Archivo por meses: noviembre 2014

La Haya en la escuela

 

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Manual pionero

LA HAYA EN LA ESCUELA

“Este Acontecimiento histórico nos brinda una oportunidad privilegiada para comprender la importancia de las decisiones que tomamos como Estado y la conveniencia de resolver pacíficamente las controversias. (…) Permitirá a nuestros estudiantes reflexionar acerca de un asunto público de interés nacional que contribuye a la unidad entre peruanos y a una convivencia pacífica entre países vecinos”. (Introducción del manual)

El Ministerio de Educación del Perú, con la asesoría de su homólogo de Relaciones Exteriores, acaba de publicar el manual de “Orientaciones para el tratamiento pedagógico del fallo de la Corte Internacional de Justicia de La Haya sobre el Diferendo de Delimitación Marítima entre el Perú y Chile”.

 Por dos razones este manual representa un hito en la enseñanza de la Historia del Perú. La primera, porque permitirá la difusión de un acontecimiento positivo de nuestro pasado, tanto por el resultado obtenido como por la comprensión de la importancia de mantener políticas de Estado que abarquen varios gobiernos. La segunda, porque aborda la relación peruano-chilena desde un enfoque integracionista, lo cual resulta en un esfuerzo absolutamente pionero en el nivel de la educación escolar.

 Recuérdese, que tanto en el Perú como en Chile, los textos escolares aún insisten en el estudio de la Guerra del Pacífico como solitario evento binacional. Por esta razón, el discurso histórico, a un lado y otro del Punto Concordia, recoge todavía una retórica nacionalista que debe revisarse. Es en esa línea que he propuesto la recuperación de acontecimientos históricos positivos entre ambos países, tanto como la aplicación de una política de reconciliación para cerrar la herida que dejó en la sociedad peruana aquel infausto acontecimiento.

Un aspecto importantísimo del referido manual es que presenta recomendaciones para los profesores de las áreas de Historia, Geografía y Economía, y de Formación Ciudadana y Cívica, para luego desarrollar sus respectivas unidades didácticas. De esta manera, es esperable obtener como resultado a jóvenes con una idea más clara de lo importantes que son las políticas de Estado para el desarrollo del país y a futuras generaciones que carguen una mochila menos pesada respecto de su concepto del país vecino.

 El siguiente paso tiene que ser la reconciliación, el reconocimiento –amistoso y no humillante- de los excesos de un pasado que no volverá y la elaboración de unidades didácticas binacionales que contengan episodios positivos de nuestra historia como lo fueron la Guerra contra España de 1864-66 y el recorrido en procesión, por las calles de Santiago, del Señor de los Milagros. Así peruanos y chilenos lograremos mirarnos con ojos del siglo XXI.

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¿Y Bolivia-mar?

Evo Morales

¿Y BOLIVIA-MAR?

¿Debemos integrarnos con Bolivia? Aquí un ensayo de respuesta

2014-11-02

La reelección de Evo Morales en Bolivia obliga a revisar la relación binacional y evaluar los benefi­cios futuros que puede ofrecerles a ambos países. La clave está en el des­plazamiento de Morales hacia el centro político a través de una estrategia mixta que combina los beneficios de las inver­siones extranjeras con un Estado que negocia fuertemente el aumento de sus utilidades.

Este es el caso de los hidrocarburos en los que el retorno para Bolivia es del 50%, cuyos YPFB (Yacimientos petro­líferos fiscales bolivianos) han logrado contratos de venta del gas con Argenti­na y Chile altamente superiores que los suscritos anteriormente por la Henry Hub de USA. El resultado de esta políti­ca es un vertiginoso crecimiento de las reservas bolivianas que hoy superan los 30.000 millones de dólares frente a los 65.000 millones del Perú.

Partiendo de estos presupuestos, el Perú debe potenciar el vínculo con el vecino altiplánico concretando dos proyectos fundamentales: el Protoco­lo Complementario de Ilo de 2010 y el Ferrocarril Santos-Ilo. El primero de ambos -que comúnmente llamamos Bo­liviamar- consiste en otorgar a Bolivia una zona franca comercial, industrial y turística en las costas de Ilo. Cabe seña­lar que en 2013 se retiraron del Protoco­lo algunos contenidos controversiales como la construcción en la zona de un anexo de la escuela naval boliviana con lo que parece allanado el camino hacia su suscripción definitiva. El segundo es un emprendimiento de la China Har­bour Engineering Company que quiere unir los puertos de Santos en Brasil e Ilo en Perú con un impresionante ferroca­rril que atravesará Bolivia.

Con ambos proyectos funcionando, el 95% del comercio de la pujante Boli­via saldrá al Pacífico por el Perú con el subsecuente beneficio económico y po­sicionamiento regional de nuestro país, además de la interconexión directa con Brasil.

EL FACTOR EVO

Si Evo Morales es el puntal de la re­cuperación económica boliviana, tam­bién es el principal obstáculo para la concreción de estos proyectos. Calificar de “lacayos del imperialismo” a los Pre­sidentes de la Alianza del Pacífico, entre ellos al peruano, no favorece el avance de las negociaciones. Ya en el pasado sus excesos verbales incomodaron a nues­tras autoridades políticas, por lo que, por paradójico que parezca, el éxito de la integración se supedita a que Morales se muestre respetuoso con países cuyos modelos económicos y de sociedad son diferentes al suyo.

La integración peruano-boliviana es un viejo anhelo que hoy cuenta con masa crítica suficiente para llevarse a cabo; por ello es impostergable realizar una utopía que traerá prosperidad y desarrollo a dos pueblos hermanados desde siempre.

Daniel Parodi Revoredo

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Alan, el republicano

Dos veces Presidente Alan García Pérez

Alan, el republicano

A diferencia de otros líderes de la región y el país, Alan García se ciñe a las reglas del juego democráticas. Es hora de reconocérselo.

2014-11-06

En la América Latina contemporánea no es la dictadura militar el cáncer de la democracia, como lo fue durante el siglo XX: el cáncer es el caudillismo populista. En ocasiones, se trata de líderes providenciales que traspasan la línea dictatorial como Chávez y Maduro en Venezuela, y antes Fujimori en el Perú. En otros casos, se limitan a modificar la Constitución a través de congresos sumisos para así perpetuarse en el poder, como Rafael Correa. Finalmente, está la modalidad que he llamado de la “picardía criolla”, concepto muy usado en Argentina y será por ello que a la pareja Kirchner se le ocurrió la “brillante idea” de alternarse en el poder para saltarse la Constitución y, una vez más, entornillarse en él. 

Fue esta última modalidad la que quiso aplicar en el Perú la actual pareja presidencial la que, anonadada por el aluvional respaldo popular con el que contaba al iniciar su mandato, urdió su estrategia reeleccionista y comenzó a otorgarle a la Primera Dama un presupuesto y protagonismo inmensos. En simultáneo, la Comisión Tejada se ocupaba de la contraparte del proyecto: inhabilitar políticamente al ex-presidente Alan García que ya entonces aparecía como favorito para ganar las presidenciales del 2016 y aguar la caudillesca aventura oficialista.

Sin embargo, la oportuna intervención de Contraloría que observó que los gastos de la Primera Dama superaban a los del mismísimo Presidente (tanto como su exposición pública) y el contraataque de colectivos y parlamentarios apristas bajo la efectiva consigna de “no a la reelección conyugal” bastó para activar la reserva republicana del país y movilizar otros sectores en contra del autoritario e ilegal proyecto. Por el otro lado, el trabajo de la Comisión Tejada obtuvo como único y discutible resultado magullar la imagen del líder aprista tras exponerlo por años a una investigación con una evidente direccionalidad política, aunque hay quienes dicen que, más bien, le hicieron un favor al convertirlo en protagonista de un quinquenio ajeno.

Cuando flanqueamos el último cuarto del gobierno nacionalista, el verdadero resultado de su fallida aventura caudillista es el de un pésimo gobierno que ha frenado el crecimiento económico, que no logró mejorar la calidad de vida de los peruanos y que ha permitido que el sicariato y la delincuencia se conviertan en flagelos tan grandes como los del terrorismo ochentero. El Estado central está perdiendo inexorablemente el control del país que avanza a paso firme a su ”mexicanización”: esto es lo que nos va dejando una gestión que sólo se preocupó por perennizarse en el poder y que ahora liberaliza irresponsablemente el gasto público cuando nuestras reservas están descendiendo, quizá jugándose una última carta reeleccionista que aún no ha puesto sobre la mesa.

Y bien, a Alan García le dijeron de todo; sus detractores le dicen todo lo que no le dicen ni a Alejandro Toledo, ni al propio Ollanta Humala, suegras, belaúndes y orellanas incluidos. También le cuestionan sus reiteradas postulaciones a la presidencia a pesar de que todas ellas se ajustaron a las reglas del juego democráticas. García tuvo un buen segundo gobierno, infinitamente superior al actual, y sin embargo no se le pasó por la cabeza cambiar constituciones, o torcer las reglas para perennizarse en el poder. García no direccionó ninguna investigación congresal para inhabilitar al hoy Presidente aunque en ese entonces asomaba como la amenaza de introducir al Perú en la órbita chavista.

Alan García podrá postular por cuarta vez a la presidencia pero lo hará de acuerdo con la Constitución. Más bien, su imagen republicana se verá potenciada si conduce al APRA –partido que Haya fundó para construir la democracia en el Perú- a su fortalecimiento institucional. Para ciertos sectores es casi pecaminoso subrayar lo positivo de García, pero ya es hora de reconocer que nuestro desfalleciente republicanismo le debe a él y a su partido la legitimidad de nuestra próxima alternancia gubernamental tanto como tumbarse un inconstitucional proyecto reeleccionista. Téngalo en cuenta sus detractores, sobre todo aquellos que se rasgan las vestiduras clamando por el fortalecimiento de los partidos políticos y de la institucionalidad democrática.

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Haya y el fin del socialismo

Víctor Raúl Haya de la Torre

HAYA Y EL FIN DEL SOCIALISMO

Fundador del APRA vaticinó caída del bloque soviético antes de la construcción del muro de Berlín

2014-11-09

Alboreando la década de 1990, Hugo Neira escribió que a Haya de la Torre no le hubiese sorprendido la caída del Muro de Berlín, ni la debacle del socialismo soviético y no le faltó razón. Ya en 1927, en Bruselas, Haya se negó a firmar el manifiesto de la Tercera Internacional Socialista y un año después debatiría con Mariátegui sobre la revolución y sus partícipes. Para el político trujillano, las clases medias debían formar un frente junto con obreros y campesinos para alcanzar la revolución democrática. Para el intelectual moqueguano, en cambio, las clases medias debían desaparecer como consecuencia natural de una sociedad sin clases, por consiguiente, quedaban al margen de la revolución socialista.

El primer periplo de Haya por Europa, como consecuencia de su exilio en 1924, lo convenció de que el socialismo podía ser eventualmente un camino para la URSS y Europa pero no para América Latina. Pensaba Víctor Raúl que nuestro continente debía seguir su propia senda hacia el desarrollo y la justicia social. Decía que Indoamérica, del capitalismo, sólo conocía su fase imperialista, exteriorizada en el Perú a través de la abusiva presencia del capital norteamericano durante el Oncenio de Leguía.

Haya creía que la meta para América Latina era desarrollar el capitalismo para lo que resultaban imprescindibles las inversiones y tecnologías de las potencias. Entonces planteó la unión política indoamericana para poder negociar de igual a igual con USA. Sin embargo, en su segunda visita al viejo continente, en la década de 1950, como exiliado de Odría, Haya observó el nacimiento de la Unión Europea a través de la comunidad del acero y el carbón.

Por ello escribió entonces que la integración de los pueblos debía partir, más bien, de una base económica. También en esa década vaticinó la caída del socialismo , señalando que, de acuerdo con el principio de la “negación de la negación”, el experimento soviético también sería superado. En tiempos en que la teoría buscaba imponerse a la realidad, Haya apostaba por el cambio y escribió que las políticas de hoy no serían nada en 100 años: certera sentencia contra el determinismo ideológico.

Décadas después de que Haya vaticinase el fin del socialismo, cayó el muro de Berlín. Por ello hoy es de consenso que nuestros países deben conformar foros económicos para integrarse a la globalización y negociar en pie de igualdad con los poderes económicos transnacionales. Así podremos obtener la tecnología y capitales para alcanzar el desarrollo. La conmemoración de los 25 años de la caída del muro de Berlín debe servirnos para ubicar en el lugar que le corresponde al pensador político peruano más lúcido y brillante del siglo XX.

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Las lecciones de Sinesio

LAS LECCIONES DE SINESIO

Destacado sociólogo nos habló del APRA y nos dio una cátedra de objetividad   

 

2014-11-10

Siempre que trato del APRA en mis cursos invito a un especialista en el tema o si es posible a dos para que mis alumnos tengan diferentes lecturas: lo hago como un gesto de honestidad intelectual dada mi cercanía al partido de la estrella. Pero también lo hago, y hoy Sinesio me lo hizo comprender sin proponérselo, porque aún me falta tiempo para procesar mi reencuentro con una vieja pasión de la pubertad y de la adolescencia, para aterrizarla a tierra y para que no me apasione más de lo que normalmente me apasiona lo que hago.

Sinesio militó en la izquierda desde muy joven, comenzó con el Partido Socialista de su paisano piurano Luciano Castillo y en los ochentas estuvo en el PUM de Javier Diez Canseco. Sin embargo, lo que nos dejó su charla de hoy en el fundo Pando es la grandeza del maestro que sabe que no alcanzará la objetividad plena frente al objeto de estudio, pero que sí alcanza a tratarlo académicamente y analizarlo con las herramientas propias de su formación; es decir, sin tomar partido.

El tema del que hoy nos habló Sinesio, que desarrolla en su libro “Ciudadanos Reales e Imaginarios” (1997), fue el de las oleadas democratizadoras del siglo XX, de las que él destaca aquella que encabezó el APRA entre 1930 y 1956; la del reformismo moderado, con Belaúnde y AP a la cabeza entre 1956 y 1968; y la de la Izquierda Unida en la década de 1980. Respecto de la primera de ellas, el destacado sociólogo reflexionó mucho sobre un año que le apasiona: 1956. Será porque alrededor de esa fecha estableció quizá el primer deslinde desde la izquierda frente al discurso de la “traición aprista” a sus ideales primigenios.

Tras la pregunta de una estudiante, Sinesio López confesó que creyó en el discurso de la traición en su juventud pero que luego pensó que la alianza entre Prado y Haya de la Torre introdujo en la política peruana el concepto y la práctica de la negociación, sin la cual es imposible alcanzar el consenso democrático. Cuestionó que, para alcanzar acuerdos, el APRA tuviese que “limar las filudas puntas de su estrella” pero reconoció que, a cambio de ello, ganó amnistía política, democratización, aislar al gamonalismo y sacar adelante una importante ley de promoción industrial. Como colofón de los gananciales de la referida alianza, podríamos añadir que las elecciones libres de 1962 no se explican sin ella.

La mayor lección que hoy me dejó Sinesio es la capacidad de hacer de la docencia un ejercicio de reflexión constructiva en el que las fortalezas sitiadas –incluso las que yo mismo he construido- deben sucumbir ante el asedio del análisis sereno, que será siempre más inteligible y proclive a los acuerdos que nos permitirán avanzar.

Quizá, recíprocamente, me gustaría sugerirle a Sinesio que realice el ejercicio de imaginar lo que escribiría sobre Alan García si le encargasen, dentro de cincuenta años, redactar un artículo sobre él. Quizá volvería a ser el primero en identificar las grietas de un discurso de nuestra izquierda que, como todo discurso, requiere de una cierta porosidad.

La tarea que me ha dejado Sinesio es ardua. Tengo cuarenta y ocho horas para prepararle una clase sobre el tema a mis alumnos y realizar un análisis que, aunque distinto en sus conclusiones, manifieste su misma serena objetividad cuando me faltan algunas décadas para llegar, si acaso, al lugar en que él está. Departiendo un almuerzo los dos, después de su charla, Sinesio me hablaba de su infancia en Piura y soltaba diáfano algunos carajos que entremezclaban ternura y sencillez. Por eso dicen que no hay norteño malo.

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Orellana: claroscuros de una victoria táctica

Rodolfo Orellana tras su captura en Colombia

ORELLANA: claroscuros de una victoria táctica

2014-11-16

La captura de Rodolfo Orellana y su hermana constituye la más importante victoria política del nacionalismo en lo que va de su gestión. Arrinconado por sus malos resultados económicos y los escándalos de López Meneses y Belaúnde Lossio; un exitoso operativo oficial triangulado entre las policías de Perú, de Colombia y la DEA era lo que le hacía falta al gobierno para sacudirse de su mala racha.  

De hecho, las felicitaciones que han llegado desde el fujimorismo (Martha Chávez), el reconocimiento a regañadientes del APRA (Mauricio Mulder) y la congratulación de la embajada de Estados Unidos en el Perú extienden la línea de crédito del gobierno por un tiempo más. Bien administrada la oportunidad, el nacionalismo podría reducir la imagen de corrupto que venía labrándose a pulso con tanto destape sin resolver.

Pero al mismo tiempo, el cobarde asesinato del joven practicante de periodismo Fernando Raymondi en Cañete nos vuelve a la realidad de un país que los últimos años ha perdido harto terreno frente a la delincuencia y el crimen organizado; tanto como a la de un Estado que retrocede día a día ante el centrifuguismo regional a veces vinculado –y lo digo claramente: “a veces”- con ese crimen organizado que refiero.

Ciertamente, el Perú de hoy no es el que el Presidente Humala recibió en 2011; lo bueno que le fue heredado, como el crecimiento económico y de la inversión se ha descontinuado, mientras que los pendientes como avanzar en la reforma del Estado sencillamente no han formado parte de la agenda política. El resultado es un país en el que ya asoma la nube de la aventura autoritaria para “reestablecer el orden”, lo que no sabemos es si dicha aventura adoptará el rostro del mismísimo Urresti o de alguno otro más. No quiero ser agorero, pero en el Perú las crisis de la institucionalidad democrática han desembocado, todas, en autoritarismos, así que se trata de saber si seremos capaces o no de corregir el rumbo.

Quiero finalizar señalando que con esta columna no he intentado ser mezquino, ojalá y la captura de Orellana signifique el inicio de un re-empoderamiento del principio de la autoridad estatal a nivel nacional y no sólo una victoria que el mismo centro del gobierno interpreta como un movimiento táctico que lo reposiciona en el tablero político. En el tintero, se me sigue quedando la sensación de que el nacionalismo llegó al poder para aprender y que por ello hemos perdido muchísimo tiempo.

Publicado hoy en Exitosa Diario

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Los Bonos de Velasco I

LOS BONOS DE VELASCO I

¿Es justo pagarle a los ex-terratenientes?

 

A Velasco cada vez más lo está reivindicando la historia; lo noto cuando junto con mis colegas preparamos la clase sobre el GRFA que dictaremos en la universidad; ya no podemos decir Velasco la fregó y punto. Tal vez sea defecto profesional, o que, como historiadores, sabemos ver la “longue durée” como la llamaba Braudel. Sucede que desde los tiempos coloniales notamos que al Perú los españoles lo partieron en dos y que el valor para hacerlo uno de nuevo, solo lo tuvo el general piurano. 

Pero ahora está Pedro Olaechea, de pobladas cejas, exministro o exConfiep, no recuerdo bien, reclamando que el Estado le pague sus bonos a los terratenientes expropiados de Velasco y se me vienen a la cabeza como tanto los gamonales serranos, como los terratenientes costeños se apropiaron tierras de los campesinos abusivamente. Seguro que peores fueron los gamonales serranos, verdaderos señores feudales de los que ya quedaban pocos en 1969 cuando “cachito” nos clasificó al mundial de México con dos goles en la Bonbonera. Pero los costeños dominaban las tomas de agua y mataban de sed a los pequeños propietarios que al final vendían y pasaban a engrosar su fuerza laboral.

Velasco es una figura contradictoria, fue un militar que democratizó socialmente al país y lo jodió económicamente. Pero el Perú de hoy, con sus pros y sus contras, es el resultado de lo que el inició, aunque no necesariamente el resultado que él esperaba. ¿Qué hubiera pasado si Sendero se encontraba con los gamonales en la sierra? es una ucronía que me aterra hasta el día de hoy. Pero Sendero encontró comunidades libres o pequeños propietarios cuya situación recién había mejorado y por eso no se adhirieron a las huestes de Guzmán, eso es obra de Velasco.

De los expropiados de la Reforma Agraria, bueno, su mentalidad señorial persiste en algunos lugares, la he visto, observado, escuchado, y me preocupa. Pero este señor Olaechea me pareció llano a dialogar, al menos esa impresión dejó y dijo, o casi dijo, que se trata de obtener un monto simbólico por los daños, finalmente, Velasco no les dio los bonos por nada y esa deuda hoy es del Estado. En todo caso, la verdadera deuda moral del Estado peruano y de los señores terratenientes es con el pueblo, y esa deuda es impagable.

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LOS BONOS DE VELASCO II

LOS BONOS DE VELASCO II

 

Muchos de los despojados por Velasco a su vez despojaron abusivamente a campesinos desprotegidos

LOS BONOS DE VELASCO II

La Reforma Agraria de Velasco es un tema que pegó fuerte en mi generación, porque somos los hijos de los implicados, por supuesto que es aún más sensible en las generaciones que nos anteceden, aunque he notado, en clase, que lo es menos para los jóvenes contemporáneos. De hecho nunca olvidaré un debate que tuve en una sesión de UPC hace cuatro o cinco años, en la que dos alumnos contaron sus historias de lo más tranquilos, uno de su abuelo perjudicado y el otro de sus abuelos beneficiarios de la expropiación. Esta es una maravilla del Perú de hoy y en la que Velasco ciertamente tiene que ver: un nieto de campesinos estudia en una universidad privada de prestigio y comparte su testimonio con sus compañeros. De más está decir que los relatos se expusieron en una atmósfera de absoluto respeto, eran dos jóvenes hablando de sus abuelos, tan sencillo como eso.

Mi reciente nota sobre los Bonos de Velasco ha generado gran polémica en mis redes, una polémica, debo señalarlo, de mucha calidad y en la que los debatientes han defendido con pasión sus posiciones sin ofender al otro. Es como un retazo del Perú político que no existe sino en algunos rincones de la realidad virtual. Tratando de realizar el difícil ejercicio de sintetizar todo lo que se ha dicho y al mismo tiempo mantener mi posición es que aquí planteo la “tesis del columpio”.

Por “tesis del columpio” refiero dos procesos consecutivos del Perú Republicano que apuntan a direcciones opuestas. Uno, la concentración de tierras en manos de los terratenientes que se genera desde la Independencia y se prolonga hasta la década de 1910; dos, la paulatina pérdida de propiedades de los susodichos terratenientes desde las políticas anti-gamonalistas de Leguía (1919-1930) hasta su despojo definitivo (1969-1979, durante esos 10 años se expropiaron fundos).

Del primero de los dos periodos a pocos les gusta hablar, menos a los afectados por la Reforma Agraria. Con honrosas excepciones, como las de Don Hernán Villacorta, quien con firmeza me escribió que su familia poseía sus tierras en Chota desde el siglo XVII y expresó su orgullo de propietario que hasta hoy conserva la heredad familiar (entrañable personaje, de estos que suele regalarnos el Perú para beneplácito de los historiadores), muchos latifundios se formaron en un periodo que abarca desde los draconianos decretos anti-españoles de Monteagudo, que supusieron la partida masiva de los peninsulares en los tiempos de San Martín -pasando por los decretos bolivarianos de 1826 que desprotegen la propiedad comunal- hasta las muy discutidas abolición de la esclavitud y ley de consolidación de la deuda externa (década de 1850). Estas últimas medidas se pusieron en marcha en medio de denuncias de fraude masivo contra el Estado en el que se transfirió al sector privado una suma mucho mayor que la que se le debía por la tenencia de bonos de la Independencia y la manumisión de los afrodescendientes.

En todo caso, la capitalización de un sector socioeconómico y la ausencia (por incapacidad o complicidad) del Estado en las zonas rurales explican el proceso de concentración de la propiedad rural en pocas manos, tanto como la radicalización de formas de servidumbre en contra del indígena heredadas del periodo colonial. Este proceso se frenó en 1920 cuando Leguía entiende que el Estado está para ejercer su autoridad en todo el territorio y no solo fuera de las haciendas por lo que promulga una constitución que finalmente reconoce la propiedad comunal, así el latifundio serrano no pudo avanzar más.

Pero es un factor más bien sociodemográfico el que cambia la tendencia; desde la década de 1920 los nacimientos son más que los decesos y los niños rurales acceden a programas de vacunación que reducen drásticamente la mortalidad infantil, que en los Andes fungía de barrera demográfica. Entonces el campo se llena de gente y los campesinos que se quedan sin tierra o invaden latifundios o migran a las ciudades. Claro que aquí tenemos que analizar muy bien la palabra invasión; porque en muchos casos los pobladores rurales en realidad comenzaron a recuperar tierras que les fueron arrebatadas durante el proceso de concentración de la propiedad. Algunos, durante las oleadas de invasiones en el primer gobierno de Belaúnde, incluso mostraron sus títulos comunales coloniales, que durmieron por siglos el sueño de los justos.

De esta manera, para el caso de la sierra rural, Velasco liquidó el orden de los gamonales, un orden que, en realidad, había caducado al menos un par de décadas antes. Luego está el debate sobre los hacendados costeños, modernos, agroexportadores, productivos aunque abusivos muchas veces también. Al general piurano le sugirieron no expropiarlos pero, a contracorriente, Velasco comenzó la Reforma Agraria con ellos pues quería liquidar a la oligarquía como clase. Para él, dejar incólume la costa agroexportadora hubiese supuesto su futuro retorno.

Reforma Agraria de Velasco movilizó al campesinado

 

 Volviendo al debate en mis redes, un aspecto insoslayable es el legal. Por defecto profesional, yo no puedo dejar de mirar históricamente el proceso y encuentro mucha injusticia en darles entre el 5 y el 10% de nuestras reservas a unos señores que de pronto no lo merecen, o no en todos los casos. Pero deudas, como se me ha recordado, deudas son e hizo bien aquel que observó que contradigo mi discurso usualmente institucionalista al sugerir que el Estado no honre las suyas. Con esto el panorama está completo.  

Mi conclusión, o sugerencia final, como quieran: que el Estado apruebe, financie y fiscalice la ejecución de proyectos de desarrollo presentados por los tenedores de bonos de la reforma agraria y que les pague de esta manera pero de ninguna otra más. Así habremos ganado todos.

 

 

Puede pagarse los bonos asociandolos con proyectos de desarrollo

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El Viejo Ferrocarril

PASAJEROS ABORDAN EL FERROCARRIL CENTRAL EN LA ESTACIÓN GALERA,HUANCAYO,  4783 MSNM

El Viejo Ferrocarril

Leyenda negra del Ferrocarril Central demoró la decisión de unir el país con trenes modernos

 

En nuestra historia es co­mún señalar que por cul­pa del Ferrocarril Central el Perú llegó en bancarro­ta a la Guerra de 1879. De hecho, diez años antes se firmó el con­trato Dreyfus que otorgaba a éste las reservas guaneras a cambio de obtener para el país grandes prés­tamos para construirlo. Entonces la deuda externa, que era de 9 millones de dólares, saltó a 180 millones y, cuando se presentó la Gran Depresión Mundial de 1873, la economía peruana colapsó.

Pero ya es hora de repensar la historia de nuestro siglo XIX, cuya narración oficial sostiene que ab­solutamente todo lo que se hizo antes de la Guerra del Pacífico fue malo para así explicar la derrota militar. Un dato curioso, el di­choso ferrocarril, tan satanizado, sigue funcionando. Vaya usted a la Casa de la Literatura, antigua Estación de Desamparados, en el Centro Histórico, siéntese en las cómodas mesas acondicionadas en el viejo andén y lo verá pasar, como siempre, cargado de mine­rales de Cerro de Pasco y la fundi­ción de La Oroya (supe que la ha­bían cerrado y en eso me quedé).

En realidad, el dato que acabo de darles es cualquier cosa me­nos anecdótico porque este tren se construyó con una finalidad muy específica: reemplazar con la venta de los minerales los ingre­sos del guano, nitrato que ya se venía agotando y que, antes de la susodicha guerra, pagaba el 80% de los gastos estatales. Es decir, el Estado buscaba una nueva fuente de ingresos.

Por todo ello, una mirada de largo plazo solo puede llevarnos a la conclusión de que el Ferrocarril Central fue un estupendo pro­yecto interrumpido por la crisis de 1873 y la Guerra del Pacífico; y no, como se suele señalar, un mal proyecto que nos llevó al des­peñadero. El silbido de sus viejas locomotoras, flanqueando el río Rímac, nos recuerda todos los días que sus vagones, cargados de mi­nerales, le siguen permitiendo al Perú la exportación de minerales a gran escala, casi 150 años des­pués de iniciarse su construcción.

Hoy, cuando el pleno del Con­greso se dispone a debatir la cons­trucción de un tren desde Piura hasta Ica, lo único que queda por lamentar es el tiempo perdido an­tes de tomar la decisión de revo­lucionar el transporte. Y todo por­que hicimos del viejo Ferrocarril Central una injusta leyenda negra.

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La Renfe revolucionó el trasnporte en España

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