Sólo en visiones utópicas como la de Tomás Moro (Utopía) o Miguel Gutiérrez (Babel, el paraíso) existe la sociedad perfecta. En la realidad no es posible, lo que no quita su búsqueda constante. Si esta búsqueda nos ha colocado en la senda del progreso (como dirían los filósofos ilustrados) es materia de otra discusión, pero el Perú, con todas sus dificultades, hoy es un país más institucional que aquel que entró convulsionado al siglo XXI, echando a las patadas a la dictadura fujimontesinista.
PPK será el 4to presidente consecutivo en recibir la banda presidencial de otro presidente democrático, hoy somos más república que hace 16 años. Nos faltan los partidos (o más partidos si consideramos como uno a Fuerza Popular) pero no debemos perder de vista que la ex-pareja presidencial quiso implementar un proyecto reeleccionista-autoritario y no pudo: las instituciones y un partido político en particular –el APRA con su no a la reelección conyugal– se lo impidieron. Al mismo tiempo, Martín Belaúnde fue extraditado a pesar de la primera dama quien tuvo que contener la rabieta y comparecer ante los poderes legislativo y judicial. ¿No es esto un síntoma de que el republicanismo comienza a andar?
La democracia es el sistema político vigente en la gran mayoría de países del planeta; unas son sólidas y otras cosméticas. Comprendámoslo, la dictadura es más fácil que la democracia porque implica imposición, mientras que la segunda consenso; en la primera, las instituciones son copadas desde un centro, en la segunda cada una delimita su espacio de actuación y fricciona con las otras, por eso hay que defenderla y apuntalarla constantemente.
Está claro que nuestra democracia no es sólida, pero tampoco cosmética. Se encuentra en un nivel intermedio pero la vamos construyendo y sus metas inmediatas son el retroceso de la delincuencia y de los conflictos sociales. Paso seguido, la gran reforma es la educación: hoy somos un país mayoritariamente de clase media cuya educación, sin embargo, es básicamente deficitaria.
Una república exitosa necesita un ciudadano dispuesto a defenderla y con capacidades que le permitan competir en igualdad de oportunidades. El quinquenio que comienza debería ser el la educación y la continuidad del ministro del ramo es una señal positiva. En todo caso, hoy 28 de julio de 2016 tenemos más motivos para brindar por la patria que hace 16 años, que sea con pisco y del bueno, por favor.
Publicado el Expreso el viernes 29 de julio de 2016
somos la región más pacificada del mundo, busquemos entonces ser la más atractiva para la inversión
Un tiroteo ocurrido ayer en un centro comercial en Alemania dejó al menos diez muertos y varios heridos. A inicios de esta semana, en el mismo país, un joven afgano atraído por la prédica terrorista del Estado Islámico atacó con un hacha a los pasajeros de un tren. Días antes, con motivo de la celebración del aniversario de Francia, otro radical segó la vida de más de ochenta personas en Niza. Si continuásemos la retrospectiva, constataríamos una escalada de violencia que da la impresión de apenas comenzar.
Por otro lado, Inglaterra acaba de votar por separarse de la Unión Europea y las consecuencias de esta decisión están por verse. Lo cierto es que ni Europa está cerca de superar la larga crisis de su estado de bienestar, ni se sabe tampoco si España finalmente formará gobierno, luego de su segundo proceso electoral en medio año.
A su turno, China se ha frenado. Era natural que su revolución industrial encontrase sus propios límites y equilibrios. Sin embargo, esto no le quita al gigante asiático su gran capacidad de demanda de materias primas de los países del Pacífico sudamericano, ni al APEC su importancia estratégica.
En América, Estados Unidos se ha recuperado de la burbuja inmobiliaria del 2007, pero el ya candidato republicano a la presidencia, Donald Trump, representa otro tipo de amenaza que solo añadiría material inflamable al radicalismo islámico. A esto se le suma la eventual complicación de las relaciones norte-sur en el continente, dado el abierto discurso antinmigración del ‘outsider’ republicano. En el tintero se nos queda Hillary Clinton, la alternativa más mesurada para la Casa Blanca.
Pese a este complejo escenario –o quizá debido a él–, Sudamérica tiene la oportunidad de consolidarse como bloque económico y político en el mundo. Abonan esta hipótesis que la desaceleración china y la estrepitosa caída del precio del petróleo hayan prácticamente liquidado el bloque chavista, mientras que los países de economía abierta –principalmente los integrantes de la Alianza del Pacífico– se han mantenido en pie. No obstante que crecieron menos que en años anteriores, siguieron creciendo.
A este escenario se le suman importantes logros y desafíos de corto plazo como el fin de la guerrilla colombiana y la transición democrática venezolana si se llega a realizar la consulta popular que el régimen de Nicolás Maduro intentará evitar a como dé lugar.
En este contexto, tanto el presidente electo Pedro Pablo Kuczynski como el próximo canciller Ricardo Luna comparten una visión de política exterior que nos ubica en un mundo cambiante y difícil, en el que el poder se desplaza rápidamente –a la manera de Moisés Naím– pero en el que el Perú y América Latina tienen grandes posibilidades.
Por eso ha señalado el embajador Luna que hay que profundizar los gabinetes binacionales con los vecinos e incluso extenderlos hacia quienes no comparten límites con nosotros. En ese esquema, el anunciado relanzamiento de las relaciones con Chile podría convertirse en el primer logro como canciller, sin descuidar que, mientras siga allí dando botes la cuestión del mal llamado triángulo terrestre, seguiremos en el nihilismo de repetir, una y otra vez, crisis eventuales y contraproducentes retrocesos en nuestra relación con el vecino del sur.
Por otra parte, la anunciada profundización de la Alianza del Pacífico debe situarse en la primera línea de nuestra política exterior, pues desde allí proyectaremos al Perú y Sudamérica hacia el mundo. Pensemos que somos la región más pacificada del mundo, busquemos entonces ser la más atractiva para la inversión.
No perdamos de vista que Ricardo Luna ha anunciado algo fundamental: Torre Tagle se encuentra en franco proceso de modernización e informatización administrativa para potenciar una política exterior que ya no se puede entender separada de la economía, del comercio y de la sociedad. Ya no se trata solo de convenios fronterizos y notas diplomáticas. Los logros de nuestra política exterior hoy se entrelazan profundamente con el desarrollo interno del país tanto como con los objetivos globales establecidos por la ONU en la agenda 2030. Las condiciones están dadas para que así sea.
Daniel Parodi Revoredo
Publicado en El Comercio el sábado 23 de julio de 2016
Hace unos días fui criticado por señalar que hoy Fuerza Popular y el Frente Amplio son propuestas políticas más coherentes que el APRA, pero me ratifico en lo dicho. No se trata de que FP posea una ideología elaboradísima. Es al contrario, FP tiene por ideología la no ideología, el asistencialismo directo, con altas dosis de un autoritarismo cuyo largo estado de latencia no nos pone a salvo de que se manifieste a la primera oportunidad que le resulte propicia. Pero es precisamente por eso que la población identifica su propuesta con facilidad, y buena parte de aquella, mal que nos pese, se adhiere militantemente.
Al frente, la desunión es sintomática en la izquierda peruana desde que decidió convertirse en tal a principios de la década de 1970. Hoy está un poco en las mismas: Ciudadanos por el Cambio, MAS, Tierra y Libertad, Fuerza Social, el PCP Unidad, el PCP Patria Roja, el Partido Socialista etc. ¿Lograrán ponerse de acuerdo? ¿o reventará de nuevo la vieja pugna respecto de quien es el más radical y con ella todo el proyecto político?. En todo caso, el Frente Amplio cuenta con dos fortalezas: una lideresa y una base regional (el sur). Estas pueden resultar efímeras, pero hoy se sabe quiénes son, donde están y, más o menos, qué es lo que quieren.
¿Qué hay más allá de esto en nuestra política?, poco. PPK no es un partido y no veo que pudiese llegar a serlo; es una propuesta de gobierno interesante, democrática, liberal, tecnócrata pero ¿habrá PPK después de PPK? De Julio Guzmán y los outsiders no voy a ocuparme en esta ocasión.
Pero se me acaba la columna y no he hablado del APRA. No es casual, mi partido hoy no ocupa un lugar específico en el espectro político nacional. Este es el resultado de 30 años de liderazgo personal: se ha perdido identidad ideológica, base geográfica (el norte) y la capacidad de ser vinculados con una propuesta específica.
Que algunos gritemos a los cuatros vientos que somos de izquierda democrática no alcanza si al mismo tiempo se persiste en un pragmatismo vaciado de contenido ideológico que ha dejado al PAP sin margen de maniobra en el complejo tablero de nuestra política y con pocas posibilidades de relanzarse hacia la sociedad. El próximo congreso del PAP requiere diagnósticos para encontrar soluciones, este es el mío.
Daniel Parodi
Publicado el domingo 24 de julio en Diario Exitosa
La Agonía de Mariátegui de Alberto Flores Galindo, 1980 (reseña)
Es sabido que un libro tiene tantas versiones como lectores y que cada uno de estos multiplica exponencialmente sus ángulos y perspectivas de interpretación. Tras leer Haya de la Torre en su espacio y en su tiempo, de Planas & Vallenas, La agonía de Mariátegui (LAM) de Alberto Flores Galindo (AFG) me pareció la lectura que naturalmente venía a continuación a pesar de haber sido escrita diez años antes. Además, la experiencia me supuso casi por defecto un ejercicio de confrontación entre dos textos que, hasta cierto punto, representan una lectura más cercana al aprismo y la otra al socialismo doctrinales. Era como iniciarme en una materia buscando sus dos posturas más antagónicas y representativas.
Pero frente a mi búsqueda y motivaciones descubrí, en la parte final del libro, en el anexo que trata de las fuentes, los motivos personales del autor. Este descubrimiento me colocó en una situación paradójica: mi primera impresión es que LAM es una mistificación de José Carlos Mariátegui (JCM), una construcción de un amauta más político de lo que realmente fue.
MARIÁTEGUI, JOVEN
Sin embargo, el referido anexo me llevó a la conclusión contraria: lo que Flores Galindo intentó fue precisamente desmitificar a Mariátegui ante los “mariateguistas”, o ante las decenas de agrupaciones de la década de 1970 que lo habían convertido “en una especie de “megáfono” por intermedio del cual la izquierda propalaba sus posturas políticas, al margen de cualquier respeto a la fidelidad de su pensamiento” (p 119). Y la sentencia con la que AFG cumple su cometido no deja de ser devastadora: Mariátegui no acabó su obra, parece decirnos, Mariátegui no le entregó a sus seguidores su proyecto, su plan, su modelo de sociedad, su libro equivalente a El Antimperialismo y el APRA de Haya, culminado en 1928, si se me permite la última comparación que ciertamente es mía.
Añade Tito Flores que 7 Ensayos es una obra de diagnóstico, no de propuesta. Sobre la inexistencia de un programa mariateguista nos dice dos cosas: que lo más cercano a este fue DEFENSA DEL MARXISMO que, como entonces era habitual, se entregó por partes, en varios números de Amauta publicados entre 1928 y 1929. Lo otro que nos cuenta Flores es que la obra que debió constituirse en el ABC del mariateguismo -el dogma- se perdió en extrañas circunstancias. No hay entonces un Mariátegui política e intelectualmente acabado, como no hay un mariateguismo doctrinal. Su obra puede servir de inspiración creativa, tanto como una invitación a pensar el marxismo desde el Perú, desde lo andino y a interiorizar la célebre “la revolución no es calco ni copia …” pero poco más.
Es interesante, si se me permite el paréntesis, observar como con Haya y Mariátegui les sucede algo similar; uno llevó la dialéctica hasta las últimas consecuencias, el otro se negó a comprender el socialismo peruano sin vincularlo a una concepción de comunismo agrario anclado en la tradición andina, ambos fueron disidentes de la Komintern y ambos obtuvieron de sus seguidores el intento de reducirlos a dogmas, lo que ambos, también, hubiesen rechazado tajantemente. ¿Tan distintos son?
La Obra
Tito Flores ha organizado LAM de manera interesante. Podríamos decir que comienza con el último capítulo –la polémica con Komintern- para luego retrotraerse primero al descubrimiento de lo andino por JCM, segundo a una profunda reflexión sobre la Revista Amauta y el círculo político e intelectual alrededor de esta y tercero a la fabricación de un Mariátegui líder de un temprano proyecto político que se desarrolla paralelo al de Haya de la Torre y que encontramos como la sección más frágil de la obra. Este mismo capítulo salta de la polémica con Haya a la que sostuvo JCM con la Komintern, reconectándose así, casi espontáneamente, con el primero y cerrando el círculo. El epílogo de la obra le otorga al texto una visión de conjunto bastante coherente.
El capítulo 2, titulado el descubrimiento del mundo andino podría parecer el menos vinculado con los demás, en especial con el primero y el último, pero en realidad, a veces de manera implícita y otras explícitamente lo andino se presenta como el rasgo distintivo en el pensamiento de Mariátegui, tanto frente a Haya, como frente a Komintern. He dicho implícita porque a pesar que son otros los temas que aborda AFG cuando trata la primera de ambas polémicas, ese es el aspecto que con más claridad distingue a ambos líderes.
A ese nivel, la mirada de Haya nos parece más cosmopolita y, porque no decirlo, más leninista si nos acercamos a las tesis de Planas & Vallenas. Haya ve el mundo en su totalidad y lo que observa es un planeta dividido en bloques económicos en el que el camino socialista para América Latina (Indomaérica) es su unión política para hacer frente al imperialismo; es desde esa mirada que Haya construye su doctrina. Mariátegui, en cambio, introduce el elemento antropológico en su acercamiento al socialismo, Mariátegui observa el ayllu, la comunidad y en esa resistencia cultural, a pesar de la dominación española, encuentra la base desde la cual lee la realidad peruana bajo el prisma marxista. Estas dos lecturas distan de ser opuestas, sólo representan enfoques distintos del problema que incluso pueden complementarse si nos atenemos a los halagos que JCM formula desde 7 Ensayos a Por la emancipación de América Latina, de Haya, publicado en 1927.
El capítulo tercero interesa porque alcanza, sin querer, la meta que sin éxito AFG se traza para el cuarto. En el tercer capítulo FG describe Amauta, la revista, pero más que a la revista nos introduce al círculo político-intelectual, ese que, ante la dolencia física de Mariátegui, se reunía en su casa que se conocía como Washington-izquierda. En realidad es este capítulo el que, de manera indirecta, discute las tesis que FG desarrolla en el cuarto.
No voy a caer en el maniqueísmo de apristas = políticos, vs socialistas = intelectuales, pero lo que sí nos muestra el capítulo tercero es que Washington-izquierda convocaba un grupo ideológicamente heterogéneo y no tenía por qué ser de otra manera. Allí confluían figuras del vanguardismo como José María Eguren y Martín Adán, e indigenistas como Luis Valcárcel. Por supuesto que hay política en Amauta y que el socialismo es el denominador común. Lo que no parece tan claro es que se estuviese labrando allí un proyecto político específico, distinto del de los apristas que también colaboraban con Amauta. Más bien, como el mismo FG señala, el PSP parece emerger como resultado de la ruptura con Haya en 1928, para adoptar su forma definitiva entre 1929 y 1230 y no precisamente de la manera como Mariátegui hubiese querido. De hecho, agobiado por enfermedad, Mariátegui abdica en Ravines el liderazgo del PSP que no tardaría en completar su proceso de stalinización para pasar a llamarse PCP.
Hay un tema en el tintero y que amerita ser aclarado. Aunque Flores Galindo señala que el Plan insurreccional de México que Haya comenzó a ejecutar a inicios de 1928 y una supuesta desviación ideológica de este precipitan la fundación del PSP, también señala que este proyecto lo concibió Mariátegui en su estancia europea (1919 -1923), solo que JCM tendía a hacer las cosas planificadamente. En esa lógica, las condiciones no estaban dadas en 1928 para iniciar en el Perú el plan revolucionario de Haya, lo que obliga a Mariátegui a oponersele y adelantar la fundación del PSP para octubre de 1928.
Esta tesis, aunque interesante, es la que induce a AFG a forzar un tanto los resultados del capítulo cuarto. De allí que FG casi desconoce las Universidades Populares González Prada como un proyecto de Víctor Raúl Haya de la Torre y que explica, en gran parte, el levantamiento contra la consagración a los sagrados corazones de 1923 y la súbita eclosión del Partido Aprista en 1930-1931. Al contrario, casi las convierte en el escenario elegido por JCM para forma a las masas en el socialismo, de acuerdo con un proyecto político que él habría definido con anterioridad.
En realidad, ni las Universidades González Prada, ni la correspondencia de JCM con algunos obreros o activistas provincianos que nos presenta Flores Galindo dan luces claras sobre la ejecución de un programa paralelo, ni de la dimensiones del que comenzó a gestar Haya con la UPGP y luego con las células de apristas exiliados desde ciudades tales como París, Berlín, México, Santiago, Buenos Aires, La Paz etc. Al contrario, antes de la fundación formal del APRA, Mariátegui es parte de la misma agitación política e ideológica que concluye con la formación de aquella y de la que él, desde 1928, es un ilustre disidente. Más bien, acierta más Flores Galindo cuando refiere la célula comunista del Cusco, que adopta tal nombre más temprano que nadie en el Perú, desde 1927, y que no depende de la célebre bohemia de Washington-izquierda. Este sí nos parece un proyecto político alterno al aprismo embrionario.
La revolución no es calco, ni copia …
LAM de AFG ha despertado en mí dos lecturas aparentemente contradictorias. La primera atañe la desmitificación de Mariátegui, quien es presentado como un intelectual y político al que la muerte le arrebató violentamente la posibilidad de culminar el programa de un socialismo construido desde las formas de organización socioeconómicas andinas. La segunda es la invención de una tradición –al estilo de Hobsbawm- que presenta a JCM como el temprano constructor de un proyecto político alternativo al APRA, que el destino le impidió concluir.
ALBERTO FLORES GALINDO
La triste anécdota del libro perdido de Mariátegui, aquel que contenía el desarrollo de su programa, nos llama a una metáfora final. El mensaje de Flores Galindo a la izquierda de los 80s y también a la actual es que, por encima de dogmatismos, es a ella a la que le corresponde escribir el libro perdido de Mariátegui, que parte de la reflexión del Perú de hoy desde una mirada de izquierda moderna, acorde con los requerimientos del siglo XXI. Mientras esto no ocurra, los historiadores seguiremos buscando el libro perdido del amauta, mientras que este seguirá esperando, donde esté, que sus seguidores comprendan el significado de su obra y la continúen.
Venezolanos pugnan por ingresar a Colombia en busca de víveres y medicinas
Otra mirada para Venezuela
Tras la ambigüedad verbal y la torpeza semántica del presidente saliente, le hará bien al Perú el lenguaje directo de PPK. Además, el mundo de hoy funciona con menos discursos y “un twit vale más que mil palabras”.
PPK ha dicho que en Venezuela hay una crisis humanitaria y lleva razón; lo venimos viendo por televisión hace meses: miles cruzando las fronteras a Colombia en busca de alimentos y medicinas, cortes de luz, de agua, etc. Pensar que hace décadas eran los colombianos los que cruzaban esas mismas fronteras en dirección contraria para encontrar mejores oportunidades de trabajo.
Por ello, el apoyo humanitario de la región a los venezolanos amerita un tratamiento por separado en la agenda de OEA, de UNASUR y de los países sudamericanos. De hecho, este debería constituirse en el primer punto a tratar en las negociaciones entre el gobierno de Nicolás Maduro, la oposición política, las personalidades amigas de Venezuela y los foros regionales que pugnan por encontrarle una salida política a la situación.
El primer gesto de acercamiento de las partes en el país petrolero no puede ser otro que la recíproca aceptación de la crisis humanitaria que PPK ha visualizado con claridad al señalar que hace falta formar un club de amigos de Venezuela para evitar que la situación se torne más dramática de lo que ya es. Ojalá y Torre Tagle “agarre esa flor”, sería una buena manera de recuperar iniciativa de cara a un quinquenio difícil por la desaceleración China, pero interesante por el aumento del consenso regional en favor de acudir en bloque al mundo para ampliar mercados.
Separar lo humanitario de lo político solo servirá para alcanzar una transición algo menos traumática en Venezuela, pues el chavismo constituye un montaje autoritario que por desgracia resistirá hasta donde le resulte posible. No es un tema ideológico, las dictaduras carecen de fiscalización por lo que los intereses creados y la corrupción que generan suelen ser enormes y es siempre demasiado lo que está en juego, así nos pasó con Alberto Fujimori.
Pero es bueno, mientras dura el proceso, que sud-América apoye a los venezolanos en todo lo que les haga falta. La solidaridad continental no sólo los ayudará a ellos sino que tenderá puentes entre los gobiernos de una región que se encuentra en una coyuntura clave para emprender proyectos comunes y posicionarse mejor en el mundo.
HAYA DE LA TORRE EN SU ESPACIO Y EN SU TIEMPO (1990)
De Pedro Planas y Hugo Vallenas
Lo esencial es invisible a los ojos (Antoine De Saint-Exupery)
Las reseñas de un libro suelen escribirse a poco de aparecidos o presentados; se trata de eso, de comentar una novedad bibliográfica y dar una opinión sobre ella, no exenta de críticas. Pero yo no leo así y aunque me gusta actualizarme, me gusta todavía más ponerme al día de producciones que no leí cuando aparecieron por una y mil razones, y no encuentro motivo para no comentarlas. Finalmente, los libros o se olvidan o cambian solos. Cada lector y cada tiempo lo convierte en algo distinto a lo que era o a lo que quisieron decirnos sus autores.
Haya de la Torre en su espacio y en su tiempo es un libro de los que permanecen porque representa un desafío multidimensional para todo el que lo lee, porque está lleno de ángulos y alcanza a atacar las bases del conocimiento previo del lector. Este libro se parece a su personaje principal, quien posee también diversas dimensiones y es imposible de encasillar, ni mucho menos de aprisionar tras los barrotes de un dogma inequívoco. Por eso, el texto nos deja la sensación de que quizá el eje transversal de toda su trayectoria no sea otro más que su liderazgo moral y su apostolado político.
Pedro Planas, joven valor de las letras, lamentablemente desparecido
A contracorriente, el trabajo de Planas y Vallenas intenta periodificar lo que parece imposible de periodificarse, pero no estableciendo hitos a base de acontecimientos cruciales o decisivos, como pudieron serlo la oposición a la consagración del Perú a los Sagrados Corazones de 1923, las revoluciones de 1932 y 1948, o los pactos políticos de 1956 y 1963. Más bien, las fases que propone esta investigación responde a la evolución de las ideas de Haya, las que, a su vez, se supeditan al desarrollo de una serie de acontecimientos inter-hemisféricos. El esfuerzo intelectual de los autores parece encontrar un lugar de llegada en el año 1931, el que coincide con la fecha en la que Haya realiza quizá su único y radicalísimo viraje doctrinal.
No exagero al señalar que Planas y Vallenas pueden llegar a ser más críticos de Haya que sus opositores más encarnizados. Lo interesante es que Planas y Vallenas son aún más críticos de las tesis de estos antagonistas de Haya que del propio Víctor Raúl, lo cual le otorga a la investigación un raro y fascinante equilibrio. Será por eso que el texto nos ofrece varias decantaciones del personaje que, luego de ser fustigado duramente por su lectura poco rigurosa de Hegel, se recompone apareciendo como un seguidor más bien ortodoxo de Lenin, etc.
De hecho, el texto intercambia los roles que tradicionalmente se les ha asignado a Haya y Mariátegui. Como hemos señalado, se nos presenta a Haya como intérprete fiel del líder de la revolución bolchevique al proponer la tesis del Estado Antimperialista en EAA de 1928, la que equivaldría al capitalismo de estado que para Lenin, es una fase previa al socialismo y que en la URSS se expresase a través de la NEP. Desde 1926, ya con José Stalin instalado en el poder, se inicia un proceso de homogenización, burocratización y centralización de la revolución que, en lugar de dar paso a la fase plenamente socialista, agudiza al extremo la fase del capitalismo de estado cuya más terrorífica expresión es el totalitarismo estalinista.
Hugo Vallenas, principal estudioso del aprismo
En tal sentido, el distanciamiento entre Haya y la Komintern, tras el abierto disenso de aquel en el Congreso Antimperialista de Bruselas de 1927, es el resultado de la estalinización de la revolución: no es Haya el que cambia. Paso seguido, la polémica con Mariátegui es también el reflejo del alineamiento del “amauta” con las nuevas tesis de la Komintern: de nuevo no es Haya el que cambia.
Pero la estalinización de la revolución tuvo un impacto aún mayor en el pensamiento político de Haya pues este colige que ya no hay socialismo después del capitalismo de estado (NEP) y que por consiguiente su sosías peruano, el estado antimperialista de EAA, no es más la fase previa de ningún socialismo. Lenin había errado, o, en todo caso, Stalin “lo indujo al error”.
Estas circunstancias precipitan el gran viraje de Haya en 1931 cuando, con ocasión de realizarse el primer congreso del Partido Aprista Peruano, marcó las pautas para un desarrollo ideológico profundamente distinto al anterior, permeable a una penetración regulada del capital extranjero, propenso a la consolidación de una democracia social y dispuesto a dialogar con todos los sectores de la sociedad a través del Congreso Económico Nacional, entendido como supra poder parlamentario de carácter técnico, cuyo concepto Haya no dejará de modificar con el correr de las décadas.
El periodo posterior a 1931, hablamos de casi cinco décadas, aparece solo esbozado en el texto de Planas y Vallenas. Sin embargo, esta aparente ausencia la aborda el segundo en “Haya de la Torre: político de realidades” publicado en 1992, que divide hasta en 7 etapas la evolución ideológica del fundador del APRA, desde 1919 hasta 1979.
Dos ideas se nos quedan en el tintero tras leer “Haya de la Torre en su espacio y en su tiempo”. La primera, muy puntual, busca la razón por la que Haya permite la publicación de EAA en 1936 a pesar de que ya había abandonado el programa leninista que este desarrolla (¿?). La segunda se pregunta si finalmente existen elementos permanentes en el pensamiento de Haya, tesis que el texto discute al punto de señalar que aquel lleva al extremo el principio hegeliano de la negación de la negación para darle al aprismo apenas una apariencia de coherencia y organicidad. Quizá la postura de la democracia social adoptada desde 1931, junto con el ideal de la unión indoamericana –aunque variase en su formulación con el correr del tiempo – pudiesen constituir dos puntos de partida para atar los cabos sueltos de la ideología de tan fecundo patricio de la política y apóstol del servicio público.
La lectura de “Haya de la Torre en su espacio y en su tiempo” de Planas y Vallenas, más que invitar, desafía a tirios y troyanos a purgar sus demonios acerca de Haya y el aprismo. El mayor mérito de esta obra, es que culminada su lectura, culmina también su labor de derrumbar los conocimientos previos con los que la iniciamos. Más que una conclusión, Planas y Vallenas nos ofrecen un nuevo principio.
Siglas: EAA, El Antimperialismo y el APRA; NEP, nueva política económica, que aplicó Lenin a la URSS desde 1921 que permitía, de manera controlada, la presencia del capital y la inversión privada en la economía. Stalin la reemplazó por los planes quinquenales desde 1928, año de la ruptura entre Haya y Mariátegui.
ORWELL EN UCRANIA Los últimos días se han difundido diversas tomas del derribo de estatuas de Lenin en Ucrania debido a que, como parte de la política de “descomunistización” aplicada por el presidente Petro Poroshenko, se acaba de ilegalizar a los tres partidos comunistas que aún existen en ese país.
Al día de hoy, más de 140 monumentos conmemorativos de la era socialista han sido desmontados. Estas obras de arte evocaban que, desde 1922, Ucrania fundó y formó parte de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), la que Lenin lideró luego de que, en Moscú, la revolución bolchevique de octubre derrocase al socialdemócrata Alexander Kerensky (1917).
El pasado en debate
El panorama ucraniano parece sombrío. Por un lado, se ha puesto en evidencia la intolerancia de su democracia hacia los partidos que no creen en ella: gran debate. Por el otro, es aterrador que la web del Instituto Ucraniano de la Memoria anuncie con absoluta naturalidad el desmontaje de 139 monumentos del periodo socialista, del mismo modo como difunde la lista de las personalidades cuyos nombres deben borrarse del mapa de Ucrania (520 por ahora). Claro que es impensable un monumento a Adolfo Hitler o una calle llamada Josep Mengele, pero de allí a la aplicación de una política sistemática de erradicación del pasado hay un profundo abismo.
En su célebre distopía titulada “1984”, George Orwell imaginaba un país occidental sumido en un régimen totalitario en el que un Ministerio de la Historia alteraba impunemente los hechos del pasado para adecuarlos a los intereses políticos del presente. Por ello es paradójico que un gobierno democrático del siglo XXI utilice prácticas que superan las peores pesadillas autoritarias del célebre narrador británico.
Algunos de los monumentos a Lenin eran verdaderas obras de arte como su estatua en Kiev, labrada en 1939 por el destacado escultor Serguéi Merkúrov y destruida por ultraderechistas apenas desmontado en 2013. Este es pues el triste resultado de una torpe política de negación del pasado.
Quien suscribe no tienen nada de comunista, pero sí la conciencia de que el patrimonio merece ser preservado -incluso como ejemplo de lo que no debe ser- y de que el ayer no se borra por decreto: se asimila y supera. Por ello, la “erradicación” del pasado socialista en Ucrania, además de destruir obras patrimoniales, arraigará memorias disidentes en los extramuros de la historia y estas memorias resisten el paso del tiempo bastante más que las oficiales.
Publicado el domingo 10 de julio de 2016 en Exitosa Diario
La asistencia de PPK a Puerto Varas a la XI cumbre de la Alianza del Pacífico ha sido positiva porque la invitación provino de la mandataria chilena Michelle Bachelet y porque PPK insinuó las líneas maestras de nuestra relación bilateral en los próximos 5 años. Allá señaló que la cuestión de la frontera terrestre no será lo central e invocó a reanudar el mecanismo del 2 + 2, propuesta difícil de rechazar para su homóloga chilena, si a las formas diplomáticas nos atenemos.
Buen inicio antecede grandes desafíos
Sin embargo, la relación con Chile tiene más aristas. Así por ejemplo, hoy los embajadores Fernando Rojas y Roberto Ibarra ocupan cada quien su embajada cuando lo último que supimos es que habían sido llamados a consulta a sus respectivos países. Ese es el trabajo silencioso de la diplomacia que desata complejos nudos que suelen enredar los políticos cuando llevan sus agendas internas a la política exterior.
Otra característica de nuestra relación con Chile es su dualidad. En realidad, las cuerdas separadas de los tiempos de La Haya nunca dejaron de ser tales aunque con una sustancial diferencia: entonces se trataba de no perturbar las relaciones comerciales con la cuestión limítrofe, la que había que resolver con la mayor cordialidad posible. Hoy se trata de mantener lo primero a pesar que lo segundo se caracterice por un enfriamiento que Bachelet, en apreciable gesto, ha tratado de mitigar.
Pero lo que asoma en los próximos años es una relación compleja que requerirá del más sutil manejo de Torre Tagle. Chile está ad portas de presentar a la CIJ una contramemoria que argumentará las causas de la Guerra del Pacífico (¿?) y el gobierno de PPK, al promediar su gestión, conocerá la sentencia del litigio chileno-boliviano. ¿Qué pasa si la corte insta a nuestros vecinos a negociar y estos sugieren la salida al mar de Bolivia por Arica?
Por eso, cuando esto ocurra debemos tener el suelo parejo y zanjado el inicio de la frontera terrestre (Punto Concordia) a través de los cauces diplomáticos correspondientes, tal y como lo ha sugerido PPK. Al mismo tiempo, el Perú debe prepararse y clarificar meridianamente su posición respecto de los diferentes escenarios que el referido fallo podría abrir.
En Punta Varas estuvo Mauricio Macri, Presidente de Argentina, quien quiere acercar Mercosur a la Alianza el Pacífico a la que en poco tiempo podrían sumársele Panamá y Costa Rica. Esto sucede porque la referida Alianza es el mercado común más exitoso del planeta y avizora un promisorio futuro para toda la región.
En este esquema, la mediterraneidad boliviana, ayer y hoy, es la piedra en el zapato que impide concretar el viejo sueño de constituirnos en un bloque económico continental. Quizá haya llegado el momento de que Chile piense más en la patria grande que en la chica y tal vez el septuagenario PPK pueda contribuir a la solución del más antiguo problema que divide a los sudamericanos. El siglo XXI, el de la globalización, es la meta.
@parodirevoredo
Publicado en Diario La República del 3 de julio de 2016