Diario reafirma sus principios frente a agravios
El premio Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa ha decidido no seguir publicando en El Comercio su columna quincenal “Piedra de Toque”, distribuida por el diario “El País”, de España. Ha tomado esta decisión pese a que sus opiniones han sido siempre respetadas y publicadas; opiniones que incluso llegaron a atacar al grupo El Comercio.
Rechazamos rotundamente los malintencionados infundios y su intención de descalificar a este Diario, al que acusa sin base, de tratar de impedir “de cualquier forma que gane Ollanta Humala la presidencia”, el candidato al que ahora apoya y por el cual exhorta a votar.
Jamás las discrepancias políticas, como lo pueden atestiguar nuestros lectores, han afectado ni afectarán nuestro compromiso con la independencia, la veracidad y la pluralidad. Seguiremos firmes con nuestra línea editorial, democrática y defensora de los valores y la unidad de los peruanos; la cual no está sujeta a intereses personales o grupales, ni a los vaivenes y adhesiones políticos súbitos.
En el actual contexto político, crispado y polarizado, resulta inoportuno y penoso que los intereses políticos y la coyuntura hayan desembocado en una carta cargada de mentiras. El Comercio rechaza enfáticamente estos infundios de un personaje del que se esperaría un comportamiento a la altura de las circunstancias que el Perú reclama y necesita en estos momentos.
En estas, como en todas las elecciones, El Comercio ha mantenido su sólido compromiso con el sistema democrático, publicando las Agendas de Gobierno, organizando mesas redondas, debates presidenciales, además de audiencias vecinales, regionales y sectoriales, en los que han participado todos los grupos políticos, democrática y pluralmente.
Nuestra página editorial, además, está abierta a columnistas de las más diversas tendencias.
Nosotros no somos los que hemos cambiado: Nuestro compromiso sigue siendo con el país, la democracia y con el respeto a la libertad, el pluralismo y la tolerancia que el sistema político garantiza.
Francisco Miró Quesada Rada
Director
Ni con una pistola en la sien
Por Hugo Neira Samanez
De política escribo y sobre políticos, pero “sine ira et studio” (sin resentimiento ni concesiones). Y en los dominios de lo real, lo que diga el Nobel no me impide pensar por mi cuenta. A mi generación la signa la obra de Solzhenitsyn, el Archipiélago Gulag, revelación de los campos de concentración en la URSS, a los que fueron a dar millones. Pero tras hundirse el comunismo, Solzhenitsyn, ya Nobel, como intelectual fue lamentable.
Propuso a los rusos el retorno a los zares, y claro, lo mandaron de paseo. La tontería es la cosa mejor repartida del mundo, no escapan ni los genios. El inmenso Céline fue un asco de fascista. Al gran García Márquez mejor es no preguntarle nada sobre Cuba, balbucea “Fidel es mi amigo”. En cuanto a MVLl, recibió a Humala en su casa de Madrid y eso lo hizo subir varios puntos en Lima y entonces no le parecía ni el sida ni el cáncer. ¿Qué le ha visto el escritor al comandante golpista? Es un misterio. Le cree todo, yo no.
Hace un buen rato que observo a Humala, y el sur, el humor de sus bases, a los nacionalistas, que me resisto a llamar así. Son humalistas, como los que seguían a Odría, odriístas. Son huestes tras un caudillo. Pero observar no es aprobar. El verstehen de Max Weber, “intentar comprender”. Mis viajes, dos años de peregrinaje por aldeas, me llevaron hace un buen rato a decir: se viene un outsider. Desde el 2003. Se lo dije a Alan García, cuando candidato: “tu rival no será Lourdes sino Ollanta”. Y luego, en este mismo diario, “en mis viajes solo veo dos grupos fervorosos, nacionalistas y fujimoristas”. Así, los resultados de abril no me sorprendieron. Ni lo que se nos viene encima.
Quienes quieren elegir a Humala se convencen tras el beneficio de la duda. “No ha gobernado”. El argumento es falaz. La modalidad de su probable gobierno existe. Son los Correa, Evos, Chávez y ahora, en Nicaragua, el tramposo de Daniel Ortega, el hombre más rico de su país. ¿Y qué tipo de gobierno imponen? En Lima se hacen los que no saben. En Europa los llaman régimes hybrides (Fournier, 2010). En los EEUU les dan nombres patológicos, partial democracy (Epstein, 2006), electoral authoritarianism (Schendler, 2006).
Un régimen híbrido es aquel cuyo presidente se prolonga mediante plebiscitos. Si Usted quiere que el Perú forme parte de ese club de perdedores, vote por el comandante.
Él es, ahora, el riesgo autoritario. Como el tango, el pasado que vuelve. Lo dije en Chile, en un debate organizado por La Tercera. “Vargas Llosa se opone al fujimorismo, de acuerdo, fue un horror de los años 90, pero, ¿leyó el Nobel a Tanaka y a Degregori? Ellos describen una configuración del fujimorismo, a saber: líder autócrata, cúpula militar (que manoseaba Montesinos), empresarios y clientelas, esas que el chinito se buscó”. Pues bien, dije, “algo por el estilo se va a repetir, pero con otro rostro y apellido. Humala es el nuevo fujimorismo. Nuevo autócrata, esta vez con su propia cúpula, militares de su promoción, empresarios “naïfs”, y neoclientelas tras su Plan de Gobierno”. ¿Y Keiko entonces?, me preguntó uno del público. Keiko es derecha popular dije a los chilenos, ¿conocen eso, no? Se rieron. Tienen una por casa. Es manejable, aquí otro es el riesgo. Keiko es avenida de evitamiento. Podremos limitarla, pero no al comandante.
Si gana Humala la inestabilidad institucional no acabará el 6 de junio. Por el desencuentro entre Congreso y Palacio. Por lo que Ollanta pueda intentar, si gana, hasta un programa de derecha con cuadros que se le ha arrimado. ¡A ver qué dicen en el Sur! Su política es juguete chino, cada cajita tapa a otra, el nacionalismo a la vieja izquierda y esta al toledismo. ¿A quién va a servir? A todos y a ninguno.
Es un voluntarista, hará lo que le da la gana. Hará trizas economía y nación. Para llegar, simula ser demócrata. A otro perro con ese hueso. A Ollanta lo educaron para encarnar a uno de los hermanos Ayar que revolucionará los Andes. No votaré por Ollanta Humala ni con una pistola etnocacerista en la sien.
Entrevista a Antonio Mori: “Le pague cupos”
Antonio Mori Sandoval (54), natural de Rupa Rupa, Huánuco, trabaja eventualmente como obrero de construcción civil, taxista y otros oficios que le permitan ganarse la vida. “Todo por la legal”, asegura. Hasta hace unos meses se dedicaba a soldar los refuerzos del deteriorado puente Balta. Desde que acabó dicha obra, en diciembre último, se ‘cachuelea’ de distintas maneras. Aunque reside desde hace mucho en el Callao, se la pasa añorando Tingo María, “la tierra de la bella durmiente y de los hombres valientes”, como le gusta apuntar cada vez que se menciona la ciudad en la que creció y vivió su primera juventud.
Sus afables maneras, su carácter risueño y el tesón que pone para sacar adelante a los suyos ocultan bien un pasado tenebroso que se percibe a la perfección cuando se llega a saber el apelativo con que lo conocen, más que por su propio nombre, en Tingo María: ‘Cazador’.
Desde el 2006, Mori Sandoval viene repitiendo, casi sin alteración alguna, la misma historia. En 1992 le pagó en cuatro oportunidades cupos al hoy candidato presidencial por Gana Perú, Ollanta Humala Tasso, para “levantar” vuelos en la pista de aterrizaje ubicada en el kilómetro 19 de la carretera Marginal de la Selva.
“En ese tiempo (1992), cuatro veces hice pagos en (la base de) Madre Mía a un capitán que le decían el capitán ‘Carlos’ (…) Yo, personalmente, le he entregado en dos oportunidades 10 mil (10,000) dólares. O sea, serían 20 mil (20,000 dólares). Y por dos vuelos más el ‘transe’ ya lo había hecho con él (diez mil dólares por cada oportunidad). Entonces dejé la plata ahí (en la base)”.
A pesar de que muchos de sus partidarios y simpatizantes lo nieguen o prefieran olvidarlo, no hay duda de que el candidato presidencial por el movimiento Gana Perú, Ollanta Humala Tasso, usó el apelativo de ‘Carlos’ mientras comandó la Base Contrasubversiva de Madre Mía a comienzos de los 90. Hasta el propio Humala ha tenido que reconocer que usó el mencionado seudónimo mientras servía en dicha instalación militar en el año 92. La abundancia de testimonios que lo sindicaban, así como fotografías y documentos clave (su hoja de servicios, por ejemplo), lo obligaron a realizar esta tardía confesión ante el tribunal que lo juzgaba por violación de derechos humanos.
Si bien el Poder Judicial lo absolvió de estas gravísimas acusaciones, argumentando que algunas versiones eran contradictorias y que varios testigos terminaron retractándose, hoy debe responder por una imputación no menos grave: obstrucción de la justicia por la compra de testimonios y, de comprobarse plenamente las declaraciones de Mori Sandoval, de haber recibido dinero del narcotráfico.
EL KILÓMETRO 19
Mori Sandoval asegura que por aquel entonces trabajaba para una banda dedicada al tráfico ilícito de drogas que operaba en la zona de Huipoca (provincia de Padre Abad, Ucayali). “La firma era de un tal Julio Campos López, conocido como ‘Peaje’. A ‘Peaje’ lo mataron en el 93 los compañeros (miembros de Sendero Luminoso). Yo comencé a trabajar con él allá por el 90 o el 91. Por esa época, todo el mundo se dedicaba al tráfico. Por esa época no había otra cosa más para hacer. Era eso o nada. Yo trabajé con ‘Peaje’ y llegué a ser uno de sus hombres de confianza. Me encargaba de hacer los arreglos con la Policía y con el Ejército, y otras cositas. En ese tiempo todo eran arreglos para que nos dejaran trabajar”, afirma.
Lo que recuerdo es que el primer vuelo que levantamos fue en Huipoca, en el mismo pueblo. Mandamos a Colombia unos 800 kilos en un avioncito chiquito porque no podía entrar uno más grande, es que la pista era chica. Y de ahí ya operábamos en el Boquerón (del Padre Abad, Ucayali) antes de llegar al Aguaytía. Esa zona era conocida como Puente Largo. Ahí las avionetas aterrizaban en la misma pista. (…) Nosotros cerrábamos la pista en ambos lados y los pajaritos (avionetas) aterrizaban. En esa época, la misma Policía nos daba armamentos para proteger el vuelo. Nosotros le pagábamos cupos a la Policía para que no nos molestara. (…) Cuando el tiempo estaba malo, nosotros bajábamos hacia Aucayacu, ya por la carretera Marginal.
Mori Sandoval asegura que la pista del kilómetro 19 era usada por la firma de ‘Peaje’ y por otras para “levantar” vuelos con pasta básica de cocaína hacia Colombia y que, incluso, su mantenimiento era realizado y pagado por estas organizaciones. En ese entonces, dicho tramo de la Marginal estaba sin asfaltar. Tan solo se hallaba afirmado.
Esta versión ha sido corroborada por varios soldados que sirvieron en la base de Madre Mía y cuyos testimonios hemos podido recoger. Además, los partes e informes policiales de la época a los que se ha tenido acceso confirman esta versión. En el Informe N° 16-JP-PNP-LP-DDA, firmado por el capitán PNP Marco Viñas Maro y fechado el 28 de octubre de 1994, se lee: “Entre los kms. 09, 16, 18 y 19 de la Carretera Marginal –Aucayacu-Tocache– y los kms. 07 al 15 aprox. (sic), entre las localidades de Río Frío y Anda, la vía presenta rellenado de huecos y baches, corte de vegetación y otros arreglos de la misma realizados por personas no identificadas, quienes de esta manera facilitan probables aterrizajes en forma clandestina de avionetas utilizadas para el tráfico ilícito de drogas”.
El informe citado cuenta con diversas fotografías en las que se puede ver el estado de las pistas.
La pista del kilómetro 19, la cual se halla a escasa distancia de la base de Madre Mía, también es mencionada en el informe de la Comisión de la Verdad y la Reconciliación (CVR). En el TOMO V, Capítulo 2: Historias representativas de la violencia, se señala: “En lo que muy pocos repararon entonces es que no era mera coincidencia que la mayoría de las bases contrasubversivas emplazadas en el Alto Huallaga, como Saposoa, Bellavista, Barranca, Punta Arenas, Sión, Pizana, Bambamarca, Uchiza, Nuevo Progreso, Aucayacu y Monzón, entre otras, se hallaban muy cerca de pistas clandestinas que recién comenzaron a ser dinamitadas desde fines de 1992 y durante 1993.
A inicios de 1993 existían 18 pistas clandestinas utilizadas por el narcotráfico que estaban emplazadas cerca de una base contrasubversiva en el Huallaga:
Pista Convento
(BCS 30 Tarapoto)
Pista Saposoa
(BCS Saposoa)
Pista Sacanche
(BCS Bellavista)
Pista Barranca
(BCS Barranca)
Pista Santa Bárbara
(BCS Huicungo)
Pista Campanilla
(BCS Punta Arenas)
Pista Sión
(BCS Sión)
Pistas Pólvora y Tanata
(BCS Pto Pizana)
Pista Cañuto
(BCS Bambamarca)
Pista Uchiza
(BCS Uchiza)
Pista Progreso
(BCS Nuevo Progreso)
Pistas km 19 y km 8
(BCS Aucayacu)
Pistas Cachicoto, Tantamayo
y Maravillas
(BCS Monzón)
Pista Agua blanca
(BCS 313 Tingo María)”
(CVR. Tomo V. p. 763)
NARCOTRÁFICO Y CORRUPCIÓN
Efectivamente, como indica el informe de la CVR, a comienzos de los 90, el Huallaga no solo se desangraba por el despiadado accionar de Sendero Luminoso y la descontrolada labor represiva de las fuerzas del orden. También sufría por el auge del narcotráfico y la proliferación de firmas dedicadas a la elaboración y comercialización de pasta básica de cocaína.
En medio de semejante escenario, Alberto Fujimori promulga el DS 137-91-PCM, el cual “dio ‘luz verde’ a la participación de las Fuerzas Armadas en la lucha antinarcóticos”. Para ese entonces, la presencia del Ejército en esta región era sumamente reciente. El Frente Huallaga se creó en 1989 bajo el férreo y polémico liderazgo del general EP Alberto Arciniega. La estrategia consistió en una mayor presencia militar en el área. Para ello se construyeron numerosas bases contrasubversivas, se potenció la labor de Inteligencia y se efectuaron operativos selectivos para identificar, detener o eliminar a mandos subversivos. Además, el Ejército buscó ganarse la aceptación de la población evitando señalar a los campesinos cocaleros como miembros de la cadena del tráfico de drogas. La idea era romper la alianza tácita que existía entre el narcotráfico y Sendero Luminoso.
En 1991, sin embargo, el Ejército –que ya era controlado por Vladimiro Montesinos y por Hermoza Ríos– entró en una profunda espiral de corrupción auspiciada por los altos mandos de este instituto armado y por los capos de las organizaciones dedicadas al TID. “Entre 1990 y 1992, la corrosión del narcotráfico alcanzó a numerosos miembros del Ejército. En Uchiza, lugar donde la Policía fue expulsada por la subversión en 1989, el Ejército había asumido el control total, al punto que, incluso, “arbitraba las actividades de narcotráfico y repartía los cupos” (CVR. Tomo V. p. 762).
Como indican los testimonios recogidos por la CVR y la relación de acusaciones por narcotráfico que se hiciera a miembros del Ejército entre 1992 y 1996, el cubro de cupos y la protección a los vuelos que transportaban droga a Colombia era más la regla que la excepción. Así se evidenció cuando “en 1994, el capitán de Caballería Gilmar Valdivieso Rejas, apodado ‘Cienfuegos’, hizo abandono de destino y se presentó ante la Subcomisión de Narcotráfico del Congreso Constituyente, que presidía Julio Castro Gómez, para denunciar la colusión de ciertos oficiales del Ejército con el narcotráfico. (…) Valdivieso Rejas fue el primero en denunciar cómo se hacían los famosos ‘arreglos’ en las bases militares (…). Por cada vuelo se pagaban 10 mil dólares y todos los arreglos eran directamente con el comandante (Nájar Acosta). Los narcos ingresaban a la base de Tocache como si fuera su casa. También denunció que, en Uchiza, el capitán Delgado, jefe de la base militar, alquilaba armamento a las ‘firmas’ para dar seguridad a sus vuelos. Todas estas bases contrasubversivas no recibían abastecimiento de víveres por parte del Ejército pues estos los pagaban las ‘firmas’ de narcotraficantes, como quedó en claro durante el juicio al general EP Jaime Ríos Araico, quien tuvo que aceptar que existió un pacto en este sentido, pero no directamente con el narcotráfico, sino a través de las autoridades locales, según afirmó durante ese proceso”. (CVR. Tomo V. p. 767).
EN MADRE MÍA SE RESGUARDABAN PISTAS
Estos hechos se confirman con los testimonios recogidos entre soldados que sirvieron en la base de Madre Mía, quienes aseguran categóricamente que el entonces capitán ‘Carlos’ cobraba cupos a cambio de mandarlos a resguardar vuelos al kilómetro 19 de la Marginal de la Selva.
Así lo sostiene el licenciado del EP Jack Marín Campos: “Nos llamaban 15, 20 personas. Muchachos, nos vamos a ganar una propina, nos decía un sargento, gente de confianza del capitán ‘Carlos’, pues. Salimos y llega una camioneta y nos meten por una trocha y nos vamos y nos pusimos a cargar unos sacos (…) Y, ahí, un compañero me dice que estábamos resguardando un vuelo. El capitán ‘Carlos’ mandaba la seguridad y nos hacían cerrar los pases para que no pasaran los autos y ahí entraba la avioneta. Así de noche entraba la avioneta (…). Ponían antorchas en tachos de pintura, le ponían trapos con aceite y gasolina en los costados y así entraba la avioneta. Eso era en el kilómetro 19 de la Marginal, una recta por Ramal. Yo, personalmente, he resguardado unos tres, cuatro vuelos. A veces nos daban propina de cincuenta dólares o a veces nos llevaban a comer al pueblo. Y ahí contentos íbamos, pues, porque nos daban a escoger. Pedíamos nuestro lomo saltado, lo que queríamos. Solo así probamos carne, porque puro atún nomás era. No sé cuánto le pagaban al capitán, pero el cobraba. Yo solo he visto sobre su mesa que eran unos fajos en dólares”.
Deyvik Fasanando Tenazoa asegura que solo resguardó un vuelo durante su estancia en la base, entre enero y febrero del 92. “Cuando nosotros llegamos como a las cinco y media de la tarde (a la base de Madre Mía), nos dicen al personal del teniente Bryan lo necesitábamos. Alistarse. Nosotros pensamos que iríamos a patrullar…. Pero nos hicieron subir a los carros del narcotráfico. (La orden la dio) el capitán ‘Carlos’. Nos dijeron subirse al carro. Nos decía el capitán: ‘Ustedes, muchachos, se van a hacer un trabajo. Ese trabajo tienen que cumplirme tal como yo quiero’. Entonces nosotros subíamos al carro. El carro con la merca, con carga (droga), y entonces salía un carro con soldados delante, otro carro atrás con (más) soldados. Y el carro con la carga se iba con los sicarios del narcotráfico. (Pero) en el momento de hacer el trabajo estábamos todos mezclados. Fuimos a la (pista) del 19. Y no solo esa había. Habían muchas: la de Auca, la de Tocache, más abajo, la Ganadería. Todas las pistas estaban sobre la marginal. (…) Me dieron 50 dólares de propina. El que pagó fue el teniente Bryan, quien recibió del capitán ‘Carlos’”.
George Sajami Chujutalli confirma que la propina que les daban era de 50 dólares. Jamás lo podrá olvidar pues esa lección la aprendió como otras tantas en el Ejército: con sangre. Sajami Chujutalli sostiene que, tras realizar uno de esos “resguardos”, sufrió las consecuencias por pedir una propina mayor a la acostumbrada. “Los narcotraficantes iban a solicitarle el apoyo y le soltaban el dinero. Y no sé cuánto le soltaban, pero era una buena cantidad. Ahí es donde yo me acerco a pedirle cien (100) dólares. Capitán, dame cien (100) dólares, le digo. ¿Cómo cien (100)?, me dice. Yo me emocioné mirando buena cantidad de dinero y (el capitán ‘Carlos’) nos da 50 dólares no más. (Así que) yo le pedí cien (100), pues. Y ahí es que me da con la cacha de la pistola acá (agacha la cabeza y señala una cicatriz en el cráneo). Con su cacha de la pistola me ha dado. Toda la cabeza, tengo la herida ahí (y se vuelve a tocar la cabeza). Esa herida es imborrable”, asegura.
Aparentemente, esa no es la única herida que no cierra del todo tras el paso de Ollanta Humala o del capitán ‘Carlos’ por la Base Contrasubversiva de Madre Mía.
¿LA FIRMA PARA LA QUE TRABAJABA SACABA VUELOS HACIA DÓNDE?
A Colombia.
QUÉ LLEVABAN EXACTAMENTE…
Droga. Vuelos de Perú a Colombia.
¿CÓMO ERA ESA ACTIVIDAD? ¿CÓMO ACTUABA LA FIRMA?
Nosotros no éramos la única firma, había un montón de firmas, pero nosotros… nuestra actividad era recolectar la mercancía acá, en Perú, y enviarla a Colombia, y lo hacíamos por intermedio aéreo (sic).
¿CÓMO CERRABAN LAS CARRETERAS?
En aquel entonces, la Policía, el Ejército, la Marina, todos eran negociables. Cuando iba a haber un vuelo, nosotros íbamos y pagábamos cupo. Tanto al Ejército, tanto a la Policía que estaba en el Aguaytía.
¿Y DE CUÁNTO ERA ESE CUPO?
De 10 mil dólares.
¿QUÉ LES DABAN A CAMBIO ESTAS INSTITUCIONES?
Ellos tenían que darnos la seguridad. Mientras la avioneta se mantuviera en tierra, debían darle seguridad o facilitarnos armamento.
¿PARA QUÉ NECESITABAN LA SEGURIDAD Y EL ARMAMENTO?
Para cerrar la pista y darnos seguridad.
¿SEGURIDAD PARA QUE NO LOS ATACARA?
Por ejemplo, la situación se comenzó a malear. A veces entre firmas… Se temía que otra firma mandara gente para apoderarse de la mercancía y del dinero.
¿USTED RECUERDA NOMBRES DE OFICIALES DE LA MARINA O DEL EJÉRCITO A LOS QUE USTED LES HAYA PAGADO CUPOS?
En Madre Mía, para que nos resguardaran a nosotros. Hemos realizado vuelos en aquel entonces en Madre Mía, hasta junio de 1992. Luego ya nos metimos a otro lado para evitar problemas. Pero, en ese tiempo, cuatro veces hice pagos en Madre Mía a un capitán que le decían el capitán ‘Carlos’.
¿ES EL CAPITÁN ‘CARLOS’ QUE HA SIDO MENCIONADO EN EL AÑO 2006 Y QUE HA SIDO IDENTIFICADO COMO EL COMANDANTE OLLANTA HUMALA TASSO? ¿USTED PODRÍA IDENTIFICARLO CON EL COMANDANTE HUMALA TASSO?
Definitivamente que sí. Solo que era más flaco y más orejoncito. Solo que ahora ha engordado.
¿USTED ESTÁ TOTALMENTE SEGURO?
Bien seguro…
Y USTED LE HA PAGADO CUPOS ENTONCES. ¿RECUERDA CUÁNTOS CUPOS?
Yo he tenido la oportunidad de ir y de pagarle a él los cupos para que nos resguardara en cuatro oportunidades.
¿CÓMO SE EFECTUABA LA OPERACIÓN? ¿DÓNDE SE HACÍA EL ARREGLO?
El arreglo se hacía en la misma base de Madre Mía. En el control en dos oportunidades y en la misma base en otras dos.
¿QUÉ CANTIDAD DE DINERO LE LLEGÓ A DAR?
Diez mil dólares por cada resguardo.
¿EN CUALQUIER LUGAR DEL HUALLAGA?
Sí, era como una tasa.
¿USTED LE HA PAGADO DIRECTAMENTE AL ENTONCES CAPITÁN ‘CARLOS’?
Sí, por dos oportunidades, y en otras dos solo he dejado ahí, en la base, el dinero. Pero el ‘transe’ era con él.
¿EL CAPITÁN ‘CARLOS’ ESTUVO PRESENTE DURANTE LA PROTECCIÓN DEL VUELO?
Por dos oportunidades.
¿ÉL MISMO ESTUVO PRESENTE VIENDO CÓMO ATERRIZABAN LAS AVIONETAS?
Claro. En ese tiempo, el kilómetro 19 era bien sonadito, todas las firmas levantaban vuelo ahí.
¿TODAS LAS FIRMAS LEVANTABAN VUELO?
Claro, y todas las firmas tenían que pagar su cupo.
¿SE REAFIRMA EN QUE USTED, PERSONALMENTE, LE HA PAGADO CUPO AL COMANDANTE HUMALA TASSO?
Yo personalmente he sido quien le he dado dinero a él, y en dos oportunidades lo he dejado en la base. Pero el ‘transe’ era con él. Yo le he entregado en dos oportunidades diez mil (10,000) dólares. O sea, serían 20 mil (20,000) dólares. Y por dos vuelos más, el ‘transe’ ya lo había hecho con él (diez mil dólares por cada oportunidad). Entonces dejé la plata ahí (en la base).
¿A QUÉ HORA FUERON ESOS VUELOS?
En dos oportunidades los he realizado en el día: Uno a las 6 de la mañana, el otro a las 5 de la tarde y los otros en la noche.
¿CÓMO ENTRABAN LOS VUELOS SI ESTABA OSCURO?
En la noche, para que la avioneta pudiera distinguir la pista, nosotros poníamos antorchas en ambos lados de la pista.
¿CÓMO ERAN LAS ANTORCHAS?
Tarros de atún, de leche, ahí, con trapo y petróleo.
¿DE CUÁNTAS TONELADAS ERAN LOS VUELOS?
Lo máximo que hemos mandado eran 1,300 kilos, una tonelada 300, y lo mínimo, 800 kilos.
Calín
Por Pablo O’brien
Carlos Ríos Orellana, más conocido como ‘Calín’ y quien también era miembro de una ‘firma’ en el Huallaga de los 90, confirma plenamente la versión de Antonio Mori Sandoval.
¿Conoce al señor Antonio Mori Sandoval, conocido como ‘Cazador’?
Claro, en aquel entonces (en los 90) nos conocíamos por apelativos. Claro que conozco al señor ‘Cazador’.
¿Cómo y dónde de lo conoció?
Mire, nosotros trabajábamos para una ‘firma’ allá en la selva. Una ‘firma’ del señor ‘Peaje’, más conocido como Julio Campos (López). Allá…en Huipoca (Ucayali). Yo era seguridad del señor Julio Campos, del señor “‘Peaje’. Me dijeron que había una firma que estaba reclutando personal, y yo, como chibolo, me fui para allá. Y ahí conocí al jefe de la ‘firma’, y él me tomó como su seguridad, como guardaespaldas (…). Nuestra base era Huipoca. Incluso nos prestaban seguridad los de Ejército.
¿Cómo así?
Lo que sucede es que para poder tomar la pista teníamos que pagar un cupo, tanto a la gente del Ejército como a la de policía, para que nos permitieran trabajar. Íbamos, le pagábamos su dinero, y ellos nos dejaban. O a veces nos prestaban personal para que nos apoyaran en la pista. Eran tres pistas en el Aguaytía: la de Pampa Yura, Boquerón, Mariela. Pero, cuando había a veces problemas con el tiempo o se saturaba (la pista) porque había muchos vuelos, nos íbamos al kilómetro 19 de la Marginal.
¿Cuál era la función de Cazador?
¿Cómo le digo? Él se encargaba de los pagos, él se dedicaba a todo lo que era finanzas, manejo de la plata, y yo, a todo lo que se trataba de seguridad. Brindar la seguridad en la pista, brindarle seguridad al patrón y, bueno, así es como lo llego a conocer al señor ‘Cazador’. Yo lo respaldaba cuando él iba a entregar los cupos. Por ejemplo, nosotros levantábamos vuelos en Huipoca y en el Aguaytía, y teníamos que colaborarles a los del Ejército y a los de la Policía. En esa oportunidad recuerdo que había un capitán al que se le conocía como ‘Veneno’ y un tal ‘Esparta’ o ‘Espartaco’. Ese era un maldito, a su… Bueno, esa es otra historia que mejor ni recordarla. Eran carniceros esos señores. Bueno, nosotros les pagábamos a esos señores en el Aguaytía.
¿Cuánto les pagaban?
Bueno, nosotros les pagábamos diez (10,000) mil dólares y las otras también, y había muchísimas ‘firmas’. Le cuento: (En Aguaytía) Mientras una avioneta estaba aterrizando, ya había dos avionetas dando vuelta esperando su turno para bajar (…). Cuando no podíamos levantar los vuelos allí, nos íbamos a Auca (Aucayacu).
¿Y también usaban la carretera?
Sí, el kilómetro 19 de la Marginal.
¿Y también pagaron cupos?
Sí, en todo sitio se tenía que pagar.
¿A quién le pagaban?
Al Ejército. Allí estaba el Ejército.
¿Recuerda a qué oficiales?
Sí lo recuerdo bastante, recuerdo a un tal capitán ‘Carlos’. Un flaquito orejón. Yo recuerdo que yo lo acompañaba al señor ‘Cazador’ porque íbamos con cierta cantidad de dinero. Nos íbamos en moto. Dejábamos la moto abajo, subíamos unas cuantas gradas, había una prevención. Ellos ya sabían cuando llegábamos, se alegraban. Allí bajaba el tío (capitán ‘Carlos’) y directamente se le entregaba el sobre. El señor ‘Cazador’ le hacía entrega del dinero al tal capitán ‘Carlos’.
¿Usted puede confirmar que el capitán ‘Carlos’, del que usted hace mención, es el hoy candidato a la presidencia Ollanta Humala ?
Cómo no me voy a acordar. Son años (los que han pasado), pero la cara así nomás no se olvida. Qué me voy a olvidar… Es nuestra época pasada. Nuestros años de chiquillos en que veíamos la plata fácil; entonces, pues, qué me voy a olvidar la cara de ese señor.
¿Qué tenía que hacer el Ejército por ese pago, por ese cupo?
Se dedicaba a prestarnos seguridad, seguridad para que no nos molestaran. Ojo, había ‘firmas’ que no arreglaban su situación y el Ejército los chapaba y les quitaban su mercadería. El Ejército te chapaba y te decía: ¿Qué ‘firma’ eres? Miraba en su lista. No pagó y te quitaban todititito. Te decomisaban. Uy, allí tenías que ir a la base, tenía que ir el ‘patrón’ (el capo de la banda). Con el ‘patrón’ tenías que ir para reclamar tus cosas previo pago, obviamente. Eso era una corrupción terrible la que había antes. Aparte de eso, el Ejército nos prestaba personal. Cómo te explico: esta es la pista y bajaba el pajarito (con las manos simula el aterrizaje de una avioneta); en ese entonces, así se llamaba a la aeronave. Entonces, esta bajaba y a los costados de la pista estaban los del Ejército. Obviamente que en las puntas también estaban los soldados cuidando que nadie pasara. ¡Uy!, pasaban tantas cosas, uno tenía que estar con el diablo y con Dios. Porque no solo molestaba el Ejército y tenías que arreglar; también molestaba Sendero y tenías que arreglar con ellos.
Entrevista al Comandante Ollanta Humala
En una entrevista publicada por EL MUNDO de España, consideró al Brasil como su aliado estratégico e insinuó un posible fraude contra su candidatura.
¿Cómo llevará a cabo su “Gran Transformación” a través de la concertación con un Congreso hostil y una prensa profundamente en contra sin hacer cambios en la constitución, como asegura?
Justamente gracias a la concertación. Le voy a dar un dato del que no se ha dado cuenta. Estamos trabajando con otras fuerzas políticas que tienen representación parlamentaria, como Perú Posible.
Pero Perú Posible ha dicho que su apoyo es en estas elecciones. Alejandro Toledo ha negado un cogobierno…
Nadie está hablando de cogobierno. Una cosa es trabajar una agenda positiva y otra ser cogobierno. No hemos planteado un cogobierno pero sí hemos planteado establecer una concertación de bancadas que permitan darle efectividad y eficiencia al Congreso de la República. Sólo entre las bancadas de Gana Perú y Perú Posible tenemos mayoría en el parlamento. De llegar a la presidencia Ollanta Humala está garantizada la estabilidad política porque tendremos mayoría en el Parlamento, cosa que no puede garantizar la congresista Fujimori.
Se percibe que de llegar al poder será un gobierno favorable a las empresas brasileras.
No, ¿por qué?
Con usted trabajan asesores brasileños, encargados de cambiar su imagen, y se afirma que son del Partido de los Trabajadores. También por su postura favorable a la interoceánica, donde intervienen constructoras brasileñas. Toledo en los informes presentados a las autoridades electorales señaló a constructoras brasileñas entre sus aportantes. ¿Le están financiando empresas brasileñas?
No, en todo caso la invito a revisar los informes financieros que presentamos a la ONPE (Oficina Nacional de Procesos Electorales). Un político debe hablar de hechos (…) Nosotros tenemos relaciones con partidos políticos de muchos países del mundo, incluyendo en España. Y tenemos una relación política con el Partido de los Trabajadores del Brasil pero no tenemos asesores del PT. Lo que nosotros tenemos es una compañía, que ni siquiera es muy grande, en la que hay asesores brasileños, argentinos también con la que estamos trabajando. Eso lo pagamos nosotros.
¿Cuál es entonces su relación con el Partido de los Trabajadores?
Lo que yo he señalado es que en Latinoamérica veo un proyecto exitoso, que ha sido el gobierno de Lula. Un gobierno que antes de iniciarse generaba muchas dudas porque Lula venía de la izquierda y tenía un discurso radical, más radical que el mío en 2005. Y sin embargo hemos visto como fue el artífice del crecimiento económico de Brasil con un manejo prudente de la economía y con un tema de inclusión social. Creo que hay una oportunidad del Perú en establecer una relación con el Brasil. Creemos que debe ser nuestro socio estratégico. El Perú, de las 5 fronteras que tiene, tiene una enorme frontera con la octava economía del mundo, una potencia mundial, el Brasil, que además tiene una proyección hacia el Pacífico y su salida natural es Perú. Nosotros tenemos que prepararnos para coger esa ola que se viene y que esa ola nos lleve a buen puerto.
Fuente: www.elmundo.es
El Comercio responde a Mario Vargas Llosa
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