Respuesta al cardenal Marx

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CARTA DEL SANTO PADRE FRANCISCO AL CARDENAL REINHARD MARX, ARZOBISPO DE MUNCHEN UND FREISING

Santa Marta, 10 de junio de 2021
Querido hermano,
ante todo gracias por tu coraje. Es un coraje cristiano que no teme la cruz, no teme anonadarse delante la tremenda realidad del pecado. Así lo hizo el Señor (Fil 2. 5-8). Es una gracia que el Señor te ha dado y veo que vos la querés asumir y custodiar para que dé fruto. Gracias.
Me decís que estás atravesando un momento de crisis, y no sólo vos sino también la Iglesia en Alemania lo está viviendo. Toda la Iglesia está en crisis a causa del asunto de los abusos; más aún, la Iglesia hoy no puede dar un paso adelante sin asumir esta crisis. La política del avestruz no lleva a nada, y la crisis tiene que ser asumida desde nuestra fe pascual. Los sociologismos, los psicologismos, no sirven. Asumir la crisis, personal y comunitariamente, es el único camino fecundo porque de una crisis no se sale solo sino en comunidad y además debemos tener en cuenta que de una crisis se sale o mejor o peor, pero nunca igual [1].
Me decís que desde el año pasado venís reflexionando: te pusiste en camino, buscando la voluntad de Dios con la decisión de aceptarla fuese cual fuese.
Estoy de acuerdo contigo en calificar de catástrofe la triste historia de los abusos sexuales y el modo de enfrentarlo que tomó la Iglesia hasta hace poco tiempo. Caer en la cuenta de esta hipocresía en el modo de vivir la fe es una gracia, es un primer paso que debemos dar. Tenemos que hacernos cargo de la historia, tanto personal como comunitariamente. No se puede permanecer indiferente delante de este crimen. Asumirlo supone ponerse en crisis.
No todos quieren aceptar esta realidad, pero es el único camino, porque hacer “propósitos” de cambio de vida sin “poner la carne sobre el asador” no conduce a nada. Las realidades personales, sociales e históricas son concretas y no deben asumirse con ideas; porque las ideas se discuten (y está bien que así sea) pero la realidad debe ser siempre asumida y discernida. Es verdad que las situaciones históricas han de ser interpretadas con la hermenéutica de la época en que sucedieron, pero esto no nos exime de hacernos cargo y asumirlas como historia del “pecado que nos asedia”. Por tanto, a mí juicio, cada Obispo de la Iglesia debe asumirlo y preguntarse ¿qué debo hacer delante de esta catástrofe?
El “mea culpa” delante a tantos errores históricos del pasado lo hemos hecho más de una vez ante muchas situaciones aunque personalmente no hayamos participado en esa coyuntura histórica. Y esta misma actitud es la que se nos pide hoy. Se nos pide una reforma, que –en este caso– no consiste en palabras sino en actitudes que tengan el coraje de ponerse en crisis, de asumir la realidad sea cual sea la consecuencia. Y toda reforma comienza por sí mismo. La reforma en la Iglesia la han hecho hombres y mujeres que no tuvieron miedo de entrar en crisis y dejarse reformar a sí mismos por el Señor. Es el único camino, de lo contrario no seremos más que “ideólogos de reformas” que no ponen en juego la propia carne.
El Señor no aceptó nunca hacer “la reforma” (permítaseme la expresión) ni con el proyecto fariseo o el saduceo o el zelote o el esenio. Sino que la hizo con su vida, con su historia, con su carne en la cruz. Y este es el camino, el que vos mismo, querido hermano, asumís al presentar la renuncia.
Bien decís en tu carta que a nada nos lleva sepultar el pasado. Los silencios, las omisiones, el dar demasiado peso al prestigio de las Instituciones sólo conducen al fracaso personal e histórico, y nos llevan a vivir con el peso de “tener esqueletos en el armario”, como reza el dicho.
Es urgente “ventilar” esta realidad de los abusos y de cómo procedió la Iglesia, y dejar que el Espíritu nos conduzca al desierto de la desolación, a la cruz y a la resurrección. Es camino del Espíritu el que hemos de seguir, y el punto de partida es la confesión humilde: nos hemos equivocado, hemos pecado. No nos salvarán las encuestas ni el poder de las instituciones. No nos salvará el prestigio de nuestra Iglesia que tiende a disimular sus pecados; no nos salvará ni el poder del dinero ni la opinión de los medios (tantas veces somos demasiado dependientes de ellos). Nos salvará abrir la puerta al Único que puede hacerlo y confesar nuestra desnudez: “he pecado”, “hemos pecado”… y llorar, y balbucear como podamos aquel “apártate de mí que soy un pecador”, herencia que el primer Papa dejó a los Papas y a los Obispos de la Iglesia. Y entonces sentiremos esa vergüenza sanadora que abre las puertas a la compasión y ternura del Señor que siempre nos está cercana. Como Iglesia debemos pedir la gracia de la vergüenza, y que el Señor nos salve de ser la prostituta desvergonzada de Ezequiel 16.
Me gusta como terminas la carta: “Continuaré con gusto a ser sacerdote y obispo de esta Iglesia y continuaré a empeñarme a nivel pastoral siempre y cuando lo retenga sensato y oportuno. Quisiera dedicar los años futuros de mi servicio en modo más intenso a la cura pastoral y empeñarme por una renovación espiritual de la Iglesia, como Usted incansablemente lo pide”.
Y esta es mi respuesta, querido hermano. Continúa como lo propones pero como Arzobispo de Munchen und Freising. Y si te viene la tentación de pensar que, al confirmar tu misión y al no aceptar tu dimisión, este Obispo de Roma (hermano tuyo que te quiere) no te comprende, pensá en lo que sintió Pedro delante del Señor cuando, a su modo, le presentó la renuncia: “apártate de mí que soy un pecador”, y escuchá la respuesta: “pastorea a mis ovejas”.
Con fraterno afecto.
FRANCISCO
[1] Existe el peligro de no aceptar la crisis y refugiarse en los conflictos, actitud que termina por asfixiar e impedir toda posible transformación. Porque la crisis posee un germen de esperanza, el conflicto -por el contrario- de desesperación; la crisis involucra… el conflicto -en cambio- nos enreda y provoca la actitud aséptica de Pilato: «Yo soy inocente de esta sangre. Es asunto de ustedes» (Mt. 27, 24)…que tanto mal nos ha hecho y nos hace.

Sínodo Amazónico: Prefecto de Congregación para los Obispos defiende celibato sacerdotal

El Cardenal Marc Ouellet, prefecto de la Congregación para los Obispos, señaló que ante los desafíos actuales de la Iglesia Católica, ésta no debe tomar soluciones rápidas sino profundizar su comprensión de la tradición ininterrumpida del celibato sacerdotal en el rito latino.
El Purpurado dijo esto durante la presentación de su libro “Friends of the Bridegroom: For a Renewed Vision of Priestly Celibacy”, lanzado el 2 de octubre. EWTN Publishing publicó la traducción al inglés del libro. En español fue publicado por la Editorial Encuentro bajo el nombre de “Sacerdotes, amigos del esposo. Para una visión renovada del celibato“.
El Cardenal Ouellet dijo en conferencia de prensa que es “escéptico” ante la idea de considerar en el Amazonas la ordenación al sacerdocio de hombres mayores casados, los llamados “viri probati”.
También dijo: “Alguien por encima de mí es escéptico”. Pero cuando se le preguntó si se refería al Papa Francisco, el Purpurado respondió que no hablaría sobre el pensamiento del Papa, pero que sabe que hay algunos por encima de él “en la Curia romana” que también son escépticos.
No estoy en contra del hecho de que haya un debate, pero creo que en este momento de la historia y de la Iglesia hay una necesidad de reflexión. Y así, mi intervención es para corroborar el debate, para dar algo sustancial para ayudar al discernimiento”, acotó.
Sigo siendo escéptico por las convicciones y el conocimiento de la tradición católica en el rito latino, por lo que creo que esto debe tenerse mucho en cuenta en el debate”, continuó, y agregó que sigue abierto a lo que sucederá durante el sínodo.
El Cardenal Ouellet también señaló que sabe que el Papa Francisco ha mencionado que no tiene intención de cambiar la práctica de la Iglesia sobre el celibato sacerdotal en el rito latino, pero que no ha excluido la posibilidad de una excepción.
El Purpurado de 75 años dijo que le dio al Pontífice dos copias de su libro y este último está contento de que considere un debate.
El Cardenal Ouellet, quien es de Quebec, Canadá, también es presidente de la Comisión Pontificia para América Latina. Fue nombrado para ese puesto y como jefe de la Congregación para los Obispos en 2010. Antes de convertirse en obispo, enseñó por años en seminarios en Roma y Sudamérica.
En una entrevista con EWTN News Nightly el 1 de octubre, el Cardenal Ouellet explicó que hay muchas razones por las que escribió el libro, pero una fue su experiencia trabajando con sacerdotes y dando formación.
Dijo que pensaba que era un buen momento para contribuir con sus años de “conocimiento, sabiduría y experiencia” a la discusión de la Iglesia sobre el celibato sacerdotal, y en el contexto particular del sínodo amazónico de este mes, al debate sobre “viri probati”.
Además, sostuvo que también se inspiró después de la carta de aliento del Papa Francisco del 4 de agosto a los sacerdotes, y quería agregar algo más a lo que el Papa dijo sobre el tema.
Creo que el celibato sacerdotal, pero también la consagración religiosa, es un poderoso testimonio de la divinidad de Jesucristo y de su llamado a seguirlo y dejar todo para estar con él y hacer lo que él nos pide que hagamos. Entonces, para mí, ese es el primer significado del celibato, y del celibato sacerdotal, es ser testigo de la divinidad de Cristo”, dijo el Purpurado.
Lo que intenta mostrar en libro, aseguró, es “la sacramentalidad de la Iglesia como un signo de la comunión trinitaria en la que participan los fieles y los creyentes”.
“Creo que se renovará el celibato si el sacerdote tiene una mejor idea de su propio sacerdocio. El fundamento de este vínculo muy estrecho entre el celibato y el sacerdocio es el hecho de que el sacerdote está a cargo de un ministerio escatológico, es decir, de proclamar y dar la Palabra definitiva y definitiva de Dios al mundo” agregó.
El Cardenal también dijo que la tradición de la Iglesia Católica Romana “debe ser fiel a sus propias raíces y a su propio estilo”.
El vínculo entre el celibato y el sacerdocio en la Iglesia latina proviene de los apóstoles y se ha mantenido a través de los siglos a pesar de los tiempos de decadencia, de dificultades, de rechazo… Siempre ha sido difícil, pero sigue siendo un testigo extraordinario de la divinidad de Cristo y ante la presencia del Señor resucitado entre nosotros para que le demos una respuesta, porque él está allí, llamándonos a la comunión”, aseguró.
El celibato”, continuó, “es una realidad muy viva. Y, obviamente, se nos pide que seamos coherentes con nuestros compromisos y que seamos fieles a nuestros votos. Pienso que con la oración, con la fraternidad y con un sentido de la Palabra de Dios podemos lograr eso”.
En el libro, el Cardenal Ouellet aborda directamente el sínodo amazónico de este mes y la “búsqueda de nuevas formas en un contexto misionero”.
Están surgiendo nuevas estrategias misioneras que podrían tener un impacto a largo plazo en el ministerio sacerdotal, ya sea localmente o más ampliamente, dada la influencia globalizadora de una cultura mediática sin fronteras. Algunos aspiran a la rápida adopción de la solución pastoral del viri probati, es decir, hombres casados, jefes de familias estables, que podrían ser ordenados sacerdotes para asegurar la celebración eucarística de comunidades indígenas dispersas a quienes les parece el valor del celibato exterior”, escribe.
Estas perspectivas pueden ser atractivas para algunos y causar preocupación en otros lugares, si se considera que los elementos de ideología y estrategia están entrelazados para lograr resultados más ambiciosos e importantes a nivel universal”, agregó.
El Cardenal Ouellet escribe que algunas corrientes de pensamiento “liberales” o “protestantes” están resurgiendo para aprovechar la situación y proponer programas de reforma que van más allá de las intenciones y orientaciones del Papa Francisco.
En cambio, explica, el Papa Francisco ha puesto el sínodo amazónico bajo el movimiento del Espíritu Santo, en una atmósfera de oración, diálogo y apertura a la novedad. Pero esto requiere una discusión libre de ideas divergentes, explica. Y no solo se necesitan ideas opuestas entre sí, sino también esos “intereses opuestos y fuerzas hostiles a la influencia de la Iglesia”.
Dicho esto”, continúa el Cardenal, “los nuevos caminos del futuro darán frutos evangélicos si son consistentes con una proclamación completa del Evangelio, sine glosa, que no sacrifica nada de los valores permanentes de la tradición cristiana”.
El Purpurado dice en el libro que se necesita “creatividad pastoral” para estar atento a las características culturales al abordar la falta de sacerdotes, “pero primero debemos verificar la calidad del testimonio de los misioneros, que pueden transmitir efectivamente la fe cuando impregna toda su vida y motiva inequívocamente su estilo de vida y actividad evangelizadora”.
Fuente: ACI Prensa.

«Camino Sinodal» en Alemania no tiene poder doctrinal o moral

Por Ary Waldir Ramos Díaz– es.aleteia.org
Una «amenaza a la unidad de la Iglesia» y «una herida a la comunión eclesial», advierte la Santa Sede y –cita al papa Francisco– en un mensaje dirigido a la Iglesia de Alemania para que no extravié el camino sinodal marcado por la universalidad eclesial.
«El ‘camino sinodal’ en Alemania no tiene el poder de obligar a los obispos y a los fieles a adoptar nuevas formas de gobierno y nuevos enfoques de la doctrina y la moral».
La Santa Sede hizo esta declaración, difundida este jueves 21 de julio de 2022, e indica que lo hace «para proteger la libertad del Pueblo de Dios y el ejercicio del ministerio episcopal».
La nota de prensa no especifica cuales son esos nuevos enfoques doctrinales o morales. Sin embargo, el Sínodo en Alemania ha puesto sobre la mesa la abolición del celibato obligatorio y la apertura al sacerdocio femenino, entre otros temas que no están en línea con la actual doctrina oficial.
Diversos observadores advertían ya que estas visiones o aperturas de una parte de la iglesia alemana podrían desembocar en un posible nuevo «cisma» con Roma. En efecto, la Santa Sede señaló –citando al papa Francisco– que las Iglesias particulares «separadas del entero cuerpo eclesial, se debilitan, marchitan y mueren».
Una herida a la comunión eclesial
Desde el Vaticano, el llamamiento a la iglesia alemana es a no adelantarse al proceso sinodal en marcha en todas las diócesis del mundo:
«No sería permisible iniciar nuevas estructuras o doctrinas oficiales en las diócesis, antes de un entendimiento acordado a nivel de la Iglesia universal, lo que representaría una herida a la comunión eclesial y una amenaza a la unidad de la Iglesia».
En este sentido, la Santa Sede rememoró las indicaciones del papa Francisco en su carta al Pueblo de Dios en su camino en Alemania:
La Iglesia Universal vive en y de las Iglesias particulares, así como las Iglesias particulares viven y florecen en y de la Iglesia Universal, y si se encuentran separadas del entero cuerpo eclesial, se debilitan, marchitan y mueren. De ahí la necesidad de mantener siempre viva y efectiva la comunión con todo el cuerpo de la Iglesia”.
Alemania en el camino sinodal
Por tanto, desde Roma, se espera, «que las propuestas del Camino de las Iglesias particulares en Alemania se fundan en el camino sinodal que está siguiendo la Iglesia universal, para un enriquecimiento mutuo y un testimonio de esa unidad con la que el cuerpo de la Iglesia manifiesta su fidelidad a Cristo el Señor».
El papa Francisco que siempre ha indicado que «la unidad prevalece sobre el conflicto», ha lanzado una publica corrección «fraterna» al «Camino Sinodal» de Alemania para que no se descarrile del proceso marcado por el Sínodo (2021-2023) que tiene como espíritu fundamental y que proviene etimológicamente de la palabra misma: «caminar juntos».

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