Inútil
El Gobierno paraguayo rehusó recibir al jefe del Grupo de Alto Nivel de la Unasur para Paraguay, Salomón Lerner Ghitis, quien llegó a Asunción para una ronda de contactos previa al informe que presentará en la cumbre del bloque en Lima, a fines de este mes.
La visita no anunciada del peruano Lerner durará dos días, durante los cuales se reunirá con autoridades electorales y representantes de los partidos políticos y la sociedad civil, dijo a EFE una fuente diplomática.
“Esa persona puede venir a Paraguay cuando quiera (…) pero el Gobierno propiamente no le va a recibir”, declaró a Efe un portavoz de Exteriores, quien dijo entender que Lerner estaba en Asunción por invitación del Tribunal Superior de Justicia Electoral.
El Ejecutivo, añadió, “no tiene ninguna injerencia” en esta visita, toda vez “que viene en nombre de la entidad que más está hostigando a Paraguay”.
“Van a corroborar lo que no quieren reconocer (en la Unasur): que hay democracia y libertad. Ni una mosca se mata” en Paraguay, expresó el portavoz.
EXCLUSIÓN
Paraguay fue suspendido del Mercosur y la Unasur el pasado 29 de junio, una semana después de la destitución en un juicio político parlamentario del presidente Fernando Lugo, al que sustituyó en el poder su vicepresidente, Federico Franco.
Para la Cancillería, la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) ha llevado la exclusión política de Paraguay a foros económicos, sociales y técnicos, en lo que calificó de “cruzada de persecución” que tiene como objetivo “coaccionar al Paraguay y coartar el pleno ejercicio de sus derechos soberanos”.
En un comunicado que no menciona a Lerner ni su misión, la Cancillería puso en duda “la imparcialidad de opinión” del bloque regional, cuya Presidencia ostentaba Paraguay cuando fue suspendido.
LERNER EN ASUNCIÓN
Entre sus contactos, Lerner se entrevistó con Lugo y con líderes del izquierdista Frente Guasú, el único movimiento político que mantuvo su apoyo al exobispo y votó en contra de su destitución.
En breves declaraciones a la prensa tras la reunión, Lugo dijo haberle dado a Lerner información “de primera mano” sobre lo que pasa en Paraguay, donde “la sociedad civil ha realizado un juicio ético al Parlamento”.
Aludía a la vigilia, disuelta anoche por las fuerzas del orden, de manifestantes que reclamaban la puesta en libertad de varios de los campesinos detenidos por la matanza de Curuguaty del pasado 15 de junio —detonante de la destitución de Lugo— y que llevan casi dos meses en huelga de hambre.
Una quincena de personas están en prisión preventiva por la muerte de seis policías y once campesinos durante un desalojo en una hacienda cuya propiedad se disputaban el Estado y un rico empresario y político de la oposición “colorada”, fallecido recientemente.
Lugo y las plataformas defensoras de los detenidos han demandado su liberación y la recusación del fiscal del caso por su supuesta parcialidad en la investigación de lo ocurrido.
CON LUGO
“Le decíamos (a Lerner) que para nosotros uno de los temas emblemáticos que nos interesa es la verdad sobre los hechos de Curuguaty”, insistió Lugo, que competirá en las elecciones de 2013 por un puesto en el Senado, en las listas del Frente Guasú.
Lerner, por su parte, no aludió al tema y simplemente dijo a los periodistas que ha traído a Paraguay un “mensaje de amistad” para el pueblo paraguayo y el deseo de seguir “estrechando” relaciones en aras de la “unidad regional”.
El grupo que encabeza presentará un informe sobre la situación de Paraguay en la cumbre de la Unasur en Lima, los próximos días 29 y 30, para que “pueda tener una posición más clara frente a lo que ocurre, con la seguridad de que estamos contribuyendo a que el sistema democrático en la región sea consolidado”, dijo.
Además de los contactos que entable en Asunción, Lerner ha recibido ya información de encargados de negocios, sindicatos, organizaciones políticas y del Instituto de Políticas Públicas en Derechos Humanos.
Un sorpresivo paro nacional contra el gobierno de la presidenta Cristina Fernández se produjo en toda Argentina, días después de que los opositores al gobierno realizaran una gran manifestación en la capital de la nación suramericana.
Varios piquetes impidieron casi todos los accesos a la capital. Las líneas de trenes fueron paralizados, el tránsito de vehículos muy disminuido, fueron cancelados los vuelos nacionales y regionales; numerosas fábricas, bancos, recolectores de basura paralizaron, según los reportes.
“Parece domingo”, decía en un palco improvisado Pablo Micheli, el jefe la organización opositora CTA, en referencia al paro que hoy se produjo en Argentina.
Hugo Moyano, otro de los líderes de la CGT denominada Azopardo, respondió a las “amenazas” de la presidenta. Curiosamente Moyano, quien encabeza el ala secesionista de la CGT, también es peronista, pero poco a poco ha venido quitándole el apoyo a la presidenta Cristina Fernández.
La huelga también es apoyada por otras organizaciones como el Partido Obrero y el MST.
Los líderes sindicales, Micheli y Moyano, también declararon que a nivel nacional el paro “fue un éxito”. En particular se sintió fuerte en La Plata, Córdoba, Mendoza y Santa Fe.
Sindicatos opositores al Gobierno argentino bloquearon carreteras y calles, paralizaron el transporte por tierra y aire y frenaron las exportaciones de granos, en la primera huelga general en casi 10 años para exigir compensaciones para los trabajadores por la alta inflación en el país.
La protesta de 24 horas convocada por la principal central obrera, la peronista Confederación Central del Trabajo (CGT), y la más pequeña Central de Trabajadores Argentinos (CTA) fue acatada mayormente entre los gremios de servicios y de empleados estatales. Partidos de izquierda también convocaron al paro.
Los huelguistas quemaron neumáticos para bloquear los principales accesos a la ciudad de Buenos Aires y algunas carreteras en el resto del país.
Los hospitales públicos sólo atendieron emergencias y los juzgados y escuelas estatales estuvieron cerrados en la capital argentina y en la provincia de Buenos aires, que albergan a más de un tercio de la población nacional.
Los sindicatos industriales, nucleados en una escisión de la CGT que respalda a la presidenta Cristina Fernández, rechazaron sumarse a la protesta, la primera a nivel nacional desde diciembre del 2002 cuando una feroz crisis económica disparó el desempleo por encima del 21 por ciento.
“Los reclamos son justos, hay dinero que se gastan en cosas que no corresponden. El trabajador necesita mejorar su situación”, dijo Martha Valazza, una jubilada de 72 años en la estación central de Retiro, una de las principales terminales ferroviarias de Buenos Aires, que lucía desierta por la protesta.
Los huelguistas exigieron una subida del salario mínimo y las asignaciones por planes sociales, la eliminación del impuesto a los ingresos de los asalariados -llamado ganancias- y un alza de las jubilaciones para hacer frente a una alta inflación que economistas privados calculan en un 25 por ciento para este año.
La huelga podría abrir un período de mayor conflictividad sindical en Argentina, donde las protestas y cortes de rutas por demandas salariales son frecuentes pero están atomizadas, según analistas.
Además es la puesta en escena de las aspiraciones de poder del líder de la CGT, el dirigente camionero Hugo Moyano, un ex aliado de la presidenta Fernández en el partido peronista, con ambiciones de saltar de la arena sindical a la política.
El dirigente se distanció del Gobierno tras las elecciones de octubre del año pasado en las que la mandataria fue reelecta con un abrumador apoyo gracias a una batería de planes sociales y la bonanza económica.
Desde entonces, la popularidad de Fernández ha caído unos 30 puntos, a alrededor del 40 por ciento, por la aceleración de la inflación, el estancamiento de la economía, una veda a la compra de dólares que irritó a la clase media y un estilo combativo que desgastó su relación con sus votantes.
“El silencio de las calles, la falta de gente en las calles, en los establecimientos, en las empresas, es la voz que el Gobierno debe escuchar (…) ya que a los dirigentes no nos da ningun tipo de respuesta”, dijo Moyano en una conferencia de prensa.
La huelga general se dio casi dos semanas después de que cientos de miles de personas, mayormente de clase media, salieran a las calles de las principales ciudades argentinas contra el Gobierno en una protesta inédita que fue autoconvocada en las redes sociales.
“Ha habido mas de 300 cortes de rutas y de puentes y movilizaciones en todas las ciudades importantes del país. Esto demuestra que el Gobierno ha perdido el control sobre el conflicto social y gremial del país”, afirmó el líder de la CTA, Pablo Micheli.
El Gobierno, que sólo reconoce un incremento en los precios que orilla el 10 por ciento anual, ha calificado a la protesta como una extorsión y ha dicho que está motorizada por las ambiciones políticas de sus líderes.
“Es el paro de la prepotencia y el autoritarismo que han mostrado su peor cara. Cortes en accesos y vías, amenazas a comerciantes. Nada bueno puede salir de un paro como éste”, dijo a una radio el ministro del Interior, Florencio Randazzo.
Fuente: Diario El Comercio y Agencia de Noticias Reuters.
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