Erasmo, crítico modernista

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Erasmo de Rotterdam, conocido como Desiderius Erasmus Rotterdamus, nacido Geert Geertsen, también llamado Gerrit Gerritszoon (Gerardo, hijo de Gerardo) (1466/69- 12 de julio de 1536). Humanista, filósofo, filólogo y teólogo holandés, autor de importantes obras en idioma latín.
Estudios superiores
Después de hacerse sacerdote (1490), Erasmo estudió en la Universidad de París, que se encontraba en ese momento viviendo con gran fuerza el Renacimiento de la cultura de Grecia y Roma. Posiblemente en esta etapa se encuentren los comienzos del pensamiento humanista de Erasmo, que convirtieron al joven en un pensador libre y profesor de ideas independientes, sin ataduras por culturas, nacionalidad, religión y sin ningún tipo de encasillamiento alguno.
Viaje a Inglaterra: docencia y los “Adagios”
Erasmo viajó a Londres entre 1499 y 1500. Lo más importante de este viaje fue la oportunidad que tuvo de escuchar a John Colet dando una gran exposición sobre la vida de San Pablo en la Universidad de Oxford. Una vez terminada, Erasmo se acercó a John Colet y mantuvo con él una larga conversación sobre el modo de efectuar una lectura verdaderamente humanista de la Biblia, la que marcaría profundamente su forma de pensar.
En ese mismo año de 1500, Erasmo escribió sus “Adagios” (fábulas), que son más de 800 refranes y moralejas de las tradiciones de las antiguas Grecia y Roma, junto con comentarios sobre su origen y su significado. Algunos de esos refranes se siguen utilizando el día de hoy. Erasmo trabajó en los “Adagios” durante el resto de su vida, a tal punto que la colección había crecido mucho en 1521 y ya contenía 3,400 de ellos, siendo 4,500 al momento de su muerte. El libro se vendió bastante, y mereció más de 60 ediciones, una cifra sin precedentes para el año 1500.
Erasmo empezó a dictar una cátedra como profesor titular de Teología en la Universidad de Cambridge en Inglaterra, durante el gobierno del Rey Enrique VIII, donde haría amistades que le durarían toda la vida: Santo Tomás More, John Colet, y Thomas Linacre. Se le ofreció un trabajo vitalicio en el Queen’s College de la Universidad de Cambridge y es posible que hubiese podido pasar el resto de su vida enseñando Ciencias Sagradas a lo mejor de la realeza y la nobleza inglesas. Sin embargo, su naturaleza inquieta y viajera y su espíritu curioso, junto a un incontrolable rechazo a todo lo que significara rutina, lo hicieron declinar ese cargo y todos los que se le ofrecerían en adelante.
Viaje a Italia
Entre 1506 y 1509 Erasmo vivió en Italia, la mayor parte del tiempo trabajando en una imprenta. Varias veces más se le ofrecieron trabajos serios y bien pagados, especialmente como profesor, a lo cual él respondía que prefería no aceptarlos, porque lo que ganaba en la imprenta, si bien no era mucho, le resultaba suficiente.
A partir de estas conexiones con universidades y con escritores que iban a la imprenta, Erasmo comenzó a rodearse de quienes pensaban igual que él. Erasmo comenzó a hacerse conocido en Italia, sus ideas sobre la elevación intelectual y religiosa comenzaron a conocerse y discutirse, sin embargo, no todos simpatizaban con Erasmo; había quienes rechazaban las ideas que tenía, y estos opositores comenzaron a criticarlo tanto en público como en privado, y puede que hayan sido la causa por la cual el estudioso abandonó Italia y se fue a Basilea, Suiza.
La lucha contra la disciplina y las instituciones
No sabemos cuál de las tres instituciones educativas en las que estuvo internado Erasmo fue la causante del profundo disgusto y rechazo que sintió toda su vida contra la autoridad. Pudo ser la escuela primaria (de los 8 a los 13 años), el convento agustino (de los 16 a los 22) o la Universidad de París (a mediados de la década de 1490), cuando tenía más de 24 años.
En la universidad se dio cuenta que, en vez de enseñarse allí las nuevas ideas, lo que se enseñaban eran cosas anticuadas, del siglo V, y que en vez de avanzar y estar más adelantada que el resto de la sociedad, andaba por detrás y se negaba a cambiar. Esta actitud mental también recibió siempre sus ataques.
Erasmo decidió pronto que podía hacer algo para revertir la situación: con las ideas de sus amigos de los monasterios agustinos y algunas otras ideas de John Colet, comenzó a analizar detenidamente los libros más importantes de las antiguas civilizaciones griega y romana, tratando de modernizar sus contenidos e intentando aplicarlos a la vida de la sociedad en la que él vivían, tratando de sacar esas ideas de esos libros antiguos y brillantes, para que cualquier persona pudiera entenderlas, penetrar su significado.
Nunca, hasta su muerte, dejó de luchar contra la cárcel espiritual que él observaba, en todas partes, en todas las instituciones educativas, intelectuales, políticas y sociales de su época. Esto le traería muchos problemas.
En la pacífica y bella ciudad de Basilea, donde se vio obligado a retirarse a causa de las “persecuciones” a que se lo había sometido, Erasmo sintió la calidez de ese país que lo recibió con hospitalidad y cordiales atenciones, y una vez más se rodeó de amigos y seguidores que habían comenzado a creer en él y en sus ideas.
Fue allí donde empezó a escribir. Lo hizo un poco tarde en su vida, porque consideraba que quien no sabe escribir bien, siempre se equivoca al expresarse o transmitir un mensaje. Por eso, se preocupó primero de convertirse en un verdadero maestro en el uso de la escritura en idioma latín, el idioma más claro que encontró, el más apropiado para transmitir ideas complejas, y sólo después se atrevió a poner por escrito sus creencias.
Las polémicas de Erasmo contra la Iglesia han sido malinterpretadas con frecuencia. Erasmo estaba de acuerdo con la doctrina católica y con la forma de organización de la Iglesia. Erasmo quería utilizar su formación universitaria y su capacidad para transmitir ideas, para aclarar las doctrinas católicas y hacer que la Iglesia permitiera más libertad de pensamiento. Estos dos objetivos no eran compartidos por los Obispos y Arzobispos de esos tiempos (Siglo XVI).
Desde su trabajo de académico versado tanto en la doctrina como en la vida monacal, Erasmo creyó su obligación liberar a la Iglesia de la parálisis a que la condenaban la rigidez del pensamiento y las instituciones de la Edad Media, ya que él creía que el Renacimiento era una manera de pensar fundamentalmente nueva. La tradición de la Edad Media no tenía ya lugar en el mundo, y el “cruzado de la rectitud“, debía ser el encargado de cambiar el estado de cosas.
Si se considera que la convicción de Erasmo era educar para que el estudiante pudiese dudar de la administración y los asuntos públicos de la Iglesia y del gobierno, sus aparentes contradicciones desaparecen, y comienza a visualizarse con claridad la enorme coherencia de su obra, mantenida con firmeza a través de los años y las décadas.
Obras centrales
En 1503 Erasmo publica el primero de sus libros más importantes: el Enchiridion Militiis Christiani (“Manual del Soldado Cristiano“, llamado a veces “La Daga de Cristo“). En este pequeño volumen Erasmo explica los principales aspectos de la vida cristiana, que luego pasaría el resto de su vida desarrollando y profundizando.
La clave de todo, dice en el libro, es la sinceridad. El Mal se oculta dentro del formalismo, dentro del respeto ciego por la tradición, dentro del consumo innecesario, dentro de las organizaciones que se niegan a cambiar, pero nunca en la enseñanza de Cristo.
Durante su estancia en Inglaterra comienza un estudio profundo de los libros del Nuevo Testamento, para preparar una nueva edición en traducción latina. Publicada por la Editorial Froben en Basilea en 1516, la versión erasmiana de esos libros hizo que se profundizaran los estudios bíblicos durante el proceso de la reforma protestante. De hecho, en esta nueva traducción se basó Martín Lutero para llevar a cabo su trascendental estudio científico de la Biblia, del que sacaría el fundamento para sus ideas posteriores. Por eso el trabajo de Erasmo tuvo consecuencias históricas que continúan hasta el día de hoy y se lo encuentra en la misma génesis del protestantismo.
La traducción que Erasmo hizo de la Biblia es la base de la versión inglesa, conocida como “Biblia King James” (“del Rey Santiago“, a veces llamada “del Rey Jaime“). Tiene la virtud de representar la primera aproximación de un sacerdote y académico de mente abierta (Erasmo) para comprender y traducir con certeza lo que los escritores que redactaron la Biblia habían intentado expresar. Esta tarea no se había emprendido nunca en el pasado.
En un gesto de profunda ironía, Erasmo dedicó su versión de la Biblia al Papa León X. Apenas publicado el texto, Erasmo acometió de inmediato la escritura de su sorprendente “Paráfrasis del Nuevo Testamento“, la que, en varios tomos y en un lenguaje sencillo y popular, pone al alcance de cualquiera que sepa leer los contenidos completos de los Evangelios, profundizando con precisión incluso en sus ideas más complejos. Como toda la obra de Erasmo, el original estaba escrito en latín, pero su impacto en la sociedad en la época del Renacimiento fue tan grande que de inmediato se lo tradujo a todas las lenguas comunes de los países europeos. A Erasmo le gustaron y agradeció estas traducciones, porque comprendía que pondrían su obra al alcance de muchísima gente, algo que nunca podría lograr el original en lengua latina.
Lutero gritó a los cuatro vientos que el trabajo de Erasmo le había ayudado a ver la verdad, por lo que la mirada de la Iglesia comenzó a caer sobre Erasmo, que supuestamente había dado el paso inicial de la Reforma que terminaría por dividir al cristianismo.
Esta situación no fue fácil para Erasmo, siendo como era su carácter y la poca simpatía que sentía por la Iglesia, y por el Papa. El conflicto entre la Iglesia y los luteranos se hizo evidente para todo el mundo, y ambos bandos exigieron de inmediato a quienes no habían tomado partido que eligiesen un lado de la polémica.
Lo que ni Lutero ni el Papa comprendían era que, en la mentalidad individualista del sabio, ponerse del lado de católicos o de protestantes le resultaba igualmente repugnante. No estaba dispuesto a colaborar con ninguno de los dos bandos, porque le importaba más su libertad de pensamiento y su independencia individual e intelectual. Sabía, por supuesto, que esa libertad se perdería si se unía a cualquiera de los bandos. Se negó a tomar partido y eso fue una jugada peligrosa.
El conflicto religioso
A través de toda su vida, Erasmo había sido consecuente en sus críticas a los poderes establecidos y a los abusos que los malos religiosos hacían de ellos. Al verse involucrado en la trampa de tomar partido, tuvo que dar explicaciones y decir públicamente que sus ataques jamás se habían dirigido contra la Iglesia como institución ni menos contra Dios como fuente de inteligencia y justicia, sino sólo a los malos obispos y frailes que ganaban dinero vendiendo el paraíso y cometían otros delitos religiosos como la simonía.
A Erasmo le creyeron, principalmente porque su brillante trabajo con la Biblia confirmaba su fe y su enorme difusión pública lo había convertido en un personaje querido y admirado por católicos y protestantes por igual.
Lutero empezó pronto a presionar a Erasmo para que éste se presentara como la cara visible de los reformistas, a lo que por supuesto el holandés se negó completamente. Por su parte, el Papa también presionaba a Erasmo para que éste atacara a los protestantes. La negativa de trabajar para uno u otro bando fue interpretada por ambos como cobardía y deslealtad.
Las cartas con Lutero y otros
Las cartas de Erasmo son interesantes: hay en ella 500 hombres de los más destacados del mundo de la política y el pensamiento que le escribían para pedir su ayuda, su apoyo o su consejo. Muchos de ellos respetaron la palabra de Erasmo, pero no todos.
A pesar de su magnífica variedad, cantidad y calidad, lo más interesante de la correspondencia de Erasmo es su interminable intercambio con el líder protestante Martín Lutero.
Desde el mismo inicio de su relación, Erasmo y Lutero intercambiaron multitud de cartas, que se conservan y arrojan una importante luz sobre sus caracteres y el tipo de relación que los unió.
En los primeros mensajes, el reformador no se cansa de alabar exageradamente el trabajo realizado por Erasmo a favor de una mayor y mejor Cristiandad, pero sin hacer mención a la Reforma que él mismo pensaba emprender. Más adelante, comienza a rogar y luego a exigir a Erasmo que abandone el catolicismo y que se una al recién formado bando protestante.
Erasmo responde con palabras de comprensión, respeto y simpatía hacia la causa reformista, pero -como era habitual en él- se negaba amablemente a comprometerse con ningún tipo de actitud partidista. Explica a Lutero que el hecho de convertirse en un líder religioso a su lado, destruiría su reputación como intelectual y pondría en peligro sus obras de pensamiento puro, un trabajo que le había llevado décadas y que era su único interés y el objetivo de su existencia.
Lutero le responde que, al revés de lo que opina Erasmo, la única manera de poder efectuar una reforma real y completa de la Iglesia es abandonando los libros y convirtiéndose de hecho en un líder espiritual del pueblo. Erasmo se niega definitivamente a unirse a él en su tarea.
La discusión doctrinal
Erasmo siempre había luchado por cambiar los abusos que los católicos hacían de las ideas cristianas, pero no las ideas mismas. Él afirmaba que la reforma podía hacerse perfectamente sin recurrir a cambios doctrinales.
Sólo dos veces en su vida permitió que se lo involucrara en polémicas sobre asuntos de doctrina, ya que las consideraba ajenas a la verdadera tarea de su vida. Uno de los temas que trató en profundidad fue el de la libertad. Los protestantes creían en la libertad, y decían que no hacía falta un Iglesia para alcanzar la salvación. Por su parte, los católicos, prácticamente negaban la capacidad humana de ser libres.
En uno de sus libros publicado en 1524, Erasmo reconoce y ataca las exageraciones de Lutero acerca de la libertad humana. Pero, con el ansia de verdad científica que guiaba su obra, poco después analiza los argumentos contrarios de los católicos y termina concluyendo que ambas posturas contienen partes de verdad.
Erasmo afirma que, en verdad, el hombre nace atado al pecado, pero que también dispone de las formas adecuadas para solicitar a Dios que le permita desatarse. La forma adecuada de pedírselo la ofrece solamente la Iglesia Católica, y depende del pecador saberlos aprovechar. Esta fue su gran aportación acerca del gran problema de su época, que enfrentaba a protestantes y católicos.
Los últimos años
Erasmo pasó los últimos años de su vida acosado tanto por católicos como por reformadores. Esos tiempos fueron amargados por duras disputas con hombres a los que Erasmo había querido y respetado en el pasado pero que no le perdonaron el hecho de no haber querido tomar partido e intentaban desprestigiarlo en su ancianidad.
La más notable disputa de palabras fue la que sostuvo con Ulrich von Hutten, un estudioso brillante pero de carácter inestable, que se había volcado al luteranismo con toda la fuerza de su corazón. Hutten dijo que “Erasmo, si le queda algo de decencia, tiene que hacer lo mismo“. En 1523, Erasmo acusa a Hutten de haberlo malinterpretado acerca de su apoyo a la Reforma y reafirma su férrea determinación de no tomar partido en la disputa, cualesquiera que fuesen los argumentos que las partes en pugna intentaran utilizar para convencerlo.
La ciudad suiza de Basilea, donde residía Erasmo, se adhirió oficialmente en 1529 a la Reforma, por lo que el sabio se alejó de allí y estableció su residencia en la ciudad imperial de Friburgo. La poblaban muchos católicos, y parece ser que resultó más fácil para Erasmo mantener su independencia intelectual allí que en la fanáticamente protestante Basilea.
Erasmo continuó en Friburgo con su incansable actividad literaria, llegando a concluir su obra más importante de este período: el “Eclesiastés” paráfrasis del libro bíblico del mismo nombre, en la cual el autor afirma que la labor de predicar es el único oficio verdaderamente importante de la fe católica.
La última obra del pensador, titulada “Preparación para la muerte“, asegura que haber llevado una vida proba es la única condición para alcanzar una “muerte feliz“.
Por motivos que los historiadores no han logrado descifrar, Erasmo se desplazó poco después de la publicación de este libro a la ciudad de Basilea una vez más. Hacía seis años que había partido, y de inmediato se unió a la perfección con un grupo de estudiosos, anteriormente católicos, que ahora analizaban detalladamente la doctrina luterana.
Fue esta la última ruptura con el catolicismo, que Erasmo mantendría hasta su muerte.
El notable Erasmo murió en Basilea en 1536. El lema de toda su vida fue: “Cuando tengo un poco de dinero, me compro libros. Si sobra algo, me compro ropa y comida“.
En los últimos años de su vida, el mundo se había vuelto muy ingrato. Católicos y protestantes se enfrentaban unos contra otros, se mataban, torturaban, quemaban, y además, a veces se peleaban entre sí con tanto odio como si se tratara de los peores enemigos y no de compañeros de religión. Erasmo dijo hacia el final de sus días: “Todos tienen estas palabras en la boca: Evangelio- Palabra Divina- Fe- Cristo- Espíritu, pero veo a muchos de ellos comportarse como si estuvieran poseídos por el demonio“. En ese momento de locura universal, donde la razón era asesinada por la pasión y la justicia por la violencia, unos y otros cometían las peores atrocidades en nombre del Dios del Amor. Los soldados y cañones reemplazaron a los argumentos. Erasmo pudo saber que en París, habían quemado a fuego lento a quien le traducía sus libros. En Inglaterra, sus dos amigos, John Fischer y Tomas More, habían caído bajo el hacha del verdugo, y su amigo suizo Zwinglio, ha sido muerto a mazazos en el campo de batalla. Ya no hay espacio para la libertad de pensamiento, para la comprensión y la tolerancia, es decir, ya no hay espacio para Erasmo. En sus últimos días sabe que el amor a la humanidad que había llenado su corazón y su palabra, que los ideales humanistas, estaban completamente derrotados.
Algunos “adagios” que debemos a Erasmo
A título de ejemplo, recogemos aquí algunos proverbios que se siguen utilizando hoy en día. Erasmo contribuyó a su conservación, comprensión y difusión al rescatarlos de la tradición griega y romana y juntarlos y comentarlos en su obra “Millares de adagios” (“Adagiorum Chiliades“) que comenzó con 838 en la edición del año 1500 (titulada “Adagiorum Collectanea“) y acabó incluyendo 4151 adagios en su edición de 1536, la última en vida de Erasmo.
•”En el país de los ciegos el tuerto es rey“.
•”Está luchando con su sombra“.
•”Tiene un pie en la tumba“.
•”No dejó piedra sin mover“.
•”Empezar de cero“.
•”Una tos para tapar un pedo“.
•”Más fácil decirlo que hacerlo“.
•”Más vale prevenir que curar”.
•”Tener ojos en la nuca“.
•”No podemos vivir con ellas, pero tampoco podemos vivir sin ellas
•”Lágrimas de cocodrilo“.
•”Es un mal necesario“.
•”Una golondrina no hace verano“.
•”Caérsele el corazón a los pies
•”Un pájaro raro” (una rara avis, parafraseando la relación protestantismo- Lutero).
•”El pasto siempre es más verde en el campo ajeno“.
•”Poner el carro delante del caballo“.
•”Dios ayuda al que se ayuda a sí mismo“.
Principales libros de Erasmo
•Adagios (primera edición en 1500; edición corregida y aumentada por el autor en 1508, 1518, 1520, 1523, 1526, 1528, 1533 y 1536).
•Enchiridion Militiis Christiani (Manual del caballero cristiano) (1503).
•De ratione studii (Sobre el método de estudio) (1511).
Encomion moriae seu laus stultitiae (Elogio de la locura) (1511).
•Institutio Principis Christiani (Educación del príncipe cristiano) (1516) dedicada a Carlos V.
•Traducción del Nuevo Testamento al latín (1516).
•Paráfrasis del Nuevo Testamento (1516).
•Coloquios (1517), edición no autorizada. Sucesivas ediciones corregidas y aumentadas por el autor en 1519, 1522, 1526, 1530.
•Spongia adversus aspergines Hutteni (1523).
•De libero arbitrio diatribe (“Sobre la diatriba del libre albedrío“) (1524) que desencadenó la contestación de Lutero con su “De servo arbitrio”.
•Primer tomo de Hyperaspistes (Superescudo) (1526), réplica al De servo arbitrio de Lutero.
•Segundo tomo de Hyperaspistes (1527).
•De pueris statim ac liberaliter instituendis (Sobre la enseñanza firme pero amable de los niños) (1528).
•Utilissima consultatio de bello turcis inferendo (Utilísima consulta sobre si se ha de hacer la guerra a los turcos) (1530).
•Ecclesiastes (tratado de predicación) y Preparatio ad mortem (Preparación para la muerte) (1534).

Fuente: Wikipedia.

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