Por Francisca Sierra Gómez- Madre general de la Congregación Celadoras del Reinado del Corazón de Jesús
En el sexto mes el ángel Gabriel fue enviado de parte de Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un varón llamado José, de la casa de David, y el nombre de la virgen era María. Habiendo entrado donde ella estaba, le dijo: “Alégrate, llena de gracia, el Señor es contigo”. Ella se turbó al oír estas palabras y se preguntaba qué significaría tal salutación. Y le dijo el ángel: “No temas, María, porque has hallado gracia ante Dios, concebirás en tu seno y darás a luz un hijo y le pondrás por nombre Jesús. Éste será grande. Se llamará Hijo del Altísimo. El Señor Dios le dará el trono de David, su padre; reinará eternamente sobre la casa de Jacob y su Reino no tendrá fin”. María dijo al ángel: “¿De qué modo se hará esto, pues no conozco varón?”. El ángel le respondió: “El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra, por eso el que nacerá será llamado santo, Hijo de Dios. Ahí tienes a tu pariente Isabel que ha concebido también un hijo en su ancianidad y la que era llamada estéril está ya en el sexto mes, porque nada hay imposible para Dios”. Dijo entonces María: “He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra”. Y el ángel se retiró de su presencia. (Lucas 1,26-38)
Hoy es un día grande, un día de felicitarte a ti, Madre mía. Hoy es tu gran solemnidad y quiero celebrar contigo tu Inmaculada Concepción. Quiero celebrar contigo, Madre mía, la alegría de tener una Madre. Quiero celebrar contigo la enseñanza de una Madre. Quiero celebrar contigo el aprender “Aquí está la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra”.
¡Qué hermosa eres, María, qué hermosa en tu Inmaculada Concepción! En el texto que meditamos hoy veo esta escena —tan familiar, tan llena de encanto, tan pintada por tantos autores y tantos artistas— en tu casita, cómo recibes inesperadamente la visita del ángel.
Y me fijo en todo lo que tú dijiste y en todo lo que dijo el ángel. Te llama: “¡Alégrate, alégrate, porque estás llena de gracia, porque el Señor está contigo!”. Yo también quiero decírtelo: ¡Gracias! ¡Felicidades! Te alabo porque eres la Madre más grande que tenemos en la tierra. ¡Alégrate, llena de gracia! ¡Cómo te encontraría Dios para decirte estas palabras: “estás llena”, “estás pletórica de gracia”! Yo te pido hoy desde mi corazón que me traspases un poco de ese amor, de esa gracia que tú tienes, porque el Señor está contigo.
Sigo contigo repasando esta escena y veo que te dice el ángel: “¡No temas, porque has encontrado gracia ante Dios!”. ¡Cómo me enseñas esto: cuando se está con Él, se hacen las cosas por Él y con Él. No tenemos que temer. No temas, María. Te pido fuerza ante tantas dudas, ante tantos temores y te pido que me des esa confianza que tú tienes para oír eso: “No temas, María, el Espíritu Santo vendrá sobre ti”. Es verdad, Madre mía… ¿por qué tememos?, ¿por qué temo? ¿Por qué no noto que el Señor está en mí? ¿Por qué no noto que la fuerza del Señor viene sobre mí? ¿Por qué no noto que Él me cubre ante todas las dudas y ante todas las dificultades?
Y la gran lección de este encuentro contigo, Madre mía, que es la que quiero aprender de verdad: “Aquí está la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra”. Que aprenda a decir sí, que aprenda a aceptar lo que tú quieres, que aprenda a aceptar la voluntad de Dios en todos los momentos y que siempre pueda decir: “Aquí me tienes, Señor, haz de mí lo que quieras. Aquí está la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra”.
Hoy te felicito, Madre mía, te felicito por todo: porque eres la llena de gracia, porque eres el ejemplo, porque eres la más hermosa, porque bajo tu protección no tememos nada. Encuentro de alegría… Y me llevas a pensar mucho: ¿por qué temo? ¿Sé aceptar la voluntad de Dios? ¿Sé ponerme a su disposición para que haga de mí lo que quiera? ¿Sé decir “Hágase en mí según tu palabra”? Te lo pido desde el fondo de mi corazón y me lleno de alabanza, gloria y honor a María Inmaculada, la Reina de cielos y tierra. Que aprenda a no temer, que aprenda a alegrarme, que aprenda a llenarme de Dios. ¡Gloria y honor a María Inmaculada! “Aquí está la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra”. Ésta será mi oración hoy. Aquí estoy, Señor, haz de mí lo que quieras. Y con María repito una y mil veces: “Aquí está la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra”. Que así sea.
Escala de confianza
El reciente estudio del Barómetro de las Américas, llamado ‘Cultura Política de la democracia en el Perú 2012’, dedica un cuadro a la confianza que los habitantes de este país tienen en las instituciones.
El primer lugar lo ocupa la “Iglesia Católica”, con 60.5 puntos, de una escala del 0 al 100. En segundo lugar están los “medios de comunicación”, con 58.7 puntos, en tercero están las “Elecciones” con 55.2 puntos.
El “sistema de justicia” se ubica en el décimo lugar, con 39.4 puntos. Supera al “Congreso”, que tiene 36.6 puntos, pero pierde a comparación de las “Iglesias evangélicas”, que tienen 41.9 puntos de confianza.
¿Cómo se consiguió esta información? Los peruanos que participaron en el estudio debieron responder en una escala del 1 al 7 preguntas que tienen el siguiente patrón: “¿Hasta qué punto tiene confianza usted en la Policía Nacional, Congreso, Iglesia Católica, etc.?”
La Iglesia Católica, a comparación de estudios anteriores, tiene un menor grado de confianza por parte de la población. En 2006 tenía 63.9 puntos de un total de 100.
Benedicto XVI
“La potencia del amor de Dios es más fuerte que el mal, puede colmar los vacíos que el egoísmo provoca en la historia de las personas, de las familias, de las naciones y del mundo. Estos vacíos pueden convertirse en infiernos, donde la vida humana es arrojada a lo más bajo y hacia la nada y pierde el sentido y la luz”, afirmó el Papa Benedicto XVI . La salvación del planeta no es algo propio de los hombres y mucho menos de la ciencia, sino de Dios.
“La potencia (de Dios) es mayor que el mal, la única que puede colmar los vacíos que el egoísmo provoca en las personas, las familias y las naciones”, manifestó.
El sumo pontífice agregó que los “falsos remedios” que el mundo propone para llenar esos vacíos, entre los que citó como “más emblemáticos” a las drogas, lo que hacen -aseguró- es agrandar el precipicio.
El estrenado ‘tuitero’ hizo estas manifestaciones ante el monumento a la Inmaculada Concepción que se alza en plaza de España de Roma, a donde acudió un año más para rendir el tradicional homenaje a la Virgen en la festividad del 8 de diciembre.
Fuente: Revista Ecclesia, Diario La República y Agencia de Noticias EFE.
Hágase en mí según tu palabra
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