Por Antonio Elduayen Jiménez CM
Demos hurras, palmas y felicitaciones a Cristo Rey en su Fiesta, que hoy celebramos. Se lo merece por la clase de Rey que fue y es y por la clase de Reino y de Reinado que llevó a cabo. La antítesis, en todo, de lo que pasó y pasa en el mundo con los reyes. Y un ejemplo maravilloso para quienes rigen los destinos de los hombres. El se sabía Rey -por derecho, conquista y descendencia davídica- y así lo dijo (Jn 18,37) y así fue escrito en el INRI de la cruz pese a todo y a todos (Jn 19, 19-22). Le costó la vida ir a contracorriente y hacer entender que un rey y aún más el Rey esperado y ungido (el Mesías), ha venido a este mundo a servir y no a ser servido, y que tiene que ser humilde, afable y amigo de los pobres. ¿Aprenderemos alguna vez esta lección?
De un rey tan humano (Hijo del Hombre, ser humano, se llamaba Él), ¿qué clase de reino y de reinado podía esperarse? La iglesia es quien mejor lo ha entendido y descrito: un reino de la verdad y la vida, de la santidad y la gracia, de la justicia, el amor y la paz. Más no se puede decir en tan poco. Pero sí completar con lo que dice en otro Prefacio de la Misa: un pueblo nuevo, cuyo estado es la libertad y cuya ley es el precepto del amor
Lo grande y maravilloso para nosotros es que, desde el bautismo, somos reyes con el Rey y reyes en su Reino, no sólo servidores y ciudadanos. Y tenemos una misión concreta y envidiable: la de hacerle reinar en este mundo instaurando en Cristo todas las cosas (leyes, estructuras, trabajos, hombres y mujeres, gozos y esperanzas…), para que Él reine efectivamente en todo. El Reino de Dios ya es, pero todavía no. Por eso pedimos que venga a nosotros Su Reino y trabajamos por hacer realidad aquí abajo lo que allí (junto a Dios) ya es: comunión en el amor, paz y libertad, dicha y gloria para siempre. La tarea es de todos, pero especialmente de los laicos a quienes corresponde vivir, trabajar y santificarse en el mundo, al mismo tiempo que lo santifican.
En relación con todo esto, la Fiesta de Cristo Rey está puesta intencionalmente entre un año (litúrgico) que termina y otro que comienza. Para que, como Señor Soberano, purifique y valide el año 2014, y bendiga y haga fructificar el 2015. Cristo Rey se presenta así como el Señor del Tiempo, el Alfa y la Omega. Todo viene de Él y va a Él, que no está solo: le acompaña su querida madre María, a quien Jesús coronó como Reina y Señora del Universo. Es lo que celebramos en nuestra parroquia, que en su fiesta aniversario, festeja a Cristo Rey y a María Reina, según la primera fase de su aparición a Santa Catalina Labouré (Paris, 1830).
Jesucristo Rey del Universo
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