Kevin Roberts The Heritage Foundation

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Kevin Roberts es presidente de The Heritage Foundation. Crédito: cortesía de The Heritage Foundation

Es realmente importante que la gente de todas las religiones… exprese su solidaridad no sólo con Israel y todas las personas de fe judía en todo el mundo”, dijo a CNA, “sino que todos los estadounidenses y las personas libres digan que este odio y esta violencia tienen que terminar”.
El 7 de octubre, militantes de Hamás mataron a más de 1,400 israelíes, tomaron 250 rehenes (de los cuales sólo 101 siguen con vida) y cometieron actos de violencia sexual contra mujeres israelíes, según informes. Desde entonces, Israel ha enfrentado críticas internacionales debido al creciente número de víctimas civiles en Gaza, que el Ministerio de Salud de Gaza, dirigido por Hamás, estima actualmente en casi 42000, desde que lanzó su contraofensiva.
Tras las noticias de la escalada entre Israel y los representantes de Irán en el Líbano la semana pasada, como informó CNA, el Papa Francisco llamó a los cristianos de todo el mundo a observar un “día de oración y ayuno” el 7 de octubre.
En cuanto a cómo los cristianos deben abordar el conflicto, Roberts dijo a CNA que deben recordar, “ante todo, que toda vida es preciosa”. Basándose en la enseñanza católica sobre la teoría de la guerra justa, Roberts dijo a CNA que cree que la respuesta israelí debe ser “muy cuidadosa” y “muy proporcionada”. Por último, Roberts enfatizó que para que exista paz, Hamás debe “dejar de existir”.
“Tenemos que entender como estadounidenses y católicos romanos que vivimos en Estados Unidos que todos estos ataques a Israel son ataques a la civilización occidental, [que] son ​​ataques a nuestra fe”, afirmó, y agregó: “Nosotros, ante todo, tenemos que tener el coraje de levantarnos y decir: ‘Tenemos que poner fin a esto’”.
En un nivel práctico, Roberts explicó a CNA que para que los responsables políticos estadounidenses de ambos partidos ayuden a facilitar el fin de la guerra, es “vital” poner fin a los mecanismos de financiación de Hamás y Hezbolá en el país y en el extranjero. Roberts también se refirió a este punto durante su discurso, diciendo a la multitud que deberían preguntar a los responsables políticos y a todos los que se postulan para cargos públicos en noviembre cuál es su postura respecto de Israel. “De lo contrario”, dijo, “no vamos a acabar con el antisemitismo”.
En su entrevista con CNA, Roberts amplió este punto con respecto a sus propias creencias católicas, diciendo que para él, “el contraste entre los dos lados no podría ser más claro”.
Lo veo como un católico romano”, dijo. “Hay un bando, definido ampliamente como el movimiento conservador, que entiende que esta causa no se trata sólo del estado de Israel. Ni siquiera se trata sólo de la gente de fe judía, aunque ambos son ciertamente dignos de solidaridad. Se trata de la libertad y de la civilización occidental, de toda nuestra fe”.
El otro bando, la izquierda radical en su mejor momento, habla con dos caras, pero en realidad está en deuda con los intereses financieros de Hamás y Hezbolá”, añadió. “Esperemos que lo que la gente vea sea el contraste que existe y vote según su conciencia”.
El senador de Ohio y candidato a vicepresidente, JD Vance, también hizo una aparición en el evento.
Sé que entre esta multitud algunos somos cristianos, algunos somos judíos y algunos somos personas que no profesamos ninguna fe”, dijo a la multitud. “Pero estamos unidos por el principio básico de sentido común de que queremos que los buenos ganen y que los malos pierdan”.
Lo que ocurrió el 7 de octubre fue vergonzoso y tenemos que asegurarnos de que no vuelva a suceder”, añadió Vance.

Un redondo ridículo

Por José Romero– LaAbeja.pe
Desde hace varios días, en los círculos interesados, la noticia de una posible excomunión de Giuliana Caccia y de Sebastián Blanco por haber denunciado penalmente al sacerdote catalán Jordi Bertomeu por violación del secreto profesional fue el tema preferido de troles y periodistas activistas en redes sociales. Eso era de esperarse: los señores Caccia y Blanco son dos personas reconocidas por su trabajo en la asociación Origen que se dedica a dar batalla cultural. Entre sus labores está contrarrestar a caviares y progresistas que, coincidentemente, son los primeros en buscar despellejar a sus enemigos hasta cuando se rompen una uña. Y claro, ser amenazados de excomunión para dos católicos practicantes no es poca cosa. Ante esto, sus enemigos —ateos o anticristianos en su mayoría— vieron la oportunidad de hacer un festín con lo que ellos pensaron eran ya dos cadáveres calcinados en la hoguera de la Santa Inquisición.
Entre este grupúsculo de odiadores, apareció uno que, desde mi punto de vista fue el más patético. Lo digo porque el personaje se presenta como doctor en algo y siempre trata de dar sus cátedras tuiteras alucinando que está parado frente a un público culto que lo aplaude de pie y le avienta laureles. Y se cree él mismo su historia, aunque para levantar su docta autoestima no escatima ni un segundo en tratar de ningunear intelectualmente a la víctima que escogió en ese momento. Él piensa que sigue viviendo en los tiempos en los que las precisiones intelectuales le importan a alguien. En esa alucinada, Daniel Salas, el personaje en cuestión, se mandó una patinada de padre y señor nuestro de la cual seguramente sigue tratando de recuperarse.
Daniel Salas es un literato sesentón de la Pontificia Universidad Católica del Perú que, la verdad, no tiene mayor mérito. Por eso su cuenta en X parecería ser para él, como les decía, una especie de púlpito en el que siente que es relevante para alguien. Salas, el 30 de septiembre, escribe un hilo en la mencionada red social que dice así: “Desde las 12 m de hoy los activistas Giuliana Caccia y Sebastián Blanco, adalides de la famosa “batalla cultural” en el Perú, han dejado de pertenecer a la Iglesia católica. Eso significa que no pueden presentarse como católicos ni pueden recibir los sacramentos”.
Luego seguía con 12 publicaciones más en ese hilo en los que, como luego reconoció, repitió fielmente la narrativa de Pedro Salinas sobre los señores Caccia y Blanco. En una de las publicaciones de ese hilo, su soberbia que es inversamente proporcional a su empatía, lo llevó a decir que el catolicismo de Giuliana y Sebastián “nunca tuvo que ver con la caridad apoyada en la fe sino con intrigas, egolatría, búsqueda de poder que trataban de compensar una enorme mediocridad intelectual que era evidente en los disparates que propalaban”.
Grande fue la sorpresa del que acusa de mediocridad intelectual a terceros cuando dos días después de su hilo tuvo que leer que los señores Caccia y Blanco publicaron que no los habían excomulgado y que estaban en conversaciones con el Papa. ¿Qué hizo el académico y riguroso investigador Salas? Tuvo que poner una rectificación en la misma red social donde reconocía que su fuente para tan grotesca patinada fue nada más y nada menos que Pedro Salinas. La publicación no tiene pierde: “Yo me basé en un informe de Pedro Salinas pero parece que era un informe desinformado, a pesar de que Escardó y Salinas son amigos y están en contacto respecto de este tema”.
Ante semejante afirmación uno ya no sabe si reír o llorar. Reír, porque claro, cuando uno ve a un personaje inflado de soberbia, que se vanagloria de ser un académico riguroso, que llama ególatras a otros, usar como fuente al principal activista en el tema tratado, que claramente no tiene ningún tipo de objetividad, sin darse ni el más mínimo trabajo de contrastar con otras fuentes, las carcajadas no hacen sino brotar. Tampoco hay que ser hipócritas y debemos reconocer que se disfruta al ver cómo se enredan en sus propios humos autocreados. Pero también provoca llorar porque este tipo de “académicos”, que piensan que tener un PHd es el salvoconducto para burlarse de los otros, son los que desafortunadamente tienen espacios en universidades para formar a las nuevas generaciones.
En todo caso, Daniel Salas hizo un papelón. Y es más grotesco que los demás casos que se burlaron de la excomunión. Porque estos, por último, hasta son honestos intelectualmente y se presentan como lo que son: troles o activistas del periodismo que se han comprado el pleito y viven de eso. Pero que una persona que se quiere vender como un gran académico —a pesar de haber escrito solo un libro, menos de 10 artículos y de ser profesor auxiliar— termine confesando que su fuente es Pedro Salinas y que encima reconozca que este estaba mal informado, es una lágrima. ¿Quién, Daniel Salas, tiene ahora que “compensar una enorme mediocridad intelectual que era evidente en los disparates que propalaban”? Un redondo ridículo. 

Más incoherencias en condena a marinos: Cuarta Sala Penal en la picota

Testigo dice que marinos lo amenazaron en español, pero él sólo habla quechua y necesita intérprete

Por César Rojas– Diario EXPRESO.
No solo testigos que no habían nacido cuando sucedieron las muertes en Huanta, llevó el Ministerio Público para inculpar a dos miembros de la Marina de Guerra. También presentó a uno que denunciaba supuestas amenazas en español, cuando solo habla quechua.
Se trata de Teodora Cabezas Araujo, quien se presentó ante la Cuarta Sala Penal Superior Nacional Liquidadora para declarar contra Alberto Rivero Valdeavellano y Augusto Gabilondo.

Fiscal Mezzich

Debido a que la testigo es quechuablante, se cuenta con un intérprete designado por la Gerencia del Poder Judicial”, se lee en folios 11278 del proceso penal.
Cabezas afirmó que el 11 de agosto de 1984, sacaron a su esposo golpeándolo y maltratándolo físicamente, “se llevaron a sus animalitos e incendiaron su casa. dice que una mañana los marinos lo llevaron a los detenidos al estadio de Huanta y que ya no pudo seguirlos por que dijeron a estos terroristas vamos a matarlos, no pueden estar vivos”.
Si era quechua hablante, ¿cómo pudo saber lo que decían los marinos?”, cuestionó Livio Campos, abogado de los procesados.
Hace unos días, EXPRESO señaló que el fiscal Juan Carlos Mezzich Alarcón también había llevado testigos, quienes, al ser contrainterrogados, admitieron que no habían presenciado lo sucedido, simplemente porque no había nacido en 1984.
Esta fila de personas que no sabían del tema pero acusaban a los militares, se presentó a pedido inicial de las ONG IDL y Aprodeh.

En protestas

Jhousy Aburto Garavito, fiscal adjunta que también acusaba a los militares, también investiga a miembros de las Fuerzas Armas y de la Policía Nacional por las protestas del 2022 y 2023.
Allí también se repite la presencia de IDL, ONG que recibe fondos del extranjero para denunciar al Estado peruano.

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