Diálogo entre gobierno nacional y antimineros

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Unidad
El jefe de la Oficina de Gestión de Conflictos Sociales del Ejecutivo, Víctor Caballero, destacó la participación de los sacerdotes católicos Miguel Cabrejos y Gastón Garatea en las conversaciones con las autoridades y dirigentes de Cajamarca, y expresó su confianza en que ambos contribuirán a disminuir la conflictividad en esa región de país.
Caballero dijo que la participación de ambos religiosos es “un buen paso” y consideró que ambos deben contribuir a “sentar las bases” para un diálogo entre el Ejecutivo y la región Cajamarca, el cual –dijo- debe realizarse sobre una agenda concertada.
Asimismo, subrayó la necesidad de que cualquier diálogo en esa región del país se lleve a cabo sin ningún tipo de condiciones.
“Lo más adecuado es que el diálogo sea sin condiciones porque eso facilita la solución de un conflicto”, dijo en declaraciones a la Agencia Andina.
Cabrejos y Garatea se reunirán con las autoridades y dirigentes sociales de Cajamarca opuestos radicalmente al proyecto minero Conga que, según el Ejecutivo, otorgará importantes recursos económicos para realizar obras a favor de los más pobres y fomentar la inclusión social.
La oposición a esa iniciativa minera se basa en el temor de la población respecto a un posible daño a las reservas de agua, hecho que ha sido descartado por el peritaje internacional convocado por el Ejecutivo.
Tanto el Ejecutivo como el gobierno regional de Cajamarca aceptaron la participación de Cabrejos como facilitador del diálogo, y aprobaron también que Garatea preste apoyo a este esfuerzo concertador.
“No se trata de imponer una agenda y que la otra parte acepte, sino que ambos podamos a llegar a coincidir en los puntos”, subrayó Caballero.
En ese sentido, dijo esperar que monseñor Cabrejos “siente las bases del diálogo”, y que todos los sectores muestren disposición de juntarse en torno a una mesa de conversaciones.
Asimismo, indicó que el Ejecutivo tiene las mejores expectativas sobre los resultados de la reunión por la experiencia de los religiosos.
Por ejemplo, recordó que el año 2009, monseñor Cabrejos ayudó a instalar las mesas de diálogo con las organizaciones indígenas tras el conflicto de Bagua, hecho que permitió recuperar la tranquilidad en la zona y en las comunidades nativas.
Del mismo modo, resaltó que el año 2005, Garatea ayudó en el conflicto de Tintaya donde presidió la mesa de diálogo.
“Ambas personalidades tienen impecable trayectoria democrática y creo que nos va a servir para que esta nueva experiencia se inicie con éxito”, puntualizó.

Monitoreo ambiental

Sueños de opio
Por José Barba Caballero
Cuando Humala ganó las elecciones, los sueños de opio del marxismo se elevaron hasta el delirio. Rodear y controlar a Humala les pareció tan fácil como robarle un caramelo a un colegial. Pero los sueños, sueños son, y ahora sufren una resaca parecida al despertar de una noche de drogas y desenfreno.
Los rojos, que ya se alucinaban en control del Estado peruano, han sido dejados de lado o purgados de las instituciones más importantes. Los que quedan, que no son pocos, están arrimados en puestos de segunda y tercera línea y más preocupados en su billetera que por los principios. ¿Alguien cree que la bienaventurada Aída García Naranjo o el saltimbanqui de Nicolás Lynch renunciarían a sus cargos para solidarizarse con Carlos Tapia y otros expectorados? ¡Claro que no! Y es que la alineación estratégica por razones de sobrevivencia, es la nueva y gran bandera del rojerío criollo. Los que se han quedado viviendo de las migajas que caen de la mesa presidencial, dicen que todavía es posible recuperar a Humala. Los que han perdido toda esperanza en semejante sueño, creen que es el momento de la venganza; de aquí la fracasada “marcha del agua” y el griterío histérico contra Valdés. Su deseo es crear las condiciones para un golpe de Estado popular tipo Bolivia o Ecuador. Como hipótesis de trabajo esta planificación no es tan mala; pero Lima, la gigantesca y fría Lima no acostumbra alzarse ni siquiera contra los dictadores.
Lo que sí podrían lograr es contribuir a tumbarse al Premier. Él representa todo lo que un marxista odia: Éxito personal y empresarial, ideas claras, inmune a la charlatanería caviar, voz y pinta de militar. Más si esto sucediese, no sería por la presión marxista (que es poco significativa), sino por errores propios del gobierno. Pero como la política da sorpresas, podría apostar que lo que vendrá después de Valdés será el peor de los escenarios para los extremistas. Humala ya sabe que la inversión privada es el motor del crecimiento económico y que la única manera de poder cumplir con sus promesas electorales es dando confianza y seguridad a los inversionistas. Si esto es así, el sucesor de Valdés -que todavía está lejos- podría convertirse en un bálsamo con sabor a bisturí para los rojos.

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