Colombia
Cinco oficiales activos de la Policía confirman la existencia de la comunidad del anillo, una red de prostitución homosexual en la Policía Nacional. La Fiscalía acaba de abrir investigación contra otro oficial de la Policía, quien habría participado en los hechos. Se trata del mayor Wílmer Torres, quien era uno de los comandantes de la escuela de policía para cuando ocurrieron los hechos. El oficial es señalado por los estudiantes de ser el enlace con el coronel Jerson Jair Castellanos.
La Fiscalía citó al mayor Torres a diligencia de interrogatorio, en compañía de un abogado para que dé las explicaciones del caso. Después de 10 años los alféreces que denunciaron la existencia de la llamada comunidad del anillo en la Policía Nacional, acaban de ratificar sus denuncias ante un fiscal de la unidad nacional de derechos humanos.
Los cinco alféreces, quienes actualmente son capitanes activos de la Policía, se ratificaron en todas las denuncias que hicieron en su momento sobre el acoso sexual del cual fueron víctimas cuando eran alumnos de la escuela de oficiales de la Policía General Santander. Los cinco oficiales coinciden en señalar al coronel en retiro Jerson Jair Castellanos, para la época de los hechos el enlace de la Policía con el Congreso, como uno de los principales cerebros de la comunidad de anillo. El coronel en retiro fue citado por la Fiscalía para ser escuchado en un interrogatorio.
Los cinco oficiales le aseguraron a la Fiscalía que temen por su vida y que hace 10 años hicieron las respectivas denuncias a sus superiores, pero que no pasó absolutamente nada y que hasta ahora, luego de que La F.m. diera a conocer al país sus denuncias, la Fiscalía por primera vez los llamó a escucharlos. Uno de los capitanes revela por primera vez que en la escuela de formación se decía y rumoraba que a la cadete Lina Maritza no la mataron sino que todo podría haber estado relacionado con la información que ella tenía sobre la comunidad del anillo.
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Estas son sus versiones ante la Fiscalía
Capitán Andrés Felipe Cortes
“El mayor Torres Orjuela Wilmer me presentó en la plazoleta de comidas de la escuela al coronel Castellanos. Él frecuentaba mucho la escuela y se le veía siempre acompañado de cadetes. Teníamos conocimiento que el coronel trabajaba en el Congreso y tenía buenas relaciones públicas y denotaba tener bastante poder institucional.
El coronel inició una serie de invitaciones, hacía llegar regalos a la escuela, en 2005 llegó una encomienda a la escuela de policía con una caja donde había unas billeteras de marca para varios cadetes, no vi viable recibirla porque empezaba a entrever que no eran buenas las intenciones del coronel. Simultáneamente el coronel empezó a hacer llamadas a mi celular a altas horas de la noche, me dice que no le diga mi coronel, sino por su nombre. Luego me hizo invitaciones a almorzar y a corridas de toros, yo asistí a una de esas corridas y allí estaba el coronel, cuando se terminó me invita a comer, pero no aceptó.
Esa noche me llamó y me dijo que me tiene un negocio y que estoy perdiendo dinero, que hable con el alférez Marín, quien me dice que el negocio es sostener relaciones sexuales con el coronel a cambio de una suma de dinero, aproximadamente tres millones de pesos, yo le digo que yo no era homosexual. Sin embargo existía el temor de que el coronel tomara alguna represalia, ya que tenía mucho poder y nos daba temor que nos sacara de la escuela o que nos hiciera daño.
Los alféreces íbamos a muchos servicios de seguridad en el estadio y el coronel Castellanos llegaba al estadio manifestando que era hincha de Santa Fe y que era dueño de muchos jugadores del equipo, él me llamaba y me insistía en que había pasado con el negocio. En uno de esos servicios nos envían por unas boletas al estadio, pero el mayor me dice que hay que recogerlas en el Congreso, donde está el coronel. Allí me sienta en la oficina y me vuelve a preguntar qué hubo del negocio, qué ha pensado. Luego nos invita a un restaurante japonés, a nosotros nos dio temor negarnos a la invitación.
De esto tiene conocimiento el coronel Caro Meléndez, director de la escuela quien nos reunió y nos dijo que por qué no lo habíamos dicho antes y nos humilla diciendo que nos vendíamos por un plato de lentejas, como si hubiéramos aceptado las pretensiones del coronel, lo cual no es cierto.
El coronel también nos invitaba a desayunar en una pizzería del aeropuerto y una vez estabamos reunidos en un evento como cuarenta cadetes en un restaurante en Chía y allí llegó el coronel y se sentó para almorzar con todos. Hemos sido víctimas de matoneo, haciendo referencia de que hacemos parte de la comunidad del anillo. Después de mis denuncias es que el coronel Castellanos solicitó el retiro, pero puedo decir que no paso nada o la Policía no hizo nada con las denuncias hechas en 2006″.
Capitán Jayson Andrés Arboleda
“Me sentí presionado por el coronel por el ofrecimiento que él me hizo, por el dinero, porque se estaba aprovechando de su jerarquía y el puesto que ostentaba en la institución para conseguir lo que quería. El curso de nosotros quedó estigmatizado, tanto así que a uno le preguntan de qué curso es y dicen: ‘usted es de la comunidad del anillo’.
Incluso una vez abrieron un perfil del Facebook con el nombre de la comunidad del anillo. Hasta donde tengo entendido al curso de nosotros le pusieron la comunidad del anillo, por las denuncias que hicimos. El coronel me mandaba decir con un compañero que si quería tener relaciones sexuales con él a cambio de dinero, más exactamente 500 mil pesos. Yo ya estaba entendiendo por qué tantas invitaciones y en algunos casos falsos servicios a los que nos enviaban, para hacernos encontrar con el coronel, como cuando nos iban a mandar al estadio y para ir a la oficina del coronel en el Congreso.
Mi compañero dijo que teníamos que manejar la situación. Nosotros nos pusimos analizar y sabíamos que el coronel tenía muchas influencias adentro y afuera de la Policía, pues sabíamos que eran varios congresistas y políticos”.
Sobre la muerte de la cadete Lina Maritza Zapata, el capitán dice lo siguiente:
“La información que tengo es que ella se suicidó, con un arma de dotación, que tenía otra compañera, pero en la escuela se escuchaba que a ella la habían matado. Lo que escuché fue que ella era novia de una persona de Marsella, Risaralda, y esta persona tenia vínculos con el narcotráfico y que él se entero que ella sostenía una relación sentimental con mi compañero John Fredy Cifuentes y entonces había cuadrado todo para matarla.
Después manifestaron cuando se supo lo que nosotros informamos que ella tenia información de la supuesta comunidad del anillo y que por eso supuestamente la habían matado, por eso, lo que estoy diciendo es que no tengo pruebas, es lo que se rumoraba y se decía en la escuela”.
Capitán John Fredy Cifuentes
“Al principio no imaginamos que las invitaciones tuvieran una mala intención, más que de un superior buena gente, después llegan invitaciones a tomar o almorzar y eso empezó a ser raro. Empezó a llamar insistentemente, sino contestaba, llamaba a otro compañero para que me pasara.
Un día le insistió tanto a un compañero para ir almorzar, que por compañerismo lo acompañe. Llegamos al centro comercial y el coronel nos dijo que escogiéramos unos tenis y colonias, nos dio pena y vergüenza, pero él dijo que le daba más pena que lo viéramos comprando, que él nos prestaba y después le pagábamos.
El coronel se enteró que yo quería ir a la Feria de Manizales y como el asistía, un día en la plazoleta en la escuela me dijo que me fuera con él, que él me llevaba y que me daba trabajo y me pagaba y me daba 200 mil pesos diarios, a lo que le dije que no porque iba en son de paseo con mi novia. En febrero de 2006 mi compañero Marín me dijo que el coronel le había dicho que me ofreciera entre dos mil y cuatro mil dólares por salir una noche. Después el coronel me llama al teléfono, yo trato de evadir el tema, me dice que no me haga el guevón, entonces me hizo otro ofrecimiento, hay una moto, mas los cuatro mil dólares. Yo le respondí que no, que respetaba su condición, pero que a mí me gustaban era las mujeres.
El mayor Torres nos decía que no lo rechazáramos, que el coronel era un hombre con mucho poder y que podía terminar con nuestra carrera. Toda esta situación me ha afectado emocional, familiar y laboralmente por denunciar al coronel Castellanos. Es una zozobra con la que tenemos que vivir el resto de nuestras vidas y se nos dañó la reputación por haber actuado valerosamente y denunciando a unos superiores jerárquicos que querían aprovecharse de esa condición, para satisfacer sus aberraciones sexuales, siempre hemos sido leales a la institución y denunciamos a unas personas por sus malas actuaciones”.
Capitán Mauricio Vélez
“El coronel llegaba y se sentaba en la cafetería de la escuela con algún otro oficial de planta a mirar a los cadetes y a los alféreces, a ver cuál le gustaba. Así lo llamaba y le entablaba conversación. Imagínese que eran más de mil estudiantes a cuántos llamaría, obviamente yo fui uno de esos que llamó en ese momento, pero no sabia y desconocía sus intenciones.
Empezaba a preguntarnos que cómo nos llamábamos y hablar de su trabajo, de dónde trabajaba él, siempre dejando ver sus ínfulas de poder. No solamente a mí sino a otros compañeros nos hizo la propuesta de sostener relaciones sexuales, pero obviamente nunca acepté. Cuando uno entra a la escuela está lleno de muchas expectativas y al darme cuenta que un capitán comandante de escuadra infundía respeto, imagínese un coronel que se codeaba con nada más y nada menos que el Congreso de la República.
Para esa fecha estaba de moda la trilogía del señor de los anillos y me imagino que eso lo relacionaron con los comportamientos de mi coronel Castellanos”.
Capitán Cristian Marín
“El coronel Castellanos realizaba ofrecimientos económicos o regalos para que alguno de nosotros tuviera relaciones sexuales con él, de igual manera se nos hacia extraño el por qué nos daba dinero o nos regalaba cosas.
Al coronel lo conocí en el Congreso, ya que la compañía era enviada a este lugar a actos protocolarios y de honores, estos actos consistían en rendir honores a los señores congresistas, ceremonias y protocolos policiales. Me invitó a la Pesquera Jaramillo y me dijo que sino quería reinar y a cambio de reinar me daba un dinero, le dije que no se equivocara que a mí me gustaban las mujeres. Me sentí presionado por el coronel tanto por el grado que ostentaba como por el poder que ostentaba en el Congreso.
El mayor Torres me hizo el comentario que tuviera muy presente los ofrecimientos de mi coronel, ya que con eso él podía finiquitar un negocio que el tenía con mi coronel de un vehículo Peugeot. Me lo dijo unas dos veces”.
Fuente: http://www.lafm.com.co