Archivo por meses: noviembre 2023

Noviembre

[Visto: 676 veces]

NOVIEMBRE, Aya Marcay Quilla [mes de llevar difuntos]
Por Felipe Guamán Poma de Ayala- Nueva Corónica y Buen Gobierno.
Este mes fue el mes de los difuntos, aya quiere decir difunto, es la fiesta de los difuntos.
En este mes sacan los difuntos de sus bóvedas que llaman pucullo y le dan de comer y de beber y le visten de sus vestidos ricos y le ponen plumas en la cabeza y cantan y danzan con ellos. Y le pone en unas andas y andan con ellas en casa en casa y por las calles y por la plaza y después tornan a meterla en sus pucullos, dándole sus comidas y vajilla al principal, de plata y de oro y al pobre, de barro. Y le dan sus carneros y ropa y lo entierra con ellas y gasta en esta fiesta muy mucho.
Y en este mes también se horadan las orejas los Ingas y hacen huarachicos [primeros taparrabos] y rutochicos [primer corte de cabellos], las mujeres, quicocu [primera menstruación]. Llevan agua de calles pucyo [manantial] y hacen fiesta de anacacuy [investidura del manto], cusmallicoy [investidura del manto], a los niños, quiraupi churcuy [puesta en cunas] 1.
En este mes de noviembre, Aya Marcay Quilla, mandó el Inga recitar y contar la gente de la visita general de este reino y ensayar los capitanes y soldados a la guerra y repartir mujeres y caballos. Y en este mes cubrían y alzaban paredes.
En este mes se visitaba ganados de la comunidad y de sapci [comunidad] y de indios particulares y de hinchir mujeres en los depósitos que llaman aclla wasi, a mujeres vírgenes, para que trabajen y sepan hilar, tejer ropa para el Inga y de los demás señores.
/ Aya Marq’ay Killa / aya / pukullu / warachiku / ruthuchiku / k’ikuku / pukyu / anakaku / kusmallikuq / k’irawpí churkuy / sapsi / aqlla wasi / a casas de las escogidas
1 Véase la lista de los ritos en GP, p. 795.

Vietnam impulsa beatificación de obispo francés cofundador de las Misiones Extranjeras de París

La Arquidiócesis de Hanói abrió oficialmente la causa de beatificación de Monseñor François Pallu (1626-1684)

El 29 de octubre en la Arquidiócesis de Hanói, capital de Vietnam, con ocasión de una celebración que marcará la apertura de la investigación diocesana. Todos los obispos de Vietnam estuvieron presentes, así como el Delegado Apostólico de la Santa Sede.
Monseñor François Pallu fue uno de los primeros Vicarios Apostólicos de Vietnam, y es considerado como uno de los fundadores de la Iglesia en Vietnam, junto con Monseñor Lambert de la Motte. Con este último y con Monseñor Ignacio Cotolendi, Monseñor Pallu es uno de los principales fundadores de la Misiones Extranjeras de París (MEP).
Fundación de las Misiones Extranjeras de París
Nacido en 1626 en Tours, Francia, creció en una familia perteneciente a la nobleza de toga, es decir, los altos funcionarios judiciales. Fue nombrado muy joven canónigo de San Martin, distinguiéndose por su piedad y su caridad. Al llegar a París, conoció a Alejandro de Rhodes, jesuita, quien era entonces misionero en Tonkin y en Cochinchina (actual Vietnam). En esa época, este último se encontraba en Europa para pedir al Papa instituir obispos para su país de misión. François Pallu fue escogido en 1653 para ser uno de los obispos deseados por el Padre de Rhodes.
En 1658, la Propaganda Fide (Congregación para la evangelización de los pueblos) propuso nombrar a François Pallu y Lambert de La Motte vicarios apostólicos de las misiones en China y en los países vecinos. El Papa Alejandro VII aprobó dicha elección y, el 17 de noviembre de 1658, François Pallu fue ordenado obispo en Roma, en la Basílica de San Pedro. El 9 de septiembre de 1659, fue ordenado vicario apostólico de Tonkin, y administrador de Yunnan, Guizhou, Hou Kouang, Sichuan, Guangxi en China, y de Laos.
El mismo año eligió e hizo nombrar a un tercer vicario apostólico, Ignace Cotolendi. Antes de su llegada a Asia, Monseñor Pallu y Monseñor Lambert de la Motte fundaron las Misiones Extranjeras de París, con el fin de difundir el catolicismo y formar el clero autóctono en Camboya, Siam, Vietnam y China.
Monseñor Pallu falleció el 29 de octubre de 1684, a la edad de 58 años. Según Monseñor Hung, él asumió el papel de crear vínculos entre la Santa Sede y Vietnam. “Gracias a eso, la Iglesia local permanece unida”, asegura él.
El Colegio de los Mártires
A pedido de la Santa Sede, los miembros de la congregación comenzaron su trabajo misionero en la India en 1776, en Corea y Japón en 1831, en otras regiones de China en 1838, en Malaya (Malasia) en 1841, en Tibet en 1846, en Birmania en 1855 y en Taiwan en 1952. En el transcurso del siglo XX, los misioneros de las Misiones Extranjeras de París fueron expulsados de Camboya, China, Laos y Vietnam por los regímenes comunistas. Muchos de ellos fueron enviados a trabajar en nuevas regiones, principalmente en Madagascar e Indonesia.
El seminario construido por Monseñor François Pallu y Monseñor Lambert de la Motte en 1664 en Ayutthaya, llamado Seminario de los Santos Ángeles y más tarde Colegio General, donde se han formado más de mil sacerdotes, se trasladó en varias ocasiones y actualmente se encuentra en Mariophile, Tanjung Bungah, Malasia, desde 1984. Es también llamado el Colegio de los Mártires, con 47 seminaristas mártires hasta el día de hoy, de los cuales cinco santos y un bienaventurado. Hoy es el turno del fundador de tomar el camino de la beatificación.
Fuente: Eglises d´Asie.
Catequistas vietnamitas 1926.

Historia de Vietnam: catálogo en la web de cartas de los misioneros franceses

Las Missions Etrangères de Paris han inventariado las 400 cajas de documentos del Fondo Vietnam, que reúne documentos sobre las misiones en el país desde finales del siglo XIX hasta 1975. El material está disponible para ser consultado por los historiadores en la sede del IRFA en París.
Toda la correspondencia entre París y sus misioneros en Vietnam, ha sido catalogada y el índice se encuentra a disposición en la web para los estudiosos de todo el mundo interesados en la convulsa historia del siglo XX en ese país. El trabajo fue llevado a cabo por el IRFA, el instituto de investigación sobre las relaciones entre Francia y Asia de las Misiones Extranjeras de París, que ha lanzado recientemente una plataforma para la consulta de su Fondo Vietnam.
En el último año se han clasificado las 400 cajas de archivos de esta misión del instituto francés entre finales del siglo XIX y 1975, y el inventario ahora se puede consultar en la web. Este catálogo permitirá a todos los investigadores interesados ​​en la historia de Vietnam saber qué pueden encontrar en los archivos de IRFA, que están abiertos a la consulta pública en la sala de lectura de la sede de la Rue de Bac, en París.
El fondo Vietnam está formado principalmente por la correspondencia entre los distintos órganos de las MEP y las misiones locales. Aparte de las diócesis de Hung Hoa (depositada en 1963 por Monseñor Mazé) y de Kontum (depositada en 1964 y 1975 por Monseñor Seitz), ninguna diócesis vietnamita ha depositado sus fondos en París.
La primera presencia de las Missions Etrangères de Paris en Vietnam se remonta al siglo XVII. En 1662 el obispo Pierre Lambert de La Motte fue nombrado primer vicario apostólico de Cochinchina. Louis Chevreuil fue el primer misionero europeo que llegó a esta región el 26 de julio de 1664, como vicario delegado por Mons. de La Motte. François Deydier llegó a Tonkín en 1666. En 1790 todavía había cuatro misioneros de las MEP en Tonkín. La Revolución Francesa y la clausura del seminario de París sepultaron cualquier esperanza de aumentar el número de misioneros hasta 1815.
En la segunda mitad del siglo XIX, tras el Tratado de Hué y la creación de la Indochina francesa en 1887, los misioneros pudieron reorganizarse. El país se dividió en varios vicariatos, se aumentó el personal y hubo más conversiones. El número de católicos en el Tonkín Occidental pasó de 140,000 a 220,000. A principios del siglo XX, debido a las dificultades de la administración francesa, la hambruna y la crisis económica, las MEP decidieron transferir las responsabilidades eclesiásticas al clero vietnamita local.
Durante la Guerra de Indochina (1946-1954), la situación de los misioneros en Vietnam variaba dependiendo de las zonas ocupadas por el Vietminh o el ejército francés. Esto llevó a casi 700,000 católicos a refugiarse en el Sur, y desde 1970 no quedó ningún misionero de las MEP en el Norte. Tras la proclamación de la República Socialista de Vietnam en 1975, todos los misioneros que quedaban fueron expulsados ​​del país.
Fuente: Asia News.

Bienaventurados todos los santos

[Visto: 1255 veces]

8 bienaventuranzas

Las bienaventuranzas son:
Dichosos los pobres en espíritu
Dichosos los que lloran
Dichosos los humildes
Dichosos los que tienen hambre y sed de justicia
Dichosos los compasivos
Dichosos los de corazón limpio
Dichosos los que trabajan por la paz
Dichosos los perseguidos por causa de la justicia
Las bienaventuranzas sirven de introducción al conocido Sermón del Monte que Jesús pronunció frente a sus discípulos y a muchos de sus seguidores. El pasaje bíblico se encuentra en Mateo 5:3-12. Bienaventurado significa “muy privilegiado” o “dichoso”.
Resumen de qué significan: Por medio de las ocho bienaventuranzas, Jesús describió cómo debe ser el carácter de sus discípulos y cuál es la recompensa que ellos reciben o recibirán.
Explicación de las bienaventuranzas y qué significan:
Cada una de las bienaventuranzas va dirigida a un grupo específico de personas que está desarrollando la cualidad mencionada gracias a la obra del Espíritu Santo en sus vidas. Y es precisamente de eso de lo que se trata: de desarrollar el carácter que Dios desea ver en sus hijos. A cada grupo se le promete que recibirá la bendición correspondiente.
1. Los pobres en espíritu
Dichosos los pobres en espíritu, porque el reino de los cielos les pertenece. (Mateo 5:3)
Los primeros son los que reconocen su pobreza espiritual y que necesitan a Dios como Salvador. Ellos van con un corazón humilde ante la presencia de Dios para suplicar su misericordia y su perdón (ver Lucas 18:9-14). Es ahí donde comienza nuestro andar con Jesús: al reconocer que no somos salvos por nuestros propios méritos, sino por medio de él, por su gran misericordia y por su gracia.
El pobre en espíritu anhela reflejar el carácter de Jesús y que él sea glorificado en su vida. Vive en humildad, sometido al señorío de Cristo. Vemos que su recompensa, el reino de los cielos, le pertenece desde ya. No tiene que esperar al futuro, ya puede vivir en la realidad del reino de los cielos.
Jesús, al comenzar su ministerio terrenal, predicó: «Arrepiéntanse, porque el reino de los cielos está cerca». El pobre en espíritu responde a ese mensaje con un arrepentimiento genuino ante el Señor y recibe su recompensa: ¡el reino de los cielos llega y transforma su vida!
2. Los que lloran
Dichosos los que lloran, porque serán consolados. (Mateo 5:4)
Este grupo está muy relacionado con el primero. Habla de los que se arrepienten y lloran profundamente por sus pecados, por la forma en que sus acciones han ofendido a Dios y han causado una brecha entre ellos y Dios. Una vez más, son personas que reconocen su necesidad de Jesús y claman ante él con corazón contrito. Pablo habla de este sentir cuando dice «La tristeza que proviene de Dios produce el arrepentimiento que lleva a la salvación…» (2 Corintios 7:10).
Es cierto que pasamos por situaciones tristes y difíciles en el transcurso de la vida y Dios también trae consuelo y paz a nuestros corazones en esos momentos. Pero la bienaventuranza es más bien para los que lloran con dolor profundo por los pecados cometidos. ¡Ellos serán consolados!
¿Qué es el pecado y qué dice la Biblia sobre él?
3. Los humildes
Dichosos los humildes, porque recibirán la tierra como herencia. (Mateo 5:5)
Esta bienaventuranza hace referencia al Salmo 37:1-11. Allí se habla de alguien que confía plenamente en Dios y no se deja llevar por las actitudes de otros o por las injusticias que ve a su alrededor. El de espíritu manso y humilde no reacciona impulsivamente ante las situaciones, sino que espera con paciencia la dirección de Dios para actuar de acuerdo con su voluntad.
La persona humilde o mansa sabe que Dios tiene todo el control, confía en él y se aferra a él y a sus promesas. Es alguien que espera sin dudar, con la confianza de que Dios cumple lo que dice y que su mover siempre resulta en un bien para sus hijos. La recompensa para el humilde: recibirá la tierra como herencia.
El significado bíblico de la humildad y sus características.
4. Los que tienen hambre y sed de justicia
Dichosos los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados. (Mateo 5:6)
Este grupo de personas anhela que haya justicia y que sea la justicia de Dios la que se manifieste en la tierra. No es un deseo sin más: es una gran fuerza y es por eso que buscan participar activamente para que haya justicia. Se acercan a Dios en busca de su justicia no solo para ellos sino también para las circunstancias que les rodean.
Reconocen que la verdadera justicia viene de Dios porque la han experimentado en sus vidas. Han recibido su perdón y le siguen en santidad y en obediencia. Saben que aun en medio de todo lo que parece injusto en este mundo, Dios obrará tarde o temprano con su justicia y esta certeza los impulsa. La promesa para ellos es que serán saciados. Verán la manifestación de la justicia de Dios.
5. Los compasivos
Dichosos los compasivos, porque serán tratados con compasión. (Mateo 5:7)
El corazón transformado por el amor y el perdón de Dios mostrará misericordia y compasión, se identificará con el dolor ajeno y se compadecerá. Esto no quedará sin recompensa. El que muestre compasión por los demás también recibirá compasión cuando la necesite. Es como un bumerán.
¿Cómo se expresa la compasión? Siguiendo el ejemplo de Dios. Él nos abrió el camino hacia la vida eterna a través de Jesús cuando aún éramos pecadores (Romanos 5:8). Cuando somos compasivos, tendemos la mano a los demás y les ayudamos a ser mejores personas e hijos de Dios.
El compasivo se esfuerza en entender la situación de los otros sin ignorar o dejar pasar los errores que hayan cometido. Les da las herramientas necesarias para que descubran y usen el potencial que Dios ha puesto en ellos. Mantiene los ojos fijos en lo que Dios quiere hacer y no en los errores que las personas hayan cometido.
6. Los de corazón limpio
Dichosos los de corazón limpio, porque ellos verán a Dios. (Mateo 5:8)
Tener un corazón limpio es tener un corazón que se inclina hacia las cosas que agradan a Dios. Quien tiene un corazón limpio busca la santidad y no se deja contaminar por sentimientos o actitudes que entristecen a Dios. Es puro el corazón que pertenece única y exclusivamente a Dios, que no pone a nada ni a nadie más en el trono. Dios es su Rey excelso, el que dicta y reina sobre cada sentimiento y cada pensamiento. ¡Y es por eso que verá a Dios!
¿Quién puede subir al monte del Señor? ¿Quién puede estar en su lugar santo? Solo el de manos limpias y corazón puro, el que no adora ídolos vanos ni jura por dioses falsos.
(Salmo 24:3-4)
7. Los que trabajan por la paz
Dichosos los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios. (Mateo 5:9)
Esta bienaventuranza es para los que trabajan activamente a favor de la paz. No se refiere a los que viven en paz: puedo vivir en paz porque me mantengo aislado de los demás o no me meto en la vida de nadie. Pero eso no quiere decir que esté colaborando intencionalmente para que haya paz, porque sé que forma parte de la misión que Dios me ha encomendado.
La paz a la que se refiere es la paz interna, la de saber que somos hijos de Dios, que hemos sido reconciliados con él por medio de la obra de Jesús en la cruz. Para los pacificadores, su misión es reconciliar al mundo con Dios, ayudarle a vivir en su paz. Ellos serán llamados hijos de Dios porque expresan de una forma especial el corazón del Padre.
8. Los perseguidos por causa de la justicia
Dichosos los perseguidos por causa de la justicia, porque el reino de los cielos les pertenece. (Mateo 5:10)
Son bienaventurados los que son perseguidos porque actúan a favor de la justicia. Estas son las personas que no se quedan calladas cuando ven que se maltrata a un indefenso. Son los que levantan su voz y actúan a favor de los derechos de los que no se pueden defender porque saben que cada vida tiene valor ante Dios. Trabajan en busca de soluciones para que todos vivan en paz y reciban respeto.
A estos también, al igual que a los pobres en espíritu, les pertenece el reino de los cielos. Desde ya disfrutan de su recompensa. ¿Por qué? Porque el reino de los cielos se acerca cuando somos guiados por la justicia que viene de Dios.
Dichosos serán ustedes cuando por mi causa la gente los insulte, los persiga y levante contra ustedes toda clase de calumnias. Alégrense y llénense de júbilo, porque les espera una gran recompensa en el cielo. Así también persiguieron a los profetas que los precedieron a ustedes. (Mateo 5:11-12)
Los que son perseguidos por causa del Evangelio tendrán una gran recompensa en el cielo. Hoy día hay muchos hermanos que no tienen la libertad de ir a reunirse como Iglesia o ni siquiera pueden tener la Biblia en sus hogares. Son forzados a vivir su fe en solitario y con mucha cautela. Muchos están en prisión; sufren aquí, pero serán recompensados por la eternidad.
Debemos apoyarles en oración pidiendo a Dios que les fortalezca y que ellos puedan sentir su paz en medio de las dificultades que enfrentan diariamente.
Qué significa bienaventurado
Cuando leemos la palabra «bienaventurado» (o «dichoso», dependiendo de la traducción), debemos darle el sentido de una persona muy privilegiada. Las personas que menciona el pasaje bíblico son bienaventuradas, dichosas, privilegiadas. No lo serán en el futuro, sino que ya lo son.
La sociedad moderna considera dichosos a los que tienen recursos materiales, una buena posición social o prestigio. Jesús nos da una visión muy diferente sobre los que son verdaderamente dichosos o bienaventurados.
Mateo 5:3-10, las bienaventuranzas
Otros dichosos en el Libro de los Salmos
1. Los que no siguen lo malo, sino que se deleitan en la Palabra del Señor
Dichoso el hombre que no sigue el consejo de los malvados, ni se detiene en la senda de los pecadores ni cultiva la amistad de los blasfemos, sino que en la ley del Señor se deleita, y día y noche medita en ella. Es como el árbol plantado a la orilla de un río que, cuando llega su tiempo, da fruto y sus hojas jamás se marchitan. ¡Todo cuanto hace prospera! – Salmo 1:1-3
Dichoso el hombre que no sigue el consejo de los malvados, ni se detiene en la senda de los pecadores ni cultiva la amistad de los blasfemos, sino que en la ley del Señor se deleita, y día y noche medita en ella. Es como el árbol plantado a la orilla de un río que, cuando llega su tiempo, da fruto y sus hojas jamás se marchitan. ¡Todo cuanto hace prospera! (Salmo 1:1-3)
Salmo 1: descubre las bendiciones para el que obedece a Dios
2. Los que han recibido el perdón de sus pecados
Dichoso aquel a quien se le perdonan sus transgresiones, a quien se le borran sus pecados. Dichoso aquel a quien el Señor no toma en cuenta su maldad y en cuyo espíritu no hay engaño. (Salmo 32:1-2)
3. Los que escogen servir y obedecer a Dios
Dichosa la nación cuyo Dios es el Señor, el pueblo que escogió por su heredad. (Salmo 33:12)
4. Los que se refugian en Dios
Prueben y vean que el Señor es bueno; dichosos los que en él se refugian. (Salmo 34:8)
5. Los escogidos para servir a Dios
¡Dichoso aquel a quien tú escoges, al que atraes a ti para que viva en tus atrios! (Salmo 65:4a)
6. Los que temen al Señor y le siguen
Dichosos todos los que temen al Señor, los que van por sus caminos. Lo que ganes con tus manos, eso comerás; gozarás de dicha y prosperidad. (Salmo 128:1-2)
7. Los que tienen su esperanza puesta en Dios
Dichoso aquel cuya ayuda es el Dios de Jacob, cuya esperanza está en el Señor su Dios, creador del cielo y de la tierra, del mar y de todo cuanto hay en ellos, y que siempre mantiene la verdad. (Salmo 146:5-6)

Patinazo del informe Gabilondo

[Visto: 777 veces]

Por . Sacerdote diocesano de Bilbao. Catedrático emérito en la Facultad de Teologí­a del Norte de España (sede de Vitoria).
Autor del libro Entre el Tabor y el Calvario. Una espiritualidad «con carne» (Ediciones HOAC, 2021).
He leído con detenimiento la “Presentación” del Informe sobre los abusos sexuales en el ámbito de la Iglesia católica y el papel de los poderes públicos. Una respuesta necesaria. También he leído con detenimiento el capítulo octavo, dedicado a las “conclusiones y recomendaciones” que formula el Defensor del Pueblo. Y, “en diagonal” el resto del documento. De la lectura realizada me queda una extraña sensación, a la vez, de esperanza y desaliento.
De esperanza, porque –en medio de la tragedia– se ha puesto a las víctimas en el centro del diagnóstico: “lo sucedido es para ellas y para toda la sociedad un verdadero desastre”.
De aliento, también, porque se formulan orientaciones que apuntan a su reconocimiento y a la reparación; porque se recuerda la importancia de facilitar el apoyo psicológico a las víctimas, así como de mejorar su atención en el sistema judicial; porque se subraya la centralidad de la prevención, de la formación, de la sensibilización y de seguir impulsando la investigación: todavía es mucho el dolor que escuchar y conocer. Y también porque se urge a reparar, simbólica y económicamente.
De esperanza, igualmente, porque se evita la existencia de víctimas de primera y de segunda división cuando sostiene que el “abuso sexual infantil” “no se limita a una institución (la eclesial) y afecta, de un modo u otro, a todos los ámbitos (civiles) de socialización de los menores de edad”. Y, finalmente, me siento alentado porque sostiene dos puntos que –referidos a la Iglesia católica– me gustaría que no pasaran inadvertidos: en primer lugar, la denuncia de que la pauta habitual de esta institución, “al menos a nivel oficial”, ha sido la minimización o negación del problema; algo, particularmente grave, vista “su aspiración a ejercer un liderazgo moral”. Y, en segundo lugar, el reconocimiento de que la Iglesia católica está necesitada de “un cambio estructural  (…) en la línea de lo que han reclamado los informes emitidos en otros países”.
Pero he dicho que la lectura del Informe, además de abrirme a la esperanza en los puntos que acabo de reseñar, también me ha dejado descorazonado y, por ello, necesariamente, crítico. Visto lo sucedido en Francia con el Informe CIASE sobre la pederastia eclesial ¿era necesario que el Defensor del Pueblo encargara una encuesta demoscópica sobre este asunto? ¿No hubiera sido mejor ofrecer un diagnóstico, como lo han hecho los investigadores alemanes y suizos, a partir de los casos incontestablemente conocidos o reconocidos?
Mi desaliento se incrementa cuando se escuchan las extrapolaciones a las que se presta –como ya sucedió en Francia– dicha encuesta demoscópica. Y con las extrapolaciones, los comentarios salidos de tono y las interpelaciones ancladas en el “y tú, más”. ¿Cómo es posible, se viene oyendo en Francia desde 2021, que prestemos atención a los supuestos 330,000 abusados por sacerdotes, religiosos o laicos al servicio de la Iglesia y no atendamos, como también se merecen, los supuestamente restantes 5.2 millones de niños franceses abusados sexualmente en otras instituciones civiles?
En estos días estamos asistiendo a una versión hispánica de este lamentable patinazo, de las extrapolaciones a las que se presta y del embarrado debate que está provocando: ¿cómo es posible, vengo escuchando, que se dé más importancia, según la extrapolación realizada por algunos medios de comunicación, a los supuestamente 440,000 abusados en la Iglesia católica y no se tengan presentes los millones de personas (más de cinco millones) que, también supuestamente, habrían padecido abusos, por ejemplo, en el ámbito familiar, en la vía pública o en los colegios no religiosos? He aquí la causa de mi desaliento; algo que el Defensor del Pueblo me podría haber evitado si se hubiera ahorrado la muestra demoscópica, a la luz del bronco y estúpido debate abierto en Francia y de la acogida habida en Alemania y en Suiza de sus respectivos Informes, a partir de casos reales e incontestables.
¿Qué precio se puede acabar pagando, además del de la credibilidad de algunos medios de comunicación social que han impulsado o han hecho la ola a una de las extrapolaciones a las que se presta la muestra sociológica y han ocultado otras posibles? Creo que dos: el desplazamiento, en primer lugar, de la centralidad que han de tener –como muy bien se subraya en el Informe– las víctimas y no, añado por mi cuenta, las filias y las fobias clericalistas de turno. Y el segundo, la irrelevancia en que puede quedar sumida la recomendación –fuertemente subrayada en el Informe– de seguir transformando la sociedad y sus instituciones; una recomendación que, en el caso, de la Iglesia, pasa por adoptar no solo “compromisos públicos” de reconocer las víctimas y reparar el daño causado, sino también, de proceder a “la reforma institucional, en lo que sea necesario”. Ojalá que mis temores sean infundados.

Sobre el informe del Defensor del Pueblo

Sorprende la extrapolación que se hace de los datos obtenidos en una encuesta adjunta al informe. No corresponden a la verdad ni representan al conjunto de sacerdotes y religiosos que trabajan lealmente y con entrega de su vida al servicio del Reino.
Los obispos han valorado el informe del Defensor del Pueblo, quien fue invitado a asistir a esta reunión del episcopado español, pero declinó participar por motivos personales. En este sentido han realizado una primera aproximación a su trabajo valorando, de manera especial, el testimonio recogido de las víctimas, lo que permite situar a las víctimas en el centro. Se han considerado también valiosas las recomendaciones propuestas en este informe.
Partiendo de esta realidad, la Asamblea Plenaria se une a la petición del Defensor del Pueblo que urge al Estado a poner en marcha las recomendaciones que el informe realiza a sus distintas instituciones, para asumir su responsabilidad en la tarea conjunta de poner fin a esta lacra que afecta a toda la sociedad, como señala el mismo informe. Dejar de tener en cuenta la magnitud del problema y su dimensión mayoritariamente extraeclesial, supone no afrontar las causas del problema y perpetuarlo en el tiempo. Además, poner el foco exclusivamente en la reparación de las víctimas de la Iglesia, discriminaría a la mayoría de las víctimas, a las que convertiría en víctimas de segunda.

Sobre la auditoría encargada al despacho Cremades & Calvo-Sotelo

En relación a la auditoría encargada al despacho Cremades & Calvo-Sotelo, los obispos han escuchado la solicitud y la motivación para la ampliación del plazo de su auditoría, que ha presentado el presidente del Despacho, Javier Cremades. La Asamblea Plenaria ha decidido posponer a la próxima Asamblea de noviembre la decisión sobre la encomienda realizada al despacho Cremades&Calvo Sotelo en el mes de febrero de 2022.

Puesta en marcha de las recomendaciones recibidas

En relación a las recomendaciones propuestas por el informe del Defensor del Pueblo, los obispos de la Asamblea Plenaria han constatado que, en buena medida, son convergentes con otras propuestas trabajadas en la CEE desde ya hace algún tiempo.
Los obispos han decidido encargar al Servicio de Protección de Menores de la CEE el itinerario de la aplicación de las recomendaciones del Defensor del Pueblo, en relación a los cauces de reparación, prevención y formación. Este itinerario será ya implementado en la próxima Asamblea Plenaria de noviembre.

Un problema que va más allá de la Iglesia

Junto a la responsabilidad de la Iglesia en la cuestión de los abusos, por la que miembros de esta Asamblea Plenaria han pedido perdón, el estudio del Defensor del Pueblo presenta una visión general del problema que va más allá de la Iglesia: los abusos sexuales a menores son un problema social al que todas las instituciones públicas y privadas tiene el deber de dar respuesta.
De todas formas, un solo caso de abusos es intolerable. La Iglesia católica en España lleva años trabajando en poner fin a esta lacra y va a seguir trabajando en la misma línea, incorporando a su esfuerzo diario estas recomendaciones. La Iglesia quiere contribuir a erradicar los abusos sexuales en la infancia no solo en la Iglesia sino en toda la sociedad y pone al servicio de la misma su triste experiencia para hacerlo, con espíritu de colaboración.
Fuente: COPE.

El ENFEN y el Niño

[Visto: 962 veces]

Por JULIO VILLAFUERTE OSAMBELA Coronel FAP (r) y meteorólogo OMM- Diario Correo.
El Estudio Nacional del Fenómeno el Niño conocido como ENFEN, fue creado en el ámbito de la pesca y es parte de un convenio internacional entre el Perú, Chile, Ecuador y Colombia con el fin de homogenizar términos en esta parte del Pacifico. En el Perú el representante es el IMARPE.
En el segundo gobierno aprista, al ENFEN le otorgaron la autoridad para acreditar la existencia e intensidad de El Niño, tomándose como base para los estados de emergencia.
Empezó bien, porque no era todos los años, ahora tanto la parte científica y de gestión fuerzan a que exista uno en cualquier categoría (como El Niño “neutro”) y más aún, en 2016 fue incrustado el llamado Niño Costero.
Vigilar El Niño es importante pero no lo es todo. Bajo este criterio, no habría objeción en crear un Estudio Nacional del Anticiclón del Pacífico Sur o el Estudio Nacional del Alta Boliviana o el Estudio Nacional de la Zona de Convergencia Intertropical. Sería un caos, pues desde siempre el encargado de todo esto es Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología (SENAMHI).
El SENAMHI es la entidad encargada de vigilar y difundir el comportamiento del clima, meteorología e hidrología de todo el país y está en sus normas la facultad de solicitar a otras entidades lo que vea conveniente.
Es necesario repotenciar el SENAMHI debilitado últimamente. Una muestra de ello es que desde principio de año el ENFEN advirtió un grave fenómeno El Niño, sin embargo, al pasar del tiempo la intensidad de este está descendiendo. Si bien con el ENFEN el Estado declaró en emergencia muchas regiones al sur por sequía, el SENAMHI ha sacado alertas de precipitaciones en dichas zonas corrigiendo los cambios. ¿A quién le creemos?