Por Eduardo Palomino Thompson- Doctor en Educación por la Pontificia Universidad Católica del Perú.
Realizó sus estudios de pedagogía en la Universidad Marcelino Champagnat. Ha sido profesor y director de colegios, directivo en instituto pedagógico y profesor universitario, particularmente de postgrado. Así mismo Coordinador de Maestría y Doctorado de Educación en la Universidad Femenina del Sagrado Corazón de Lima (UNIFÉ). También ha ejercido la docencia en postgrados de las universidades César Vallejo, San Pedro, Los Ángeles de Chimbote y PUCP de Lima. Ha colaborado muchos años en congresos educativos organizados por la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas.
Ha sido presidente del Consorcio de Centros Educativos Católicos (1975-1980 y 1987-1993), en donde le correspondió fundar el periódico educativo “Signo” y, sobre todo, mantener con su Directiva una línea de firme defensa de la educación católica y privada.
Aparte de artículos en revistas y periódicos, ha publicado diversos estudios en torno al ingreso a las universidades (en colaboración con el Dr. Iván Montes Iturrizaga) y dando sugerencias para la política educativa para el quinquenio 2000-2005 entre otros. Su aporte principal lo constituye el libro: “Política Educativa escolar en el Perú. Historia (1933 al 2005). Aspectos teóricos. Temas centrales. Propuestas. ¿Ha fracasado en el Perú?”.
13.- ¿LA ORTODOXIA DE LA FE EN PELIGRO? EDUCAR EN LA FE.
Ortodoxia en la fe católica.
Nuestras instituciones educativas católicas escolares, e incluso superiores de los años 1930, 1940 y 1950 en lo que entonces se llamaban cursos de educación religiosa, no hay duda que expresaban los planteamientos y creencias de la Iglesia Católica de todos los tiempos y dentro de una doctrina ortodoxa. Igual ocurría en los textos escolares de formación religiosa.
Podemos decir que para la Iglesia la ortodoxia en la fe significa que se cree y profesa las enseñanzas católicas oficiales y correctas. Por tanto, se trata de algo objetivo, no un parecer personal o subjetivo. Supone que en el pasado la institución ha establecido cuáles son las creencias que el fiel debe aceptar y procurar vivir.
Para el caso católico, ellas han sido señaladas en el Antiguo Testamento, por ejemplo: los mandamientos que Dios da a Moisés; asimismo, las enseñanzas de Jesús y del Nuevo Testamento. Igualmente, el desarrollo de todo ello por la tradición de la Iglesia, sus doctores y el magisterio papal. Normalmente las enseñanzas más importantes han sido establecidas como dogmas de fe a veces por los papas y, también por decisiones de concilios ecuménicos.
Problemática de la ortodoxia en el Vaticano II y el post vaticano.
El Concilio Vaticano II, que culminó en 1965, supuso la continuidad de esa doctrina católica a la que comúnmente denominamos ortodoxa. Como en todo Concilio, hubo ideas y posiciones diferentes ya que incluso, en este caso, participaron algunos peritos que habían sido cuestionados durante el pontificado anterior de Pío XII y que seguían corrientes de la discutida “Nouvelle Theologie”, pero ellas no significaron algo contrario a la ortodoxia milenaria.
Pese a las ciertas diferencias, al final quedaron textos ortodoxos. Por otra parte, no faltan quienes opinan que en el Concilio quizá se trató de querer enfrentar demasiados temas y que, en casos, fueron a lo mejor muy largos en su desarrollo o poco concisos, lo cual permitió luego buscar huecos o cabos sueltos por donde se pueden deslizar otras ideas a veces no tan ortodoxas.
De todas formas, como siempre ha sucedido, hubo quienes, padres conciliares, teólogos, o católicos, no quedaron muy contentos con el Vaticano II porque deseaban muchos más cambios y más profundos de los que se establecieron. No faltó un cierto número de teólogos o eclesiásticos, que planteó la idea de que el Concilio era un punto inicial y que había que seguir “cambiando cosas” luego de su culminación.
Entonces se comenzó a hablar del “espíritu del Concilio” el cual, bajo esta idea inapropiada, permitía seguir haciendo cambios de importancia porque se decía estaban en la línea del Concilio, aunque cierto número de ellos parecieran distanciarse de lo establecido tradicionalmente y hasta de la ortodoxia (Pablo VI habló de que el humo de Satanás se había introducido en la Iglesia). Buen número de esos cambios asolapados se concretaron en aspectos litúrgicos de la Misa y sacramentos. Los siguientes 15 a 20 años posteriores al Vaticano II significaron grandes problemas para la Iglesia en varios de estos aspectos. La esperada primavera con que soñaban los padres conciliares al acercarse al mundo y “aggiornar” la Iglesia nunca apareció; y más bien se entró en una especie de crisis que aún dura.
Ante esta situación tan difícil se vio conveniente elaborar un escrito que condensase las posiciones de la Iglesia Católica en los más variados aspectos de la fe y atajase, con su ortodoxia, las posibles desviaciones. El conjunto de todo ello se sintetizó en el llamado “Catecismo de la Iglesia Católica” (1992) elaborado por disposición de Juan Pablo II y encargado al entonces cardenal Joseph Ratzinger, luego Benedicto XVI. La reconocida calidad intelectual y teológica de ambos, así como su presencia activa y aportante en el Concilio, garantizaron que se tratara de un texto totalmente ortodoxo, el cual incluso tuvo en cuenta ciertas posibles desviaciones derivadas de lo que se llamaba el “espíritu del Concilio”, el mismo que patrocinaban algunos teólogos o eclesiásticos que no habían quedado satisfechos del todo con ciertos textos conciliares. Las más de tres décadas de pontificado de ambos papas significaron digamos una cierta pacificación de la situación eclesial.
Riesgos para la ortodoxia en el Sínodo y en la actualidad.
No obstante, un grupo de teólogos, y también eclesiásticos, ha retomado ideas de cambios doctrinales profundos en aspectos de familia, matrimonio, aborto, sacerdocio de la mujer, y otros que, lamentablemente, parecen alejarse de las creencias fundamentales de siempre, yendo mucho más lejos que el Vaticano II y hasta tal vez en contra de él. Estas ideas han aparecido con fuerza en el pontificado del Papa Francisco y en especial en los diálogos y aportes para el Sínodo de los años 2021 al 2024, incluso entre personas de un entorno cercano al Papa y dignatarios de primer nivel. Todo esto está causando fuertes desacuerdos que pueden llevar a dolorosas separaciones, al considerar un importante grupo que se está alejando de la doctrina ortodoxa y hasta cayendo en posiciones heterodoxas.
Es verdad que es el Sínodo el que aprobará lo que los padres sinodales estimen por conveniente, pero no es decisorio, ya que es al Papa a quien corresponde preparar una Exhortación Sinodal, seguramente a publicar el año 2025, en la cual él establecerá lo que le parece adecuado de los aportes que se le han brindado en dicha reunión sinodal.
EDUCACIÓN RELIGIOSA ESCOLAR EN LA ORTODOXIA.
La fe católica, lo sabemos bien, no es un hotel tipo resort, o un restaurante de buffet donde cada quien escoge lo que le apetece dentro de lo que colocan los respectivos administradores. Es digamos una comida menú con algunas pequeñas variantes, pero dentro de platos obligatorios y no cambiables; no es una comida a la carta donde cada quien escoge lo que le apetece. Esto ha sido siempre así. Habrá variantes, pero dentro de una línea de duración milenaria no cambiable. No se trata del luteranismo u otros movimientos religiosos que no mantienen un perfil uniforme en el tiempo y en el espacio. Es que la verdad no puede ser sino una.
Es cierto que existen algunos cambios en la misma Iglesia Católica, pero ello no es en aspectos sustantivos que vayan contra la dogmática, moral, u otros que la Iglesia considera no negociables y milenarios. Ni un Concilio o el Papa pueden cambiar aspectos esenciales. Sería querer corregir a Dios Padre que estableció los mandamientos; o al Hijo que vino personalmente a redimir y evangelizar; o al Espíritu Santo que en Pentecostés mostró su papel protagónico en la santificación. Así vemos por ejemplo variantes en ritos litúrgicos (21 ritos), pero la esencia es la misma. Lo mismo en diversas manifestaciones, carismas y acciones. Pero las creencias y su contenido esencial son los mismos.
Es conocido que, precisamente a fin de evitar desviaciones, se han ido creando en diversos siglos catecismos que expresan lo que cada católico debe necesariamente creer y vivir. Ej. el de Trento; el del post Vaticano II (1992); el de San Pedro Canisio; el de San Roberto Belarmino; el de San Pío X; y otros varios, casi todos en las edades moderna y contemporánea. Desde una posición distinta el catecismo de Lutero.
Un aspecto clave a recalcar en la educación religiosa escolar, y que incluso muchos católicos no queremos entender, es que la vida no es para que nosotros escojamos lo que nos gusta o no de la fe y que podamos rechazar las decisiones o mandamientos que nos cuestan. La vida es una prueba, una batalla, o una guerra en la cual nosotros somos una milicia, unos combatientes, unos guerreros que nos enfrentamos a mundo, demonio y carne, y que Dios nos facilita los mandamientos, su gracia, la oración, y otros, como el sendero para triunfar y obtener la salvación eterna.
Querer eludir esto o cuestionarlo es el camino que no nos corresponde.
Es bueno también recordar, particularmente en nuestra enseñanza religiosa a los mayores, que parte de estas ideas contra la ortodoxia de la fe vienen de personas infiltradas en la Iglesia Católica enviadas por el comunismo, la masonería, o gente que odia a la Iglesia. Las pruebas de ello están totalmente documentadas y alcanzan a seminarios, sacerdotes y eclesiásticos de alto niveles incluso vaticanos. Ellos tratan de ingresar a altos cargos para complotar.
14.- EN EL ATARDECER DE ESTA VIDA TEMPORAL:
Reflexiones y proyecciones. (1945-2023)
INTRODUCCIÓN
A mis 83 años (Miraflores julio de 1940), en el “atardecer de mi vida temporal”, y tal cual muchas personas, uno con frecuencia desea manifestarse de alguna manera acerca de lo transcurrido en lo personal y en lo nacional, sabiendo que buen número de sentires y vivencias son parecidas al menos para quienes hemos tenido educación, sueños y proyectos con una buena dosis de objetivos similares.
Pero, no cabe duda, que es aún más valioso e interesante si dichas “manifestaciones” van acompañadas de “reflexiones” acerca de lo sucedido en los variados aspectos que pueden ser consecuencia de lo expresado; mejor aún si uno trata de procurar, o al menos insinuar, algo para el futuro. Mas siendo lo personal propio, algo íntimo y en realidad exclusivo de cada quien, este escrito va más bien en la línea de unas manifestaciones, reflexiones y miradas al futuro de cara a lo exterior nacional o internacional sea ello: social, educativo, u otros, siempre en relación con lo acontecido en el Perú desde mediados del siglo XX y algo también en el mundo occidental, debido a la influencia de éste en el acontecer nacional. Me ha parecido bien cerrar este libro que ha tocado sobre todo lo religioso trascendente católico, con una mirada a diversos aspectos de lo inmanente pero que tienen relación también, como todo, con lo trascendente. No se pueden separar ambas cosas por la relación que existe entre ambas y su recíproca influencia.
Es necesario también tener en cuenta que, aunque uno no lo quiera, estas reflexiones en diversos momentos se cruzan claramente con formas de ser y pensar personales, así como se relacionan con reminiscencias antiguas, comparaciones y confrontaciones con momentos históricos de estos dos milenios después de Cristo. Es imposible, así como muy perjudicial, dejar de lado pareceres personales, así como no mirar las influencias históricas de lo que acontece en nuestra patria. El lector habrá de tenerlo en cuenta.
Por otra parte, es importante tener muy presente, que las personas opinan y reflexionan de manera bastante diferente sobre diversos aspectos pasados los 80 años de vida si se compara con los primeros 30. El ímpetu y sueños iniciales se estrellan con la dura realidad. Asimismo, la experiencia de la vida lleva a matizar muchas cosas y hasta a pensar de manera diversa en un buen número de ellas. No falta en la historia quienes en escritos finales hasta reniegan de lo que defendieron, mas no siempre hay que creerles del todo ya que puede deberse a frustraciones personales que los llevaron a una distorsión de lo analizado.
Parece importante también manifestar, de acuerdo a las convicciones del autor, que tanto el enfoque general como el específico que reflexiona sobre diversos aspectos, se hacen desde una perspectiva, visión y mirada católica ortodoxa, guiada básicamente por el Catecismo de la Iglesia Católica, manifiesto integral de su doctrina (1992).
Finalizando esta breve introducción, es necesario decir que esta “mirada a vuelo de pájaro” se enfoca al Perú, aunque no deja de relacionarse con lo internacional. Los temas de reflexión serán: lo social; lo educativo; la ciudadanía; lo económico en la línea del bienestar nacional; la política en Perú; lo ético y moral; lo familiar; lo cultural; las virtudes y valores.
Lo religioso católico, por su amplitud, se revisa en un artículo aparte, pero forma parte de esta reflexión de “En el atardecer de una vida temporal…su título es: ‘Catolicismo mundial y peruano: situación y problemática (1950-2023)’ y se encuentra en el capìtulo V de este libro.
Este escrito, así como todo este libro, tiene pocas citas (hoy hay una mitificación en torno a ellas y dentro de reglas rigurosas y hasta esclavizantes), ya que es una reflexión totalmente personal, pero en realidad debe todo a innumerables autores de diverso tipo fruto de lecturas en estas últimas décadas: a ellos el crédito. Desde luego este breve escrito no tiene pretensión de ser un ensayo, y no lo es. Son unas sencillas añoranzas para un público sin grandes pretensiones intelectuales a las cuales se han añadido algunas reflexiones de lo que sería conveniente hacer, pero también un llamado a no ser utópicos como buena cantidad de documentos de organismos internacionales contemporáneos.
A) LO SOCIAL.
Del muy amplio tema de todo lo que tiene que ver con lo social, se hace referencia solo a la interrelación entre los peruanos de diversas clases sociales, economía y etnias: su historia con los avances y el estado actual; asimismo, lo que se podría hacer y a lo que nunca se va a poder llegar. Notar que los mencionados tres criterios se tienen en cuenta en todos los temas tratados a continuación a fin de no quedarse en una mirada solamente de lo pasado, sino proyectarse al futuro, pero sin utopías peligrosas.
Su historia en el Perú republicano.
Aunque para mí la situación ha mejorado mucho desde 1945, punto de partida de este artículo, y aunque muchos digan lo contrario a veces por ideología, es evidente que falta bastante y hay que avanzar. Históricamente, en la época previa a la llegada de los españoles, los integrantes de las diversas culturas muchas veces guerrearon y, como en todo el mundo, los vencedores se impusieron y los vencidos quedaron sometidos y en una situación de vasallaje o hasta esclavitud. El sometimiento implicaba que los vencedores eran “superiores” y los vencidos eran “inferiores”, con todas las consecuencias sociales de abusos y discriminación que ello implicaba. Así, cuando los incas triunfan sobre las diversas culturas y pueblos de su época, todos los habitantes quedan a merced de la nueva jerarquía que va a ser dura y dominadora, lo que hace que unos pocos, o muy pocos, sean los superiores y los otros, los dominados, no iguales, minusvalorados y discriminados por considerárseles de menor categoría. Unos gobiernan y mandan y otros obedecen.
La llegada de los españoles significa un cambio de amo que, en bastantes casos, parece que fue incluso menos esclavizante que el período Inca. Lo que realmente exterminó y aplastó a muchos indígenas y pueblos fueron las enfermedades traídas de Europa. Por otra parte, es bien conocido que se inició el mestizaje que acercó la relación entre indígenas y españoles y fue disminuyendo la distancia social y la interrelación, aunque se mantuvo una importante lejanía; situación muy distinta a la discriminatoria de Norteamérica y otros continentes en situaciones similares en los cuales los originarios a veces casi desaparecieron. En nuestro caso, el mismo modo de ser indígena, bastante reservado y taciturno en muchos casos, así como viviendo muchas veces alejado, no ayudó a una mayor integración y cercanía. El culto religioso católico y las procesiones colaboraron a un acercamiento, interrelación y contactos. Es evidente que se inició y avanzó en el proceso de integración, pero faltó muchísimo; pero bien visto no se podía pedir mucho más.
La República, en su primer siglo, no se acercó mayormente a unos y otros; no parece que haya habido un mayor avance. En la segunda centuria, y sobre todo desde los años 40 y 50, las cosas cambiaron. Carreteras y caminos, y sobre todo las migraciones, hicieron diferente la situación y, luego de iniciales tensiones y discriminaciones, un lento y progresivo e inconcluso acercamiento social.
Ya en el último medio siglo nuevas ideas en torno a la dignidad similar de todas las personas, así como la intensificación del mestizaje, han colaborado aún más a un avance en la integración y, hoy en día, a una disminución de las discriminaciones.
Quienes vivíamos en los años 50 constatamos un gran cambio en un sentido altamente positivo. Posiblemente la explosión del mundo del trabajo masivo, con todo tipo de relaciones en las mismas empresas, ha contribuido a un mucho mayor contacto y acercamiento social. La masificación de la educación ha permitido encuentros significativos que han sido muy positivos.
Por otra parte, la práctica y afición a los deportes también parece haber influido. De otro lado, el aumento de personas trigueñas en Lima y grandes ciudades y la consiguiente interrelación con personas más blancas ha llenado las empresas y comercios de todas las sangres, lo cual ha ayudado a eliminar buena parte de la discriminación racial antes tan frecuente. El fútbol, los deportes y los hinchas de todas las etnias y recursos económicos han tenido un signo muy favorable.
Algo muy curioso, y por supuesto lamentable es que, la distancia y discriminación social, con frecuencia es mayor entre los que recién digamos han “ascendido” social y económicamente, que la de los ya antiguos ricos y detentadores de poder y prestigio social con aquellos que dependen de ellos.
Lo que habría que hacer.
Gran parte de una posible mejora viene del lado de la educación formal. En efecto, la masificación colegial, universitaria y de la educación superior en general se ha “democratizado”, y en ella se encuentran niños y jóvenes con situaciones muy distintas en cuanto a economía, educación y etnia. En ellas se puede seguir ayudando mediante la insistencia en la igualdad fundamental de las personas, la formación de grupos privilegiados en los trabajos colectivos; el aprecio a los otros, etc.
De todas formas, cuando hay muchas diferencias, sobre todo económicas, esto con frecuencia no funciona muy bien por cierto “acomplejamiento” de los que tienen menos o poseen rasgos de otra etnia, por lo cual fácilmente se aíslan o se resienten; en otras palabras, hay quienes se auto discriminan; no todo es culpa de los “discriminadores”.
Pero, por otra parte, si no ha habido una buena educación familiar, son los niños y jóvenes digamos privilegiado los que aíslan a los que consideran, injustamente desde luego, de un segundo nivel. En muchos casos no es fácil llegar a las familias a fin de que eduquen de manera diferente a sus hijos.
La formación ciudadana, en sus más diversas instancias, debe insistir en una integración social y pleno respeto entre las personas en base a su dignidad personal y la igualdad constitucional de sus derechos. Un sentido profundo de religiosidad y de ser todos hijos de Dios colabora mucho a superar este tipo de desintegración social.
A lo que nunca se va a poder llegar.
El deseo de una total paz social, la eliminación de las discriminaciones de todo tipo, una gran dosis de igualdad y una notable inclusión, entre otros, son utopías modernas que, lamentablemente, nunca se van a obtener por más educación y empeños que se tengan. Hay que hacer grandes esfuerzos por lograrlas, no cabe duda, pero estarán presentes hasta el fin de los tiempos. El tener grandes logros en ellas deberá ser ya un motivo de profunda satisfacción. Tampoco hay que magnificarlas como se hace con frecuencia desde ideologías que buscan la lucha de clases.
La razón es muy simple: ello supondría que todas las personas están de acuerdo; que todas ellas tratan de obtener los logros soñados; en fin, que todos son forzados a conseguirlos hasta en contra de su libertad. Es obvio que ello es imposible, ya que la naturaleza humana se rebela naturalmente a esas imposiciones y no las va a cumplir.
El egoísmo humano es también muy grande y con frecuencia inmanejable.
Es por ello que resulta curiosa y extraña la afirmación de un documento de las Naciones Unidas tan importante como “Transformar nuestro mundo: La agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible”, el cual alude a que no se cejará en los esfuerzos para obtener los 17 objetivos y 169 metas establecidas con la rara afirmación: “prometemos que nadie se quedará atrás”. Hay que ser optimistas, pero no ingenuos y utópicos. Aparte de ello, y más importante todavía, es un documento solamente para lo inmanente y nada para lo trascendente, y dentro de lo primero, casi exclusivamente para lo económico-social y con gran ausencia de lo ético y valórico, sin lo cual no se podrá avanzar mucho ni en este aspecto ni en ningún otro.
B) LO EDUCATIVO.
Es innegable que lo educativo es básico en cualquier proyecto de mejora o progreso tanto espiritual como material, sea personal, comunitario o nacional. Pero hay que mencionar algo que muy frecuentemente se olvida y que es la clave exitosa, lo más importante es la respuesta que cada quien brinde a su educación. Personas que han tenido buena educación responden de manera muy diferente, a veces positiva y en otros casos negativa. Por otra parte, hay que recordar respecto a todo esto que la educación de la familia es la clave principal; no obstante, esta parte del escrito tiene como objetivo solamente lo que se suele denominar educación formal, fundamentalmente escolar y superior.
Su historia en el Perú republicano.
Como sabemos, en el Incanato se educaba formalmente solamente a la nobleza y gente importante. En el Virreinato se mantiene una educación para cierta parte de la población indígena de dicho estrato, además de la que se brinda a españoles y criollos, aunque no desde luego de manera universal. Lo que sí se generaliza es la catequesis religiosa católica al menos en español, quechua y aymara, y ella se da a todos.
Iniciada la República la preocupación de los países occidentales por una educación universal, al menos en lo básico, había crecido notablemente, lo cual es asumido con entusiasmo, al menos teórico, por los países que se independizan y por tanto también por el Perú. Las primeras décadas republicanas, ya por las guerras del militarismo o la reducida economía, no permiten grandes avances cuantitativos ni cualitativos al respecto. Más tarde con Castilla (1845), y luego con Manuel Pardo (1872), se inicia un avance importante que es detenido por la guerra con Chile y, recién a inicios del siglo XX (José Pardo), se vuelve a desarrollar de manera importante la Primaria, la cual alcanza entonces más de 150,000 estudiantes (1910) y va aumentando lentamente en las siguientes décadas.
En lo que se refiere a la Secundaria, ella va a tener su gran desarrollo cuantitativo luego de la segunda guerra mundial, momento en el cual se hace gratuita para quienes vienen de centros de Primaria estatales (1947) y, sobre todo, por las políticas de apoyo, buen gobierno e infraestructura de Odría y su ministro Mendoza (1950 en adelante). En cuanto a la educación universitaria, ella inicia su gran desarrollo en la década del 60, sobre todo en el sector privado, aunque también en el estatal. Esto permite que más universidades vayan llegando a diversas ciudades del país evitando que sus pretendientes tengan que venir a Lima, o a otras grandes ciudades para seguirla, lo cual lo hacía factible solamente para personas con buena posición económica.
En cuanto a la calidad de la educación escolar, que había sido bastante buena hasta la década del 60 inclusive, tanto en lo privado como en lo estatal, ya sea en la Primaria como en la Secundaria, las cosas sufrieron un deterioro significativo particularmente en el sector del Estado. Se podría mencionar como razones principales:
a) Ante la falta de aulas e instituciones educativas debido a la progresiva y notable demanda de matrículas, el gobierno del general Velasco (década de los 70) establece varios turnos en los centros estatales, por lo que el horario de clases disminuye en esta educación con serias consecuencias educativas ante dicha reducción.
b) La masificación, resultado de la creciente demanda escolar, trajo también como resultado que personas sin mayores capacidades y formación ingresaran a la docencia, incluso sin tener una preparación específica; justamente lo contrario a décadas anteriores donde personas, sobre todo personal femenino de incluso nivel cultural y socio-económico medio para arriba, formado en el Instituto Pedagógico de Monterrico, seguía dicha carrera. Es más, de los años 50 en adelante escuelas normales de provincias, en muchos casos distantes de ciudades con universidades, fueron un escalón para que no pocos de sus estudiantes las frecuentaran como un peldaño o trampolín para que, trasladados a ciudades más importantes, permitieran a los jóvenes docentes completar otra carrera universitaria más atractiva y/o rentable, perdiéndose fácilmente a gente preparada.
c) Por otra parte, personas del mundo escolar docente estatal, que a mediados de la década de los 60 habían mejorado su situación económica por políticas del Estado favorables, tuvieron un significativo retroceso al respecto en el gobierno inmediato del general Velasco. Asimismo, los maestros y profesores escolares fueron muy agredidos y minusvalorados en los reentrenamientos de la reforma educativa de los años 70. Aparte de ello, las ideas de izquierda
radical, fruto en gran parte de la Rusia triunfante y dominadora de la postguerra mundial, así como por la influencia cubana, amén de resabios mariateguistas y del socialismo velasquista del momento, van triunfando en el Perú y llevan al final hasta a ideas y acciones terroristas en los 80 y 90, así como al desarrollo de una educación muy ideologizada, sobre todo en las zonas del centro y sur andino.
d) Es justamente a mediados de la década de los 70, en medio de la “tormenta perfecta” que se acaba de mencionar en la letra c), que surge vigoroso y retador un sindicato magisterial, el SUTEP, el cual aglutina rápidamente a numerosos maestros descontentos, en parte con razón, y cuya vigencia de casi 50 años ha complicado notablemente la educación estatal. Creo que pocos negarán que las acciones demasiado ideologizadas y politizadas del SUTEP, así como su poco interés pedagógico frecuente, al menos en sus inicios, han contribuido a la baja de la educación estatal (cuantitativamente un 85% hasta inicios de siglo y un 73% en el momento actual), aunque no sea desde luego la única razón del deterioro educativo nacional como algunos sostienen.
e) El Ministerio de Educación del gobierno militar de los 70 acusó una gran preocupación por la educación, e incluso tuvo gente valiosa que trabajó con tesón, pero su reforma no solo dejó de lado al maestro (estatal y privado) y a las propias instituciones, sino que también quiso imponer a la fuerza nuevas líneas pedagógicas y metodológicas, así como quitó gran parte de la libertad y autonomía, en especial al sector privado, el cual incluso disminuyó notablemente su ritmo de crecimiento cuantitativo y hasta en casos cerró instituciones. En evidente que en el sector gobernante hubo en general mucha verticalidad, bastante soberbia y el evidente deseo de imponer un planteamiento educativo “socialistón”. Esto último chocó mucho en sectores directivos de los colegios privados y sus padres de familia, creándose importantes conflictos.
f) De los años 80 en adelante, ante la ardua problemática dejada por la década anterior, no fue fácil retomar líneas antiguas valiosas e integrarlas con las recientes y otras nuevas ideas pedagógicas y metodologías emergentes. Se simplificaron aspectos, pero quedaron lastres pesados que hicieron lento el caminar.
g) Otro gran causante de la poca calidad de la educación peruana ha sido la burocracia estatal en el sector administrativo del Ministerio de Educación. Por una parte, los partidos políticos gobernantes han pagado con gran frecuencia apoyos y favores con puestos de trabajo en la sede central, regiones y oficinas provinciales de manera notable, tanto en número de personal como en la escasa preparación de los colocados. En las últimas décadas del siglo pasado en la sede central del MINEDU trabajaban unas 2,000 personas. Se consideró excesivo y se hizo un nuevo diseño con 800 personas el cual se comenzó a ejecutar. No obstante, al poco tiempo se volvió atrás y, en el gobierno de Ollanta Humala (2011 al 2016), se llegaron a tener 9,000 personas administrativas en la sede central del MINEDU. Las UGEL provinciales (unas 200) también fueron aumentando espectacularmente su personal.
h) Por otra parte, el problema no solamente ha sido el gasto económico por sueldos a un número tan grande de funcionarios y especialistas, sino que la profusión de personal inútil ha hecho que ellos se dediquen a justificar sus puestos elaborando normas detalladas y ridículas que han seguido destrozando la educación nacional, así como la indispensable autonomía de las instituciones educativas, tanto estatales como privadas, con el consiguiente entrabamiento de las mismas.
i) Asimismo, al haber concentrado el Estado hasta hace 25 años el 85% de la educación escolarizada, le ha sido imposible mantener un ritmo constructor y de mantenimiento de locales adecuado, lo cual ha llevado a un déficit de infraestructura impresionante.
j) En el transcurso de este siglo la educación privada ha aumentado notablemente su presencia lo que ha ayudado bastante, sobre todo en las grandes ciudades, a mejorar la calidad educativa; pero de todas formas es insuficiente. En las pruebas PISA de la OCDE, esta educación tuvo un resultado promedio de 450 puntos contra 380 de la estatal (2do. de secundaria 2018), sobre un máximo de 600 puntos. Los padres de familia lo perciben y, en el presente siglo, la educación privada ha más que duplicado su alumnado. La pandemia la ha hecho retroceder.
k) Otro de los grandes problemas que ha debilitado la calidad de la educación es el continuo cambio curricular. Ha habido variaciones generales amén de parciales. Un profesor que hubiera enseñado digamos en un mismo grado de Primaria desde 1970 habría tenido que hacer cambios entre 6 y 8 veces, aparte de otras variables evaluativas, metodológicas y pedagógicas menores; ni perder el tiempo en tratar de probar el perjuicio de todo esto. En gran medida este es uno de los principales responsables de la baja calidad. Aparte de lo señalado, los últimos currículos han disminuido demasiado contenidos sustantivos, han debilitado la preocupación ética y los valores y se preocupan mucho más cada día de aquello que promueve las competencias para la vida económica que por la formación integral de los estudiantes. Por ello el Perú empeora sus índices de corrupción y de impresentables. Competencias sí, pero sin exclusivismos.
l) Desde hace muchas décadas buena parte del profesorado está con frecuencia ideologizado hacia líneas de izquierda y también de izquierda radical, lo cual está influyendo en las tensiones nacionales y el retroceso económico. Igual ocurre con el aparato administrativo general y regional, el cual es apoyado por una frondosa burocracia ya cuestionada líneas arriba.
m) De todas formas, hay que reconocer con satisfacción el esfuerzo del Estado en todos los gobiernos y en los diversos ministerios de educación por el gran avance en cuanto a la notable escolarización actual, prácticamente total en Primaria, excelente en Inicial y avanzando imparable en la Secundaria.
Lo que habría que hacer.
Ciertamente el problema es muy complejo y de tipo sistémico: no se trata de una sola medida o de responsabilizar a una sola variable (se suele culpar todo al maestro y al Estado y ello no es correcto); los factores son múltiples y entrabados. Además, comprende aspectos muy diferentes como los cuantitativos y los de calidad en sus distintas variables y acepciones. Algunas cosas que se podrían hacer son las siguientes:
a) Por el derecho constitucional de los padres de familia de definir la orientación de la educación de sus hijos el Estado, dado que recaba los impuestos de todos, debiera ayudar financieramente a la educación de todos de acuerdo a las instituciones educativas por las que opten los padres; con ello se concretaría el derecho a la libertad de enseñanza. La opción del llamado cheque escolar o voucher podría ser una forma de hacerlo. Incluso, al abaratar esto el costo de muchos centros privados, se ayudaría a la integración social.
Asimismo, el Estado se descargaría de parte de su alumnado, así como del correspondiente gasto en infraestructura. Como la calidad de la educación privada suele ser mejor, se conseguiría un avance sustantivo.
b) Tanto los centros educativos estatales como privados deben tener una gran autonomía en variados aspectos educativos. Ello no solamente por los derechos que otorga la Constitución, sino también por la variedad de situaciones en un país tan diverso como el nuestro, así como por las muy diferentes formas en que se puede ser exitoso en la forma de enseñar, evaluar y educar, entre otros. Tanto los integrantes del MINEDU y el Ejecutivo, como los del Congreso parece no han leído los artículos 13, 14, 16, 17 y 18 de la Constitución vigente. El Tribunal Constitucional debiera actuar de oficio y hacer las correcciones correspondientes a las disposiciones legales y normativas que quitan dichos derechos.
c) El Estado, mediante el Ministerio de Educación, debe limitarse a establecer ciertas disposiciones generales que unifiquen el sistema general para garantizar equivalencias, así como contenidos básicos para todos. Los centros deben buscar libremente su forma de autorregulación, así como acreditación interna, sistema pedagógico, evaluativo, y otros.
d) Tanto para colegios estatales como privados, el Estado debiera establecer estadías gratuitas para personal directivo y docente en países y centros de educación prestigiosos.
e) Se deberá continuar con el esfuerzo por escolarizar a todos: por el mayor número de años posibles; el esfuerzo de las familias; el mayor aporte del Estado; la participación de la educación privada.
f) El apoyo de la familia a la buena educación de los hijos.
g) Motivar a los estudiantes a fin de que, mediante su esfuerzo (lo fundamental), respondan a la educación que reciben y busquen prolongar y profundizar su educación.
A lo que nunca se va a poder llegar.
El sueño de una educación de calidad para todos y en los años que cada uno desee es precisamente eso: un sueño. Habrá que buscar facilitarlo al máximo, pero depende de tantos factores y, sobre todo de una respuesta personal vigorosa y ciertos talentos y cualidades personales en caso naturales, que no es posible garantizarlo. Además, aunque sea deseable, no es necesaria una altísima calidad educativa para muchos logros en alto grado. Menos aún pensar que solamente una educación de calidad para el éxito laboral es lo que da felicidad en esta vida y prepara para la otra.
Lo que hay que hacer es dar lo mejor que se pueda (en especial en familias y centros educativos), una formación integral que desarrolle a la persona en su psiquismo, espiritualidad y religiosidad, la vida familiar, lo laboral, conocimientos, capacidades, competencias, ciudadanía, y otros. No olvidar que el éxito depende de la respuesta libre de quienes se educan, y ello es asunto de la libertad y voluntad del educando, por lo que siendo las respuestas libres y diferentes según la voluntad de cada quien, la idea de una respuesta de calidad de parte de todos es realmente un sueño.
C) LO CIUDADANO.
Un tema de mucha actualidad, y con razón, es el de la formación ciudadana y la respuesta responsable y adecuada de cada habitante de un país o comunidad local. El progreso de un Estado en los variados aspectos espirituales, materiales, económicos, sociales, así como de compromiso con la ciudad y sus integrantes, está estrechamente ligado tanto a las exigencias de una correcta ciudadanía como a la adecuada respuesta al menos de un número muy significativo de sus integrantes.
Solamente así se podrá llevar a una nación, país, estado o ciudad, a un éxito sustantivo en los más variados aspectos.
Es necesario decir que un buen compromiso con la comunidad nacional y local no significa, ni mucho menos, exclusivamente un conocimiento importante de la Constitución y las leyes, sino más bien el cumplimiento de las mismas y, de manera especial tal cual se ha insistido mucho en las últimas décadas, en una acción proactiva y solidaria a favor del avance espiritual y material de los habitantes de la ciudad y Estado al que se pertenece. Es decir: saber sus deberes nacionales, cumplirlos y colaborar a logros significativos a favor de los otros mediante una participación positiva. Demás decir que una buena ciudadanía significa honradez y no corrupción, aspectos que en nuestro Perú constituyen una verdadera y antigua lacra. Veamos para el caso la vergonzosa situación de lo que fue el gobierno de Pedro Castillo (2021 y 2022).
Su historia en el Perú republicano:
Limitando estas reflexiones a nuestra bicentenaria historia republicana, y en forma breve, es necesario decir que, lamentablemente, ni en conocimiento de los deberes ciudadanos, ni en su cumplimiento, ni en la esforzada participación a favor del desarrollo de las comunidades que integra, ha habido un compromiso ciudadano esforzado y coherente, lo que no quita a peruanos de todos los estratos sociales y épocas que sí han hecho lo que les correspondía.
Las razones son múltiples y varían de persona a persona y de pueblo a pueblo. Tal vez algunas de las más significativas podrían ser: desconocimiento intelectual del compromiso que se debe tener con la comunidad social y política a la que se pertenece; egoísmo que lleva al desinterés por los otros y por la ciudad; flojera y dejadez; criollismo que se aprovecha del otro y olvida la solidaridad; envidia que no desea el avance de lo demás sino solamente el suyo; falta de claridad en cuanto a los valores a que debe abocarse un país para salir adelante; ingente corrupción en los más variados estratos sociales y las diversas esferas gubernamentales; rencores y complejos políticos y sociales. En síntesis, con seguridad todos coincidimos en que nos falta mucho por cumplir y hasta más que mucho.
Lo que habría que hacer.
A fin de que no quede la educación ciudadana en algo solamente libresco, como con frecuencia ha ocurrido en años pasados, se hace necesario, particularmente en la educación Secundaria, pero sobre todo en la Superior, promover iniciativas de compromiso ciudadano que lleven a la formación y acción en la llamada responsabilidad social y en voluntariados cívicos y sociales.
Ello implica la promoción y organización, entre otros, de voluntariados de estudiantes incluso con créditos educativos que propicien experiencias significativas, así como conocimiento directo de diversas personas, sus necesidades y sus lugares geográficos, pero sin que ello derive en la promoción de resentimientos.
Pero como en nuestro Perú, formalista, burocrático y normativista, iniciativas positivas sobre cualquier aspecto son tomadas con frecuencia por municipios, ministerios, u otras entidades, con una mentalidad estrecha que cree que ellas deben normar todas estas cosas al detalle, hay que evitar que las asfixien por una unificación absurda de ideas, objetivos, metas y desarrollo; y al que se sale de lo establecido se le multa y cierra. Es decir, se echa abajo la adaptación de nuevas demandas, iniciativas y creatividad: se exige un modelo universal que no se puede adaptar. Al poco tiempo viene el fracaso. En otras palabras, los que no tuvieron la idea, los que son funcionarios no técnicos producto de designaciones políticas pero no de conocimientos, elaboran un manual de funciones inacabable y vertical que elimina la creatividad y la adaptación a la realidad de cada uno y de cualquier iniciativa institucional.
Otro grave escollo, aplicable también a muchos aspectos, es el que se refiere a las trabas burocráticas de cualquier actividad común de emprendimiento ciudadano destinada al desarrollo laboral, familiar, de construcción, o negocio, todo lo cual va a favor de las personas de la comunidad local y al desarrollo de la misma. Nuestra tradicional burocracia pone cuantas trabas puede y alarga su tramitación en todo lo posible, lo que en no pocos casos propicia las tradicionales coimas.
A lo que nunca se va a poder llegar.
En los diversos aspectos que se están tratando no hay que soñar que todos los ciudadanos van a llegar a cotas excepcionales de ciudadanía. La libertad humana y la falta de conocimientos puntuales lo hace imposible. Asimismo, muchas veces las limitaciones naturales de las personas no les ayudan a cumplir todas las demandas de una buena ciudadanía.
De todas formas, con ayuda de la comunidad nacional, los medios de comunicación, y sobre todo la educación familiar, escolar y superior, hay que procurar crear una cultura ciudadana donde primen la ética, la solidaridad y los valores. Otros países la tienen; también nosotros podemos. Esto ayudaría mucho a los peruanos a que optemos por ser buenos ciudadanos y colaboremos efectivamente al desarrollo nacional e individual.
D) LO ECONÓMICO NACIONAL.
Lo económico, siendo desde luego muy importante, aunque, lamentablemente para no pocos se ha tornado en lo único valioso, desplazando equivocadamente al espíritu de familia, solidaridad, desarrollo de la ética, los valores y la espiritualidad. La ambición económica exagerada y el consumismo han llevado a muchos a la corrupción y la explotación de los otros.
De otro lado, los estados, en muchos casos, no han sido exitosos en promover una mejora clara ni brindado las facilidades básicas de infraestructura y salud para todos los ciudadanos. Además, se han olvidado que la inversión privada es esencial y que la estatal debe evitar la corrupción.
En cuanto a las ideas económicas que deben regir un país para su desarrollo dentro de la justicia social, existen diversos y encontrados planteamientos: capitalismo con libre mercado; socialismo marxista; socialdemocracia; economía social de mercado, y otras. Cada una de ellas, aparte de una visión económica, suele tener diversas consecuencias en lo político, lo social y las funciones que el Estado debe tener en la conducción de la nación. Salvo en algunos países, con frecuencia estos planteamientos han debilitado su estrictez y seguimiento a vista de variadas experiencias, por lo que sucede que de alguna manera se combinan y/o tienen expresiones políticas diferentes.
Su historia en el Perú republicano:
Pese a su conocida riqueza natural significativa, el Perú no ha logrado avances sustantivos debido a: fallas personales de capacitación; flojera y criollismo que se traducen en una deficiente productividad; normatividad prolija y perjudicial; inadecuado apoyo estatal; corrupción en todos los diversos estratos sociales; variados tipos de organización empresarial privada ineficiente y no pocas veces corrupta, aparte de poco apoyo a la inversión privada.
Es verdad que, comparado con el siglo XX, existe más riqueza y mejoras en servicios e infraestructura en las dos primeras décadas del siglo XXI, así como un avance excepcional de las exportaciones agroindustriales y mineras; igual un gran progreso en el índice de empleo. Ello se ha debido en buena parte a los tratados de libre comercio, la minería y el gran desarrollo de la agroexportación, todo lo cual ha traído como consecuencia una mejora espectacular de la recaudación estatal; asimismo, en lo que recibe cada familia y en la superación de muchos en los índices de pobreza y pobreza extrema, aunque la pandemia del COVID-19 los ha hecho volver a retroceder.
Por otra parte, el actual gobierno no da confianza ni dinamiza la inversión privada, por lo cual se atisban nuevos problemas y no se descarta un importante retroceso.
Asimismo, la falta de trabajo sigue siendo un problema para muchos y la inmensa informalidad sigue siendo notable. La invasión de Rusia a Ucrania y el pésimo y corrupto gobierno de Pedro Castillo va llevando al Perú a nuevas dificultades económicas. El gobierno de Dina Boluarte está más preocupado por mantenerse en el poder que por tomar iniciativas para la mejora económica.
Lo que habría que hacer.
+ Continuar con una economía social de mercado y un estado promotor y vigilante, más no empresarial, ni burocrático, ni normativista; tampoco gendarme del desarrollo privado.
+ Promover la formalización empresarial sea por convencimiento, por facilidades o por exigencia.
+ Desburocratizar, simplificar las tramitaciones y reducir los plazos para la aprobación estatal o municipal de toda documentación .
+ Promover las inversiones mineras, así como apurar y simplificar las aprobaciones y las informalidades de la minería ilegal.
+ Concretar irrigaciones pendientes y promover en ellas la agroexportación.
+ Propiciar la agricultura en extensiones adecuadas para la explotación tecnocrática.
+ Incentivar el turismo y la gastronomía.
+ Facilitar capacitaciones para tareas concretas en los variados campos de lo laboral con tendencia a la mejora de la productividad.
+ Mejorar y multiplicar las carreteras, puertos y otra infraestructura necesaria. A lo que nunca se va a poder llegar.
+ Al pleno empleo y mejora sustantiva de la productividad sin capacitaciones oportunas y sin la respuesta esforzada de cada uno de los gerentes, empleados y trabajadores.
+ Al aumento de los puestos de trabajo que se necesitan sin inversiones garantizadas, sean ellas nacionales o extranjeras.
+ A lo anteriormente expresado, un cambio notable del rol del Estado a fin de que pase de burocrático, legalista y normativo, a promotor, simplificador, colaborador de la vida económica nacional. Si no es así el Perú no va a avanzar sino de de manera marginal.
E) LO POLÍTICO.
El Perú republicano inicial optó por un gobierno democrático con los consiguientes poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial, así como un sistema eleccionario, todos ellos con características diferentes al estilo monárquico. Se ha mantenido en él, aunque no han faltado numerosos momentos en que las dictaduras y formas de gobierno han hecho pensar que diversos presidentes querían gobernar como los antiguos reyes o virreyes. Por otra parte, pocas veces hemos tenido gobiernos dinámicos y exitosos.
En cuanto al desarrollo de las ideas políticas centrales, ha habido variadas visiones en estos dos siglos: liberales y conservadores en el siglo XIX; izquierdistas, derechistas y centristas en los últimos 100 años; sin olvidar las dictaduras en el transcurso de todo el Bicentenario. Es visible que, unas u otras, no han llevado al desarrollo espiritual, ciudadano, económico, educativo, cultural y material que se esperaba en los inicios republicanos. La responsabilidad por ello no parece ser de los sistemas que, por imperfectos que sean en diversos estados han tenido al menos resultados bastante satisfactorios y hasta exitosos, sino de nosotros los peruanos por nuestra poca coherencia y dedicación a las tareas que nos corresponden, sea por flojera, intereses personales, o una muy importante corrupción. Dicho de otra forma, no constituimos un país mayormente desarrollado ni activo en lograr los objetivos deseados al independizarnos.
Su historia en el Perú republicano.
El desarrollo político del Perú en estos 200 años ha sido, por decir lo menos, tormentoso y, con frecuencia, ha desanimado a sus ciudadanos. La opción democrática y no monárquica tuvo desde el primer momento ambiciones de poder, sobre todo del elemento militar, el mismo que fue absoluto en los 50 primeros años.
Las guerras civiles dominaron el panorama político y no permitieron en muchos casos cumplir siquiera medianamente con los sueños libertarios y la mejora económica y educativa soñadas.
Luego de los consiguientes retrocesos por la guerra con Chile, en las primeras dos décadas del siglo XX se tuvo la impresión de que el Perú enrumbada hacia una sólida democracia y con progreso; la generación de intelectuales del Novecientos, y también la del Centenario, despertaron esperanzas. Igualmente, en la década política de los años 20, aunque con un retroceso democrático (Leguía), se observaba que se entraba con firmeza al avance económico y a la modernidad.
Los gobernantes y caciques políticos de las décadas siguientes sufrieron las consecuencias de las guerras mundiales y de la crisis económica global. Hasta los años 60 gobernaba en general la gente de mayor economía y cultura, situación que fue cambiando en gran parte, y progresivamente, en las décadas siguientes. En el siglo XX el militarismo o su apoyo a dictaduras civiles, cubrió unos 40 años del siglo en la esfera presidencial y significó una media docena de gobiernos dictatoriales, lo que mostró que, pese a algunos avances, no se había logrado al fin un sólido progreso democrático.
Es importante anotar que, ya en las primeras décadas del siglo XX, se observa que las clases medias y trabajadoras, poco a poco, comienzan a ingresar en la política nacional. Este fenómeno será aún mayor en el transcurso del este siglo XXI llegando, al cumplir el bicentenario, a niveles en muchos casos muy importantes en el número, pero con escasa preparación y notable falta de honestidad en cotas al parecer mucho mayores que en el criticado pasado de los “oligarcas”, con el consiguiente perjuicio para la marcha del Perú y su desarrollo. Hoy existe un buen número de gente preparada y de nivel económico que no robaría, pero que desiste de dar un servicio político porque considera que lo ilícito predomina en él y que va a salir manchada y perseguida.
En cuanto a las diversas concepciones por las que se debería orientar la política, las ideas del marxismo y la socialdemocracia de hace un siglo (Mariátegui y Haya de la Torre) comenzaron a compartir espacios con el capitalismo liberal de entonces. Hoy, constitucionalmente, predomina una economía social de mercado con rasgos capitalistas de libertad y limitaciones al estatismo económico, todo ello dentro de un claro sistema democrático de división de poderes. Hay un regular sector de la llamada izquierda que cuestiona seriamente estas concepciones y se inclina, sobre todo en el sur andino y el centro del Perú, por concepciones de orientación marxista, y hasta extremista radical, que busca una nueva Constitución que les asegure el poder político permanente como en Cuba, Venezuela y Nicaragua.
Lo que habría que hacer.
a) Poder Ejecutivo central.
+ Disminución de los ministerios.
+ Mejora de la calidad profesional de sus integrantes y reducción sustantiva del personal de cada uno.
+ Limitación drástica de la normatividad que emiten para justificar sus puestos, lo cual perjudica la innovación y la inversión.
b) Poder Legislativo.
+ Retornar al sistema de 2 cámaras con funciones diferentes y otras confluyentes. Asimismo, la posibilidad de reelección.
+ Que la vacancia presidencial y de legisladores, así como otros nombramientos, sea función del Senado con el 60% de votos y que incluya la corrupción.
+ 35 años para ser diputado y alcaldes y 50 para senador o presidente como requisito de elección.
+ Normativa más exigente para la formación, la participación y transfuguismo en los partidos políticos.
c) Poder Judicial.
Disminuir la carga procesal y acelerar la terminación de los juicios. Para ello:
+ Reducir las causas de litigio y rechazo de inicio de juicios por causas leves.
+ Limitar a dos instancias los litigios en los juicios ordinarios.
+ Eliminación de la casación.
+ Reducir a dos páginas las razones y decisiones de cualquier sentencia.
d) Jurado Electoral.
+ Que los requisitos para la oficialización de partidos, sus candidaturas, y otros, se simplifiquen y se vean formas de evitar la politización.
+ Que se vean formas de evitar la multiplicación de partidos y exigir la formación de sus miembros.
+ Que el Senado, en cualquier momento, pueda remover al presidente del Jurado Nacional de Elecciones y al jefe de la oficina Electoral Nacional.
+ Libertad para votar. No exigencia de un hombre por una mujer en las listas de candidatos.
e) Regiones y Municipios.
+ Replanteo de la descentralización.
+ Control estricto de su manejo económico honesto desde Lima.
+ Limitación del número de su personal de acuerdo al tamaño y población y/o a los ingresos.
+ Eliminación del cargo de prefectos y subprefectos.
+ Mínimo de 30 años para los cargos municipales y sin exigencia de un hombre una mujer. Posibilidad de reelección.
f) Fuerzas Armadas.
+ Que la Constitución establezca que, en caso que consideren que hay riesgo para la existencia del Perú, los comandantes generales de las diversas armas actuales y el anterior de cada una de ellas, así como el jefe del Comando Conjunto y su anterior jefe, en reunión específica y con Acta, puedan interrumpir el orden democrático por un período no mayor de un año con votación de dos tercios.
+ Como antiguamente, que las Fuerzas Armadas retengan una Acta de cada mesa de votantes en las elecciones nacionales, hagan su propio recuento y lo manifieste públicamente en un lapso de 24 horas.
Aquello a lo que nunca se va a poder llegar.
La vida política es compleja y es evidente que no existe ni de lejos un sistema perfecto, y tal vez ni siquiera uno medianamente bueno. Por tanto, no hay que soñar en una estructura totalmente exitosa y menos en que todos estén de acuerdo con ella.
Hay que convencerse que los únicos aspectos que llevan al éxito político son: la calidad de sus ciudadanos; la capacidad para el cargo; el compromiso político de cada uno; el esfuerzo por buscar consensos; la honestidad; la entrega a la labor con total desinterés; entre otras. Si no las hay no se podrá llegar a los objetivos deseados. Es decir, la calidad de las personas es la que lleva el éxito político, no el sistema o la estructura. Por ello, hay que dar prioridad a los aspectos formativos de los ciudadanos y de los elegidos previos a su asunción al cargo, pero, al mismo tiempo, saber que nunca se va a poder llegar a una solución ideal.
F) LO ÉTICO Y LO MORAL.
De manera general se puede decir que la moral está constituida por los principios y costumbres que orientan y se consideran buenos en el comportamiento de las personas, tanto en su quehacer social como en su vida personal. Por ejemplo: los principios y líneas evangélicas que orientan lo religioso y las líneas constitucionales democráticas que constituyen los ideales de un Estado.
La ética está constituida más bien por la normativa más concreta que expresa los deberes, derechos y normas más específicas que se derivan de los principios de la moral. En el caso de lo religioso serían los mandamientos de la ley de Dios y otros ordenamientos derivados. En el caso de los estados serían la Constitución, leyes y normativas. La cultura griega, con Sócrates, Platón y Aristóteles, tuvo una notable preocupación por lo ético y lo moral, así como el cristianismo de los siglos siguientes y actuales. La ética y la moral, en los últimos tiempos, han sido muy cuestionadas por posiciones filosóficas e intelectuales relativistas y subjetivistas que, de diversas formas, cuestionan las certezas tradicionales. Esto ha complicado notablemente diversas conductas humanas personales y colectivas con serias consecuencias para la humanidad.
Su historia en el Perú republicano.
La historia republicana del Perú, y la de sus habitantes, muestra escasa preocupación por el cumplimiento tanto de los principios y costumbres morales como por las normas éticas. Existe un cierto desdén por sujetarse a principios y normas y escaso esfuerzo por ser consecuentes. Ello ha creado una situación de incumplimiento y el denominado “criollismo”, o viveza criolla, lo cual lleva a no hacer aquello que no apetece o significa una dosis de esfuerzo. Todo esto ha llevado a una desconfianza en la seriedad de los peruanos y en el cumplimiento de los compromisos. La impuntualidad y la falta de responsabilidad, así como las fallas en el trabajo, constituyen formas concretas del diario quehacer cotidiano de toda la historia republicana. La corrupción y la delincuencia son asimismo dos lamentables muestras de nuestro accionar equivocado.
Lo que habría que hacer.
La formación moral y ética es algo que debe ser prioritario en la época escolar, universitaria y superior y, por supuesto, sobre todo en la familia. Mediante ella se debe profundizar en las razones que justifican una vida personal y social acorde con los principios y acciones con sentido moral y ético. Por ello, la búsqueda del convencimiento debe ser el punto de partida para un firme deseo de los estudiantes y ciudadanos por vivir de acuerdo a todo ello, asumiendo actitudes que empujen a la voluntad a seguir los lineamientos correctos.
La familia, la educación formal y los medios de comunicación, en todas sus variables, deben constituir los grandes formadores y colaboradores de esta cruzada moral y ética. El ejemplo de las autoridades cívicas y gubernamentales es decisivo. Las sanciones y castigos tienen su valor, pero no son lo más importante, tal cual lo ha demostrado la historia. Para lograr todo ello se requiere un énfasis educativo en las motivaciones éticas y morales a fin de lograr que cada quien cumpla lo que le corresponde. Asimismo, sobre todo, la respuesta positiva de cada uno.
Aquello a lo que nunca se va a poder llegar.
La libertad humana hace imposible que se llegue a un compromiso de todas las personas, pero si las personas cumplidas constituyen una sólida mayoría, se va creando una cultura nacional que empuja por ese adecuado sendero a las personas desde la niñez, facilitando así un éxito sustantivo.
El Perú no va a poder llegar a ser un país exitoso en el avance espiritual y material si no logra un cambio decisivo en sus patrones y comportamientos éticos y morales, a lo cual ayudaría sobremanera una buena formación religiosa. La educación escolar debe comprender una sólida asignatura de aspectos morales y éticos. Igualmente, la educación superior.
G) EL MUNDO DE LA CULTURA.
No cabe duda que llevaría muchas páginas el querer tener una idea bastante profunda, o al menos satisfactoria del término cultura, y más aún de orientaciones para mejorarla. Se trata aquí de una sencilla panorámica de ella, así como luego una referencia más específica a la filosofía y a la literatura en el apartado siguiente (H).
De pronto, es conveniente manifestar que una cultura sólida debe tener en cuenta lo trascendente y lo inmanente, ya que el mundo de las creencias se mueve por ambos lados. En cuanto a lo último, la moral y la ética deben ser fundamentales en una cultura realmente humana en la cual los comportamientos personales y colectivos respeten la dignidad humana y promuevan su progreso en los más variados aspectos.
En lo que se refiere a lo trascendente, la creencia mayoritaria de los habitantes del mundo afirma la existencia de Dios y la necesidad de una vida que lo promueva, por lo cual debe formar parte de la cultura humana sin forzar a nadie.
Cualquier explicación de lo que es la cultura normalmente manifestará que ella comprende elementos como: creencias, modos de proceder, costumbres, valores, realizaciones de tipo variado, formas de expresión, y otros, los cuales tipifican a un pueblo o nación y lo hacen diferente a otros. La gran mayoría de estos componentes son positivos, pero los hay que pueden ser cuestionables y hasta negativos. Si un pueblo tiene elementos que llevan al sacrificio de niños, o la costumbre de someter a los pueblos vecinos a su dominio, o a sus mujeres, tenemos ciertamente facetas de un comportamiento negativo que no debe ser aceptado y más bien modificado, aunque sea “su cultura”.
Es necesario manifestar que, desde la época moderna a la actual y en un continuo “crescendo”, la cultura, en lugar del desarrollo del encuentro entre Dios y el hombre, entre la razón y la divinidad, de los hombres con los hombres, así como del adecuado enlace del hombre y la tierra en convivencia armoniosa, incluso con la naturaleza, se ha convertido o no pocos casos en una cantidad de banalidades artísticas o en una confrontación entre filosofía, teología, moral, ética, y otros. O también entre ideologías que se disputan el poder político o social y el control de la humanidad, tensando la paz y convivencia de la humanidad, sin negar desde luego posturas muy positivas que defienden la dignidad humana, derechos y deberes, solidaridad, y otros.
Su historia en el Perú republicano:
Como en muchas comunidades políticas, el Perú tuvo en su historia milenaria muy diversas expresiones culturales, lenguas, valores, costumbres y realizaciones. El virreinato español significó un aporte profundo en variados y sustantivos aspectos, particularmente en cuanto a creencias religiosas, ética, valores, lengua y también costumbres. De este aporte, y de la lógica subsistencia de lo incaico y preincaico, surgió un mestizaje que hizo del Perú una colectividad distinta a la indígena y a la hispana, lo cual se concretó fundamentalmente en un proceso de 3 siglos.
La independencia del Perú desde hace dos siglos ha continuado con dicho mestizaje y compenetración también con otras culturas, proceso que aún se desarrolla, pero que indudablemente ha llevado a una cultura y estilo de ser, pensar y proceder con importantes diferencias al del año 1500, pero haciendo visibles elementos de las culturas indígenas y la española, la cual procede de diferentes culturas occidentales.
Igualmente se han ido integrando personas de otras etnias y culturas.
Perú, como toda comunidad política tanto en su estructura general como en la de cada una de las comunidades regionales o locales, ha seguido recibiendo, y lo seguirá por siempre, aportes positivos, y algunas veces negativos, de otros pueblos y comunidades políticas. Todo ello, de una u otra forma, se integrará o será rechazado o modificado por los peruanos de las décadas actuales o siguientes y formará o no partem de la cultura del Perú y de los peruanos. También creará aportes nuevos a presentar a otras comunidades locales o nacionales.
De todas formas, se podría decir que en nuestra historia peruana:
a) Existen todavía espacios para una cultura con más aspectos comunes dentro de valores mundiales y cristianos comúnmente aceptados.
b) Que aspectos morales, éticos, de valores, y otros, que son básicos para el desarrollo de una cultura sólida que garantice el desarrollo espiritual y material, así como una satisfactoria convivencia, han sido descuidados y son muy débiles.
c) Que el Perú urge de una revitalización en una serie de aspectos que nos están llevando a continuas crisis políticas, de corrupción y delincuencia, aparte de un bienestar económico y social muy reducido.
Lo que habría que hacer.
Es evidente que las soluciones que corresponden a tantas personas al mismo tiempo, a tan variadas colectividades sociales y con historia, geografías y economías tan diversas son muy difíciles, al menos en un par de generaciones, pero hay que trabajarlas aunque sean complicadas y aunque sus mejoras pueden tardar años. Para ello:
a) Habría que empezar por ponerse de acuerdo, al menos en los sectores intelectuales que deben orientar al Perú, en aspectos culturales viables que parece que los peruanos debiéramos tener, pero sin marcos estrechos o ideologizados que sufran el inmediato rechazo de muchos y el consiguiente desinterés. Cosas de tipo general como: promover la aceptación de los otros y
sus estilos de ser correctos; colocar la honestidad como un vector esencial; propiciar el progreso de todos en los más variados aspectos; y así otros. Mejor pocos y los más importantes que constituyen la contra de nuestras fallas habituales como personas y colectividad. Asimismo, no querer detallar su seguimiento mediante meticulosas evaluaciones e indicadores. En el fondo debiera ser un documento breve de un par de páginas con 4 o 5 prioridades a trabajar por todos los peruanos.
b) Hacer un plan completo, para todos los niveles educativos, familias, empresas, etc., acompañándolo de todo tipo de material audiovisual, campañas y concursos, a fin de incentivar el interés de las personas por los objetivos centrales de la cultura peruana.
Aquello a lo que nunca se va a poder llegar.
A que el Perú tenga una cultura al menos bastante uniforme. La diversidad en Perú es muy grande por su historia, costumbres, lenguas, etnias, situaciones geográficas, aspiraciones, educación, y otros. Hay que dar oportunidad a que todos se desarrollen y no presionar a que dejen lo suyo local por imposición externa, a menos que no sea conveniente, o imponer que desarrollen lo que no desean. Que el tiempo y/o la adquisición de las colectividades vaya desarrollando lo suyo e integrando lo de otros que se crea conveniente. Ello llevará a una cierta lenta uniformidad en variados aspectos. No presionar en un sentido u otro, lo que no quiere decir no presentar lo mejor de otras culturas. De todas formas, la educación formal debe promover lo que parece mejor y esté de acuerdo con el sentir y vivir de los connacionales.
H) LA FILOSOFÍA Y LA LITERATURA.
Aunque este tema correspondía tratarlo en el apartado inmediatamente anterior por pertenecer básicamente al mundo de la cultura, dada su importancia y peculiaridades he preferido hacerlo, aunque brevemente, como asunto específico dada su trascendencia. La filosofía porque en ciertas ideas fundamentales, aunque no parezca, está influyendo y cambiando el pensar y el hacer de muchas personas; la literatura porque su fácil llegada a muchos la hace muy importante en el diario quehacer tanto en la distracción como en las costumbres, problemas y sueños cotidianos.
Su realidad en el Perú republicano.
La filosofía en el Perú no ha sido propia sino en general tomada de occidente y Grecia.
En el Virreinato era básicamente heredera de la medioeval cristiana y luego lo fue de Descartes, Kant y todos los filósofos modernos y contemporáneos como Nietzsche, Heidegger, Marx, y otros. Ha recibido la influencia por el Modernismo (entusiasmado por un progreso que luego desilusionó) y luego por el postmodernismo que, desanimado ante los fracasos, abandona las certezas, predica la libertad más absoluta y deja de lado a Dios, rinde homenaje al relativismo y al subjetivismo, entre otros. (Ver: Dr. Gustavo Salazar Rojas: “Filosofía de Hoy”. Enciclopedia Católica, ACIPRENSA).
Si en el medioevo la filosofía apoyaba a la teología e incluso se hablaba de una filosofía cristiana, las épocas moderna y contemporánea han representado un alejamiento en no pocos casos del pensamiento cristiano, de Dios, de la creencia en Él y, en casos, un fuerte rechazo e incluso a veces ataques y desprecio. El hombre se erige como el centro del mundo y Dios desaparece.
El Perú de los siglos XIX y XX se adhiere en ciertos pensadores a las correspondientes corrientes del momento en la cuales el racionalismo, la ilustración, positivismo, marxismo, liberalismo, entre otros, lideran las ideas de aquellos años; la débil filosofía de nuestros pensadores peruanos las asume sin mayores aportes propios.
En la mitad del siglo XX aparece una cierta reacción neo tomista, que pronto es avasallada por planteamientos de filósofos, sobre todo europeos, que replantean el marxismo siempre con sus bases ateas, de lucha de clases y antirreligiosas o simplemente arreligiosas, amén de seguir desarrollando líneas de los siglos anteriores que colocan al hombre en el centro y desplazan a Dios y a los valores cristianos. El siglo XXI sigue las líneas anteriores, pero profundizando y con posiciones más concretas que van orientando, o más bien desorientando, diversas disciplinas humanísticas.
Dentro de estas nuevas líneas destacan también, entre otras: el predominio claro de lo inmanente y el olvido de lo trascendente; el relativismo que lleva al debilitamiento de la ética y la moral; el individualismo o el colectivismo impositivo antilibertad. Se observa, asimismo, una posición transhumanista que centra todo en el hombre y prescinde totalmente de Dios. El cardenal Müller ha hablado de un “nihilismo antropológico” que se ha convertido en una ideología de la descristianización. Asimismo, como otros muchos pensadores, ha puesto en guardia ante el Nuevo Orden Mundial, el Gran Reinicio y el Foro Económico Mundial. En varios de esos casos se han unido progresistas marxistas con liberales para soñar en un mundo de poca gente (apoyo al aborto) y sin Dios ni vida eterna. La Agenda Mundial del Desarrollo Sostenible al 2030 va por esos caminos. El globalismo internacional que propician quiere llevar a un gobierno mundial donde se nos imponga ideas y gobiernos y Dios desaparezca del
escenario.
En cuanto a la literatura y las tecnologías de la comunicación en el más amplio sentido de la palabra, se puede decir que la alfabetización y la intercomunicación cada día más universales están llevando estos géneros a más lectores, visualizadores e intercomunicadores que cualquier otro aspecto de la realidad mundial, lo que las hace muy influyentes y, desgraciadamente, también negativas en diversos aspectos.
En estos géneros con gran frecuencia no interesa tanto el promover las virtudes y valores, sino manipular para su utilización incluso a costa de aspectos éticos, religiosos y morales. Sirven sobre todo como elementos que cuestionan lo correcto y propician ideologías peligrosas. Igualmente, fácilmente violan la calidad artística, en especial en la literatura, para dar paso a lo raro, novelesco y abyecto con tal de llamar la atención, cosa que también se puede ver en ciertas exposiciones artísticas y libros deprimentes.
Pero hay también que apreciar de la filosofía y la cultura sus reflexiones, las cuales han proporcionado valiosos aportes en la difusión de aspectos positivos que colaboran al desarrollo de la persona humana, su dignidad y libertades, entre otros.
Lo que habría que hacer.
No resulta fácil hallar una solución porque uno se encuentra de inmediato con el reclamo por una libertad de pensamiento, expresión verbal, artística y tecnológica.
Respecto a la libertad Juan Pablo II decía que “libertad no es hacer lo que se quiere, sino hacer lo que se debe”.
La única respuesta sólida parece ser la de crear digamos una contracultura que presente una filosofía que se asienta en principios sólidos y que sepa hermanar lo griego y cristiano antiguo y medieval y que procure dar respuestas profundas y coherentes a los grandes temas humanos modernos, así como al sentido de la vida.
Dentro de esta misma línea contracultural, la literatura y tecnologías comunicacionales de todo tipo debieran procurar presentar lo bello y lo virtuoso, tal cual se hacía claramente en tiempos pasados; cuando triunfaba lo bueno, valioso y ejemplificador.
Hoy se procura que lo dramático, horrendo y abyecto sea el ganador normal. Es decir, no triunfan los valores, sino lo malo, lo dramático, lo impactante y lo delincuencial.
Aquello a lo que nunca se va a poder llegar.
En un mundo cada día con más habitantes, ideologías tan diversas, gobiernos tan diferentes e ideas tan variadas, no parece factible que se llegue a grandes acuerdos para que estos factores mejoren sustantivamente. Al menos de momento, habrá que satisfacerse con tomar iniciativas que lleven a valorar, promover y desarrollar buenos ciudadanos y que asienten su pensamiento y literatura en lo realmente valioso.
I) LA FAMILIA.
La familia, como pareja estable de hombre y mujer (matrimonio) al menos en la sociedad judía y cristiana por tanto en miles de años, está considerada como de valor incalculable para el desarrollo de la humanidad y la plena satisfacción de la sociabilidad y desarrollo total del hombre y la mujer, pese a las dificultades que se puedan presentar en la pareja y con los hijos. La misma legislación y constituciones de occidente y otros países suelen apoyarla, aunque las cosas van cambiando. Todo ello aparte de su sentido de camino religioso hacia Dios e inicio de la vida de los seres humanos de las siguientes generaciones.
Su historia en el Perú republicano.
La conquista y el virreinato trajeron el catolicismo con una notable valorización del matrimonio y la familia unida, estable y sacramental de acuerdo a las orientaciones de la Iglesia Católica. La población indígena, aunque con frecuencia más en la teoría que en la práctica, lo aceptó. Por su parte el mestizaje lo reafirmó tanto en el Virreinato como en la República. Incluso no era de buen decir y prestigio no tener una familia bien constituida y estable. No obstante, esto no siempre ocurría en lugares lejanos y más en el sector rural, en los cuales la realidad era frecuentemente más laxa, menos formal y de un estilo más machista.
Pero, pese a lo dicho, las cosas han cambiado notablemente en los últimos 50 años tanto en el Perú como en el mundo. En efecto, la formalidad religiosa y civil del compromiso matrimonial ha caído notablemente; la permanencia de las parejas o matrimonios unidos es cada día menor; incluso, contra natura, se promueven parejas legales del mismo sexo. Aparte de ello, se ha entronizado, en el Perú y gran parte del mundo, una libertad sexual que atenta a unas relaciones estables y que hace recordar tiempos muy antiguos. Todo ello ha traído indudables perjuicios a la vida y estabilidad familiar, así como a la educación de los hijos. Es evidente que nuevas y poderosas corrientes liberales han influido en todo esto.
Lo que habría que hacer.
Es evidente que se requiere una educación más específica para el matrimonio, tanto en lo civil, las parejas informales, como en lo religioso; al parecer se va a la unión matrimonial sin mayor preparación. Para capacitaciones de cualquier oficio se exigen cursos con determinado número de horas, entrevista personal para un trabajo, y otros, pero para el matrimonio o la cohabitación prácticamente nada. Sé que sería complicado formalizar algo, pero las cosas no se pueden dejar como están. Una parte de un plan formador tendría que referirse a cómo mejorar rasgos de personalidad difíciles de los casamenteros, así como su tratamiento psicológico.
Aquello a lo que nunca se va a poder llegar.
A una gran mayoría de familias con una vida de unión y estabilidad al menos satisfactoria. Habrá que contentarse con mejorar las cosas y tratar de dar ayuda psicológica y religiosa a las parejas.
J) LOS VALORES Y LAS VIRTUDES.
Sin entrar en mayores precisiones o disquisiciones, podemos decir que valores y virtudes son características de una persona que son estimadas por Dios y la sociedad por sus aspectos positivos a favor de uno y de los demás. Ellos ayudan a construir la sociedad temporal y la eterna. Ej. bondad, justicia, verdad, fe, esperanza, caridad, solidaridad, y otras muchas. Los griegos las estudiaron mucho y los católicos les dieron un sentido también trascendente. Una persona con valores y virtuosa es una joya deseada por todas las sociedades. El mundo sería otro si los valores y virtudes predominarán en el quehacer ciudadano cotidiano. Por ser un tesoro tan apreciable la educación de todo tipo cultiva y forma para ellos; aunque ahora último,
lamentablemente, se les está dando menos valor en colegios y familias que hace algunas décadas. De todas formas, es conveniente decir que siempre puede haber ciertas atingencias: el dinero es un valor, pero su idolatría lleva a aspectos negativos y no virtuosos.
Su historia en el Perú republicano:
No robar, no mentir, no ser ocioso, se dice fueron tres valores o virtudes muy apreciadas en la época incaica. Aunque no hay ninguna referencia de esto hasta el siglo XIX, ello significa posiblemente una antigua reminiscencia o al menos algo valorado en la antigüedad preincaica e incaica, así como seguramente en la República y posiblemente en el Virreinato. Además, coincide con valores y virtudes cristianas que se desarrollan con el arribo de los españoles y en estos dos siglos republicanos.
Los pueblos y las naciones tienen los valores que heredan de sus comunidades y de sus familias, siempre y cuando sean aceptados y ejecutados libremente por las nuevas generaciones. En el Perú, con geografía, procedencias, etnias, y otros, tan diferentes, resulta difícil decir cuáles son los valores, anti valores y virtudes o no virtudes de los peruanos. Es que lo que se puede encontrar en una zona de positivo puede en otra encontrarse en sentido opuesto. En unos lugares puede haber una gran comprensión y acogida y en otros no. El aprecio y apoyo puede ser muy natural para unos, en tanto la envidia está muy desarrollada entre otros. Unos tendrán un gran espíritu de trabajo, en tanto otros serán muy ociosos y “criollos”.
De todas formas, parece haber un consenso en que nuestras virtudes y valores dejan bastante que desear y por ello Perú no está mejor. No es posible que un país avance en logros y felicidad sin un progreso sostenido en estos aspectos. Recordemos, por ejemplo, entre otros, el libro del investigador Quiroz sobre la historia de la corrupción en Perú (2013), así como expresidentes últimos apresados y el gobierno de Pedro Castillo enlodado en ella. También la delincuencia y el sicariato son notables en este momento histórico. Todos ellos son precisamente aspectos contrarios a las virtudes y a los verdaderos valores.
Lo que habría que hacer.
Siendo al parecer el problema de la falta de valores y virtudes el central del Perú, se hace necesario darle una absoluta prioridad en todos los niveles educativos y en los medios de comunicación, así como hacer campañas para que se les dé prioridad en las familias.
El currículo escolar nacional debe colocarlos como la primera preocupación. En las últimas décadas se está valorando mucho las competencias laborales y dejando de lado los valores y las virtudes. Lo uno no debe en absoluto quitar lo otro.
Es necesario cultivar valores y virtudes convenciendo, impulsando el deseo de quererlos y, finalmente, moviendo a la voluntad para ejecutarlos (actitudes).
Aquello a lo que nunca se va a poder llegar.
Adquirir y promover valores y virtudes no es fácil. Significa esfuerzo y sacrificio, además de ideas claras sobre lo que más vale. Pero al mismo tiempo, como las personas somos libres, podemos optar por lo menos bueno y no adquirirlos. Habrá que trabajarlos y promoverlos con esfuerzo y sin desánimo por los fracasos. Hay países que han logrado grandes avances, aunque ninguno sea perfecto. El que progresemos en ellos ya constituirá un gran logro.
CONCLUSIONES DEL ARTÍCULO: EN EL ATARDECER…
1.- Lo SOCIAL: Buscar la integración; no el odio y la lucha de clases (como en el Gobierno de Pedro Castillo con su orientación comunista).
2.- EDUCACIÓN: Dar oportunidad a que todos se eduquen el tiempo que desean. La mejora de su calidad depende de la mejor respuesta de los estudiantes; normas mínimas del Minedu; voucher o cheque escolar que permita a los padres escoger, si lo desean, una educación privada.
3.- CIUDADANÍA: promover (no normar) voluntariados en las instituciones educativas.
4.- ECONOMÍA: facilitar la inversión privada en agricultura, minería y carreteras; Resolución rápida y decidida del Estado en los conflictos; vías de comunicación.
5.- POLÍTICA: reformas que faciliten la estabilidad política y la reposición de dos cámaras. Oposición doctrinal firme e inteligente al marxismo y comunismo por incompatibles con los ideales del Perú republicano y del catolicismo.
Preocupación por una justicia legal y social rápida y honesta.
6.- LO ÉTICO, MORAL, LA FAMILIA, así como VIRTUDES Y VALORES: darles prioridad.
7.- CULTURA, FILOSOFÍA, LITERATURA y TECNOLOGÍA COMUNICACIONAL.
Crear organismos que hagan la competencia a sus múltiples taras. ¿Algo de contracultura? Apoyar los aspectos culturales positivos.
15.- POSICIÓN DEL AUTOR ANTE LA REALIDAD POLÍTICA, ECONÓMICA Y SOCIAL.
¿Quién es este autor?. ¿Conservador, tradicional, liberal?. ¿De derecha, de izquierda, de centro?. ¿Católico progresista o tradicional y conservador?. O de todo un poco y sin clasificación.
Saliendo algo del tema del libro, en este último capítulo doy opiniones, y hago precisiones, en torno a las ideas de este autor sobre aspectos que tienen que ver con posiciones políticas e ideológicas, y otras, todo lo cual ciertamente ayuda a entender mucho de lo manifestado a través de este libro. ¿Es uno liberal, socialista, marxista, comunista, fascista o nazi, monárquico o republicano, demócrata, autoritario, conservador, tradicional, ultraderechista, izquierdista, progresista, de centro, postmoderno, de derecha o de izquierda, etc.? ¿Habrá que autodefinirse? O uno tiene de todo un poco y debe evitar los encasillamientos. Puede ser muy interesante para el lector saber en qué ideas concluye uno su vida temporal, ya que ello ayuda a entender lo que se expresa en este libro.
Es evidente que a lo largo de estas páginas se habrán ido observado las ideas que conforman lo que piensa el autor de estos capítulos. Pero me ha parecido bien hacer un resumen propio de las mismas y dar una opinión de lo que yo pienso son mis posiciones. Uno de izquierda radical me tildaría como ultraderechista, fascista y retrógrado. En cambio para un liberal podría ser un anticuado retrógrada moral y religioso, o un comunistoide al defender yo la doctrina social de la Iglesia y la justicia social; y así sucesivamente.
La primera y más clara conclusión, como ocurrirá con casi todas las personas, es que es difícil que uno tenga todos los aspectos desde un solo lado dentro de las clásicas distinciones entre derecha, centro, izquierda, y otras, menos aún si vamos a las respectivas ultras para cada uno de ellos. Tampoco funciona bien lo de tradicional, conservador, progresista, u otros. En todos los casos es muy raro que uno no tenga cosas de uno o de otro lado. Por ello lo mejor es manifestar lo que uno piensa en cada aspecto sin interesar en lo más mínimo que a uno lo cataloguen de una u otra forma de manera global, cosa que parece totalmente injusta pero es lo más frecuente.
Por otra parte, se observa también que en que hace unas décadas era una posición digamos de centro, puede haber pasado en la opinión actual de muchos a significar ser de derecha, pese a ser el pensamiento idéntico al antiguo. También se nota que, en la gran mayoría de los casos en la medida que se avanza en edad, la persona se torna menos radical que en la juventud y, hablando impropiamente, de derecha. El recorrido de la vida y las experiencias van haciendo cambiar de opinión en no pocos casos.
Un tercer aspecto importante que se constata, y que antiguamente era menos notorio, es que en la actualidad se busca desacreditar la posición del otro al exagerar las posturas contrarias, por lo que fácilmente se etiqueta a las personas de manera muy agresiva cuando es contraria al pensamiento de uno, así se le dice: ultraderechista, fascista, ultraizquierdista, ultraliberal, ultraconservador, comunista, nazi, y otros, cosas que con gran frecuencia son falsas. Es decir, una llega a ser, según estas etiquetas, lo que no es.
Por todo ello es mejor y cierto solamente cuando uno expresa lo que piensa sobre cada aspecto individual: ¿valoras la familia?; ¿la propiedad privada?; ¿cuál te parece debe ser el rol del Estado en la sociedad política?; ¿cuál es tu opinión sobre el libre mercado?; ¿se deben respetar las diversas creencias religiosas?; y así en los más diversos aspectos referidos a la sociedad y las personas.
Teniendo en cuenta lo expresado mis opiniones en torno a los principales aspectos están alrededor de lo siguiente, teniendo presente que muchos aspectos no están expresados:
Cultural y políticamente mi posición es una combinación de principios tradicionales, conservadores y de libertades (con muchas reservas a un liberalismo total), con líneas básicamente democráticas, pero sin los frecuentes excesos que la están haciéndola muy débil y cuestionable. Debe ser una democracia constitucional y legal pero con la necesaria firmeza. Asimismo, cuando no funciona (caso del Perú en 2022), debe defender primero y ante toda la existencia de un Perú libre de toda injerencia extranjera antes que la obediencia al legalismo de una carta constitucional, por venerable que esta sea. En otras palabras, si el Perú está en riesgo de desaparecer o quedar sometido a un gobierno no democrático o extranjero, las Fuerzas Armadas deben garantizar nuestra existencia e intervenir incluso militarmente, pero por un período breve. Mil veces preferible es ello, que terminar siendo una Cuba, Venezuela o Nicaragua. Primero es el Perú si la Constitución o sus gobernantes no saben garantizar su existencia. Por otra parte, aunque reconozco que lo que manifiesto a continuación es una especie de “herejía política”, creo que el voto debiera tener un valor distinto según diversos parámetros de las personas que lo ejercen. Si esto hubiera ocurrido en el Perú hubiéramos tenido mejores gobernantes en muchos momentos de nuestra historia.
Mi posición democrática y católica me hace ser contrario al: marxismo, comunismo, nazismo, fascismo, y otros movimientos similares. Asimismo, de manera importante al liberalismo antiguo y moderno, aunque rescatando por positivos diversos aspectos de las libertades, pero lejos de cualquier libertinaje y/o de posiciones contrarias a la Doctrina Social de la Iglesia, es decir a la justicia social.
Dentro de lo económico, aprecio las libertades que tienen relación con la Economía Social de Mercado, libertades en el comercio, derecho a la propiedad privada, un capitalismo sí, pero no abusivo y, por tanto, con justicia. Asimismo la necesidad y el derecho a la inversión privada, incluso la extranjera.
Creo que el papel del Estado debe ser solamente fundamental, de supervisión y control no abusivo, sin empresas propias y con una burocracia mucho menor a la actual y más preparada. Asimismo, con muchas menos leyes, normas y controles estrangulantes que están trabando todas las actividades del Perú y también por tanto las económicas, con el consecuente empobrecimiento y la falta de trabajo para los sectores más necesitados.
No creo en diversas labores que promueven organismos internacionales que pretenden controlar y gobernar los países desde sus funcionarios internacionales con frecuencia ideologizados y colocados allí por amiguismo. Tampoco en algunos de sus últimos documentos (Declaración del Milenio y Agenda para el Desarrollo Sostenible al 2030) que expresan una visión solamente temporalista, lejana de los valores, la ética y la religión y preocupados más bien por resolver problemas de este mundo, o que exageran la importancia de cosas buenas (cambio climático, ecología, calentamiento global, y otros), pero que al final las están volviendo excesivas y apabullantes.
Además, su documentación es utópica al querer garantizar muchas cosas imposibles.
Dentro de mi fe católica: creo en Dios uno y trino; en la Iglesia establecida por Jesucristo, guiada por el Espíritu Santo y conducida por el Papa y los Obispos a quienes corresponde ser fieles a las escrituras, la tradición y el magisterio de estos dos milenios. Creo que tarea central de la Iglesia tiene que ver con la alabanza y agradecimiento a Dios por la vida, la fe y la gracia, la evangelización de fieles e infieles, con prioridad en temas de fe, esperanza y caridad; así como en la oración, sacramentos, catequesis, liturgia y por consiguiente la procura de la salvación eterna.
Creo que a nosotros los católicos corresponde cumplir lo que le dijo Jesús al doctor de la ley (Mateo, 22, 37) ante su pregunta de cual era el mandamiento principal de la Ley: “Amarás al Señor al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con toda tu mente. Éste es el mayor y primer mandamiento. El segundo es como éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos dependen toda la ley y los profetas”. De este texto se deduce que Dios es lo central; pero el prójimo es muy importante, aunque el Señor no da a entender que el
prójimo sea solamente el pobre y no el rico; a fin de cuentas, lo principal es la salvación del alma, el Reino de Dios y su gloria y esto es para pobres y ricos.
Aunque considero muy importante la doctrina social de la Iglesia, la preocupación de algunos solamente por los pobres económicos y otros asuntos de apoyo al hombre temporal no me parece lo adecuado. Pienso que se está olvidando lo central que es la conversión, el amor a Dios y la salvación eterna. En esta línea no estoy de acuerdo con diversas líneas que promueve la teología de la liberación, en otras palabras no soy lo que llaman un progresista social.
Estoy en desacuerdo con líneas morales y religiosas que pretenden hacer que aspectos que antiguamente fueron cuestionados como pecaminosos, se pretenda que no lo sean, los cuales por lo general tienen que ver con la familia, matrimonio, sexo, y otros, los cuales se están priorizando por algunos para el Sínodo 2023-2024. En este sentido pertenezco claramente a la ortodoxia de la fe antigua. Si a ello le llaman conservador y tradicional, pues lo seré y con mucho gusto y honor.
Para terminar, considero que muchas cosas del pasado siguen siendo válidas y, en todo caso, habrá que remozarlas, pero sin querer cambiar su esencia. Es decir, que la tradición es válida y hay que conservar todo aquello que es estructuralmente valioso y, por otra parte, hacer las adaptaciones necesarias que no pretendan romper con el pasado, esto tanto en lo religioso como en lo político y social.
O, desde otra óptica, en ningún aspecto soy partidario de cambios revolucionarios y disruptivos como se dice ahora, sino más bien de los ajustes y las reformas bien pensadas, prudentes y progresivas que evitan los cismas, las herejías y políticamente las dictaduras.
CONCLUSIONES FINALES
– El conjunto de los estados del mundo, la Iglesia Católica y las iglesias en general, parecen estar en un momento muy difícil fruto del propio incumplimiento institucional; de la escasa calidad de nosotros los creyentes; así como de los objetivos y finalidades no bien trabajados.
• Por otra parte, porque unos y otros han perdido mucho de su sentido trascendente, por lo que no brindan a las personas un sentido de vida y una esperanza.
– En cuanto a lo religioso, el incumplimiento de estos dos últimos aspectos y las profecías de un acercamiento del fin de los tiempos son cada día más frecuentes. Por otra parte el de los estados se acerca cada día más a situaciones próximas a una hecatombe guerrera. Estamos avisados.
– La secularización, el relativismo, el liberalismo de costumbres y el consumismo, entre otros, han crecido exponencialmente en los años inmediatos al mayo francés (1968). En este sentido, las décadas de los 70, 80 y 90 han significado un cambio profundo en el ser, pensar y actuar de
muchas personas y pueblos, lo que ha llevado a vivir en la actualidad una época permisiva brutalmente diferente. Asimismo, la visión religiosa se ha ido perdiendo de manera notable y, en el campo espiritual, ha habido un retroceso muy grande.
– Ante el asedio de lo antirreligioso en el mundo, urge un reposicionamiento vigoroso por quienes nos formamos en una clara visión ortodoxa católica (digamos hasta la década de los 80 en general y con excepciones).
– Los mandamientos y las enseñanzas de Jesús deben ser el norte claro, así como todo lo de la tradición y enseñanza magisterial que concuerde con ello, que será por supuesto lo común. Cualquier otra doctrina que quiera cambiarlas debe ser clara y valientemente rechazada, ya que vendrán tiempos en que la ortodoxia católica querrá ser reemplazada por falsas doctrinas.
No olvidemos que, tanto en lo social, la paz, lo político, lo religioso, y otros, los riesgos de un estallido mundial espantoso se comentan entre pensadores, sociólogos, teólogos y hasta místicos, según presuntas revelaciones. Para éstos últimos Dios, harto de un mundo ateo que se burla de los mandamientos, va a desencadenar una purificación física y espiritual que hará temblar a la humanidad.
¿Iglesia sinodal? o Iglesia católica
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