Por Antonio Elduayen Jiménez CM
El evangelio de hoy (Mt 16,13-20) contiene los siguientes importantes puntos: la pregunta del millón de Jesús, la respuesta de Simón (inspirada por el Padre Dios), el cambio de nombre de Simón por Pedro (=piedra o roca), la fundación de la Iglesia, “el poder de las llaves” (autoridad suprema), que Jesús confiere a Pedro, el llamado “secreto mesiánico”… Vistos por separado todos estos importantes puntos podrían hacernos perder la visión del conjunto, a saber, la fundación de la iglesia por Jesús, que es a donde apuntan Jesús y su evangelista Mateo.
La fundación de la Iglesia por Jesús presenta circunstancias tan especiales que la hacen única. Para Sus planes a futuro, esta Iglesia es vital, pues deberá representarle y continuar Su misión en este mundo. Deberá ser como su prolongación en el tiempo, y donde permanecerá, cuando ya se haya ido, hasta el final de la historia (Mt 28,20). Es por ello que Jesús anda buscando la persona idónea, la que su Padre de Dios quiere que la represente y dirija. Siempre, ciertamente, bajo la acción del Espíritu Santo, quien ha asegurado a Jesús que se hará cargo de todo y animará y apoyará la Iglesia y a quien la dirija. Este resultó ser Simón, el Bar-jona, en mérito a su respuesta a una pregunta de Jesús (Mt 16, 15-17). El Maestro vio en la respuesta de Simón la señal que esperaba del Padre Dios a su acuciante súplica: muéstrame, Padre, al apóstol que Tú quieres como soporte y guía de mi Iglesia.
El siguiente paso de Jesús será cambiarle el nombre a Simón. Con ello Jesús siguió lo que el Espíritu hiciera al cambiar el nombre de quienes había escogido para una misión especial: Abraham por Abram (Gn 17,5); Israel por Jacob (Gn 32,28). Simón se llamará Kefas, que en arameo significa piedra, roca, pues habrá de ser como la piedra o roca, en la que descanse la Iglesia. Con ello quiso decirnos también que no es por sus méritos humanos que Simón es constituido en fundamento y Jefe de la Iglesia, sino por obra y gracia de Dios. Simón hecho Pedro se convierte en Vicario de Cristo y en patrimonio universal. Es por lo mismo que, siguiendo su ejemplo y propósito, todos los sucesores de Pedro (los 365 Papas) cambiarán su nombre de pila por otro que será su nombre de Papa.
Por lo dicho, la Iglesia es una institución única en su género, pues contiene elementos humanos y divinos. Es mucho más que una sociedad o un estado (el del Vaticano), y se equivocan quienes la ven y la juzgan con criterios sólo humanos o sociales. Es mucho menos que una comunidad puramente espiritual y se equivocan quienes la juzgan sólo con criterios angelicales. Ciertamente Jesucristo está en ella, y la anima y dirige el Espíritu Santo, pero la integramos seres humanos, santos y pecadores. Solemos decir que la Iglesia es un misterio. Luz de Dios (LD) y Gozo y Esperanza (GS) para el mundo, la llamó el Vaticano II. ¿Conocemos estas 2 Constituciones?
Simón Pedro
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