Sumisión

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François es un profesor especializado en Literatura en la Universidad París III. Su vida ha llegado a su culmen intelectual tras publicar una tesis doctoral del poeta y ensayista francés Joris-Karl Hyusmans. Vive diversos romances y relaciones sexuales, pero siente que su vida no da para mucho más. Sin embargo, su vida y la de toda Francia cambiará en las elecciones del 2022, cuando lleguen a la segunda vuelta Marine Le Pen, lideresa del Frente Nacional, y Mohammed Ben Abbes, líder de los Hermanos Musulmanes, en unas elecciones históricas en la Historia de Francia.
Sumisión (Anagrama, 2015), es una novela de política ficción o distópica del escritor francés Michel Houellebecq, en la que el autor se vio en envuelto en polémica ya no solo por el contenido del libro, sino por el momento de su publicación. La novela se lanzó al mercado el 7 de enero de 2015, el mismo día del atentado islamista en la sede de la revista satírica Charlie Hebdo, en medio de una vorágine de violencia que azotó Francia. Houellebecq, por la publicación de este libro, fue tildado de islamófobo y de dar un empujón a la extrema derecha en Francia.
Más allá de la realidad política que vivía Francia hace unos años, en esta reseña voy a hablar del contenido literario. Bien es cierto que hay ciertos autores en los que la persona y el narrador, la vida e ideología del escritor o escritora, no se separan del contenido de su obra. Hasta el punto de que muchos lectores no leen libros de según qué escritor/a precisamente por ser quién es, por su ideología o por la ideología que piensan que tienen. Sin entrar en valorar si el contenido de la novela es un aviso real en forma de ficción del posible futuro demográfico y político en Francia y Europa, hablemos de literatura.
En la novela Sumisión, Michel Houellebecq plantea en un futuro muy cercano (solo siete años después de la fecha de publicación), qué pasaría si la extrema derecha francesa y un partido musulmán llegaran a disputarse el poder en Francia. De esta manera, se verían las fortalezas y debilidades de las ideologías que han tenido el poder en Francia, con los socialistas venidos a menos y un clima de crispación. Con toques de censura o ocultación de información por parte del poder de otras distopías como 1984 de George Orwell, en este caso vemos cómo todo transcurre ahora, en un tiempo muy presente -como sucede con otras novelas muy políticas y que por eso pierden fuelle en calidad literaria, como Independencia de Javier Cercas-.
François tiene algo más de 40 años y es un profesor universitario misántropo y en gran parte misógino, aunque en algunos momentos de la novela vemos sus contradicciones. Por un lado, ve a la mujer como un objeto sexual con el que desfogarse mientras aún tiene vigor, para lo cual recurre al pago de prostitutas. Por el otro, se le ve como un hombre débil abandonado por las mujeres jóvenes con las que mantiene relaciones entre el final de un curso universitario y el siguiente. Como el caso de Myriam, una alumna universitaria judía veinteañera. Su vida se centra en la universidad y en estas relaciones con mujeres, no tiene apenas amigos y en ocasiones se plantea si merece la pena suicidarse.
De esta manera, la decadencia personal de François tiene un paralelismo claro en la novela con la decadencia de Francia y de Europa. En esta novela política del controvertido Michel Houellebecq, Sumisión, vemos la ideología del poeta francés Huysmans, su intento de refugio en la religión cristiana antes una sociedad de finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX que ve con pesimismo. François, autor de una tesis sobre la evolución ideológica y literaria de Huysmans, se ve a sí mismo decadente y abandonado. Pero cuando alguien decae, otro sube.
El islamismo y los Hermanos Musulmanes son los que ascienden en Francia y los que, según el narrador en primera persona de la novela, el propio profesor universitario, harán lo mismo en pocas décadas en toda Europa por motivos demográficos: una Europa cada vez más vieja a la que cada vez llegan más inmigrantes musulmanes jóvenes, llevados por su religión a ser sumisos a Dios y a un universo que es perfecto como es. La idea de la familia como núcleo de la vida y el resurgir de la Religión, en este caso el Islam, que sube mientras la sociedad europea decae y se suicida.
Sumisión de Michel Houellebecq, más allá de la polémica ideológica e islamofóbica (que cada cual investigue al autor y llegue a sus conclusiones), es una novela con una narrativa potente y muy provocativa, sobre todo en lo relativo al contenido sexual. La primera persona nos ofrece al narrador totalmente expuesto, violento y descarnado. Sus pocas personas cercanas a la Universidad París III mostrarán el camino de Francia, como un agente de la Dirección General de Seguridad Exterior (DGSI) que es marido de una profesora. Él le hablará de las corrientes identitarias y del auge del islamismo moderado representado por Mohammed Ben Abbes, alejado de los salafistas, de la violencia islámica y de los atentados.
En este aspecto la novela es muy interesante y buena. La buena literatura no solo entretiene o hacer pasar un buen rato, sino que puede ir mucho más allá. Remueve conciencias, toca fibras sensibles y dependiendo del grado de provocación de un escritora o escritora, toca temas tabúes o polémicos. Uno de ellos es el auge del islamismo y hablar de la decadencia o el suicidio de Europa. Houellebecq lo hace y da la casualidad de que Sumisión sale a la venta el mismo día de los terribles asesinatos en la sede de Charlie Hebdo. Esa coincidencia no hace por sí sola que tengamos que poner al autor francés en una casilla o en otra, pero el contexto de la terrible violencia del islamismo radical en Francia hace pocos años está ahí como telón de fondo, sin duda.
Lo que está claro que esta novela, Sumisión, plantea interrogantes como el cambio de vida laica en Francia, la necesidad de convertirse al Islam para seguir dando clases en las universidades públicas, los pactos políticos, el resurgimiento de políticos franceses tan próximos pero tan lejanos hoy en día porque parece que hace muchos años que gobernaron: Nicolas Sarkozy (presidente de Francia entre 2007 y 2012) y François Hollande (presidente entre 2012 y 2017, la novela se publica aún presidiendo él el país) son dos ejemplos. Eso nos habla de la desmemoria o de lo rápido que olvidamos el presente tan cercano. Pero Houellebecq los tiene presentes en esta novela distópica con puntos fuertes para reflexionar, pero también puntos débiles.
Entre los puntos débiles de Sumisión de Michel Houellebecq está plantear el posible escenario político que tendría una victoria en 2022 de los Hermanos Musulmanes en Francia, como si fuera a tener un efecto dominó imparable y tan cortoplacista. Ese aspecto quizás es demasiado exagerado y menos realista, además de que para ser una novela política, está mucho más centrada en la vida del profesor François que en la política real, en centrarse en esos personajes políticos -se puede hablar ahí de si Marine Le Pen está muy «blanqueada» como personaje de una novela, eso es cierto- que aparecen, pero o en pantallas de televisión o citados por otros. Les falta presencia física para ser más reales, esa se centra al 100% en François.
De hecho, la realidad política se aleja de la novela al tiempo que François se aleja de París y vive momentos de desconcierto en su ruta, quizás a España, con escenas de violencia y muerte más propias de The Walking Dead, pero sin tener demasiado sentido en la narración y ritmo de la novela, más que como una especie de lectura reflexiva sobre la ceguera de la sociedad ante la realidad que tiene ante sus ojos, por intentar discernir algo. No se termina de ver con claridad por qué hay tanta violencia sangrienta y que parezca que no pasa realmente nada, en un contexto real tan convulso en Francia esos años. ¿Es quizás ceguera absoluta, cansancio como civilización y sociedad? No se entiende del todo ese tipo de eventos violentos en el libro, ahí le falta a Houellebecq un engranaje más fuerte en los acontecimientos y la trama de la novela Sumisión. La idea está muy bien como base, pero en lo literario tiene estos puntos débiles, inconexiones narrativas y, me parece, falta de contexto para que el lector sepa cómo un partido musulmán puede, de manera realista, ganar unas elecciones en Francia en 2022.
En el lado bueno, está la manera que tiene de plantear un posible escenario político basado en la realidad del momento y en el contexto filosófico, literario y religioso. Houellebecq nos hace plantearnos si de verdad hay muchos ateos o no en el mundo, si de verdad la belleza abrumadora del Universo es fruto del azar o como dijo Albert Einstein, ‘Dios no juega a los dados con el Universo’. El planteamiento de la decadencia de Europa, de una sociedad laica como la francesa que sin ser mayoritariamente musulmana vota a un partido musulmán para que gobierne, sirve para hablar el resurgir de la Religión, en este caso el islamismo, y las repercusiones en la política, en la educación, en la economía y en la libertad de las mujeres. Pero este último apartado al machista de François le da igual, incluso le sirve para recuperar esperanzas vitales o cree que puede conseguirlo: si no puede tener una relación con una mujer libre, a lo mejor la solución está en la poligamia obligada para ellas.
Sumisión de Michel Houellebecq sí es un libro hasta cierto punto polémico si se relaciona su contenido con la ideología del escritor. Pero en lo literario, es una ejercicio distópico con sus puntos débiles y sus puntos fuertes. La reflexión sobre la filosofía, la existencia o la negación de Dios (o el punto intermedio de los agnósticos) sobre el dios muerto de Nietzsche sobre las relaciones del Islam con el cristianismo y los judíos (la familia de Myriam huye y ella también a Israel antes de que los Hermanos Musulmanes ganen las elecciones) y cómo tantos se pueden convencer tan fácilmente de que la conversión al Islam es la mejor opción (¿o solo es por interés sexual y de dominio sobre la mujer?). Son elementos de una trama literaria que no termina de cuajar del todo, que promete pero que creo que se queda a medias.
Esto es así porque las consecuencias en la trama del libro no se ven a nivel de todo el país, no hay un relato próximo a los políticos, no se ve el ejercicio de novela distópica de penetrar en los políticos, sino que se queda todo en los elementos que hay alrededor alrededor del profesor François y en las opiniones de algunos de quienes rodean a Mohammed Ben Abbes al llegar a la presidencia de Francia. El planteamiento de la filosofía, esa gran olvidada en la sociedad occidental actual, es muy bueno, pero como novela de distopía política, falta más política realmente.
Para acabar, un punto a valorar de manera positiva es cómo lo grande y lo pequeño, lo histórico y lo anónimo, se entrelazan en esta novela. Y ahí Houellebecq acierta con los paralelismos entre las civilizaciones que no mueren, sino que se suicidan, y cómo unos imperios sustituyen a otros, con la vida del profesor François. Además de poner encima de la mesa la capacidad que tiene alguien para convencernos (realmente al profesor le convencen muy rápido de lo que quieren convencerle, ahí a la novela le falta chicha) y del poder de dinero y el sexo para hacernos cambiar de opinión y volvernos sumisos.
Todos estos elementos están en la novela Sumisión de Michel Houellebecq, con más fuerza casi al final de la novela. Por eso, el planteamiento es bueno, pero entre los puntos débiles y los fuertes, a nivel literario no es una gran novela, le falta profundidad en muchos aspectos, deja elementos sueltos muy poco explicados de manera extraña, cuesta entender por qué están en la novela. Un libro que tiene muchos altibajos a la hora de analizarla, que plantea cuestiones filosóficas, políticas y religiosas muy interesantes, pero que no termina de explotar en su explicación total hasta el final y me ha dejado a medias, sin que me haya deleitado ni me haya dejado indiferente.

Puntuación: 5 / Votos: 7

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