Por Antonio Elduayen Jiménez CM
El proyecto de Jesús sobre su Iglesia, su pregunta del millón a los apóstoles, la respuesta de Pedro y su personalidad, la decisión del Padre Dios y la declaración solemne de Jesús definiendo el papel preeminente de Pedro en la Iglesia, son los puntos principales del evangelio de hoy (Mt 16, 13-19). Es la fiesta de los santos apóstoles Pedro y Pablo, pero por el contenido del evangelio y por la referencia obligada a su actual sucesor, el Papa Francisco, pareciera ser solo la fiesta de San Pedro. (A San Pablo lo celebramos también el 25 de Enero, en la llamada Fiesta de la Conversión de San Pablo).
Jesús, a quien parece apurarle dejar organizado el grupo de sus Apóstoles (y demás discípulos que le siguen), anda buscando a quién poner como Responsable, para cuando Él ya no este. Al respecto les hace una pregunta de sondeo, la que, como un eco, nos cuestiona desde siempre a todos. ¿Quién dicen Ustedes que soy Yo? La respuesta de Pedro no se hace esperar y, lo que es más, deja a Jesús sorprendido, entendiendo que semejante respuesta (Mt 16, 17) la ha puesto el Padre Dios en sus labios y quiere que sea Simon quien comande el Grupo. A Jesús no le queda sino solemnizar y completar el acontecimiento. Por eso, como en las pocas grandes ocasiones de la Historia de Israel, le cambia el nombre de Simon por Kefas o Pedro (= piedra). Y empieza a llamar Iglesia al Grupo de sus Apóstoles y seguidores.
Pedro es y será piedra, porque sobre él como si fuera una piedra angular o una base rocosa, Jesús está edificando su Iglesia, es decir, en Pedro está dando al Grupo de los Apóstoles una sólida organización y un Responsable con amplios poderes: poder sobre “las puertas del Hades” (las fuerzas oscuras de la muerte, la cultura de la muerte); y poder sobre “las llaves del Reino de los Cielos: lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y lo que desates en la tierra quedará desatado en los cielos” (que es más que el perdón de los pecados, otorgado también a los apóstoles (Jn 20,21). Obviamente, los poderes que Jesús da a Pedro no son para él sino para gobernar la iglesia, para dirigir ovejas y corderos (fieles y obispos) como le dirá, ya resucitado, ratificándole en el cargo (Jn 20, 21).
Hoy estos poderes los tiene el Papa Francisco, 265º sucesor de Pedro, a quien homenajeamos en su día y le tributamos afecto, adhesión, compromiso pastoral, con oraciones, que siempre las pide, y un regalo económico, que nunca lo pide, para sus caridades. Desde tiempo inmemorial, es costumbre muy significativa celebrar el Día del Papa en la Fiesta de San Pedro. ¡Viva el Papa! ¡Viva el Papa Francisco!
San Pedro y San Pablo 2014
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