La historia urdida

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Por Martha Meier Miró Quesada– Diario EXPRESO.
Torcer la historia destruye países, eras, proyectos de nación, a familias y personas, como se hace ahora con la memoria del presidente Alan García, el mejor gobernante peruano del siglo XXI, y ya lo perpetraron con el presidente Alberto Fujimori, quien con más de dos décadas fuera de la política y lejos de todo gobierno sigue siendo señalado como responsable de los problemas actuales del Perú.
Para la generación menos ilustrada y más desinformada de nuestra historia, la del Bicentenario, esas mentiras son verdad y punto.
Hablamos del presidente que reconstruyó a nuestro país desde la ruina económica, en medio de la violencia y terminó con casi dos décadas de terrorismo. Bajo su gobierno se capturó a Abimael Guzmán y a Víctor Polay Campos, cabecillas de las bandas terroristas Sendero Luminoso y MRTA.
Ambos desangraron a nuestra tierra, destruyeron infraestructura por valor de cientos de millones de dólares, violaron a niñas y niños, saquearon a los más pobres, raptaron, torturaron y asesinaron a campesinos, a miembros de partidos políticos democráticos, a autoridades de poblados andinos, a líderes indígenas, a empresarios.
Los senderistas esclavizaron a los Asháninka, violaron a sus mujeres y las embarazaron para humillar a esos guerreros legendarios tratando de destruir a un pueblo originario que no les permitió tomar control de la selva central. Fue en el gobierno de Alberto Fujimori que se les liberó. Esa historia trata de borrarse.
Los colegios y universidades están tomados por admiradores de terroristas y gente contraria a “El Chino” Fujimori por erradicar lo que quedaba del andamiaje socialista de la dictadura militar de “El Chino” Velasco.
Están, también, quienes repudian los logros del dos veces presidente del Perú Alan García, quien con “El Perro del Hortelano” demostró que la libertad económica es parte vital de la democracia sino que con ella los países crecen a ritmos galopantes, sacando a millones de la pobreza, como lo hizo en su segundo gobierno. Algo que los comunistas jamás le perdonarán.
El MRTA con su “limpieza social” -similar a la de Sendero- perpetró horrendos asesinatos contra la comunidad homosexual. Repudiables crímenes de odio en ejecuciones públicas para que se supiera que “así mueren los maricones”, como rezaban los carteles que dejaban sobre los cadáveres de aquellos que sentían el amor distinto.
Y a esos les pidió autógrafos el repugnante Francisco Sagasti. ¿Qué tal bebitas bicentenarias?
La damnatio memoriae o “daño a la memoria”, el intento de cancelar, suprimir u ocultar partes de la historia se practicó desde tiempos de la reina Hatshepsut, en el Antiguo Egipto. Tutmosis III, su sucesor, trató de destruir sus huellas.
Este “daño a la memoria” es responsable de que estemos en manos narco-terroristas, gracias a los grandes torcedores de la historia: caviares, malos periodistas, historiadores que responden a agendas internacionales financiadas vía oenegés y a la Comisión de la “Verdad”.

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