Ni sobredimensionado ni desproporcionado

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Por Mariella Balbi– Diario EXPRESO.
Martín Vizcarra repite machaconamente que el caso Swing (Richard Cisneros) es desproporcionado y sobredimensionado, ofendiendo la inteligencia de los peruanos. Arguye que el pago de S/175,000 a Swing es una cifra de menor cuantía. Ha creado un tarifario a la medida de su laxa moral, soslayando que obligó al Ministerio de Cultura a actuar ilegalmente, irrespetando las normas. Y no es el único caso, están los de sus amigotes y parientes en otras entidades del Estado.
Lo cierto es que Contraloría ha determinado que el proyecto Chinchero “generó un grave perjuicio al país”, dándole en la yugular a Vizcarra, quien por entonces era ministro de Transportes. La fiscal a cargo de este caso, Zoila Sueno Chirinos (reemplazó al fiscal José Pérez por orden de Gonzalo Chávarry, exfiscal de la Nación), ha remitido sus elementos de convicción a la titular del Ministerio Público, Zoraida Ávalos, para que investigue a Martín Vizcarra por ser alto funcionario. Sueno Chirinos señala, entre otros, que las preguntas del pliego interpelatorio a Vizcarra estaban respondidas siete días antes en la computadora de la contratista de Chinchero Kuntur Wasi.
La fiscal Janny Sánchez Porturas, encargada del caso Swing, también envió sus elementos de convicción sobre Vizcarra al despacho de Ávalos, como lo indica la ley. Las tres autoridades señalan que el gobernante tuvo acciones delictivas. Pero este reitera que el escandaloso tema de Swing no existe y que se trata de una conspiración de los congresistas Manuel Merino (presidente del Congreso) y Édgar Alarcón.
Pese a los cuestionamientos que pesan sobre Vizcarra, a los que se suman las 11 investigaciones fiscales en Moquegua, el mandatario insiste en culpar a otros. Los galimatías lanzados en una entrevista televisiva confirman que no está a la altura del cargo que ocupa. Dijo: “No encuentran explicación, que quieren ahora encontrar explicación hasta el punto de vista de que, entonces, seguramente si esto no encuentro por si pues, no corresponde, debe haber algo que no se dice”. Las redes se ocuparon del dislate.
En dos años y medio de gobierno destruyó al país y de qué manera. Pulverizó a la Fiscalía e injirió en el Poder Judicial. Impuso un referéndum y ahora tenemos normas electorales confusas e impracticables. Encarceló a Keiko Fujimori. Copó el Tribunal Constitucional y cerró el Congreso dando un golpe de Estado.
Gracias al mal manejo de la pandemia, la economía peruana está destruida, la más afectada en América Latina. No hay trabajo, se ha ‘fumado’ el fondo de estabilización fiscal y la pobreza se incrementa indeteniblemente.
Vizcarra ha pedido declarar ante la fiscal de la Nación, su “amiguis” según Karem Roca, exsecretaria del mandatario. Para él es un gesto, para el país una pachotada. Las elecciones serán sumamente turbias. Con este currículo no serán confiables. ¿Qué hay tras el caso Swing?

PAOLA UGAZ Y LA JUSTICIA MEDIÁTICA

Por Luciano Revoredo– LaAbeja.pe
Como ya he lo he comentado con anterioridad, he querellado a Paola Ugaz. La razón de esta querella es que la mencionada señora se dedicó y se dedica de manera sistemática a difamarme en diversos medios de comunicación. Lo cierto es que Paola Ugaz vive en una burbuja de soberbia que la hace pensar que es intocable. Más aún cuando recurre a su ya conocida capacidad de victimización.
Cualquier mal que le ocurre, sin excepción lo vincula a su “investigación” sobre el Sodalicio, inmediatamente surgen como hongos toda una tropa de ayayeros dispuestos a firmar manifiestos, hacer colectas, fiestas, tómbolas y demás pellejerías para consolar a esa pobre víctima de una especie de conspiración clerical, que no le perdona su “agudeza” y sus “certeras denuncias”.
Cualquier mención de sus sospechosos movimientos alrededor de la mafia de las chalinas verdes, la posibilidad de sus posibles vínculos, a través de Pedro Salinas, con los enjuagues económicos de CHISAC, sus sospechosos viajes a Panamá, la denuncia de Expreso sobre lavado de activos, algún comentario sobre sus signos exteriores de riqueza, sus vínculos con IDL, todo esto y más son inventos del Sodalicio. Buena coartada, pero no le servirá para siempre.
Resulta que en el caso nuestro se equivoca, pues no sólo no tengo ningún vínculo con esa organización religiosa, ni he tenido un ánimo difamatorio al comentar sus sospechosas conductas, todo lo que he escrito sobre ella se ajusta a la verdad y a un punto de vista objetivo.
Lo cierto es que el pasado 21 de septiembre fue la primera audiencia de la querella que busca que Paola Ugaz se rectifique por haberme difamado en varios medios de comunicación. La citada audiencia dejó varios temas que comentar.
En primer lugar, llamó mi atención que la señora Ugaz a la pregunta del juez de dónde trabajaba y cuáles eran sus ingresos manifestó que su trabajo era el de corresponsal del diario español ABC y tuvo muchas dificultades para explicar cuánto ganaba. Es más, nunca pudo hacerlo con precisión.
El abogado de Paola Ugaz, Carlos Rivera, al iniciar su defensa nos acusó de pretender instrumentalizar la justicia para perseguir periodistas y pretendió disminuir la gravedad de las expresiones de Paola Ugaz sobre nuestra persona, que califican como difamación y son motivo de la querella, señalando que fueron dichos coloquiales.
Luego para nuestra sorpresa hizo una larga síntesis de todas las denuncias y querellas que tenía Paola Ugaz, como si todo esto tuviera que ver con el hecho de haberme difamado y pasó a desarrollar una especie de teoría conspirativa en que imaginaba todo un tinglado de medios y personas dispuestos a conspirar contra Paola Ugaz. Y se pregunta Rivera teatralmente: ¿Por qué Paola Ugaz es tan importante? ¡Paola Ugaz no es un demonio! ¡Es solo que está realizando una investigación sobre el Sodalicio y por eso hay que demolerla! Y sigue con su teoría conspirativa.
Finalmente termina su lamentable intervención. Rivera cierra su perorata con frases lastimeras de victimización, grandilocuente y teatral introduce temas que no tienen nada que ver en el caso. Pretende voltear las cosas y lejos de defender a la acusada quiere pasar a la ofensiva convirtiéndose en acusador y mencionando una serie de hechos y publicaciones posteriores a la querella, incluso de otras personas y pretende atribuirme esa responsabilidad. Impostadamente lee una serie de tuits que no tienen ninguna relación con el caso.
Ese es Rivera, abogado de IDL y otrora defensor de terroristas, que me agrede verbalmente, ahí mismo en presencia del juez. Vuelve a soltar una sucesión de adjetivos pretendiendo encasillarme, me llama perverso, indigno, machista, misógino…
Luego viene la intervención de Paola Ugaz. Tuvo expresiones sorprendentes. Por ejemplo, dijo textualmente que LA ABEJA es el tipo de medios que deben ser llevados ante la justicia y censurados. Salió su verdadera personalidad, en el fondo, como todo izquierdista, es partidaria de la censura.
Luego dedicó varios minutos a buscar la conmiseración del juez diciendo que en mis redes sociales y en La Abeja había llegado al extremo de meterme con sus hijos. Otra falsedad. En La Abeja no se ha publicado absolutamente nada sobre sus hijos. Únicamente, en un tuit hice mención a que la señora Ugaz muestra signos exteriores de riqueza, al tener a sus dos hijos en el colegio más caro de Lima, con una pensión mensual de 1400 dólares por cada uno, asunto que no deja de sorprender, más aún luego de la audiencia en que declaró que su trabajo era en el ABC y no fue capaz de mencionar cuánto ganaba en ese empleo. Salvo que lo denunciado por Expreso se confirme.
La audiencia terminó. Pero Ugaz siguió con su drama. Ha recorrido varios medios. Ha buscado respaldo de diversas instituciones, ha movilizado una red internacional de contactos para que se pronuncien avalando sus fantasías. Personalmente ya he sido contactado de dos oenegés norteamericanas para preguntar sobre el hecho. Todo esto con el único afán de presionar al juez. De generar un ambiente mediático que lo condicione a fallar a su favor. Incluso Kate Harrison la progre embajadora británica tuiteó solidarizándose con Ugaz y Pedro Salinas. Esto último muy lamentable, ya que compromete a su embajada al inmiscuirse en asuntos que no le competen, cosa que viene haciendo hace tiempo. Ya la hemos visto antes apoyando la ideología de género.
Esta tournée de presión mediática sobre el juez llegó a su momento cumbre cuando Rivera, Ugaz y Salinas montaron una conferencia de prensa para denunciar un supuesto reglaje en su contra entre otros delirios y fantasías.
Rivera inició la conferencia hablando de los que quieren demoler a Salinas y Ugaz y luego soltó la bomba: ¡Paola Ugaz ha sido amenazada de muerte!
La supuesta amenaza es en Instagram donde algún bromista de mal gusto ha posteado algo relacionado al Charlie Hebdo. Curiosa y coincidentemente esta “amenaza” les cae como anillo al dedo para poder reforzar su papel de víctimas.
El mecanismo está muy claro ante un problema judicial, se pone en marcha todo un tinglado que incluye medios, personajes del mundo caviar, algunas organizaciones internacionales para así hacer notar al juez con quien se está metiendo.
Esta especie de extorsión debe terminar. No se puede permitir que los medios invadan la agenda judicial y menos aún que se busque una justicia mediática como resultado del linchamiento de quienes osan cuestionar la seriedad y los métodos de cierto sector de la prensa y sus aliados desde las oenegés.

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