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¿Sabía que los jesuitas dejaron de existir literalmente durante 41 años? En 1773 el Papa Clemente XIV los suprimió y fueron restaurados en 1814 por el benedictino Pío VII.
De hecho, el Papa habló de lo ocurrido a los pocos días de su elección, cuando explicó por qué decidió llamarse Francisco. Alguno le había propuesto en broma otro nombre muy diferente: “Tu nombre debería ser Clemente ¡Clemente XV! En venganza contra Clemente XIV que suprimió la Compañía de Jesús”.
La supresión de la Compañía de Jesús fue promovida por los monarcas europeos de la época. El carisma misionero de los jesuitas, su espiritualidad y su gran influencia social fueron un obstáculo que frenaba su poder absoluto.
El franciscano conventual Clemente XIV cedió a sus presiones y la suprimió. Pero su decisión trajo muchos problemas.
El Padre Miguel Coll SJ de la Pontificia Universidad Gregoriana (Roma) sostiene que: “En sectores amplios de la Iglesia se vio que la Iglesia había perdido, el catolicismo había perdido un parachoques de la revolución”.
El Padre Miguel Coll SJ explica que monarquía e Iglesia perdieron a una orden con un gran carisma pastoral. Su presencia podría frenar en gran medida derramamientos de sangre contra la Iglesia o los propios monarcas. Entre otras cosas, sólo 15 años después de la supresión de la Compañía, estalló la Revolución Francesa.
Dos siglos después después de la restauración ha llegado Francisco, el primer Papa jesuita de la historia.
Según el Padre Miguel Coll SJ: “La Compañía de Jesús está fundada por San Ignacio con la aprobación pontificia para servir a la Iglesia allá en donde haga falta y el que tengamos un Papa jesuita ni pone ni añade a esto. La compañía le obedece exactamente igual que si fuera otro”.
La congregación celebra el 200 aniversario de su restauración promoviendo el estudio de este momento histórico y dándolo a conocer en sus centros educativos. El objetivo es extraer lecciones para la Compañía de Jesús y toda la Iglesia.
Fuente: www.romereports.com