Evangelio según San Lucas 12,32-48:
No temas, pequeño Rebaño, porque el Padre de ustedes ha querido darles el Reino.
Vendan sus bienes y denlos como limosna. Háganse bolsas que no se desgasten y acumulen un tesoro inagotable en el cielo, donde no se acerca el ladrón ni destruye la polilla.
Porque allí donde tengan su tesoro, tendrán también su corazón.
Estén preparados, ceñidos y con las lámparas encendidas.
Sean como los hombres que esperan el regreso de su señor, que fue a una boda, para abrirle apenas llegue y llame a la puerta.
¡Felices los servidores a quienes el señor encuentra velando a su llegada! Les aseguro que él mismo recogerá su túnica, los hará sentar a la mesa y se pondrá a servirlo.
¡Felices ellos, si el señor llega a medianoche o antes del alba y los encuentra así!”
Entiéndanlo bien: si el dueño de casa supiera a qué hora va llegar el ladrón, no dejaría perforar las paredes de su casa.
Ustedes también estén preparados, porque el Hijo del hombre llegará a la hora menos pensada”.
Pedro preguntó entonces: “Señor, ¿esta parábola la dices para nosotros o para todos?”.
El Señor le dijo: “¿Cuál es el administrador fiel y previsor, a quien el Señor pondrá al frente de su personal para distribuirle la ración de trigo en el momento oportuno?
¡Feliz aquel a quien su señor, al llegar, encuentre ocupado en este trabajo!
Les aseguro que lo hará administrador de todos sus bienes.
Pero si este servidor piensa: ‘Mi señor tardará en llegar’, y se dedica a golpear a los servidores y a las sirvientas, y se pone a comer, a beber y a emborracharse,
su señor llegará el día y la hora menos pensada, lo castigará y le hará correr la misma suerte que los infieles.
El servidor que, conociendo la voluntad de su señor, no tuvo las cosas preparadas y no obró conforme a lo que él había dispuesto, recibirá un castigo severo.
Pero aquel que sin saberlo, se hizo también culpable, será castigado menos severamente. Al que se le dio mucho, se le pedirá mucho; y al que se le confió mucho, se le reclamará mucho más”.
Catedral Santa Ana de Tarma
La Catedral de Santa Ana de Tarma fue construida en 1954 por disposición del entonces presidente de la República General Don José Manuel Apolinario Odría Amoretti. Tiene un estilo arquitectónico neoclásico con planta en forma de cruz latina y consta de dos torres y tres naves; en la nave central está ubicado el altar mayor donde se encuentra la imagen de Santa Ana – Patrona de Tarma- y la escultura de la Santísima Trinidad, en la nave lateral derecha se encuentra el Baptisterio, hecha de mármol de Carrara, que ostenta una hermosa escultura del bautizo de nuestro Señor Jesús y en la nave lateral izquierda se encuentra la Coral. Durante las festividades por Semana Santa y en las Fiestas de octubre es frente a la catedral y en los alrededores de la Plaza de Armas que se elaboran las vistosas y hermosas alfombras de flores silvestres que le han valido a la ciudad de Tarma la obtención del Record Guiness de la “Alfombra de Flores mas grande y Bella del Mundo”. Hasta antes de 1954 se tenía una capilla colonial, la que fue derrumbada para dar paso a la catedral. En el interior hay altares menores donde se ubican las imágenes de la Virgen de las Nubes, la Virgen de Fátima, la Virgen de Cocharcas, San Martín de Porres, el Señor de Los Milagros, Santa Rosa de Lima y las imágenes de la Virgen Dolorosa, Jesús Nazareno, el Señor de la Agonía, Cristo Yacente y Cristo Resucitado, imágenes que salen en las procesiones durante la Semana Santa. Son 18 las columnas que sostienen la estructura y bóveda de la cual se hallan suspendidas 22 artísticas arañas para su iluminación. La araña principal que cuelga de la cúpula tiene un peso de 1.5 TM. En la torre izquierda está el histórico y centenario reloj público a cuerda donado por el Mariscal Don Ramón Castilla. Al interior se hallan dos criptas con los restos del Presidente Manuel Odría y del Obispo Lorenzo Unfried.
Fuente: www.mincetur.gob.pe