Una rueda de prensa de los dirigentes del camino sinodal alemán, encabezados por el presidente de la conferencia episcopal, Georg Bätzing, uno de los obispos más alejados de la doctrina católica.
Dorothea Schmidt dejó el camino sinodal alemán al ver que su objetivo es «crear una nueva Iglesia»
El abandono del camino sinodal alemán por esta periodista católica ha causado polémica.
“No puedo seguir participando en un sínodo que conduce claramente a un cisma en la Iglesia católica alemana”. Esta es la razón por la que Dorothea Schmidt anunció, en vísperas de la última sesión del camino sinodal en Alemania, junto con otras tres destacadas figuras laicas (las teólogas Katharina Westerhorstmann y Marianne Schlosser, así como la filósofa Hanna-Barbara Gerl-Falkovitz), que no participaría en la sesión plenaria de marzo de 2023 en Fráncfort. La escritora y madre de dos hijos, columnista de conocidos periódicos católicos como Die Tagespost y kath.net, ha soportado de todo desde la primera asamblea, que tuvo lugar el 1 de diciembre de 2019, del camino sinodal: un clima más propio de la grada de un estadio que de una asamblea eclesial, comentarios “indignados y difamatorios” a cada intervención que proponía seguir la doctrina católica en lugar del “espíritu del tiempo“, la reducción de cualquier tema de fe a una cuestión de poder.
Schmidt hizo su contribución (“mientras pude“), pero cuando quedó claro que la asamblea, ignorando la prohibición explícita del Papa Francisco, aprobaría la creación de un comité sinodal para sustituir la autoridad de los obispos, decidió dimitir.
En una carta fechada el 6 de noviembre, escrita junto con las demás dimisionarias, informó al papa de los peligros que corría la Iglesia alemana. Y Francisco le respondió cuatro días después, el 10 de noviembre, afirmando: yo también estoy preocupado “por los ya numerosos y concretos pasos con los que grandes partes de esta Iglesia local siguen amenazando con alejarse cada vez más del camino común de la Iglesia universal“. Los pasos a los que se refiere el Pontífice son los aprobados al final del camino sinodal alemán: la petición de “revisar el celibato de los sacerdotes“, que se enviará a Roma con ocasión del sínodo sobre la sinodalidad; la petición de “admitir a las mujeres al diaconado sacramental“, si no al sacerdocio propiamente dicho; la obligación para los obispos alemanes de “obtener el permiso de la Santa Sede para que los laicos puedan predicar la homilía durante las misas festivas“, a la espera de que se les conceda la facultad de administrar los sacramentos de la confesión y de la unción de los enfermos; la obligación para los obispos de crear ritos ad hoc para la bendición de parejas homosexuales, con vistas a “una reevaluación de la homosexualidad como variante normal de la sexualidad humana”; la necesidad de que la Iglesia alemana acoja la identidad de género, así como a las personas “transexuales e intersexuales”, permitiendo que en el registro de bautismo se escriba el término “diferente” en lugar de “masculino” o “femenino” (moción aprobada en el aula ondeando banderas arco iris).
Por último, la puesta en marcha de una comisión para crear un consejo del sínodo, compuesto por laicos y religiosos elegidos, que podrá tomar decisiones vinculantes sobre cuestiones organizativas, eclesiásticas y teológicas. “Dimití precisamente para no participar en estos actos cismáticos“, explica a Tempi Schmidt, que ha aceptado contar el camino sinodal desde dentro.
-Empecemos por el principio: ¿por qué la conferencia episcopal alemana organizó el camino sinodal en 2019?
-El objetivo inicial era responder a la terrible crisis de los abusos sexuales y dejar de hacer la vista gorda ante esta lacra. Pero en cuanto se presentó la lista de exigencias que se plantearían durante el sínodo, me irrité: enseguida me di cuenta de que el objetivo no era luchar contra los abusos, sino crear una nueva Iglesia tergiversando la doctrina sexual y adoptando un lenguaje lleno de asteriscos proclive a la ideología de género.
-¿Quién eligió los 230 miembros de la asamblea?
-La asamblea estaba constituida por todos los miembros de la conferencia episcopal alemana y del Comité Central de los Católicos Alemanes, una institución laica de tendencia política fuertemente progresista. Los demás participantes fueron designados por estos dos organismos. Como pronto quedó claro que la mayoría de los miembros tenían ideas fuertemente progresistas, dos obispos pidieron que se les permitiera nombrar a algunos católicos más fieles a la doctrina. A cada uno se le permitió nombrar a cinco personas. Yo estaba entre ellas.
-¿Se encontró usted en minoría?
-Sí, desgraciadamente nos dimos cuenta desde el principio de cómo irían las votaciones. Es como si en el Bundestag, para decidir si se pone fin a la impermeabilización del suelo, solo se llamara a votar a los contratistas de obras. El resultado estaría cantado. Sin embargo, nadie pudo explicar a los fieles por qué estos 230 miembros estaban legitimados para hablar en nombre de 23 millones de católicos alemanes o de 1,400 millones de católicos de todo el mundo. ¿Quién les autorizaba a decidir reformas tan profundas o incluso a crear una nueva Iglesia?
Una de las asambleas del camino sinodal alemán, donde se ha practicado una hostilidad abierta a cualquiera que defendiese la ortodoxia.
-¿Los miembros tenían por lo menos competencias teológicas?
-No. Solo el 10% de los participantes argumentaba de manera teológica. El camino sinodal nunca ha tenido nada que ver con la búsqueda de la verdad, solo buscar una mayoría.
-¿Las discusiones se desarrollaron de manera serena?
-Los medios de comunicación dividieron inmediatamente a los participantes en dos facciones opuestas. Durante las sesiones no hubo espacio para hablar de todo lo que siempre he vivido en la Iglesia: la fe, la oración, los sacramentos, la vida espiritual, el magisterio, la liturgia, el seguimiento de Cristo. En los rostros de la gente no leía alegría, solo había caras petrificadas. Cualquiera que expresara una opinión crítica con la de la mayoría era ignorado o inundado de comentarios indignados y difamatorios. Algunos incluso levantaban pancartas rojas en el aire para expresar su desaprobación. En resumen, el clima propio de un estadio.
Las objeciones rara vez se tenían en cuenta en los documentos finales, porque no iban en la dirección deseada por los principales estrategas del sínodo. Por no hablar de que, por término medio, disponíamos de un minuto, máximo dos, para hablar. ¿Cómo se podía exponer un argumento teológico complejo de forma comprensible y adecuada en un solo minuto? Teníamos que tomar decisiones importantes bajo la presión del tic-tac del reloj, pero no se puede trabajar así. Para tomar decisiones cruciales hay que tener tiempo para escucharse unos a otros, escuchar juntos al Espíritu Santo, y luego reflexionar: ¿qué pensamiento viene de Dios, cuál viene de mí mismo, o es simplemente una moda? Todas estas cuestiones se han ignorado.
-¿Intentó oponerse a las propuestas más progresistas?
-Cualquiera que tuviera una opinión diferente y discrepante recibía despiadados ataques personales. Había mucha emotividad. Pero cuando se trata de emociones, el ganador es siempre el que tiene la reacción emotiva más extrema. Esto hace imposible cualquier debate práctico y convierte a la Iglesia en una realidad poco atractiva para el mundo exterior. Faltaba totalmente una atmósfera de confianza.
-¿Qué orientaciones de pensamiento consiguieron el mejor resultado en el camino sinodal?
-Todo se ha reducido a una cuestión de poder, una categoría por la que no se puede comprender a la Iglesia en absoluto. Durante el Sínodo, la propia Iglesia fue puesta en tela de juicio, empezando por la visión antropológica cristiana de la humanidad, sustituida por la ideología de género. Algunos pretendieron clericalizar completamente a los laicos e incluso cuestionaron la propia institución del sacerdocio. Algunos han propuesto abolirlo, considerando que los abusos en la Iglesia son consecuencia directa del celibato, el clericalismo y la negativa a admitir a mujeres y homosexuales en el sacerdocio. Un pensamiento absurdo, que contradice todos los estudios más importantes sobre el tema de los abusos.
-¿Con qué argumentaciones se propusieron y sostuvieron las medidas más revolucionarias?
-La Iglesia católica alemana está perdiendo fieles. La idea básica es que perderá aún más si no inclina la cabeza ante el Zeitgeist, el espíritu de los tiempos. Según este punto de vista, es correcto abolir la moral sexual porque ya nadie la sigue. y puesto que muchas mujeres se sienten ignoradas en la Iglesia o creen que están llamadas al sacerdocio, entonces la Iglesia debe ordenarlas. y puesto que los laicos quieren participar en los procesos de toma de decisiones de la Iglesia, también en cuestiones doctrinales, entonces hay que garantizarlo.
-¿La Iglesia ganará fieles siguiendo al mundo?
-Lo excluyo, también porque en ciertos temas la opinión mayoritaria cambia constantemente y la Iglesia tendría que adaptarse continuamente. Pero esta no es la tarea de la Iglesia, que, por el contrario, debe traducir el Evangelio a la realidad de la vida y acompañar a las personas en todas las etapas de la existencia para que entren en una relación de amistad con Cristo. La Iglesia debe reformarse para encontrar formas siempre nuevas de llevar a los hombres el mensaje divino de amor, fe y esperanza. Sin embargo, no debe cambiar la verdad de su mensaje para agradar más al mundo.
-En una carta fechada el 16 de enero de 2023, firmada entre otros por el cardenal secretario de Estado, Pietro Parolin, y “aprobada de forma específica” por el Papa, por tanto con fuerza vinculante, la Santa Sede informó al presidente de la conferencia episcopal alemana, monseñor Georg Bätzing, de que la creación de un consejo sinodal “no puede armonizarse con la estructura sacramental de la Iglesia católica” y de que las medidas aprobadas por el camino sinodal no son vinculantes para los obispos alemanes. Sin embargo, la Iglesia alemana ha ignorado por completo el llamamiento del Vaticano. ¿Estamos ante un cisma de facto?
-Cuando las directrices del Papa son constantemente ignoradas o reinterpretadas, igual que lo es el magisterio, creo que estamos ante actos cismáticos. Estamos muy cerca de la definición legal de cisma en Derecho Canónico. Si la Iglesia alemana, como parece, no da marcha atrás, se separará de la Iglesia universal.
-¿Por qué la constitución de un consejo sinodal representa un peligro tan grande para Roma?
-La Iglesia tiene una organización jerárquica y un consejo sinodal elegido por un periodo de tiempo limitado no puede sustituir arbitrariamente al obispo como pastor de la Iglesia. Los obispos dependen del Papa, de la verdad del Evangelio y del depósito tradicional de la fe, no de la mayoría de los miembros de un consejo. En noviembre de 2022, de regreso de Bahrein, el Papa Francisco criticó el sínodo alemán, afirmando: “Alemania no necesita otra Iglesia protestante”. Dio en el clavo. Tenemos que volver al corazón del mensaje de Jesús, redescubrir el Evangelio y traducirlo de manera que la gente de hoy pueda entenderlo. Tenemos que ofrecer al mundo una cultura diferente, no disolvernos en el mundo. Necesitamos una escuela de oración que ayude a la gente a experimentar la presencia viva del Padre misericordioso, no un camino sinodal que protestantice la Iglesia católica alemana.
Fuente: www.religionenlibertad.com
La jefa del AfD, Alice Weidel, celebró su éxito “histórico” en el este de Alemania.
Obispos alemanes contra AfD: ¿quién gana?
Por LUCAS COPPEN– The Pillar Catholic.com
Los obispos alemanes tomaron la inusual decisión de condenar a un partido político por su nombre.
El 1 de septiembre, ese partido ganó su primera elección estatal, en lo que los observadores describieron como un “terremoto político” en la nación más poblada de Europa occidental.
¿Ha fracasado la política agresiva de los obispos contra el partido Alternativa para Alemania (AfD)? ¿Qué podemos leer en el resultado electoral? ¿Y qué es probable que ocurra a continuación?
¿Qué es la AfD?
La AfD fue fundada en 2013 por miembros desilusionados de la centro-derecha Unión Demócrata Cristiana de Alemania (CDU), con una plataforma de abolición del euro, la moneda de 20 estados miembros de la Unión Europea.
Tras la llegada de un récord de 1.1 millones de solicitantes de asilo en 2015, la pandemia del coronavirus, la guerra en Ucrania y una crisis del coste de vida, la AfD se convirtió en lo que muchos comentaristas describen como un partido de extrema derecha, aunque sus partidarios cuestionan esa etiqueta.
El programa actual de la AfD dice que la frontera alemana “debe cerrarse inmediatamente para poner fin de inmediato a la inmigración masiva no regulada de personas, principalmente profesionalmente no cualificadas, a nuestro país y a sus sistemas sociales”.
Su objetivo es impedir lo que denomina “una mayor propagación de sociedades islámicas paralelas segregadas” dentro de Alemania.
También promete que sus políticas harán que Alemania sea “más favorable a las familias y a los niños” y dice que rechaza “todos los esfuerzos por declarar el asesinato de niños no nacidos como un derecho humano”.
A medida que la popularidad de la AfD crecía, los obispos y líderes laicos alemanes intensificaron sus críticas al partido, argumentando que su plataforma era incompatible con el cristianismo.
En febrero, los obispos aprobaron por unanimidad una declaración condenando lo que describieron como “nacionalismo racial (völkisch)”.
“Tras varias oleadas de radicalización, en particular el partido Alternativa para Alemania (AfD) está dominado ahora por una actitud racial-nacionalista”, afirmaron los obispos.
Continuaron: “Lo decimos con toda claridad: el nacionalismo racial (völkisch) es incompatible con la imagen cristiana de Dios y del hombre”.
“Por lo tanto, los partidos de extrema derecha y aquellos que proliferan al margen de esta ideología no pueden ser un lugar de actividad política para los cristianos y no pueden ser votados”.
Los obispos también dijeron que “la difusión de lemas de extrema derecha, incluidos el racismo y el antisemitismo en particular, es incompatible con el servicio profesional o voluntario en la Iglesia”.
Esto es significativo, ya que la Iglesia Católica es uno de los mayores empleadores de Alemania, con casi 700,000 personas empleadas solo por Cáritas. Alemania también tiene una extensa red de asociaciones católicas, que abarca a miles de empleados remunerados y voluntarios.
No pasó mucho tiempo hasta que los miembros de AfD comenzaron a ser expulsados de los puestos de la Iglesia.
En abril, la diócesis de Tréveris expulsó de su consejo administrativo parroquial a un político que representaba a la AfD en el parlamento del estado. El político presentó un recurso contra esta decisión.
En julio, la diócesis de Magdeburgo modificó sus regulaciones para los consejos parroquiales y otros comités de la Iglesia para excluir a los miembros de “todos los partidos clasificados como extremistas, no solo la AfD”.
Ese mismo mes, a un funcionario de AfD de 20 años se le informó que ya no podía actuar como monaguillo, lector y organista ocasional en una parroquia de Hamm, una ciudad en el oeste de Alemania.
Mientras tanto, la AfD mantuvo su impulso político a pesar de los escándalos y las protestas masivas, quedando en segundo lugar, detrás de la CDU/CSU, en las elecciones al Parlamento Europeo de junio.
¿Que acaba de pasar?
El 1 de septiembre, los votantes de los estados de Sajonia y Turingia acudieron a las urnas para elegir a los miembros de sus parlamentos regionales.
En Sajonia, un estado oriental con alrededor de 4 millones de personas, la CDU quedó en primer lugar, seguida de cerca por la AfD, con la Alianza Sahra Wagenknecht ( BSW ), un partido formado apenas en enero, en tercer lugar.
En Turingia, otro estado del este con aproximadamente 2.1 millones de habitantes, la AfD logró una victoria ”histórica”, superando a la CDU y al BSW en el segundo y tercer lugar respectivamente.
Aunque las encuestas habían pronosticado una victoria de la AfD en Turingia, el triunfo del partido provocó una conmoción en el panorama político europeo.
(En la práctica, es poco probable que la AfD ejerza el poder en ninguno de los parlamentos estatales, ya que los partidos rivales han descartado formar una coalición).
El 2 de septiembre, Irme Stetter-Karp, presidenta del influyente Comité Central laico de los Católicos Alemanes (ZdK), lamentó los resultados electorales.
“El resultado de las elecciones regionales en Turingia y Sajonia muestra que cada vez más se están sembrando las semillas de fuerzas populistas y extremistas”, afirmó.
No es sorprendente que Stetter-Karp, un crítico de larga data de AfD , haya expresado su alarma por los avances del partido.
“Este partido está pisoteando la democracia liberal que caracteriza el sistema político de la República Federal de Alemania”, afirmó.
“La AfD no quiere comprometerse ni negociar lo que es posible. En Sajonia y Turingia son claramente asociaciones estatales de extrema derecha que pretenden acabar con la democracia tal como la conocemos”.
En un avance notable, también expresó serias preocupaciones sobre el BSW, un partido fundado por la agitadora Sahra Wagenknecht, una ex comunista.
El BSW, frecuentemente descrito como de extrema izquierda, quiere más restricciones a la inmigración y el fin de la ayuda militar a Ucrania (Alemania es el segundo mayor donante militar a Ucrania después de Estados Unidos).
Stetter-Karp dijo que el BSW “necesita urgentemente aclarar su concepción de la democracia”. ¿Es un partido tal como lo define la Ley Fundamental de Alemania, preguntó, “o el proyecto de un individuo que quiere tener las riendas tanto a nivel federal como estatal?”
Cuestionó la postura de BSW sobre la agresión rusa contra Ucrania, así como su “crítica populista” a la democracia liberal de Alemania.
“BSW promueve la narrativa de una sociedad engañada que no es apreciada por la clase política gobernante”, dijo. “Como pueden ver, esto ha llevado a resultados de dos dígitos desde el principio”.
“Nos preocupan no sólo las declaraciones prorrusas, sino también las posiciones antisemitas que difunden algunos miembros y simpatizantes del BSW”.
Los tres obispos católicos cuyas diócesis cubren Turingia describieron el resultado de las elecciones estatales como “un desafío para todos nosotros”.
“Por primera vez, la AfD tiene una minoría de bloqueo en un parlamento alemán, lo que puede dificultar mucho el trabajo en el parlamento estatal y el trabajo político en Turingia en su conjunto”, dijeron el 2 de septiembre.
“Nosotros, los obispos, seguimos abiertos y dispuestos a buscar el diálogo con los votantes de AfD”.
“Sin embargo, nos gustaría enfatizar una vez más que la agenda nacionalista racial [ völkisch ] de la AfD no es compatible con la fe cristiana”.
Los obispos también expresaron su alarma por el hecho de que los migrantes “ahora están preocupados por su seguridad, que muchas personas están considerando seriamente abandonar Turingia o que las empresas están cuestionando su futuro en nuestro estado”.
¿Un fracaso de la política de la Iglesia?
Los resultados de las elecciones estatales sugieren que la oposición abierta de los obispos católicos a la AfD no ha hecho nada para frenar su impulso.
Pero quizás sea demasiado pronto para llegar a una conclusión tan general.
Sajonia y Turingia están situadas en la antigua Alemania del Este, el corazón de la AfD y la zona de Alemania con el porcentaje más bajo de católicos. Por lo tanto, los católicos no son una fuerza importante en la política estatal, capaz de alterar el curso de una elección.
Mientras que la AfD dominó en Turingia, la CDU obtuvo el primer puesto en Eichsfeld, un distrito con una población predominantemente católica.
Según el semanario católico Die Tagespost, el 12,6% de los católicos de Eichsfeld asisten a la misa dominical, una cifra muy superior a la media nacional del 6,2%. El semanario católico sugirió que “está claro que los católicos practicantes tienen una probabilidad significativamente menor de votar por la AfD”.
Mientras tanto, un estudio de la votación del Parlamento Europeo de junio concluyó que los miembros católicos de la comunidad soraba (una minoría étnica eslava) en el este de Sajonia eran significativamente menos propensos a votar por la AfD que otros grupos.
Aunque es difícil establecer causa y efecto, la denuncia de los obispos contra la AfD podría estar influyendo en los votantes católicos.
Pero necesitamos más datos para evaluar el verdadero impacto de la declaración de los obispos de febrero.
¿Qué sigue?
Este mes se celebrarán otras elecciones estatales en Brandeburgo, otro estado de la antigua Alemania del Este con una población católica muy escasa. Los encuestadores pronostican una victoria de la AfD.
La atención se centrará entonces en las elecciones federales alemanas, previstas para el 28 de septiembre del próximo año, que se espera que generen más agitación política en el país considerado como la potencia económica de Europa.
Las encuestas actuales sugieren que la AfD podría quedar en segundo lugar, detrás de la CDU/CSU, con el BSW obteniendo casi el 10% de los votos.
La cuenta regresiva hacia el próximo septiembre probablemente será un momento de ansiedad para los obispos católicos de Alemania.
Después de haber condenado ya a la AfD y manifestado su aprobación a la remoción de sus miembros de los cargos eclesiásticos, es posible que no les queden muchas herramientas para utilizar.
También podrían verse presionados a definir su postura sobre el BSW. Si llegan a la conclusión, como Stetter-Karp, de que el partido es muy problemático, ¿lo tratarán de la misma manera que a la AfD o de manera diferente?
Una vez que hayan puesto un pie en el volátil escenario político alemán, a los obispos puede resultarles difícil resistirse a verse arrastrados aún más hacia él.
El vicepresidente del ZdK, Thomas Söding, y la presidenta, Irme Stetter-Karp, en una conferencia de prensa de la vía sinodal en Frankfurt, Alemania, el 8 de septiembre de 2022. © Synodaler Weg/Maximilian von Lachner.
El Vaticano y el ZdK mantienen sus primeros contactos desde la “vía sinodal“
Por LUCAS COPPEN– ThePillarCatholic.com
Los funcionarios del Vaticano y los líderes del Comité Central laico de los Católicos Alemanes (ZdK) mantuvieron sus primeras conversaciones cara a cara esta semana desde el lanzamiento del controvertido camino sinodal de Alemania.
La presidenta del ZdK, Irme Stetter-Karp, calificó de “fructíferas” las conversaciones mantenidas del 2 al 4 de septiembre con miembros de la Curia romana.
“Hubo una notable voluntad de escuchar y también de cuestionar nuestra propia visión de nuestro homólogo”, dijo a la agencia de noticias católica alemana KNA el 5 de septiembre.
“Me resultó fructífero, aunque a veces fue conflictivo. En mi opinión, fue un buen primer paso y estoy abierto a continuar”.
El ZdK ganó relevancia internacional cuando copatrocinó el camino sinodal junto con los obispos de Alemania en 2019.
La iniciativa, que reunió a obispos y laicos selectos en cinco asambleas, terminó en 2023 con 150 páginas de resoluciones que pedían mujeres diáconos, un reexamen del celibato sacerdotal, la predicación laica en las misas, un mayor papel de los laicos en la selección de obispos y una revisión del Catecismo de la Iglesia Católica sobre la homosexualidad.
Los participantes también respaldaron la creación de un “comité sinodal” temporal, preparando el camino para un “consejo sinodal” permanente de obispos y miembros del ZdK con el poder de tomar “decisiones fundamentales de importancia supradiocesana”, una propuesta vetada por el Vaticano.
Durante años, los líderes del ZdK pidieron conversaciones directas con los funcionarios del Vaticano, pero Roma optó por discutir la vía sinodal únicamente con los obispos del país. Tras un recambio de los jefes de los dicasterios del Vaticano y más conversaciones con los obispos de Alemania, los funcionarios de la curia aceptaron reunirse con los líderes del ZdK.
“Creo que Roma entiende ahora mejor que antes cuál es nuestra motivación en el camino sinodal”, afirmó Stetter-Karp.
“Antes la gente estaba informada sobre las atribuciones de terceros, ahora han hablado con nosotros directamente”.
“Y creo que el clima ha cambiado y se nos percibe como cristianos comprometidos con su Iglesia”.
La delegación del ZdK, encabezada por Stetter-Karp, incluía a los vicepresidentes Claudia Nothelle y Thomas Söding, así como al secretario general Marc Frings.
Se reunieron con el arzobispo electo John Joseph Kennedy, secretario de la Sección Disciplinaria del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, responsable de tratar los casos de abuso. También hablaron con los expertos en protección, el padre Hans Zollner, SJ, y Monseñor Peter Beer.
Los dirigentes del ZdK discutieron con Monseñor Markus Graulich, SDB, subsecretario del Dicasterio para los Textos Legislativos, el desarrollo de las negociaciones entre los obispos alemanes y el Vaticano.
Además de las conversaciones con funcionarios del Vaticano, la delegación se reunió con Bernhard Kotsch y Hans-Dieter Lucas, embajadores de Alemania ante la Santa Sede e Italia respectivamente, y con Maram Stern, vicedirectora ejecutiva del Congreso Judío Mundial.
El vicepresidente del ZdK, Thomas Söding, dijo al sitio web Communio que la organización quería enfatizar que “no solo estaba involucrada en el campo de la Iglesia, sino sobre todo en el campo político”.
El programa de la visita fue organizado con ayuda de la Fundación Konrad Adenauer, un grupo de expertos afiliado a la Unión Demócrata Cristiana (CDU) de centroderecha de Alemania.
Söding dijo: “Discutimos temas ambientales y sociales, en particular las iniciativas de paz, incluso con el Dicasterio para la Evangelización (‘Propaganda Fide’, como solía llamarse) y la Academia para la Vida, pero también con la Orden de Malta y Sant’Egidio, sin olvidar las embajadas [alemanas] ante la Santa Sede y el Quirinal [gobierno italiano]”.
Dijo que los funcionarios de la curia reconocieron que el catolicismo alemán estaba marcado por “una fuerte organización del apostolado laico”.
“Pudimos transmitir que no estamos en oposición a la Conferencia Episcopal, sino que tenemos mucho en común en el ámbito político y eclesiástico, aunque somos y seguimos siendo independientes”, afirmó Söding.
“Lo que aún necesita tiempo: que un doble liderazgo no le quite nada a los obispos, sino que les dé mucho”.
El Vaticano ha descartado repetidamente la creación de un consejo sinodal como se prevé en una resolución adoptada por los participantes del camino sinodal en 2022.
Un comunicado emitido al final de las conversaciones entre obispos alemanes y funcionarios del Vaticano en junio subrayó que cualquier futuro organismo sinodal nacional no podría ser “por encima o igual a la conferencia episcopal”.
También afirmó que una comisión creada por el comité sinodal temporal para elaborar los planes para un órgano sinodal estaría “en estrecho contacto con una comisión correspondiente formada por representantes de los dicasterios pertinentes”.
Cuando se le preguntó si el ZdK aceptaba ese “control” por parte de Roma, Söding respondió: “¿Qué significa control? El ZdK aspira a hacer permanente la sinodalidad. Para ello es necesario un entendimiento con Roma”.
“La sinodalidad no es una lista de deseos, sino un proceso espiritual que implica trabajo duro y competencia comunicativa. Composición, mandato y cooperación son las cuestiones claves”.
La resolución del camino sinodal de 2022 prevé la creación de un comité sinodal de transición, que allana el camino para la creación de un consejo sinodal “a más tardar en marzo de 2026”. El comité estará integrado por los 27 obispos diocesanos de Alemania, 27 miembros del ZdK y otros 20 participantes del camino sinodal.
Sin embargo, cuatro obispos diocesanos han boicoteado el comité, que celebró su primera reunión en noviembre de 2023 y una segunda en junio. La próxima asamblea plenaria está prevista para diciembre.
Söding dijo a Communio: “En el comité sinodal trabajamos junto con todos los obispos diocesanos que no rechazan la cooperación. ¿Por qué no deberíamos encontrar una solución común, incluyendo a los cuatro obispos que actualmente no participan?”
El ZdK, fundado en 1848, reúne a representantes de numerosas asociaciones laicas de Alemania.
El organismo, financiado en gran parte por el impuesto eclesiástico, se describe a sí mismo como “la voz católica en la sociedad civil en Alemania”, aunque los críticos discuten si es plenamente representativo del catolicismo alemán.
El ZdK está dirigido por un comité ejecutivo formado por el presidente, cuatro vicepresidentes y un secretario general y celebra una asamblea general de socios dos veces al año. Además, cuenta con una secretaría general en Berlín con unos 25 empleados a tiempo completo.
Diez representantes del ZdK forman parte de una conferencia conjunta, en la que también participan diez representantes de la conferencia episcopal alemana. La conferencia conjunta se reúne dos veces al año para tratar temas de interés común.
El ZdK organiza periódicamente grandes actos, denominados Jornadas Católicas. La próxima Jornada Católica se celebrará en Würzburg, Baviera, en 2026.
El último presidente del ZdK que visitó Roma para mantener conversaciones fue el predecesor de Stetter-Karp, Thomas Sternberg, en 2016 .