ES HORA DE ARREGLAR LAS COSAS
Perú-Chile: Domingo de reconciliación
Sin embargo, mi experiencia y conocimientos en estos temas me indican que una relación internacional puede convertirse en otra. Dos países que tienen vínculos diplomáticos pueden eventualmente romperlos, dos países en paz pueden irse a la guerra; pero también dos países conflictuados pueden solucionar pacíficamente sus problemas y dos países que desconfían el uno del otro pueden llegar a confiar el uno en el otro, como es el caso de Francia y Alemania.
Por eso, lo que puedo decirle al nuevo gabinete es que los pueblos peruano y chileno se merecen una relación que deje de basarse en la desconfianza mutua y que para construirla debemos potenciar la integración en la que tanto hemos avanzado, incluso en tiempos del litigio de La Haya.
Ya sé que Chile es quien está en falta por habernos espiado; en dos artículos consecutivos he señalado que tiene que hacerse cargo por sus malos actos. Pero también intuyo que la segunda nota de respuesta chilena debe ser más concesiva que la primera (ojalá no me equivoque) y pienso que hay que trabajar en base a ella.
La meta no es el rompimiento, sino, con las buenas formas diplomáticas, llevar la cuestión del espionaje a los mecanismos bilaterales, ventilarla allí y allí mismo acordar y reglamentar su erradicación. Esta salida será constructiva para ambas partes y, de aplicarse, habremos logrado convertir una mala acción chilena en la oportunidad de avanzar un paso más en el camino de la integración.
Este enojoso asunto tiene un responsable, qué duda cabe, pero se resolverá también con una buena estrategia peruana y no pateando el tablero. El tema no trata solo sobre quién tiene la culpa, sino sobre la posibilidad de resolverlo exitosamente o fracasar en el intento. Pensemos en el futuro.
Publicado el domingo en Exitosa Diario
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