras veneraban al sol y a la luna. Entonces para los españoles se veneraba a la Virgen y para los nativos a su Inti y a su Quilla”.
A la Virgen de la Candelaria la acompañan en todo momento cuatro angelitos, mientras los devotos le cantan y bailan sin descanso. Es que la ‘Mamita Candelaria’, como la llaman cariñosamente sus devotos, es la figura central de la celebración más grande de América Latina, la cual llegará a su punto de celebración máxima este 5 y 6 de febrero.
Fuente: Radio Programas del Perú.