Archivo por meses: julio 2012

¿Es posible construir confianza entre Perú y Chile?

Estimados amigos:

Comparto reportaje en LA MULA sobre la cuestión peruana-chilena con la participación de especialistas que forman parte del proyecto GENERACIÓN DE DIÁLOGO PERÚ-CHILE, auspiciado por la Cooperación Alemana en el Perú.

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Michael Lingenthal, Jaime García y Daniel Parodi entrevistados por Jorge Bossio de LA MULA

“¿Es acaso eterna la disputa entre Perú y Chile? ¿Cuáles son las razones históricas detrás de la tensa relación entre ambos países y qué debemos hacer para superarla? Para discutir estos temas, La Mula conversó con tres especialistas -Daniel parodi, historiador de la PUCP, Michael Lingenthal, representante de Konrad Adenauer Stiftung y Jaime García, director de Consult Andes -, quienes exploraron las razones e implicancias de la complicada relación existente entre Perú y Chile, países que alguna vez compartieron la hegemonía del pacífico sur”.

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http://lamula.pe/2012/07/22/es-posible-construir-confianza-entre-peru-y-chile/leolamas

Saludos cordiales

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ALEMANIA Y LA RECONCILIACIÓN PERÚ-CHILE

Alemania y la reconciliación Perú-Chile

El pasado viernes 20 se presentó en Lima y Santiago el proyecto Generación de Diálogo Perú-Chile, auspiciado por la Fundación Konrad Adenauer (cooperación alemana) con el respaldo del Instituto de Estudios Internacionales de la PUCP y su homólogo de la Universidad de Chile. Del proyecto participan connotadas personalidades de ambos países, diplomáticos, militares y profesionales de diferentes áreas. El acto sirvió también para presentar las tres primeras publicaciones que surgen de este importante trabajo, las que abordan las experiencias de paz con países vecinos (Perú-Ecuador; Chile-Argentina), así como los aspectos históricos y económicos de la relación binacional.

El auspicio alemán a esta iniciativa es gravitante por sus experiencias previas en procesos de paz entre países distanciados por eventos traumáticos del pasado. Y es que Alemania tuvo que reconstruir los vínculos con sus vecinos que agredió militarmente durante la Segunda Guerra Mundial. Para lograrlo emprendió diversos procesos del perdón y de la reconciliación, entre los que destacan los llevados a cabo con Francia, Polonia e Israel.

http://lamula.pe/2012/07/20/publican-documentos-que-promueven-el-dialogo-peru-chile/danilanzara
Portal LA MULA cubrió el evento, véase link

Para el caso que nos ocupa, el grupo peruano-chileno lo conforman doce personalidades de cada país y ha venido reuniéndose desde hace tres años. Los anfitriones alemanes propiciaron que los equipos participantes definan libremente la agenda de trabajo. El éxito del proyecto responde a la periodicidad de los encuentros, la que ha permitido que los partícipes alternen y se conozcan superando así la desconfianza inicial. Luego de las primeras reuniones, un tanto tensas, en las siguientes el intercambio de ideas se realizó en una atmosfera de respeto y confianza, claves para el arribo a consensos que pronto serán planteados, propositivamente, a los respectivos gobiernos.

En 1945 concluyó la guerra más sangrienta de la historia, en la cual Alemania invadió Francia por más de cuatro años. Hoy ambos países están plenamente reconciliados y lideran el Viejo Continente porque entendieron que debían fundar su relación sobre bases distintas y que poseían masa crítica para emprender el megaproyecto de la Unión Europea. Hoy el Perú y Chile comparten el mismo modelo económico y han logrado interconectar sus economías al grado de que ya comienzan a concurrir juntas a los mercados globales, área cuya potenciación debe promoverse en las décadas siguientes.

Es por eso que sus gobiernos no sólo deben alentar estas iniciativas de la sociedad civil, sino adoptarlas e impulsarlas para convertirlas en políticas internacionales y así potenciar su impacto en el corto, mediano y largo plazo. Lejos de la ingenuidad, me queda claro que en Perú y Chile existen halcones que viven alentando hipótesis de guerra, tanto como considero que, en las actuales circunstancias, el plan de defensa chileno, presentado por La Moneda a su Congreso, va de inoportuno a peor.

Pero mi apuesta por proyectos de acercamiento binacional como éste expresa mi convencimiento de que los nacionalistas radicales de cada lado no representan a sus países por entero y de que es responsabilidad de quienes trabajamos esta temática lograr que las hipótesis de guerra sean reemplazadas por hipótesis de paz. Creo que hoy el verdadero enfrentamiento peruano-chileno es el que opone a los que quieren mantenernos con una lógica de conflicto propia del siglo XIX contra los que pensamos que el pasado debe madurarse –que no es lo mismo que olvidar- y que las generaciones venideras no se merecen heredar nuestro odio y desconfianza.

Ejemplos como el de la Konrad Adenauer me hacen pensar que lo último es posible, ojala que los gobiernos presten oídos a estas iniciativas y demuestren la madurez suficiente como para ofrecer a sus pueblos una atmósfera distendida alrededor del fallo de La Haya y un futuro binacional basado en la confianza y el desarrollo socio-económico conjunto.

Daniel Parodi Revoredo
Publicado en diario16 y LA MULA
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LO QUE DEFIENDO DE LA PUCP

LO QUE DEFIENDO DE LA PUCP
Daniel Parodi Revoredo

Cuando ingresé a la PUCP en 1986, las autoridades de la Universidad eran de tendencia conservadora y lo digo con el mayor de los respetos. Entonces el ingeniero Tola Pasquel era rector y Pedro Rodríguez –entrañable maestro- decano de Estudios Generales Letras. En la década de 1990, la PUCP alcanzó un alto consenso versus el golpe del 5 de abril de 1992 y lideró una importante campaña moral a favor de la reinstauración de la democracia y de denuncia de las violaciones de derechos individuales y humanos.

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Con Cipriani peligra el pensamiento crítico en la PUCP

Una consecuencia política de esos tiempos fue que la correlación de fuerzas al interior del claustro se invirtió y ganaron posiciones sectores políticamente liberales, provenientes de las letras y las ciencias sociales. El cambio comenzó desde la destacada gestión rectoral del filósofo Salomón Lerner, cuyas calidades profesionales y humanas lo llevaron luego a presidir la Comisión de la Verdad y la Reconciliación, esfuerzo de paz que no encuentra aún un país con la madurez suficiente para comprenderlo.

El denominador común de ambos escenarios, el conservador y el liberal, es que la vida universitaria se desarrollaba en una atmósfera de respeto a las diferentes posiciones políticas y científicas, siempre bajo una orientación católica general. Las reglas de juego que permitían la alternancia entre ideas y personas se ceñían a las formas democráticas pues las altas autoridades universitarias se elegían, y se siguen eligiendo, vía la votación universal o de la Asamblea.

No quiero caer en estas líneas, en la ingenuidad de presentar la PUCP como una institución perfecta en la que no se cuecen habas. Claro que se cuecen, tanto como existen grupos rivales que pugnan entre sí por aumentar su influencia en el gobierno universitario. Pero el diálogo entre escuelas, cosmovisiones y áreas de conocimiento fecunda en la PUCP gracias a sus claras reglas de juego democráticas y es ese el principio que está en riesgo ante la agresión del arzobispo y, lastimosamente, también del Vaticano.

Ciertamente, los tribunales tendrán mucho que deliberar en los próximos años en torno al nombre y posesión de los bienes de la Universidad. Sin embargo, en estas líneas quiero dirigirme a quienes no pertenecen o no han pertenecido a la comunidad PUCP y creen que respaldar al arzobispado es una buena manera de oponerse ideológicamente a la izquierda en el Perú.

No es así. La PUCP es un escenario en donde las ideas y el conocimiento están en permanente cambio y trasformación por lo que no podemos predecir las coyunturas futuras, ni saber quien la conducirá de aquí a algunos años. Más bien, el actual desafío consiste en preservar una universidad que provee al país de profesionales de alta calidad, sin importar su línea política.

Nos guste o no su actual gobierno, la libre circulación de ideas está hoy segura en la PUCP, lo que no ocurrirá si pasa a manos de sectores ultramontanos, amigos del pensamiento único y vertical. No perderá la izquierda si gana Monseñor Cipriani este largo y penoso conflicto, será el país el que pierda la “gallina” de los profesionales críticos, capaces de reflexionar el entorno para transformarlo.

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Nelson Manrique y Daniel Parodi sobre la revolución de Trujillo

Estimados amigos:

Tengo el agrado de compartir con ustedes el video que contiene las entrevistas de La Mula a Nelson Manrique y el suscrito sobre la Revolución de Trujillo.

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trinchera revolucionaria en Trujillo

http://lamula.pe/2012/07/17/se-conmemoran-los-80-anos-de-la-revolucion-de-trujillo/rosarosa

Cordialmente

Daniel Parodi Revoredo
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LA REVOLUCIÓN DE TRUJILLO Y EL ANTIAPRISMO

La Revolución de Trujillo y el antiaprismo
En publicaciones anteriores he sostenido que la historia del APRA merece un análisis distinto de aquel que se caracteriza por el enfrentamiento entre apristas y antiapristas. Sin embargo, ni siquiera la revolución de Trujillo, que acaba de conmemorar sus 80 años, escapa al referido debate.

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Haya en homenaje a caídos de Trujillo (1933)

De esta manera, a la tradicional acusación que responsabiliza al partido aprista de la matanza de 17 oficiales del ejército durante la insurrección, se suman otras más novedosas que sostienen que la revolución no fue aprista sino trujillana y que, desde 1940, Haya de la Torre promovió el olvido de la gesta y su reemplazo por el Día de la Fraternidad, que conmemora su propio onomástico. Se señala que la revolución de Trujillo se convirtió en un acontecimiento incómodo para Haya, quien entonces ya realizaba su viraje a la derecha y negociaba con los partidos oligárquicos. Es así como la revolución de Trujillo abona la tesis de la traición del APRA a su ideología primigenia.

Crítico de la postura anterior es el destacado historiador Carlos Aguirre, quien en su reseña a USTED FUE APRISTA, libro de Nelson Manrique, sostiene que “Todo movimiento político tiene sus luces y sus sombras, pero en la visión de Manrique pocas luces asoman en el horizonte del aprismo. Análisis históricos del PRI o del peronismo (…) que solo se detuvieran en las traiciones, los virajes, la corrupción y el autoritarismo de sus dirigentes harían ciertamente muy difícil la comprensión de sus trayectorias y sus contribuciones a la vida política —y, por qué no, a la democratización— de sus respectivos países”

Pasando a los hechos, la revolución de Trujillo se ubica en el contexto de la Crisis Mundial de 1929. En dicha coyuntura, las haciendas aledañas a la capital norteña fueron muy afectadas por la baja en la demanda del azúcar, la que generó drásticas reducciones de salarios, altos índices de desempleo y una cargada atmósfera de malestar social. A nivel interno, la insurrección remite a la irrupción de las masas en la política, la que fue impulsada por el APRA. Ciertamente, la causa inmediata del levantamiento fue la implacable represión del gobierno de Sánchez Cerro, responsable de una serie de violentos ataques contra locales del PAP, de la deportación del pleno de la CPA y de la prisión de Haya de la Torre, quien fue arrestado el 6 de mayo de 1932. Estos acontecimientos fueron el detonante de la revolución aprista-popular del 7 de julio del mismo año, y la llamo así porque la cúpula del PAP se encontraba presa, incomunicada o exiliada, por lo que no participó directamente en la organización del levantamiento.

Por otro lado, el Día de la Fraternidad dista de ser una tradición inventada que se instaurase para promover el olvido de la revolución de Trujillo. Aquella conmemoración la instituyó el APRA para rendir homenaje a Haya por la persecución que sufrió casi ininterrumpidamente desde 1923 hasta 1945 y también como expresión del culto a la personalidad del líder-fundador, característico de la identidad aprista. Ciertamente, en el discurso de instauración del Día de la Fraternidad, en 1946, Manuel Seoane dedicó varios pasajes de su alocución a los mártires de Trujillo por lo que ambas efemérides – la revolución del 32 y la Fraternidad- no parecen oponerse y más bien enriquecen el repertorio simbólico del partido de la estrella.

Para estudiar la historia del APRA desde nuevos enfoques es necesario superar el antiaprismo historiográfico cuyos discursos, aunque revestidos de academicismo, parten todos de la trillada premisa de la claudicación ideológica. Si a pesar de todo el APRA permanece es porque existe mucho más que eso en su trayectoria, como lo demuestran sus mártires de Trujillo, quienes hace 80 años fueron ejecutados por millares, mientras oponían el ideal democrático al autoritarismo dictatorial de

Sánchez Cerro.

Daniel Parodi Revoredo
Publicado hoy en Diario16
@daupare
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La ilusión de la paz

La ilusión de la paz

Daniel Parodi Revoredo
Nos encontramos a meses de iniciar la fase oral del contencioso marítimo que ventilan el Perú y Chile en la Haya y a un año de conocer el fallo que los fijará definitivamente. En el actual escenario, la tendencia sigue siendo aceitar la discusión del diferendo con hipótesis de conflicto como que Chile no acatará la sentencia y defenderá el mar que cree suyo por la fuerza militar; o que el Perú emprenderá su propia carrera armamentística en previsión de dantescos escenarios futuros.

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La demarcación de la frontera marítima debe verse como una opción de paz

No pretendo en estas líneas negar que la visión geopolítica de las relaciones internacionales se condice con una dimensión de la realidad y es por tanto necesaria. Pero sí la denuncio cuando contamina todo el debate hasta confundirse con él. La denuncio cuando monopoliza la defensa del interés nacional para propiciar el aborto de cualquier iniciativa de acercamiento entre las partes.

Frente a posturas como la anterior, tan arraigadas en los imaginarios nacionales, las iniciativas basadas en hipótesis de paz no ofrecen la mano izquierda que este debate requiere. Y no la ofrecen porque hasta hoy no se promociona “La paz de La Haya” como una ventana de oportunidad para la obtención de beneficios mutuos, similares a los que han logrado Perú y Ecuador tras la paz de Itamaraty. Por eso digo que nos hace falta la ilusión de la paz, tanto como una política para hacerla realidad.

Para ello contamos con harta materia prima. Así por ejemplo, las inversiones bilaterales y la interdependencia económica entre nuestros dos países son una realidad que se potencia cada día. En el nivel de la concurrencia a los mercados mundiales, los recientes acuerdos adoptados por el Consejo Empresarial Perú-Chile le permitirán al Perú exportar sus productos a los mercados a los que ya se dirigen las exportaciones chilenas. Además, la Alianza del Pacífico, impulsada por el ex presidente Alan García Pérez y de la que también forman parte Colombia y México, ha configurado un eje comercial de países del Pacífico sudamericano, con gran proyección hacia los mercados del Pacífico asiático.

Sin embargo, la ilusión y la esperanza –en suma la subjetividad- deben adoptar una fisonomía propia a través de políticas integracionistas que puedan motivar y acercar a los ciudadanos de a pie. Ahora mismo estoy pensando en un instituto de estudios peruano-chileno en la zona de frontera, cofinanciado por lo sectores público y privado de ambos países, en el que se investigue y estudie la realidad binacional en distintas áreas y se debata las mejores estrategias para el desarrollo y beneficio mutuos. Estoy pensando en multitudinarios programas de intercambio juvenil y en becas de estudios para universitarios chilenos en universidades peruanas y viceversa.

Pero siempre queda el pasado y yo sé que al sur de La Concordia se interpreta mi insistencia en reconciliarnos como una cancera peruana en exigir perdones a Chile por la Guerra del Pacífico. En realidad, mi propuesta siempre ha sido mucho más ambiciosa: impulsa la conversación madura sobre el pasado doloroso y la posibilidad de que cada país, de motu propio, le dirija un mensaje al otro, para hacer catarsis conjunta y cerrar las viejas heridas. Y luego vendrán los gestos de las altas autoridades para mostrarle a las colectividades que ese pasado no se olvidó, pero que ya se terminó. A todo ello le sumo la puesta en valor de los capítulos positivos de la historia común, como el apoyo chileno a la Independencia peruana, la guerra conjunta contra España entre 1864 y 1866, la bibliografía de grandes hombres vinculados a ambos países como Bernardo O´Higgins o Guillermo Billinghurst, así como el vínculo colonial, tan manoseado por los nacionalismos de ambos lados, como si Pizarro y Almagro hubiesen estado en posición de separar para siempre a peruanos y chilenos.

La agenda post Haya es tan o más importante que la agenda de la Haya y las autoridades binacionales deben, además de promoverla, impulsarla con el concurso de los diferentes actores de la sociedad civil para así conquistar la ilusión de un futuro armónico e integracionista. Las próximas generaciones lo agradecerán.

Nota: esta reflexión surgió tras una conversación con mi colega y amigo Antonio Zapata, con quien me une la inquietud de construir una mejor relación peruano-chilena para el futuro.

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