Hugo Blanco, ¿un héroe?
Por Federico Prieto Celi- Diario La Razón.
Hugo Blanco Galdós, cuzqueño nacido en 1934, es un dirigente campesino, persistente luchador contra los hacendados latifundistas, mediante comunidades de base, federaciones departamentales y sindicatos mineros y campesinos, en una pelea social abierta, impulsado por la ideología marxista trotskista. Se hizo con un nombre como dirigente de izquierda radical, de los partidos obrero revolucionario y unificado mariateguista; y del Frente de Izquierda Revolucionaria. Ha reconocido haber asesinado al guardia civil Hernán Briceño Minauro y a dos policías más. Se unió a los combatientes del valle de la Concepción, un importante centro de subversión terrorista contra el estado, al grito de ¡Tierra o Muerte!
En 1963 fue capturado por el ejército, juzgado por terrorismo y condenado a 25 años de prisión, salvándose de la pena de muerte por presión de figuras de izquierda internacional como Jean-Paul Sartre y Simone de Beauvoir, Amnistía Internacional, el gobierno de Suecia y, entre los peruanos, en su inicial fase izquierdista, Mario Vargas Llosa. No cumplió toda su condena, liberado por el gobierno revolucionario de Juan Velasco. Deportado, estuvo en Argentina, México, Chile y Suecia. Los suecos lo han apadrinado acogiéndole en su embajada en Lima, dándole status de asilado político en su territorio y financiándole actividades proclamadas como defensoras de los derechos humanos.
En una segunda fase, fue constituyente, diputado y senador, por la izquierda marxista. Actualmente cuenta con 86 años y se dedica a defender banderas ambientalistas, en la medida que le permite su avanzada edad. He recordado brevemente su itinerario revolucionario marxista, teñido de sangre de policías peruanos, para que comprendamos la barbaridad que ha hecho el ministerio de Cultura al promover con 119 mil soles una película sobre su vida. Mientras médicos y enfermeras, soldados y policías, luchan por defender la salud del pueblo peruano en condiciones muchas veces precarias, intelectuales y artistas de izquierda, con el dinero de todos los peruanos, ensalzan la figura de uno de las más persistentes revolucionarios marxistas de la segunda mitad del siglo XX en una película que está por estrenarse.
Es indispensable que la Fiscalía de la Nación investigue a los funcionarios del ministerio de Cultura que han querido financiarla: Luis Jaime Castillo, María Elena Córdova Burga, Enid Campos León, Luis Alberto Ramos Choqueconza y Carla Leví. ¿Hugo Blanco es el héroe de la película? ¿Eso debe ver la juventud peruana? ¿Qué piensa el actual ministro de Cultura, Alejandro Neyra, y qué medidas va a tomar? Los almirantes en retiro ya han protestado enérgicamente en un comunicado
Ha llegado la hora de definir qué futuro queremos para los peruanos del siglo XXI: la cultura de la peruanidad, destacando a las figuras que han aportado tanto a nuestra gente; o los defensores de la lucha de clases y de la violencia terrorista. Es un escándalo nacional que el presidente Martín Vizcarra no haya tomada clara postura sobre la materia, porque mientras no lo haga hay que pensar.
Ricardo César Napurí Schapiro
Nació en Barranca el 9 de agosto de 1925. Siendo alférez y piloto de avión de combate de la Fuerza Aérea lo expulsaron por no bombardear un barco de la Marina durante la insurrección del APRA del 3 de octubre de 1948. Como exiliado en Argentina empezó su militancia trotskista. Fundador de Vanguardia Revolucionaria, el POMR (Partido Obrero Marxista Revolucionario) y el Partido Socialista de los Trabajadores. Fue miembro de la Asamblea Constituyente de 1979 y senador en 1980-85. Integrante de la plancha presidencial de Hugo Blanco y Enrique Fernández Chacón.
Apología del MINCUL con nuestros impuestos
La respuesta republicana
Por Hugo Guerra– Diario EXPRESO.
La protesta contra el documental apologético sobre Hugo Blanco tiene una gran virtud: demuestra que la osadía neomarxista ya está conociendo la fortaleza de la institucionalidad republicana.
El cortometraje de marras es un bodrio visual, una narrativa forzada y un enfoque manipulatorio de la realidad, propio del peor cine – propaganda comunista. Resulta más intragable que el periódico castrista Granma.
Es mentira que el adefesio tenga la intención de recordar con equilibrio los orígenes de la reforma agraria. En tanto herramienta de agitación pretende distorsionar la realidad peruana de mediados del siglo XX; justificar los métodos de una revolución trotskista financiada por los cubanos de aquella época; el desprestigio institucional policial-militar; y deificar a Hugo Blanco, a quien no se muestra en su dimensión de psicópata asesino, sino como presunto líder campesino.
La libertad de expresión no está en debate. La reacción republicana se justifica por la intervención del Ministerio de Cultura que pretende sinvergüenzamente lavarse las manos tras “incentivar” ideológica y económicamente la propaganda pro terrorista, derrochando el dinero de los peruanos; la caricaturización de un complejo proceso histórico que comenzó con Pérez Godoy (1962) y terminó con el felón Velasco (1974), dejando frustrado al campesinado, desarticulado al agro y quebrado al país; el ataque maldito a las FF.AA. y la PNP salvadoras de la patria tras la derrota de las diferentes bandas terroristas (desde el FIR hasta el MRTA y SL); el intento sostenido de desfigurar la historia nacional; y el llamado a la violencia a nuevas generaciones ignorantes del horror infligido por el genocidio comunista; la grosera intervención austríaca en asuntos internos del Perú; y la complicidad del vizcarrismo con la morralla parasitaria de izquierda.
La reacción liberal – conservadora y democrática no la esperaba la dictadura cultural y mediática de la izquierda y sus corifeos de la prensa prostituta, pero está aquí demostrando vigorosamente que la figura del asesino Blanco es una señal que apunta al basurero de la historia; que existe sólida capacidad de autodefensa institucional en un país donde subalternos y oficiales protestan, mientras los comandantes generales usan mandiles rosados; y que la defensa de la libertad y el antiterrorismo no es cuestión de oportunismo sino de principios, algo de lo que carecen los marxistas.
La lucha recién comienza con una advertencia clara: son ellos, los violentistas, quienes provocan pelea en diferentes niveles. Que sepan que en todos los planos encontrarán respuestas contundentes.
COMUNICADO MONSE
Por Ántero Flores Aráoz– LaAbeja.pe
Ha causado indignación casi generalizada y nos ha dejado perplejos, que una película, destinada a narrar la vida de Hugo Blanco y a destacar sus acciones violentas y sediciosas, haya recibido como premio, una subvención para su distribución y exhibición.
Es más que cierto, que si la subvención, proviene de un privado, cada uno con su dinero hace lo que le viene en gana, pero se trata de una subvención del Estado, a través del Ministerio de Cultura, que se financia con los impuestos que pagamos.
Nos hemos solidarizado con miembros de nuestras Fuerzas Armadas y Policía Nacional, en situación de retiro, pero que representan el sentir de todos sus integrantes, por su justificado enojo con la película “Hugo Blanco Río Profundo”, en que se muestra sus acciones violentas, que según sentencia del Poder Judicial, fue condenado a pena privativa de libertad, por perpetrar delito de homicidio.
Reconocemos y siempre defenderemos el derecho de todos a expresarse con toda libertad, así no nos guste lo que difundan, pero si ello se hace con recursos estatales provenientes de la tributación, allí si elevamos nuestra enérgica protesta.
Pero lo que más nos irrita, no es lo acontecido, sino que el Ministerio de Cultura, responsable de la disparatada subvención, tenga el desparpajo de justificarla, emitiendo el 19 de junio un comunicado monse, que quedará en los anales nacionales como ejemplo de candelejonada,
Al lavarse las manos como Pilatos, el Ministerio de Cultura, en su pintoresco comunicado, afirma que nada tiene que ver con el contenido de las obras que premia “manteniendo así su neutralidad”. No señor, el Ministerio no puede ser neutral, representa al Estado y tiene la obligación de evitar cualquier intervención que en alguna medida justifique y estimule la violencia contra el país, la sedición y el asesinato a custodios del orden.
En el colmo de su desatino, el Ministerio de Cultura, culmina su comunicado manifestando que seguirá “ … promoviendo el diálogo y la tolerancia”. En cuanto a diálogo, no se con quienes habrán dialogado los funcionarios del Sector Cultura, pero que yo sepa no con las Fuerzas Armadas ni Policía Nacional y menos aún, con las entidades, asociaciones, y otros colectivos que defienden nuestro sistema democrático y nuestro derecho a vivir libres de la violencia sediciosa, delincuencial y en ciertas circunstancias terroristas.
Nos parece insultante con nuestros soldados y policías, que siguen luchando contra la sedición y los grupos violentistas que tantas muertes y daños han ocasionado, no solo haber otorgado el subsidio, sino fariseamente defenderlo. Cuando tenemos defensores de nuestro país, que se enfrentan al terror en el VRAEM e impiden la penetración de fuerzas de las FARC, a través del río Putumayo en nuestra frontera norte, no entendemos que se llame a la tolerancia.
No toleramos a quienes quisieron o quieren imponer en el Perú, el marxismo comunista y no comprendemos el motivo por el cual, el Ministro del Sector, en lugar de tomar distancia con lo sucedido, que no fue en su gestión, en la práctica encubre a los responsables.
Coordinadora Republicana condena documental en homenaje a Hugo Blanco
La Coordinadora Republicana rechazó la emisión de un documental que rinde homenaje al guerrillero Hugo Blanco, pues consideró que hace apología al terrorismo.
«[Este documental] ensalza al terrorista asesino y criminal Hugo Blanco, quien ejecutó y asesinó a sangre fría a valerosos efectivos de la Policía que cumplieron su labor constitucional», reza el manifiesto de conocidos políticos y líderes de opinión.
«Como organización de ciudadanos peruanos, patriotas y defensores de la libertad, nos vemos en la decidida situación de (…) rechazar de manera rotunda y tajante la publicación de la propaganda: «Hugo Blanco Río Profundo», filme que bajo la careta de documental lo único que hace es apología al terrorismo», señalan.
Firman este pronunciamiento diversos personajes, como: Ántero Flores-Aráoz, Phillip Butters, Wilber Medina, Eric Koechlin, Javier Villa Stein, Luis Giampietri, Joaquín de los Ríos, Ángel Delgado, entre otros.
Fuente: Diario EXPRESO.
HUGO BLANCO,EL MINCUL Y EL CINE AL SERVICIO DE LA REVOLUCIÓN
Por Andrés Valle Mansilla– LaAbeja.pe
No es de extrañar que se promueva la realización de documentos audiovisuales que intentan lavarle la cara a la izquierda, dado que el ámbito cultural es propicio desde siempre para la infiltración de las ideas comunistas con el fin de “crear conciencia” de que las contradicciones existentes en la sociedad deben ser agudizadas para generar un estallido que lleve a las masas al poder y así lograr el utópico “paraíso socialista”. De ahí que en el pasado, el Comité de Investigación de Actividades Antiamericanas del Congreso de Estados Unidos tuviera como objetivo desde 1937 impedir la infiltración comunista en las instituciones de ese país, aunque luego se caería en un notorio ambiente de sospecha y persecución despiadados debido a los excesos cometidos por su último presidente, el senador Joseph McCarthy.
Esto no significa que todo régimen tenga dicho estilo de gobierno, sino que puede ser incluso democrático y tolerante con otras ideologías. Lo que no es correcto es que se utilicen fondos públicos para hacer películas que enaltecen figuras del pasado que justificaban la violencia, el autoritarismo y el terror para remediar los males de la sociedad. “Che, el argentino” (2008), “Comandante” (2003) o “No” (2012) son películas con claras inclinaciones políticas, pero todas fueron financiadas como proyectos privados. Eso es parte de la iniciativa y el interés de sus realizadores. Pero “La revolución y la tierra”, “La pasión de Javier” y “Hugo Blanco, río profundo” (todas realizadas en 2019) son ejemplos notorios de cómo se está utilizando el dinero de los impuestos para ofrecer la “cara amable” de quienes querían cambiar el mundo desconociendo el orden democrático y los valores morales de nuestra civilización.
Ante esta realidad, es comprensible que se invoque la libertad de expresión para justificar semejantes empresas. El riesgo es que cualquier régimen de turno, sin importar su simpatía política, caería en la tentación de mitificar o romantizar a sus figuras emblemáticas en el cine utilizando fondos públicos. En la actual coyuntura de la pandemia del COVID-19, la utilización de dicho dinero debe ser destinado para una ayuda más eficiente que alivie los graves problemas de la población más vulnerable, tanto en lo sanitario como en lo económico.
“Gloria del Pacífico” (2014) es un ejemplo antagónico del esfuerzo privado de su director Juan Carlos Oganes para perpetuar la memoria de un peruano noble y valiente como Francisco Bolognesi. Financió la película vendiendo su casa debido al recelo existente de las empresas chilenas que tenían inversiones en Perú. Ese detalle es el que se necesita para que un proyecto así llegue a ver la luz, especialmente cuando se busca que se convierta en una trilogía. Otra película que puede ejemplificar mi idea es la producción checa “Milada” (2017) y en esta película nos vamos a enfocar, porque pese a ser poco conocida, tiene los requisitos para ser destacada y recomendada, especialmente porque se puede ver por Netflix: financiamiento privado, historia política, personaje ejemplar y testimonio inspirador en grado heroico.
“Milada” recrea parte de la historia de la abogada, política y defensora de los derechos humanos Milada Horáková (Ayelet Zurer), quien apoyó a la resistencia checoslovaca contra la ocupación alemana de su país en medio de la Segunda Guerra Mundial, lo cual le costó la libertad por 5 años en varias cárceles hasta la caída del régimen nazi. Su esposo y su hija sobrevivieron y luego incursionó en la política, convirtiéndose en diputada representando al Partido Socialista-Nacionalista (centro-izquierda). Desde su posición ayudó a muchos de sus compatriotas a asilarse en el extranjero, especialmente tras el golpe de Estado de febrero de 1948 y al nuevo e intolerante gobierno comunista de Klement Gottwald, manejado por la Unión Soviética. Milada renunció a su cargo de diputada en protesta por la restricción de las libertades en su país, pero fue detenida, torturada y ahorcada en 1950 tras un juicio amañado totalmente teatralizado para amedrentar a la población y especialmente a los opositores al gobierno, pese a las peticiones de indulto llegadas de figuras prominentes como Albert Einstein, Eleanor Roosevelt y Winston Churchill.
El esposo de Milada huyó de su custodia a Alemania occidental y de ahí a Estados Unidos, y su hija Jana no pudo verlo sino 20 años después. Pese a que Horáková tenía posibilidad de salir a tiempo de Checoslovaquia, prefirió quedarse para ayudar a más personas y defender sus ideas de libertad y democracia. Sus cartas escritas en la cárcel fueron confiscadas por la dictadura y cuando ésta cayó recién en 1989, la hija única de la abogada, ya madura, regresó a su país natal al año siguiente para recibirlas, rehabilitar la memoria de su madre y defender su testimonio. Al igual que Claus Von Stauffenberg en Alemania, hoy Milada Horáková es considerada una heroína en República Checa y en su honor se estableció el 27 de junio como el “Día del recuerdo de las víctimas del régimen comunista” por ser la fecha de su ejecución. Sí, hace ya 70 años.
Historias verídicas como ésta inspiran a los espectadores a luchar por los más altos ideales políticos en nombre de la verdad, del bien y la justicia y no a maquillar los hechos y personajes por simpatías ideológicas. Si hoy se critica el documental del aprendiz de guerrillero guevarista Hugo Blanco por esta segunda causa, la película sobre Milada Horáková puede servir para recordarnos que por más que la distancia, el tiempo, la cultura o el idioma nos separen, siempre habrán testimonios que nos estimulen a luchar con firmeza y respeto por nuestras libertades y derechos fundamentales.
Porque sin duda la familia del guardia civil Hugo Briceño, asesinado por Blanco en 1962 tras una revuelta campesina iniciada en el valle de La Convención (Cusco), se siente profundamente ofendida por el apoyo a esta iniciativa. Similar rechazo se produciría, si se hiciese una película que resalte “el lado docente, político y filosófico” de Abimael Guzmán. No pues, no se puede tomar por idiota a la gente. En el ámbito artístico, si se insiste en financiar públicamente una película, entonces tenemos historias que valen la pena recomendar: José De la Riva Agüero y Osma, Nicolás Ayllón, Alejandro Sánchez Arteaga, Mariano Melgar, Víctor Larco Herrera, Daniel Alcides Carrión, Jorge Basadre, Ricardo Palma, entre otros. Aun así, me reafirmo en la necesidad de tener productores cinematográficos que se comprometan en financiar historias reales que susciten admiración y no repudio.
¿Se debe ser tolerante con los trotskistas? ¿Matuk? ¿Cochero del diablo?