Mi carga liviana

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Evangelio según San Mateo 11,25-30
Jesús dijo: “Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, por haber ocultado estas cosas a los sabios y a los prudentes y haberlas revelado a los pequeños.
Sí, Padre, porque así lo has querido.
Todo me ha sido dado por mi Padre, y nadie conoce al Hijo sino el Padre, así como nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.
Vengan a mí todos los que están afligidos y agobiados, y yo los aliviaré.
Carguen sobre ustedes mi yugo y aprendan de mí, porque soy paciente y humilde de corazón, y así encontrarán alivio.
Porque mi yugo es suave y mi carga liviana”.

¡Cristo ha resucitado! ¡Verdaderamente ha resucitado!

“Y si Cristo no resucitó, vuestra fe es vana: estáis todavía en vuestros pecados. Por tanto, también los que durmieron en Cristo perecieron. Si solamente para esta vida tenemos puesta nuestra esperanza en Cristo, ¡somos los más dignos de compasión de todos los hombres!” (1 Corintios 15, 17-19)
El cristianismo no es una simple filosofía o sistema moral; toda la fe cristiana depende ciertos asombrosos hechos históricos. Si ciertas cosas no hubiesen ocurrido, entonces toda la religión cristiana sería vana.
Una de las más importantes es la real resurrección corporal de Jesucristo. Su resurrección lo confirma como Hijo de Dios y su triunfo sobre el demonio y la muerte. Todo eso implica dicho milagro.
Pero.. ¿Esto realmente ocurrió? Aquí tres hechos históricos acerca de la resurrección que cualquier escéptico debería reconocer:

1) El cuerpo no está en ninguna parte

La manera más sencilla en el siglo primero (y también hoy) de probar que Jesús no había resucitado era mostrar su cadáver.
Después de su muerte en la cruz, el cuerpo de Cristo fue llevado a una tumba, una piedra gigante fue colocada a la entrada, la piedra fue sellada, y unos guardias romanos se quedaron allí cuidando que nada raro pasara. Y a pesar de todo eso el cuerpo desapareció.

2) Hubieron cientos de testigos de su resurrección

Los cristianos no creen la resurrección de Jesús simplemente porque su cuerpo desapareció. No, Jesús resucitado apareció ante muchas personas. Y no estamos hablando solo del circulo más cercano de apóstoles, estamos hablando de cientos de personas.
San Pablo nos dice en su primera carta a los Corintios: “que fue sepultado y que resucitó al tercer día, según las Escrituras; que se apareció a Cefas y luego a los Doce; después se apareció a más de quinientos hermanos a la vez, de los cuales todavía la mayor parte viven y otros murieron. Luego se apareció a Santiago; más tarde, a todos los apóstoles. Y en último término se me apareció también a mí, como a un abortivo”. (1 Corintios 15, 4-8).
Algunos estudios demuestran que San Pablo escribió esta carta alrededor del año 54 d.C. lo cual explica que el dijera “todavía la mayor parte viven”. En otras palabras, si no hubiera dicho la verdad, los interesados en desmentirlo hubieran podido hacerlo muy fácilmente.

3) Aquellos testigos estaban dispuestos a morir cruelmente porque estaban convencidos de lo que afirmaban

Algunos escépticos sostienen que los seguidores de Jesús en algún momento robaron su cadáver y luego mintieron afirmando que lo vieron resucitado. Si ese fuera el caso ¿por qué estuvieron dispuestos a renunciar a sus comunidades religiosas, sus familias, sus amigos, sus medios de subsistencia y, para muchos, a sus vidas de manera espantosa, todo por mentira?
La respuesta más lógica es, por supuesto, que ellos realmente vieron a Cristo resucitado. Ese convencimiento los llevó a estar dispuestos a abandonarlo todo por Él.
Fuente: www.es.churchpop.com

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