Por Carlos Cabanillas- Revista CARETAS
Cuentan los mayores que allá por 1991 la publicación de este libro de 273 páginas fue una bomba. No era para menos. Como el británico David Yallop, la periodista Maria Antonietta Calabrò investigó las finanzas del Banco Vaticano (también conocido como el IOR o Istituto per le Opere di Religione), la muerte de Juan Pablo I en 1978 y las nefastas políticas que desataron la caída del Banco Ambrosiano en 1982. La reedición corregida y aumentada de casi 400 páginas llega hasta nuestros días. Y le concierne especialmente a la opinión pública peruana.
El capítulo titulado Las cuentas mezcladas IOR: de Calvi a Scarano (p.53) desarrolla dos testimonios: el de Carlo Calvi, el hijo del Banquero de Dios, y el de Hervé Falciani, un ingeniero de sistemas que ha descubierto a miles de evasores fiscales en toda Europa. A continuación, la periodista se explaya sobre la “nueva lista Falciani” y el rol del monseñor Nunzio Scarano en el IOR, hoy preso por estafa y lavado de dinero. “El 1 de octubre de 2013, en un artículo en el Corriere della Sera, anuncié que una lista de 1,200 cuentas del IOR estaban cerradas por un total de más de 300 millones de euros.” La nota alude al escándalo de Scarano y a las posteriores renuncias del director general del IOR y su adjunto, Paolo Cipriani y Massimo Tulli. Como explica la periodista, el IOR fue obligado a revelar el número de cuentas y los montos. “La lista de 1,200 cuentas está en el corazón de muchas preocupaciones en Italia y el Vaticano”, escribe Calabrò. Según la reportera, “los 19 mil clientes del IOR (incluida la Comisión Cardenalicia de Vigilancia presidida por Tarcisio Bertone hasta enero del 2014) recibieron una segunda carta además del CDD (Client Due Dilligence, procedimiento contra el lavado de dinero)”. Cita de la página 63: “A cada uno se le asignó una escala de riesgo de 1 a 5: el máximo se le atribuyó a personas políticamente expuestas, que en el caso del Vaticano son cardenales, es decir, gente que por su influencia pueden afectar el sistema. Es un procedimiento estándar a nivel internacional: el mayor riesgo de los efectos del lavado de dinero es atribuido a los jefes de gobierno, ministros y demás. Algunos cardenales, como el de Lima (Perú), o algún obispo, no lo tomó bien y cambió de banco”.
¿Cuánto dinero tenía el cardenal Juan Luis Cipriani? ¿Por qué lo habría trasladado ante un procedimiento de rutina? Desde Italia, consultada por CARETAS, Maria Antonietta Calabrò cuenta que nunca recibió nota de aclaración o rectificación alguna. “Mi fuente me ha dicho que el cardenal Cipriani consideró que el nuevo procedimiento de control de clientes del Banco del Vaticano de acuerdo con las normas internacionales era como “ofensivo” para un príncipe de la Iglesia (los procedimientos de control son mucho mayores para los cardenales sobre la base de criterios de riesgo establecidos en las organizaciones internacionales de carácter general para los llamados responsables políticos)”, explica. “No sé nada sobre el saldo de cuenta”. Ojalá se sepa más sobre el tema. A no perder la fe.
Fuente: Revista CARETAS.
Calabrò del Corriere della Sera
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