Por Dante Bobadilla- El Montonero.pe
Antifujimorismo es una patología social de alcurnia
El odio mata. Es un sentimiento tóxico que corroe las entrañas y empobrece las ideas. El odiador no puede evitar mostrar su odio frente al objeto de sus pasiones enfermas bajo cualquier pretexto. Lentamente va hundiéndose y ahogándose en su miasma. Esto es lo que ocurre hace tiempo con nuestra clase caviar y sus allegados.
Nuestra aristocracia caviar solo vive para odiar a Fujimori y condenar los noventa, seguida por su corte de pituprogres y su masa de proletrolls. Abundan las hueveras que aspiran a ser caviares y empiezan copiando su odio. Cada semana hacen el ridículo en sus columnas convertidas en pasmosas letanías de antifujimorismo relamido, predecibles desde el título: cualquier cosa mala que ocurre hoy en este país es culpa del fujimorismo, es la herencia de los noventa, reminiscencia del montesinismo, etc. Ya no escriben de otra cosa. Es su única especialidad, su obsesión.
Hasta se adornan con títulos académicos para decir lo mismo que repiten todos los días los progres baratos de la web. No hace falta un doctorado PUCP para vivir culpando a Fujimori de todo lo malo que pasa hoy. Para estos doctos caviares, la historia del Perú empieza el cinco de abril de 1992, y los 17 años transcurridos desde el fin del fujimorismo no existen. A ese nivel mental han caído los más insignes académicos caviares que adornan los medios con sus columnas de odio ilustrado.
No solo exhiben estupidez y obsesión enfermiza, sino que afloran sus odios más podridos en viles agresiones a la familia Fujimori. A diario una caterva de ruines caricaturistas se solaza en el agravio gráfico de algún Fujimori, con la complacencia de sus directores, para el deleite de su clase social. La semana pasada, una elegante dama de ficción que personifica perfectamente a la caviarada, insultó a Keiko Fujimori llamándola “porcina ojo jalado”. El autor es un fino y reconocido caviar que no tiene reparo alguno en vivir insultando públicamente a Keiko desde su cuenta, al igual que lo hacen sus congéneres, como si fuera un requisito de su club social. Luego salieron en mancha a defender el insulto a Keiko ofreciendo exquisitas razones, y todo eso a pocos días de haberse indignado contra Phillip Butters por sus bromas “racistas”. Es el espectáculo de hipocresía y doble moral que ofrece normalmente la caviarada, tan falso como su lucha anticorrupción enfocada única y exclusivamente en los noventa.
Insultar al fujimorismo es el deporte oficial de la aristocracia caviar, como lo es la cacería del zorro para la realeza británica. Lo pintan como “lucha contra la corrupción” y es parte de su moral. Combatir a un partido de cholos liderado por japoneses es muy digno de su estatus. Estigmatizar al fujimorismo es útil para sus campañas de ética. Así protegen su conciencia de las inmundicias que escriben. Recordemos que justificaron el terrorismo con la búsqueda de la justicia social. ¿No es fino? Para un buen caviar revolucionario el fin justifica los medios. Incluso alguien ha dicho por allí que “en el humor vale todo”. No señores: no hay nada que lo justifique todo.
A cada disparo contra el fujimorismo, una jauría de perros rabiosos corre a mordisquear la presa y celebrar la proeza, aparecen likes y se comparten con elogios. El corral entero del progresismo se alborota con rebuznos y relinchos colmando las redes con festejos babeantes. En estas condiciones es imposible hablar de unidad nacional o gobernabilidad. Menos aún cuando este gobierno es aliado leal del antifujimorismo y hasta les da de comer. Acá solo cabe esperar la guerra del fin del mundo. Caviares y pituprogres viven cada día en el odio, el rencor, el insulto, la mentira, el mito y la estigmatización; piden a gritos la disolución del Congreso. Les importa un bledo el país. Lo han probado en varias elecciones en las que prefirieron votar por cualquier impresentable. Su obsesión, sus sueños húmedos consisten en pisar las cabezas del fujimorismo y darles un tiro de gracia. Lo demás les tiene sin cuidado.
El antifujimorismo no es solo una patología social de alcurnia, es una profesión de élite a la que aspiran pituprogres y trolls. Es fácil. No importa la edad ni el tamaño de la estupidez que se propale, si es contra el fujimorismo tendrá éxito asegurado en las redes sociales, donde se mezclan juventud e ignorancia. Muchos mediocres se han hecho famosos nada más que por su antifujimorismo visceral, y ya tienen su columna en El Comercio para proferir su basura antifujimorista cada semana. Otros han descubierto que mezclar el humor con el odio es una fórmula perfecta para atraer a amplios sectores de limítrofes en las redes.
Deberíamos cuidar que el odio de estos sectores no arrastre al país al precipicio. Por desgracia lo vienen consiguiendo. Mientras ellos celebran, el país pierde.
Poder Judicial rechaza pedido de la Fiscalía para que se le imponga prisión preventiva
Fiscal José Domingo Pérez solicito la medida luego de que la lideresa de Fuerza Popular viajara supuestamente sin autorización judicial a Estados Unidos
Por Diego Casimiro– Infobae.com
El Poder Judicial rechazó el pedido del fiscal José Domingo Pérez para que se varie la comparecencia con restricciones contra la lideresa de Fuerza Popular, Keiko Fujimori, y, en su lugar, se le imponga mandato de prisión preventiva por el denominado Caso Cocteles.
Así lo decidió el juez de investigación preparatoria Víctor Zúñiga, quien resolvió que Fujimori no tenía la obligación de solicitar autorización judicial para viajar a Estados Unidos a finales de mayo de este año.
El magistrado indicó que, en 2020, cuando impuso la comparecencia con restricciones, sí se señaló expresamente como una regla de conducta el pedir permiso al Juzgado para ausentarse de Lima. Sin embargo, continuó, dicha regla fue dejada sin efecto de oficio en 2023 cuando dictó impedimento de salida del país. Esta última medida sería luego revocada en enero de este año en segunda instancia.
El fiscal José Domingo Pérez indicó que apelará la decisión del juez, mientras que la abogada de Keiko Fujimori, Giulliana Loza, se mostró conforme con lo resuelto.
Fujimori Higuchi estuvo presente en la audiencia de este miércoles 12; sin embargo, no hizo uso de la palabra ante el requerimiento del Ministerio Público. Únicamente se acreditó al inicio de la sesión. Según su defensa, se encuentra en su domicilio en Lima.
El debate
El fiscal José Domingo Pérez, del Equipo Especial Lava Jato, solicitó la variación de la comparecencia con restricciones por prisión preventiva debido al viaje que efectuó Keiko Fujimori a finales de mayo a Estados Unidos. Según el representante del Ministerio Público, la acusada tenía que solicitar autorización al Poder Judicial para ausentarse de la capital.
Pérez Gómez, además, recordó que en Estados Unidos radican coacusados del Caso Cócteles, por lo que Fujimori podría haberse contactado con ellos durante su estadía en dicho país. También cuestionó si se puede tener la seguridad de que la excandidata presidencial estará presente en la instalación del juicio oral el 1 de julio. “¿La impunidad es inherente al apellido Fujimori?”, dijo.
La abogada Giulliana Loza señaló que no estaba vigente la regla de conducta de solicitar permiso para ausentarse del país y que no existe elementos objetivos para afirmar que su patrocinada se haya comunicado con coacusados del caso Cócteles.
Por otro lado, el juez de investigación preparatoria Víctor Zúñiga calificó de “impertinente” la expresión “¿La impunidad es inherente al apellido Fujimori?” que usó el fiscal José Domingo Pérez. El magistrado señaló que su labor se centró en determinar si la acusación fiscal cumplía con los requisitos para pasar a juicio oral.
Juicio oral
El juicio oral del Caso Cócteles iniciará el lunes 1 de julio. El Equipo Especial Lava Jato pide una pena de más de 10 años de prisión contra Keiko Fujimori por la presunta comisión de los delitos de organización criminal, lavado de activos, entre otros.
La Fiscalía también solicitaba la disolución y liquidación de Fuerza Popular. Sin embargo, esta pena accesoria ya no se podrá imponer tras la promulgación de la Ley 32054, ley que excluye de responsabilidad penal a los partidos políticos.
La nueva norma modifica el artículo 105 del Código Penal, anteriormente aplicable a personas jurídicas que cometieran delitos, imponiendo sanciones como la clausura de locales, disolución y liquidación, suspensión de actividades, prohibición de realizar las mismas actividades en las que se cometió el delito, y multas desde 5 hasta 500 UIT. Con la Ley 32054, a las organizaciones políticas no se les podrá aplicar las primeras tres sanciones mencionadas. En cambio, se aplicará el régimen sancionador previsto en la Ley 28094, que regula a las Organizaciones Políticas. La responsabilidad penal se asignará de manera individual a los involucrados en el delito.
Una situación similar se establece en la Ley que regula la responsabilidad administrativa de las personas jurídicas en procesos penales. El artículo 5 de dicha ley, que contemplaba sanciones para las personas jurídicas al incurrir en delitos como multas, inhabilitación, cancelación de licencias, clausura de locales y disolución, también se ha visto ajustado. La Ley 32054 ahora impide aplicarles a las agrupaciones políticas las sanciones de inhabilitación, clausura de locales y disolución.
La caída caviar
Por Franco Consoli- ElReporte.pe
Pese a todos los intentos de la cúpula caviar para vulnerar la Constitución peruana y adjudicarse el poder entre ellos, las cosas parece que no se les ha dado como querían. En un pronunciamiento más que necesario, el Tribunal Constitucional optó por la vía correcta al confirmar la inhabilitación de los miembros de la Junta Nacional de Justicia Aldo Vásquez e Inés Tello. Dejando así sin efectos la irrupción del Poder Judicial que había repuesto a ambos magistrados pese a que el Congreso los había inhabilitado.
El pronunciamiento de la Sala de Derecho Constitucional y Social de la Corte Suprema de Justicia del pasado 22 de marzo, que ordenó reponer a los dos magistrados inhabilitados, fue más que invasiva con las competencias del Congreso, atentando así con la división de poderes.
La separación de poderes, planteada por Montesquieu durante el siglo XVIII, precisó que cada uno de los tres poderes del Estado, el Poder Ejecutivo, el Poder Judicial y el Poder Legislativo deben de tener atribuciones definidas y delimitadas de forma tal que entre ellos puedan mantener un equilibrio y ejercer un control del Estado. Esto de forma tal que no exista una concentración excesiva de poder.
Aquello significa que si bien los poderes pueden realizarse un control entre ellos, como puede ser la figura de la vacancia o del cierre del Congreso tras dos denegaciones -expresas- de confianza, no pueden interceder arbitrariamente dentro de las competencias de otro poder. Situación que se dio cuando el Poder Judicial ordenó que se repusiera tanto a Vásquez como a Tello, pese a que el Congreso, ejerciendo sus facultades únicas, concluyera que ambos magistrados habían trasgredido nuestra Constitución.
No caben dudas que la Junta Nacional de Justicia intentó usar su poder para favorecerse, incumpliendo con el mandato constitucional. Es por ello que sigue siendo ilógico que el Congreso haya inhabilitado únicamente a dos magistrados. Debían caer todos.
Aún así, después de que el Congreso votara por la inhabilitación no correspondía acto de control alguno por parte de ningún otro poder del Estado, y así, señalaron que cuando el legislativo realiza un acto dentro de sus competencias de carácter exclusivo y excluyente “materializan los mandatos de la Constitución Política, de manera que gozan de presunción de constitucionalidad” por lo que la decisión del Poder Judicial habría sido “completamente ajeno al control constitucional que es posible realizar respecto de actos políticos no justiciables del Congreso”. De tal manera que el TC señaló en la sentencia que la sala constitucional incurrió en manifiesto desacato a lo decidido por este Tribunal Constitucional (…) sobre los efectos vinculantes de las sentencias competenciales”.
Esto es un claro golpe para el sector de la rectitud moral de la que se vanaglorian los caviares, quienes pese a transgredirla “siempre se encuentran del lado de la ley”.
La confirmación de la inhabilitación de estos dos magistrados deja muy mal parada las intenciones de la JNJ. La cual, si bien pretendía destituir a la fiscal de la Nación suspendida, Patricia Benavides, los rumores señalaban que no contaban con los votos necesarios para hacerlo, y ahora sin Inés Tello ni Aldo Vásquez, parece que sus chances de ahogar a Benavides quedarán solo en una espantosa tentativa.
Situación que sería más que desfavorable para los amigos de la justicia social, IDL, Lo Justo y Gorriti dado que perderían uno de los hilos más importantes de su telaraña que sería la Fiscalía de la Nación. Si la JNJ no logra destituir a Patricia Benavides, su abanderado Juan Carlos Villena, quien no tengo dudas de que es el principal protector caviar dentro del Ministerio Público, abandonaría el cargo, para que se reincorpore la suspendida fiscal.
Y mientras sucede este gran desaire para la izquierda bien acomodada peruana, Jaime Villanueva, en condición de colaborador eficaz, estaría por declarar el día de hoy frente al fiscal Alcides Chinchay para detallar sobre sus declaraciones en las cuales señaló que Gustavo Gorriti dirigía investigaciones del Equipo Especial Lava Jato de Domingo Pérez y Rafael Vela, los perros de Napoleón, contra Keiko Fujimori y el difunto expresidente Alan García.
Los indicios de una invasión de Gorriti e IDL dentro del Ministerio Público son notables. Desde declaraciones de como Gustavo Gorriti con una sola llamada a Pablo Sánchez, exfiscal de la nación, (al cual podría tener amenazado según informes) pudo detener un operativo en las oficinas de IDL, a como el mismo periodista coordinaba con los fiscales de Lava Jato, hasta un escritorio del Instituto de Defensa Legal dentro del Ministerio Público.
Todo el bastión caviar puede ir desplomándose. Un efecto dominó que puede desestructurar todo el plan de la izquierda para perpetuarse en los organismos del Estado. Esperemos que esta sea la pieza necesaria para que todas las otras piezas desencadenen en el fin de esta parasitación caviar.