Por Martha Meier Miró Quesada- Diario EXPRESO.
Los impulsores de la Constituyente para cambiar el ‘modelo’ quieren, en realidad, erradicar la Democracia y sus libertades, incluidas las económicas.
El modelo repudiado por los asambleístas es la Democracia. Los comunistas no quieren libre emprendedurismo para que los ciudadanos ejerzan su derecho a crear riqueza; tampoco el florecimiento de nuevos partidos ni que podamos disentir, opinar, decir y menos decidir.
El único modelo que necesitan destruir es la Democracia, garante de la separación de poderes y de la alternancia en el Poder pues su proyecto es controlarlo todo y perpetuarse en él, como Castro, Chávez, Maduro y demás parásitos.
Sugerir que una nueva Constitución al cambiar el modelo económico mejorará la situación de todos es tan estúpido como decir que en Cuba hay democracia. No existe un país democrático sobre el planeta donde la libertad económica esté recortada o la inversión privada sea castigada.
La supervivencia del comunismo depende de una masa crítica de pobres, cada vez más hambrientos que monarquicen al dictador de turno, y eso es lo que Castillo y su pandilla pretenden: “no más ricos en un país donde necesitamos pobres que dependan de nosotros”.
Pedro Castillo con su ministro de Economía, Pedro Francke, avanzan a paso firme por el sendero para pauperizar más al Perú -si cabe- tras la crisis en la que nos hundió Vizcarra con su pésimo manejo de la pandemia.
Si cada vez que Castillo rebuzna el dólar se dispara, cada vez que Francke menciona potenciales nuevos impuestos, promueve la fuga de capitales, porque uno puede amar mucho a su patria, pero no por eso privará a sus descendientes de fortunas familiares construidas a lo largo de generaciones.
En el Perú una empresa formal por cada 100 soles de ganancia debe entregarle al Estado -para mantener carritos Lexus S, como los de Francke- 53 soles, o sea más de la mitad de sus ganancias: 30% de Impuesto a la Renta; 18% de IGV y 5% retenido al inversor-propietario si acaso hay dividendos. Aumentar impuestos impulsará el cierre de operaciones y el desempleo, afectando al “pueblo” al que dicen servir.
Para el “pueblo” se debería evaluar la baja de impuestos porque es de las pocas herramientas para atraer empresas trasnacionales, nuevas inversiones e innovación.
Una empresa gana dinero produciendo lo que la gente quiere o requiere comprar, y generando empleo para quienes lo necesitan.
A más utilidades de una empresa más posibilidades de elevar la calidad de vida del “pueblo” porque buena parte de las utilidades se reinvierten o usan para mejorar los sueldos del personal.
Cuánto más crecerían las empresas peruanas si se redujera el impuesto a 10%. Cuánto bien se haría con menos dinero entregado al Estado corrupto e inepto.
Perfeccionar el “modelo económico” pasa por reducir los impuestos; y no desaparecer la Democracia con el cuento de una nueva Constitución.
El modelo es la Democracia
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