Archivo por meses: julio 2013

Nueva relación entre comunidades y minería

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Bear Creek Mining

Por Liubomir Fernández- Diario La República
Sobre los 4,100 m.s.n.m. del distrito de Corani, provincia de Carabaya, el primer ministro instaló la mesa de desarrollo conformada por el gobierno, comuneros y la minera canadiense Bear Creek. Jiménez sostiene que Corani marcará la pauta para una nueva relación en el país con la actividad minera.
Bear Creek consiguió licencia social, ¿por qué cree que otras empresas no tienen la misma suerte? Y me refiero específicamente a Conga.
Yo creo que es un proceso que tenemos que instaurar. Lamentablemente tenemos mucha política metida en estos temas. Hay gente que ha ideologizado el asunto de la inversión y eso no nos permite avanzar con la velocidad que nosotros quisiéramos. No obstante, quiero decirle que la gobernabilidad del país, con esta metodología, está funcionando. Tenemos a todo el país en términos pacíficos. Podemos tener diferencias entre las comunidades y la inversión, pero no existe violencia.
Usted señaló que va haber una nueva relación entre las comunidades y la inversión privada. ¿Cuál va a ser ese cambio?
Este es un nuevo modelo de convivencia armónica entre las comunidades y la inversión privada. Con las metodologías de la mesas de desarrollo, lo que estamos haciendo es que el gobierno, las empresas, las comunidades y los gobiernos locales, nos pongamos de acuerdo en una ruta de desarrollo para obras de saneamiento, salud, educación, electricidad, y otras que requieren las comunidades.
Pero estamos en una zona de contrastes. Mientras en Carabaya se unen para apoyar un proyecto, vemos que sigue el rechazo hacia Conga. ¿Cómo lidiar con estas diferencias?
Creo que son oportunidades distintas. Lastimosamente tenemos un problema político también. Lo que estamos buscando es oportunidades y no disociar. La metodología de trabajo del gobierno es el diálogo para poder generar esas oportunidades y lo estamos haciendo en todo el país. Lamentablemente en el caso que usted comenta hay mucha ideología y política metida. Hay gente que está buscando protagonismo político o plataformas políticas para imponer sus puntos de vista, pero yo estoy absolutamente seguro que la población busca el desarrollo y eso es lo que estamos haciendo con estas iniciativas.
Puno es una región con altos índices de violencia, sobre todo vinculados a conflictos sociales. ¿Cómo ve la mesa de desarrollo, considerando que hace más de un año la región se levantó contra la minería?
Yo creo que calificar a Puno como una región violenta es injusto. Esa no es la percepción que tiene el gobierno. Al contrario, estamos viendo que Puno es una región muy pujante, que está moviendo mucha economía y mucho progreso.
¿Qué hacer para que los beneficios de la inversión lleguen a los más pobres?
Ese es el problema. Los presupuestos públicos se han quedado siempre en Lima o la costa, pero se está haciendo la transferencia más importante de recursos en la historia del Perú con este gobierno. Eso tiene nerviosos a muchos candidatos a la presidencia que están viendo que las políticas de inclusión social, que ellos no hicieron, y que ahora ven con envidia, están dando resultados, no para fines electorales, si no con la finalidad de resolver los problemas a la gente que más lo necesita en el país.

Pacific Rubiales suma su quinta concesión
Este trimestre, Pacific Rubiales, pondrá en ejecución un pozo exploratorio en el lote 116.
La petrolera colombiana Pacific Rubiales Corp. recibió autorización del gobierno peruano para actuar como operador del prospecto petrolero 116, localizado entre las regiones de Amazonas y Loreto.
En Perú, Pacific Rubiales ya tiene a su cargo cinco concesiones (Z-1, 116; 137, 135 y 138). Las exploraciones más avanzadas están en el lote Z-1, donde trabaja con BPZ Energy en el mar de Tumbes. A través de un contrato de cesión contractual, la empresa francesa Maurel et Prom comunicó a Perupetro que ha llegado a un acuerdo para ceder a favor de Pacific Stratus Energy, subsidiaria de Pacific Rubiales, el 50% de su participación en el contrato de licencia en el lote 116, así como la condición de operador en este lote de la selva norte.
El acuerdo por la modificación se elevó al Ejecutivo para su consideración y aprobación en los últimos días. La petrolera Maurel et Prom es una empresa que hasta el 2010 operaba bajo la denominación de Hocol Peru y que en el 2007 obtuvo la concesión del lote 116. El referido lote tiene una extensión de 6,600 kilómetros cuadrados.
Fuente: Diario Gestión.

Figallo recomendó 479 conmutaciones

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Figallo

Narcoindultos de Figallo
El procurador anticorrupción Julio Arbizu afirmó que también son materia de investigación los indultos otorgados durante la gestión del actual ministro de Justicia, Daniel Figallo, cuando integró la Comisión de Gracias Presidenciales del segundo gobierno aprista.
“Todo es materia de investigación, aún no ha acabado la investigación preliminar fiscal”, expresó en RPP Noticias.
Precisamente, en la víspera y momentos antes de su detención, Miguel Facundo Chinguel cuestionó que la investigación por el caso de los “narcoindultos” no alcance a Figallo, quien también trabajó en la misma comisión que él.
“¿Qué privilegio tiene el señor Daniel Figallo para no responder?”, afirmó el exmilitante aprista tras asegurar que parte de las presuntamente irregulares gracias presidenciales, fueron recomendadas por el actual ministro.
Por Óscar Libón/Pilar Sánchez- Diario Perú21
El ministro de Justicia, Daniel Figallo, fue miembro de la Comisión de Gracias Presidenciales –durante el último gobierno de Alan García- que recomendó 479 conmutaciones de pena e indultos de reclusos sentenciados por diferentes delitos, incluyendo casos de narcotráfico, según documentación oficial.
Entre esas condenas conmutadas se encuentran al menos dos casos de narcotraficantes que luego de ser beneficiados con la reducción de sus penas volvieron a cometer el mismo delito, de acuerdo con corroboraciones realizadas por Perú21.
Figallo, quien ingresó al gobierno de Ollanta Humala en febrero del 2012 como viceministro de Justicia, integró la Comisión de Gracias Presidenciales entre el 23 de marzo y el 24 de setiembre del 2010, es decir, durante seis meses.
En ese lapso, aquel grupo de trabajo emitió sus recomendaciones que fueron recogidas por el entonces mandatario Alan García y los ministros Víctor García Toma y Rosario Fernández, las cuales se plasmaron en 25 resoluciones supremas en total, publicadas en el diario oficial.
En abril del 2010, mientras Daniel Figallo fue parte de la Comisión de Gracias Presidenciales, se conmutaron las condenas de 74 presos de diversos establecimientos penitenciarios del país.
En mayo de ese año, el número de reducciones de penas e indultos ascendió a 156 en total. En julio, la referida comisión conmutó las sentencias de 106 reclusos. Al siguiente mes, en agosto, se registraron 64 conmutaciones de condenas. Y en setiembre, la cantidad de beneficiados fue de 79.
‘NARCOS’ LIBRES
Entre los reclusos liberados por la conmutación de sus penas están los narcotraficantes Juan Malache Rugel y Fernando Morales Mayta, quienes volvieron a delinquir.
Según la Resolución Suprema 134-2010-JUS, a Juan Malache –en Arequipa– se le redujo su condena de 15 a 7 años de prisión, razón por la cual fue excarcelado en febrero del 2011. Sin embargo, en julio del 2012, Malache fue detenido en Chile, junto a otro peruano, cuando transportaba 38.4 kilogramos de marihuana prensada en una embarcación, cerca a Arica. Durante la intervención de las autoridades chilenas, Malache fue herido en la cabeza.
Por extraña coincidencia, Fernando Morales Mayta salió libre gracias a la misma resolución suprema que puso en la calle a Malache. Salió del penal de Tacna en diciembre del 2011, al conmutársele su condena de 12 a 6 años.
Pero luego Morales Mayta fue arrestado, en setiembre 2012, en Paraguay. La policía paraguaya lo intervino en un laboratorio donde se procesaba droga, en el poblado de Pedro Juan Caballero, ubicado cerca de Brasil. Fue sindicado como parte deun grupo de químicos peruanos bajo el mando de ‘narcos’ de la zona.
Perú21 buscó la versión de Figallo desde la semana pasada, pero no hubo respuesta.
EL CASO PASTOR
El procurador anticorrupción Julio Arbizu presentó ayer, ante el Ministerio Público, una denuncia contra el exministro de Justicia Aurelio Pastor por haber revelado públicamente la identidad del colaborador eficaz 01-2013 quien, en la ‘megacomisión’ del Congreso, lo ha acusado de haber recibido dinero a cambio de conmutar la pena de varios sentenciados por narcotráfico.
En esa denuncia, a la que tuvo acceso Perú21, el abogado del Estado argumenta que, con dicha información, el exministro aprista ha puesto en riesgo la integridad del testigo clave, además que ha afectado severamente la investigación en la que él es el principal involucrado. “A raíz de la revelación de Pastor de la identidad del colaborador, este viene recibiendo amenazas continuas a su vida”, señala en su escrito el letrado. Arbizu recuerda que el testimonio del colaborador ha servido para que Pastor esté siendo investigado en la Fiscalía de la Nación por los ‘narcoindultos’.
El colaborador eficaz Marco Gálvez reveló que cuando se encontraba recluido en el penal de Lurigancho, en 2010, el entonces ministro Pastor habría intercedido para conmutar la pena del reo checo Eugen Csorgo, a cambio de dinero.
Ministerio de ¿Justicia?
Por Mauricio Ottiniano- Diario Correo
Si bien los reflectores se han posado sobre el gobierno anterior por el gran número de conmutaciones de penas e indultos concedidos, el actual régimen no parece marcar una diferencia en el tema.
Y es que desde que Ollanta Humala llegó al gobierno, su gestión ha otorgado nada menos que 138 conmutaciones e indultos humanitarios.
Es más, de estos beneficios otorgados, 107 serían por casos de narcotráfico, incluyéndose casos agravados.
Pero no solo eso. El actual ministro de Justicia, Daniel Figallo, quien fuera miembro de la Comisión de Indultos y Gracias Presidenciales entre el 22 de marzo del 2010 y el 23 de setiembre de ese año, recomendó nada menos que 502 conmutaciones de pena, incluyendo casos de narcotráfico agravado, según resoluciones publicadas por el diario oficial El Peruano.
Al respecto, el congresista del APRA Javier Velásquez Quesquén señaló que el Gobierno ha pretendido levantar “con sus agentes en el Congreso” la idea de que los indultos, como mecanismo legal, son cuestionables.
“Los delitos que generan hacinamiento son en primer lugar los delitos contra el patrimonio y luego los delitos de tráfico ilícito de drogas. Por eso es que esto es una política pública de destugurización. Que en el camino un promotor pida mil soles para llevar un documento, no descalifica la institución, y mucho menos hace responsable al Presidente”, declaró a Correo.
Consideró que ello no es más que una “conspiración” por parte del Gobierno para impedir que el líder aprista Alan García participe en las elecciones del 2016.
“Lo que quieren es inhabilitar al expresidente Alan García, porque saben que es el adversario de la candidata del Gobierno, la señora Nadine Heredia”, agregó.

Pope Francis

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Pope Francis

by Brian Bethune- www2.macleans.ca
It was just another weekend at the office for Pope Francis, more of the series of actions, words and gestures that have kept him a fixture in the international media since his March 13 election. On June 15 he took a major step toward reforming the scandal-wracked Vatican bank by appointing his own man, Msg. Battista Ricca—who also runs the Vatican hotel where Francis lives—as interim prelate overseeing the bank’s management. The next day, as several thousand bikers gathered along Rome’s Via della Conciliazione, the main road leading to St. Peter’s Square, as part of Harley-Davidson’s 110th birthday celebrations, Francis arrived in his open-topped jeep and gave them his blessing. He then presided over an open air mass in the square, crowded with ordinary Catholics, nuns and priests in habit, and bikers in Harley jackets.
Francis’s seamless blend of style and substance, sometimes in the same act—his unprecedented decision to stay in sweltering Rome through July both expresses his solidarity with Romans without the means to own a summer home, and permits him to keep up his work schedule—is the new papal normal. The Pope, in the eyes of most Vatican watchers, has so altered the tone of the papacy—the face it presents to the faithful and to the world at large—that style has become substance. “Even if he were to die tomorrow,” remarks Michael Higgins, a distinguished Canadian Catholic intellectual now teaching at Sacred Heart University in Fairfield, Conn., “I do not believe his successor could go back to the old ways.”
For Higgins, “it’s been the best 100 days in papal history, probably the most consequential since Innocent III.” Higgins means consequential in a diametrically opposed way: when Innocent came to the papal throne 815 years ago, his reign completed the apotheosis of the heir of the fisherman into the ruler of Christendom, a figure suspended between heaven and earth. Francis, on the other hand, “has begun a process of demystifying the office that’s been as far-reaching as turning the House of Windsor into a Scandinavian monarchy—from Benedict to him, it’s been like going from the London landau to riding a bicycle through Copenhagen.”
Jorge Mario Bergoglio, the former cardinal-archbishop of Buenos Aries—first of his papal name, nationality, continent and religious order—began walking his different path immediately after his election, by asking the crowd outside St. Peter’s to pray for him, rather than offering them a blessing. He hopped on a minibus to go back to his hotel, rather than the papal limo. He wears a plain cross, not pontifical jewels. He nixed the customary change-of-regime bonuses paid Vatican employees (they averaged $2,100 after Benedict was elected). He lives in a Vatican guest house, not the papal apartments, where he eats breakfast with the staff and other guests, talking freely to them all. Against all custom he travels in elevators with other passengers. He has kind words for atheists, and even the possibility of their salvation, at least if they are dedicated to the service of the poor.
He washed the feet of women as well as men, Muslims as well as Catholics, in an unprecedented, even shocking version of the ancient Holy Thursday ritual. He refers to himself almost always not by any of his exalted titles, such as Vicar of Christ, but as bishop of Rome, a pastoral office. He has condemned “the cult of money” and the suffering exacted by austerity measures in Europe, “slavery” in the Bangladeshi garment industry, and the Mafia. He preaches about the devil as often as he does about St. Francis. He may well have performed an exorcism in St. Peter’s Square. Most disconcertingly, he says what he’s thinking while he’s thinking it. There are holy people in the Curia, the Vatican bureaucracy, Francis told a group of visiting Latino nuns and monks, but also a “current of corruption,” and a network of gay men: “We will have to see what we can do.”
Francis seems, in the opinion of Arthur Liebscher, an American Jesuit who often encountered him in Argentina in the 1980s, to be working out his thoughts—aloud, in public—on just what problems face the world’s largest Church and what should be done about them, with very little reference to precedent or ruffled feathers. He is engaged in a “radical rewriting of his office, from a theocratic pulpit to a ministry,” says Higgins, who believes the most revealing comment about his pontifical aims that Francis has yet made came in a mass only two weeks after his election. Priests, the Pope said, again departing from a prepared text and clearly including himself, must be close to the people, “shepherds with the smell of sheep”.
It has all made Francis the most wildly unpredictable pope in centuries. Dangerously unpredictable, in fact, for those heavily invested in the ecclesiastical status quo. They include lower-level bureaucrats for whom maintaining papal protocol, liturgical fidelity and court ceremonial is “their life,” as Higgins put it, and those far higher in the Vatican food chain, where misconduct has historically been swept under a rug. Those caught swimming in the “current of corruption” cannot expect a soft landing this time.
For no one doubts, despite the deliberate pace so far—the bank appointment was among the first crucial personnel moves—that under this pope massive change is coming to the Church. In the same conversation in which he mused about seeing “what we can do” about the Curia, Francis added that “the cardinals of the commission will move it forward,” in October when they start issuing recommendations to him.
He was referring to the eight cardinals from every continent whom he appointed to advise him in reforming the bureaucracy. The panel, which has only one Vatican cardinal, is loaded with the Curia’s severest critics, all men who are (or were), like Francis, also pastors of their dioceses. They include Sean Patrick O’Malley, currently the archbishop of Boston and a Capuchin friar who has garnered enormous respect for the forthright way he has tackled his grim lot, cleaning up the sexual abuse situations he inherited in every diocese where he has served, and George Pell, archbishop of Sydney, Australia, who was perhaps the most outspoken critic of the Curia in the cardinals’ pre-conclave meetings.
Participants in those discussions sought term limits on Vatican postings to prevent priests from becoming career bureaucrats, and demanded the Vatican strip the secrecy from its opaque finances through better financial reports. Virtually everyone, including Cardinal Bergoglio, agreed the bureaucracy needed a wrenching directional change, oriented to serving bishops in their dioceses, rather than the opposite.
The papacy remains an absolute monarchy, though, and the eight cardinals are advisers, not legislators. In the end, Francis will make the call. Vatican watchers naturally try to read the tea leaves of his off-script remarks for hints of future action—no easy task, as shown by his recognition, newsworthy primarily for its frankness, of the presence of homosexuals in the Curia. There is no way of being sure what Francis actually said, let alone meant: the Spanish-language notes his visitors made afterwards use an English-derived phrase (“lobby gay”). The Pope, who reportedly understands English far better than he speaks it, may have quoted that now-standard English label, gay lobby, or said something else his hearers rendered as such. Nor is it possible to determine how hostile his remark was: Francis did not, by the evidence of the leaked notes, link the corruption with the gay clerics.
Some observers connect the Pope’s thinking with his cultural background—the classic Latin American mix of doctrinal conservatism and economic radicalism. “Even for a South American, Francis’s piety is traditional,” says Father Liebscher, a specialist in Argentinian history who teaches at the Jesuit Santa Clara University in California. Liebscher agrees with those, like Michael Higgins, who see the Jesuit in the Pope as offering the clearest pointers to his future actions—“the asceticism, the indifference to rank and the perks of office, the dedication to service and to the Roman Catholic Church as the church of the poor,” in Higgins’s words—with a caveat. Bergoglio is an Argentinian Jesuit, spiritually formed in a distinct religious and social cauldron.
From their founding during the Catholic Reformation, the Jesuits have had a complicated relationship with the papacy, sometimes the favourite agents of papal will—“answering those needs that wouldn’t otherwise be filled,” says Liebscher. “Historically that always meant education and missions, though today the missions are to the marginalized, not the heathen.” Other times, though, the order was suppressed or viewed with suspicion for its intellectual daring and rebellious streak, as it was in Latin America during the 1970s heyday of liberation theology, later condemned by the Vatican for straying into Marxist intellectual territory. It’s no accident there has never before been a Jesuit pope.
Liebscher was studying in Santa Fe, 400 km northwest of Buenos Aires, in 1987, when Bergoglio came to stay for a few weeks. “He didn’t speak much—I’m impressed how chatty he is as Pope—and what we all noticed was how disciplined he was in his prayer life, an example for the younger guys. That and the tensions that surrounded his entourage.” As the past head of his order in Argentina, Bergoglio had been spiritual director for a lot of the younger men. “They were all formed by him, sharing his stern dedication to both the religious life and to the poor,” says Liebscher, adding “an Uruguayan Jesuit once told me Bergoglio may not have been a liberation theologian, but ‘he certainly thought like one.’ ” Bergoglio, in fact, was that very Argentinian figure, a caudillo, a strongman like dictator Juan Perón. “A religious caudillo, a benign one, but a caudillo,” Liebscher sums him up, a man who made his own decisions and pulled everyone along with him.
What made Bergoglio a polarizing figure in his order was not the charge raised at his election, that he had effectively handed over two liberation theology Jesuit activists, kidnapped and tortured in 1976, to the ruling military by refusing to endorse the priests’ ministry. “Within the order, the consensus was he did what he could to protect two guys who didn’t have the sense to get out of the line of fire,” Liebscher says. (Both men were freed by Bergoglio’s secret activity: he arranged for dictator Jorge Videla’s family priest to call in sick so that Bergoglio could say mass in Videla’s home and successfully plead for mercy.) No, what made Bergoglio stand out, the American Jesuit says, was his total emotional and spiritual adherence to the 1972 decision by the order as a whole to embrace the preferential option for the poor: “The Spanish-speaking provinces were more split than any others on the issue and Bergoglio was always on the cutting edge.”
He has ever since applied his devotion to the cause of the marginalized entirely within orthodox belief and in an utterly pragmatic way, “He’s a whatever-works, one-step-at-a-time guy,” says Liebscher, “so I’m pretty sure there’s no overarching plan for his pontificate.” But there is one clash the American does see coming. Rome is clericalism central, heartland of the concept of the priesthood as the real Church, rightly privileged far above the laity, and the city’s new bishop is clericalism’s “sworn enemy.” “The only time I ever saw him visibly irritated with another person was when someone said, ‘Father so-and-so preferred to say mass by himself, a private experience.’” A church rite is no one’s private affair, retorted an angry future pope, “it is a service for the people.”
Between now and his potentially fateful meeting with his cardinal advisers in October, Francis won’t be idle. Looming above everything is his surely triumphant return to South America in late July for Catholic World Youth Day in Rio de Janeiro. Whether he will connect with young people in the way John Paul II did is the next big question, but Higgins has no doubt of the answer. Francis, after all, has connected with almost everyone (aside from arch-traditionalists) in his diverse, 1.2-billion strong Church. “I have spoken to countless Catholics, lay and clergy, and they have all simply been energized by him.” And when those youths ask him questions, what might he answer? “Who knows?” laughs Higgins. “He’s capable of anything”.

Acha blindado

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Acha blindado

El Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables no tuvo reparos en entregarle productos al cuestionado Walter Acha, a pesar de la decisión del Ministerio Público de abrirle investigación preparatoria por delito contra la libertad sexual.
Cuarto poder informó que Acha se sumó al grupo de parlamentarios oficialistas que hicieron proselitismo político en sus regiones con material incautado por SUNAT y que les fuera entregado a estos legisladores por el Ministerio de la Mujer.
El propio congresista publicó en su cuenta de Facebook las fotografías de esta entrega, en la que no se observa a ningún alcalde ni autoridad local. Incluso, en las fotografías se observan los carteles de la población agradeciéndole por los juguetes donados.
Como destaca el programa, estas nuevas evidencias pueden ser materia de una nueva evaluación en la Comisión de Ética para incluir en la investigación a Acha y al MIMP.
La izquierda nació en Conchán
Por Aldo Mariátegui
Alan interpone un amparo casi idéntico y todos chillan. Así son los zurdos, escandalosamente conchudos al medir a los demás. El doble rasero…
Solo en el Perú un caballero jeremíaco y caviar que ha protagonizado la escandalosa usurpación ilícita de una universidad ajena puede tener el cuajo de salir a escribir críticas contra las universidades privadas con fines de lucro… ¡Estos intelectuales de izquierda son tan cínicos! Hablando de ellos, ¿por qué de una vez no les dan más embajadas a estos para que dejen de criticar al Gobierno? Que los manden a Honduras en lugar del toledista Willy Gonzales Arica. El puesto público es el santo remedio para domesticar a la izquierda. ¿O no, Mocha y Sinesio?
El Gobierno revela que no quiere un nuevo TC al insistir con las candidaturas del atrabiliario antiaprista y antifujimorista Cateriano y el pro candidatura de Nadine, Eguiguren.
No saben la felicidad que me dio leer que Dilma y el Gobierno brasilero han perdido 27 puntos de aprobación de golpe y que siguen en caída libre. ¡Ni Favre la salva! Ya es hora de que la mafia lulista del PT se vaya a su casa en las próximas elecciones. Suficiente con tres periodos seguidos de esta alianza corrupta entre constructores y políticos, que meten sus narices en países (y periódicos) ajenos.
Fuente: Diario Perú21.

Lavandería del gato Félix

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Ama gato

El senador dominicano Félix Bautista habría financiado la campaña electoral de Perú Posible en los comicios generales del 2011, luego de conocerse tres cheques de sus empresas enviadas al partido de la chakana en plena campaña presidencial en el Perú.
Bautista Rosario es un senador oficialista dominicano que ha sido acusado de lavado de activos y de cometer supuestos actos de corrupción durante su ejercicio como responsable de una dependencia gubernamental. Este político es conocido como el ‘Montesinos de Leonel’, en referencia a Leonel Fernández, expresidente de Republica Dominicana.
Según el propio Javier Reátegui, dirigente de Perú Posible, se recibieron de diez a doce cheques de gerencias de empresarios extranjeros en la campaña electoral, algunos de estos fueron rechazados por el banco de procedencia.
Panorama mostró tres cheques de empresas vinculadas a Bautista Rosario que llegaron al partido de la chakana para la campaña presidencial. La primera de estas es de 55 mil dólares, por parte de Constructora Infepre, la cual está a nombre de la primera del senador dominicano.
El segundo fue de 53 mil dólares, a nombre de Melvin Solier, empleado de una empresa de Bautista. El tercero de estos cheques, los cuales no fueron declarados ante la Oficina Nacional de Procesos Electorales (ONPE),  es de 60 mil dólares.
“Trajeron los cheques, el señor Félix se los entregó al doctor Toledo y el doctor Toledo me los entregó, yo los deposité”, manifestó Reátegui, quien reconoció que el exfuncionario dominicano llegó hasta el país  para entregar personalmente estos cheques al expresidente Alejandro Toledo.
COSTUMBRE GENEROSA
No es la primera vez que Bautista Rosario financia una campaña presidencial. El actual jefe de Estado de Haití, Michel Martelly, recibió antes y después de ser elegido mandatario 2 millones 587 mil 100 dólares.
Al igual que con Perú Posible, el senador dominicano entregó este dinero, a través de empresas, familiares y allegados.  Pero las investigaciones periodísticas en ese país dan cuenta que esto no fue una generosidad del cuestionado exfuncionario, sino que lo hizo para ganar licitaciones cuando Martelly sea elegido.
Fuente: Diario La República.