Nacionalismo rancio de Doménech
Por Jesús Royo Arpón
PODEMOS es un potipoti ideológico, un patchwork, un batiburrillo, donde caben y conviven las más variadas tradiciones, desde el comunismo al anarquismo pasando por la socialdemocracia, el castrismo, el populismo chavista, hasta los resabios sociolíricos de la Falange (‘tomar los cielos por asalto’). Cabría preguntarse cómo se fraguó semejante collage, esa olla podrida hecha con restos de todos los guisos. Y habría que urgir a los teóricos del movimiento a que se aclaren, y pronto, porque a medida que amaine la crisis se va esfumar el ferviente apoyo que ahora mismo tiene.
La doctrina sobre los “hechos nacionales” es quizá la más indefinida, contradictoria y sorprendente. Al principio, tanto en Madrid como en Cataluña, el movimiento se posicionaba contra el nacionalismo “burgués”. Pero poco a poco ha ido adoptando ese “nacionalismo de izquierda” –en clave de nación étnica- que incluye desde ERC hasta ETA. El gran protagonista de esa deriva es Xavier Doménech, un oscuro profesor de Historia -de la cuerda de Josep Fontana- que se ha colocado en la cúpula de Podemos, por el apoyo que ha recibido de Pablo Iglesias, expresado en el famoso “piquito” ante el pleno del Congreso. He explorado la “doctrina nacional” de Doménech y, aparte de una redacción mejorable, me he encontrado con un desierto poblado de los tópicos más rancios. Véanlo en ‘Soberanías y democracia’, ‘El País’ 3.2.2016
Doménech parte del concepto de España como “nación de naciones”, y lo reivindica citando a Peces-Barba, ponente socialista de la Constitución: “España como nación no excluye la existencia de naciones en el interior… de la nación de naciones que es España”. En la Transición este tema estaba envenenado por el secuestro de la “nación española” por el franquismo. Tanto Arribaspaña había acabado por contaminar el mismo nombre de España como Estado, es decir unión solidaria de ciudadanos libres e iguales. También el PSOE propugnó el “derecho de autodeterminación” de las naciones españolas, pero eso fue otro subidón antifranquista, enmendado y olvidado rápidamente. Pues ahí se agarra Domènech. Otro maître à penser al que se apunta es Roca Junyent: “España es un Estado plurinacional, y por tanto esas nacionalidades que integran España tienen una soberanía originaria, y que en la cesión de parte de su soberanía se define la soberanía del Estado”.
O sea, el Pacto Constitucional viene a ser algo anecdótico y transitorio, en cualquier momento las nacionalidades originarias pueden recuperar su soberanía y largarse. Me recuerda al Estado propugnado por Xirinachs: una coincidencia de la singladura de naves con destinos diferentes, y que sin duda iban a seguir rutas diversas en un próximo futuro. Ejemplos de estados así: Yugoslavia, el imperio austrohúngaro, la URSS (en teoría), y en cierto modo la Unión Europea (y ya vemos, aun sin ser formalmente un Estado, el trauma que ha supuesto el Brexit). Otra autoridad en la que se basa Domènech para definir nación es el “plebiscito diario”, del filósofo derechón Ernest Renan, al que también se apunta Rodríguez de Miñón. Como se ve, todos ellos grandes pensadores de izquierda.
Si no es molestia, pregunto: a las alturas del siglo XXI, ¿me podría decir alguien qué tienen estas afirmaciones de progresistas? Soberanías preconstitucionales, reversibilidad del pacto de Unión a gusto y conveniencia de cada una de las partes… ¡Si son la reacción en estado puro, a un milímetro del fuerismo carlista! Ay Podemos, Podemos…
Fuente: www.lavozlibre.com