Archivo por meses: septiembre 2012

EL JOVEN APRISTA Y LA JUSTICIA SOCIAL

EL JOVEN APRISTA Y LA JUSTICIA SOCIAL
Yo no puedo dejar de emocionarme al encontrarme con tanto joven aprista en las redes sociales, con tanto joven aprista animado por una sincera inquietud de justicia social y atraído ya sea porque su familia, amigos o algún conocido le han comentado que el APRA es el partido del pueblo, que el APRA es una organización que lucha por los pobres, por los más necesitados.

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Haya luchó hasta el final

Pero a ese joven que hoy llega al APRA lo estamos exponiendo a una rápida desilusión o a un triste conformismo al interior de la maquinaria partidaria porque no le estamos diciendo qué hacer, porque no lo estamos dirigiendo. Es por eso que hoy ese joven que llega al APRA está esperando que nuestro querido Partido se relance y renueve su doctrina para así actuar sobre la realidad con la intención de transformarla. Porque el joven lo que más quiere es la acción y se siente inspirado por la acción fervorosa, sacrificada y revolucionaria de nuestros militantes del pasado.

Ciertamente, y para felicidad de la sociedad toda, las horas de lucha revolucionaria parecen haber terminado y Haya ya le ha demostrado con creces a los comunistas de ayer -que aunque lo sigan negando, han evolucionado irreversiblemente hacia posiciones apristas- que la justicia social solo se logra en democracia. En otras palabras, es la democracia realmente igualitaria y con oportunidad para todos el marco adecuado para alcanzar la justicia social, y aunque nuestra democracia sigue manifestando imperfecciones, ya parece madura frente a las antiguas tentaciones del autoritarismo militarista, como las que nos llevaron hacia las implacables dictaduras de Odría, Velasco y Fujimori.

No es mi intención, en estas líneas, dirigirme en contra de la conducción de nuestro querido partido que de seguro estará evaluando cuáles son las mejores políticas para el siglo XXI. Pero mientras no se convoque un congreso ideológico, doctrinal y programático que defina nuestra línea de acción política y, con ella, el rol del joven aprista en la transformación de la sociedad, es imprescindible al menos darle pautas que conduzcan sus primeras experiencias partidarias a través de su involucramiento en el día a día de su sociedad.

Me refiero compañeros al rol no solo del joven aprista sino de todo aprista en tanto que líder de su sociedad, de su distrito, de su barrio, de su cuadra, porque ser aprista sólo se entiende en función de la política que se realiza como servicio a la comunidad y no para obtener de ella beneficios económicos o particulares. Es por eso que pienso que los comandos universitarios apristas y las juventudes apristas de todos los comités del Perú deben comenzar por preguntarse ¿Qué pasa en mi cuadra? ¿Qué pasa en mi distrito? ¿Qué pasa en mi ciudad?; en otras palabras, cuáles son las injusticias que están a la vuelta de mi esquina y que veo todos los días al salir de mi casa al trabajo, a la universidad o a mi instituto técnico.

Una vez identificado el problema, el joven aprista debe pensar en una solución para lo cual debe acudir sin rodeos a pedir el consejo del aprista que ya es profesional, al abogado, al médico, al ingeniero, según sea el caso; o a hablar con la autoridad municipal; o, proyectándose todavía más, averiguar qué proyecto social se puede emprender en el barrio y cómo ese proyecto se podría financiar y que institución u organización del Perú o el extranjero puede apoyar la iniciativa. Y entonces llevarla a cabo, y no desfallecer, y no parar, y continuar y continuar hasta lograrlo, como el Jefe Víctor Raúl que a los 83 años, en el crepúsculo de su vida, pudo ver llegada la Constitución del 79, la Constitución de la justicia social para el Perú, aquella por la que luchó toda su vida y por la que pasó tantas cárceles y privaciones.

No olvidemos, compañeros, que tenemos una ventaja, nuestra ventaja es que somos y seguimos siendo partido, el único partido del país con bases en la mayoría de distritos a nivel nacional; es decir, estamos en todo el Perú. ¿Se imaginan lo que sería si comenzásemos a actuar de esta manera en todo el Perú? ¿Se imaginan cómo nos acercaríamos a la justicia social practicándola y además como recuperaríamos nuestro espacio como Partido del Pueblo en nuestra sociedad?

Los jóvenes a la obra, compañeros, así nos lo enseñó el maestro Gonzáles Prada que no por nada nuestra marsellesa reza “peruanos abrazad, la nueva religión” cuyos fieles devotos deben curtirse en el día a día en su entrega a los más pobres y en su lucha por la justicia social la que no puede detenerse nunca. El Jefe Víctor Raúl, en su última entrevista dijo “no he hecho otra cosa que dedicar mi vida enterizamente al servicio del país. Al servicio del pueblo”. Pues entonces nuestro camino ya está trazado.
Un abrazo fraterno a todos los jóvenes apristas del Perú

Daniel Parodi Revoredo
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EL PERÚ COMO POTENCIA REGIONAL

El Perú como potencia regional


Con motivo de unas charlas sobre el litigio contra Chile en La Haya, tuve la grata ocasión de acompañar al Canciller Rafael Roncagliolo a la Universidad Nacional de la Amazonía Peruana, en Iquitos, donde además recibió merecidamente el grado de Doctor Honoris Causa de dicha casa de estudios.

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Roncagliolo proyecta el liderazgo regional peruano

En su alocución, Rafael Roncagliolo expresó su posición y expectativas ante el desarrollo del contencioso peruano-chileno, resaltando que el Perú tiene buenas opciones de triunfo, pero advirtiendo que no debe esperarse una sentencia maximalista. En otras palabras, le recordó al auditorio que la corte holandesa suele dictar sentencias más bien complejas y que lo más probable es que el Perú obtenga parte -más no todo- de lo que le reclama a Chile.

Sin embargo, Roncagliolo ve en el fallo de la Haya una ventana de oportunidad para proyectarse hacia utopías mayores y potenciar la influencia regional del Perú. Al respecto, señaló que la vocación internacional de los gobiernos peruanos a principios del siglo XX se limitó al papel de socio menor de grandes potencias como Inglaterra y Estados Unidos. Sostuvo que sólo desde la segunda mitad de la centuria pasada, con la influencia de embajadores de la talla de Víctor Andrés Belaúnde y Raúl Porras Barrenechea –entre otros- el Perú se pensó a sí mismo como capaz de desempeñar un rol más protagonista en la región y en el mundo.

En esa línea, y pasando a los tiempos presentes, sostuvo el Canciller que el Perú debe fortalecer los foros multilaterales como UNASUR y la Alianza del Pacífico. Destacó también, que la homogénea política internacional de nuestros últimos gobiernos, puede significar el inicio de un protagonismo peruano en el siglo XXI.

Sin embargo, estas metas están subordinadas al desarrollo económico del país por lo que el ejercicio de reflexión del Canciller debe trasladarse a nuestro frente interno en el cual los conflictos sociales y una pobre vocación industrial representan obstáculos que, en su hora, pueden detener o retrasar nuestro recorrido. Respecto de lo último, preocupa la pobre inversión del Estado en ciencia y tecnología, cuyas consecuencias son más complejas de lo que se piensa: un industrial peruano no puede competir con uno chino porque ambos utilizan la misma máquina pero esta se fabrica en China, lo cual baja sensiblemente los costes del industrial chino, pero eleva los del peruano.

Desde Bolívar hasta Haya de la Torre, la unión latinoamericana ha sido una anhelada utopía regional. Hoy ya no se trata de formar una sola entidad política, mas sí de fortalecer un bloque económico sólido que potencie nuestros mercados internos y concurra al mundo mejor posicionado. Para lograrlo es preciso emprender la carrera tecnológica. Exportar cobre, espárragos y pisco alcanza para despegar, pero no para mantenernos en la hoja de ruta trazada en la bitácora del Canciller. Sólo un Consejo de Ministros que reflexione al Perú en todas sus áreas podrá dirigirnos hacia el protagonismo que alcanzan los países cuyos líderes ambicionan destinos de grandeza.

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FALLO EN FAVOR DE LA PUCP

FALLO EN FAVOR DE LA PUCP

Ojalá que esta sentencia marque el inicio de un punto de quiebre en la disputa con el Arzobispado. Ya es hora de que las aguas recuperen su nivel y de que la PUCP se afirme en su línea católica a través de una conducción laica, plural y tolerante.

5ª Sala Superior emite fallo a favor de nuestra Universidad

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La PUCP y la Iglesia siempre se llevaron bien, manteniendo cada quien sus fueros

Se rechaza pedido de la defensa del Arzobispado de cortar juicios sobre el testamento de Riva-Agüero, amparándose en la sentencia del TC de 2010.

El reciente fallo, emitido por la 5ª Sala de la Corte Superior de Lima, ratifica que la sentencia del Tribunal Constitucional (TC), emitida en marzo del 2010, no tiene validez para la interpretación del testamento de don José de la Riva-Agüero. Esta decisión es definitiva en el proceso del 16 juzgado Civil de Lima. El juicio sobre interpretación de testamentos seguirá su curso.

Como se recordará, en marzo del 2010, el Tribunal Constitucional emitió una sentencia donde interpretaba arbitrariamente los testamentos de don José de la Riva-Agüero. La defensa del Arzobispado pretendía usar esa sentencia en el 16 juzgado Civil de Lima como cosa juzgada para evitar que continúe el legítimo juicio sobre la interpretación de los testamentos en el fuero civil.

El Poder Judicial ya le dio la razón a la PUCP anteriormente
Ya en abril del 2011, el 16 Juzgado Civil de Lima había denegado el pedido del Arzobispado para que el juicio sobre el testamento concluyera anticipadamente y suscribiera los argumentos del fallo del TC. El Arzobispado apeló esta decisión. En septiembre pasado, la Quinta Sala Civil de Lima rechazó la apelación. Es decir, es la segunda vez que se deniega el pedido del Arzobispado.

Publicado en .Edu en 20 de septiembre de 2012 » Leer más

EL VALOR DE LA BASURA

El Valor de la Basura
No sé bien cómo fue que vi el primer episodio de “El valor de la verdad”, lo digo porque casi no veo televisión peruana y no sigo a nuestra farándula. De hecho, hace unas semanas completé el geniograma de EL TROME en la peluquería: yo la “chunté” con unos retratos de Freud y Miguel Grau, la peluquera con Angie Jibaja y unos gemelos que animan un espacio de entretenimiento. Lo que pasa es que encuentro vulgar nuestra televisión; y aunque la frivolidad de los talk-show representa uno de los aportes más olvidables de la globalización a la civilización universal, la puesta en escena peruana me parece la peor de todas. Por supuesto que pueden llamarme elitista.
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Vaya con Dios jovencita
Y bien, la vida de Ruth Thalía fue segada por su innombrable novio quien no pudo superar el ridículo que soportó a nivel nacional, en HD y sin obtener nada a cambio. Ruth, para quien mejorar en la vida era más importante que la honra del novio y la vergüenza de sus padres, jamás imaginó su triste y violento final, pero se fue así nomás, asesinada, antes de cumplir los veinte o los diez y nueve, ya ni sé.

Lo que sí sé es que cuando hoy se difunda esta columna estará ocurriendo lo que yo no quisiera que ocurra: los noticieros tendrán más audiencia que nunca; los tabloides batirán todos los records de venta; los periodistas disputarán a los cuervos por los despojos de una adolescente muerta y la cultura del espectáculo comunicará a la audiencia peruana la noticia más importante del año. Y aunque algún viejo analista mostrará su indignación, no serán ni sus palabras, ni su mensaje lo que al final importe.

Según su propia confesión, Ruth se prostituyó porque quería salir de pobre pero lo que Ruth no alcanzará a ver es que en el Perú la prostitución campea tanto, que ya es difícil diferenciar a quienes lo hacen de los que no porque hace décadas que nuestra sociedad está condenada a la mediocridad debido a una dictadura mediática autoproclamada “libertad de expresión”, bajo cuyo amparo las cadenas televisivas nos lanzan basura a control remoto 24 horas al día. Porque sólo el canal del Estado proyecta programas culturales y entonces nadie lo ve. Porque ya hace 20 años los formatos políticos se convirtieron en policiales y porque en el Perú ya no sube en las encuestas el político más coherente sino al que mejor le agarran los huevos ante cámaras (mejor si digo huevos y no testículos, así debuto en el proxenetismo sensacionalista ¿no se trata de eso?).

¿Y Beto?, quién sabe hasta qué punto sea moralmente responsable porque a él lo contrataron para conducir un programa tan denigrante (lo que aceptó sin titubeos) como tantos otros del pasado, como los que tenían -¿o aún tienen?- Magaly Medina y la impresentable Laura Bosso: esa embajadora de la inmundicia con la que la dictadura de los medios televisivos peruanos, que es la más obscena de todas, contamina nuestra sociedad –y su imagen internacional- sin importarle la dignidad de los padres de Ruth, provincianos ellos, músicos vernaculares ellos, tiernos ellos, cariñosos ellos, entrañables ellos, destruidos ellos.

Porque en el Perú cada quien vende como puede su alma al diablo, unos ventilando excremento paquidérmico a través de la pantalla chica; otros haciéndole abusivos lobbys a los grandes intereses económicos y otros tratando con esos delicuentes que ilegamente chuponean la vida privada de las personas como en el caso de Lourdes Flores y su frustrado derrière electoral. ¿Y la ética, los principios y la cultura? por favor, si esa cojudez no vende. ¿Y la posibilidad de pensar una televisión que forme en valores y en ciudadanía? De ninguna manera porque aquello atenta contra la libertad de expresión.

Los antiguos decían que en el Perú no se invertía en educación porque era más seguro mantener al pueblo ignorante; lo que hoy tenemos es una puesta en escena chicha-posmoderna de aquella vieja sentencia y nadie lo quiere impedir. Al contrario, hoy los diarios venderán como nunca la muerte de Ruth, una joven que, equivocada o no, quiso salir adelante en medio de tanta basura.

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Maquiavelo y los Derechos Humanos

Maquiavelo y los derechos humanos

No cabe duda de que El Príncipe de Nicolás Maquiavelo constituye el inicio de la política moderna. En sus páginas, el florentino excluye a Dios de cualquier intervención en la política. Más bien, el príncipe es responsable sólo ante el Estado y sus acciones persiguen la utopía del buen gobierno, incluso a través de actos reñidos con la moral cristiana. Maquiavelo escribió El Príncipe en 1513, en pleno Renacimiento, y su obra es arquetípica del pensamiento humanista que desarrolla la capacidad creadora del hombre. Desde Maquiavelo, Occidente rompió sus ataduras teocéntricas y construyó una teoría política laica e individualista.
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No podemos volver a él

Pero la política laica que inició Maquiavelo siguió evolucionando en los siglos posteriores debido al advenimiento del liberalismo político que tuvo su primera puesta en escena en la revolución liberal Inglesa del siglo XVII, que culminó con la coronación de Guillermo de Orange como monarca constitucional en 1689. En ese contexto de afirmación de los derechos individuales se reglamentó un principio jurídico fundamental: el habeas corpus.

El habeas corpus se instituyó en el Reino Unido en 1679 para garantizar la integridad del súbdito frente a los abusos de la monarquía. Gracias a él cualquier detenido por la autoridad debe comparecer pronto ante un juez para que dictamine si será juzgado u ordene su inmediata libertad. Además, el habeas corpus garantiza a la familia el contacto visual con el detenido para constatar su integridad física, entiéndase, que no haya sido torturado.

Cien años después, en 1789, los franceses proclamaron los Derechos del Hombre y el Ciudadano. Este último concepto –ciudadano- fue fundamental porque un ciudadano es igual a otro en derechos y deberes. A diferencia del súbdito, que está sometido a la autoridad del monarca, al ciudadano el Estado le garantiza libertad, seguridad e igualdad ante la ley.

Ya en 1948, a tres años de concluida la II Guerra Mundial, la ONU proclamó la Declaración Universal de Derechos Humanos que sostiene, en su artículo quinto que “nadie será sometido a torturas ni a penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes” y en el octavo que “toda persona tiene derecho a un recurso efectivo ante los tribunales nacionales competentes, que la ampare contra actos que violen sus derechos fundamentales reconocidos por la constitución o por la ley”. Parece preciso remarcar que la referida declaración inicia su artículo 5 con el sustantivo nadie y el 8 con toda persona. La declaración no discrimina, no dice toda persona exceptuando tales o cuales casos: por eso es universal.

Con todos estos antecedentes a mí solo me queda lamentar que en el Perú existan sectores que intenten retirarnos de la jurisdicción de la Corte Interamericana de Derechos Humanos tanto como revisar las conclusiones de la CVR a través de insanas psicosociales. A 20 años de la feliz captura de Abimael Guzmán –con respeto a los derechos humanos del propio detenido quien jamás tuvo clemencia hacia sus víctimas- debe quedarnos claro que SL y MRTA son los únicos responsables de la guerra asesina que iniciaron.

Sin embargo, es innegable que en su lucha por defendernos de la agresión terrorista, el Estado cometió excesos no sólo contra los subversivos sino también contra la población civil. Frente a esta triste realidad, es inútil intentar tapar el sol con un dedo y la impugnación, reiterada, de la CVR es una manera torpe de hacerlo. Negar los excesos perpetrados por el Estado durante la guerra interna, o justificarlos bajo el argumento del mayor beneficio o el bien común, es volver a Maquiavelo y flirtear con Hitler, Polpot y Mao Tse Tung. Creo, más bien, que 500 años de evolución de los derechos humanos justifican plenamente su definitiva incorporación en la cultura política peruana. Nuestra sociedad se lo merece, no la confundamos más.

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EL APRA Y LOS DERECHOS HUMANOS

Queridos amigos:

Esta reflexión fue pensada y escrita para un público militante del APRA, partido en el que milito. Pero he querido compartirla con todos ustedes porque participa del debate de los derechos humanos, que las últimas semanas ha generado muchas opiniones y discusión.

Cordialmente

Daniel Parodi Revoredo

EL APRA Y LOS DERECHOS HUMANOS

Apreciado compañero Ugarte, apreciados compañeros:

Me permito algunas reflexiones alrededor del importante tema que toca Ud. en su última publicación. Concuerdo con que el APRA debe contar ya con una agenda mínima de lucha para recuperar espacios que hace décadas fueron nuestros pero que, hace décadas también, dejaron de serlo. Estos espacios, además, ya no son lo que fueron por los cambios temporales y paradigmáticos que han motivado el fin del mundo bipolar, la globalización y la era virtual.

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Einstein abogó por los derechos humanos de Haya de la Torre
Desde mi perspectiva el primer objetivo que debe trazarse el partido aprista, como premisa de su renovación, es el imperativo de recuperar el espacio de la izquierda democrática en el Perú. Para ello, como paso previo, se requiere un congreso doctrinal que responda a la siguiente pregunta: ¿qué significa ser de izquierda democrática en el Perú del siglo XXI? La respuesta a esa pregunta, per sé, conlleva la impostergable revisión ideológica del aprismo, apropósito de los cambios fundamentales de la realidad, que he mencionado en el párrafo anterior.

Mientras tanto, y por desgracia, veo hoy al partido sumido en la inactividad –al menos de cara a su proyección en la sociedad- precisamente por la ausencia de derroteros ideológicos y programáticos claros que pudiesen orientar nuestra acción política. Es más, veo con asombro –aunque también con mucho respeto- que como resultado del despiste ideológico que refiero, contamos en el Partido del Pueblo con compañeros que defienden posiciones ultra conservadoras o ultra neoliberales, o, lo que es peor, cercanas al autoritarismo fascista. Veo, con estupor, como en el APRA hay abiertos defensores del imperialismo, así como otros que denostan lo andino y cuestionan el compromiso del aprismo con el problema indígena.

Así pues, en el partido el galimatías campea y no faltan quienes cuestionan el indigenismo porque lo asocian con Mariátegui y entonces denostan, abiertamente, nuestras tradiciones ancestrales: patético. En el mismo sentido, existen en el partido corrientes abiertamente contrarias a los derechos humanos porque como estos se han convertido en “bandera de lucha” de la izquierda intelectual, que algunos llaman caviar, entonces hay que desmarcarse de dicha izquierda y la mejor manera de hacerlo es asumir la posición contraria: ridículo.

Compañeros, les pido disculpas porque en esta reflexión hablo fuerte pero me inspira mi aprismo puro y sincero, tal vez los derechos humanos, llamados así, no fueron una bandera específica del aprismo porque la declaración universal de los derechos humanos se proclamó recién el 10 de diciembre de 1948, décadas después de iniciada nuestra lucha; ¿pero es que alguien puede negar que toda la trayectoria de nuestro movimiento es, en lo fundamental, la lucha por los derechos humanos? Ojalá y estos hubiesen estado vigentes cuando seis mil compañeros fueron masacrados en Mansiche y Chanchán. Pero también recordemos, al contrario, que José Melgar, -el compañero que atentó contra Sánchez Cerro en 1932- mal que bien recibió juicio y que su condena a muerte fue conmutada y que finalmente alcanzó la libertad; recordemos que lo mismo ocurrió con el compañero Juan Seoane, también condenado a muerte por supuestamente participar de manera indirecta en dicho atentado, pero que alcanzó su libertad años después. Y primero en importancia, recordemos que el jefe Víctor Raúl estuvo muchas veces al borde de la ejecución y que fue la conciencia internacional de los derechos humanos y la presión ejercida por organismos de derechos humanos, así como la de grandes personalidades mundiales la que logró evitarla. Preguntémonos compañeros ¿qué hubiese pasado con nuestro querido Jefe Víctor Raúl si en la década de 1930 no hubiese existido en el mundo conciencia de los derechos humanos?

Alguien dirá, y con razón, que los derechos humanos son también para las víctimas del terrorismo y de la violencia que se ejerce y se ha ejercido en contra del Estado y la sociedad: totalmente cierto. No olvidemos, compañeros, que cientos si no miles de apristas fueron asesinados en los años del demencial terror de SL y el MRTA y que esos apristas, una vez más, murieron en defensa de la democracia. Alguien dirá, y tiene absolutamente toda la razón, que la lucha del aprismo por la democracia y sus violencias, porque algunas las tuvo, jamás serán equiparables al terror subversivo, ciego y demencial que nos mantuvo en las tinieblas hace dos décadas. Pero aquella palpable y cristalina realidad no nos puede llevar al equívoco de justificar los excesos del Estado en la represión de la subversión, máxime si ésta tuvo como costo la pérdida de vidas inocentes pero ni siquiera, compañeros, en el caso de un terrorista culpable, porque inclusive ese culpable merece un tribunal, un juicio, una defensa y una condena porque el arma del Estado es la ley junto con los derechos fundamental. La no vigencia de los derechos fundamentales es la tiranía y si no es la lucha contra la tiranía la máxima inspiración del aprismo, entonces yo ya no sé cuál podría ser nuestra máxima inspiración.

Los derechos humanos, compañeros, se llaman así porque son universales y se llaman así porque mucho hemos evolucionado, felizmente, desde Maquiavelo hasta nuestros días. Porque Maquiavelo logró separar la política de la religión al sostener que el príncipe o gobernante debía hacer lo que fuese necesario por el bien del reino, aunque lo necesario estuviese reñido con la moral cristiana. Sin embargo, después de Maquiavelo, la teoría política del Estado, en Occidente, fue creando su propia moral con el objetivo expreso de proteger al individuo del propio Estado y sus eventuales abusos. Por esa razón, el habeas corpus, instituido temprano, en el siglo XVII en Inglaterra, estableció que la autoridad no podía retener a un sospechoso para interrogarlo más que algunas pocas horas y que éste tenía derecho a un abogado, así como a ser visto y palpado por sus parientes para asegurarse que no se le hubiese torturado ni obtenido de él información por la vía de la tortura. ¿Y acaso no fue ese mismo Estado liberal, ese mismo Estado democrático y esos mismos derechos fundamentales por los que Víctor Raúl y todos los viejos apristas se condenaron a una vida de ostracismo, persecución y clandestinidad? ¿No fue para conquistar esos derechos para nosotros que los apristas de ayer fueron perseguidos, encarcelados y asesinados por más de treinta años?

Por eso compañeros, yo creo que los apristas de hoy debemos explicitar como nuestro máximo consenso que EL APRA ES UN PARTIDO DE IZQUIERDA DEMOCRÁTICA y que serlo supone ocupar todo espacio de izquierda que no sea marxista y toda bandera de izquierda que mantenga una sólida y segura premisa democrática. Por esa razón he hablado, en esta reflexión, de la reivindicación de lo andino y principalmente de los derechos humanos, porque si hubiésemos clarificado ya el rol que debe desempeñar el aprismo en el Perú del siglo XXI éstas, sin duda, serían banderas de vanguardia para APRA, enarboladas fervorosamente y sin titubear. Lo mejor de todo es que tenemos lo que los otros no, un partido para llevarlas a la praxis.

Daniel Parodi Revoredo

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Por la separación entre Iglesia y Estado

Por la separación entre Iglesia y Estado

Estimados lectores: convencido de que es necesario revisar la actual relación entre Iglesia y Estado en el Perú, cedo mi presente columna al constitucionalista Roberto Pereyra quien sostiene la inconstitucionalidad de los beneficios que el Estado peruano le otorga a la Santa Sede.

Daniel Parodi Revoredo.

El 19 de julio del 1980, la democracia peruana sufrió una emboscada. El saliente gobierno militar de entonces y la Santa Sede suscribieron un acuerdo internacional, impidiendo de este modo que los términos del mismo se debatieran democráticamente en el Congreso que se instalaría pocos días después. Así, se evitó que sus contenidos se discutan públicamente a la luz del derecho a la libertad de conciencia y la cláusula del Estado aconfesional y laico, reconocidos en la Constitución de 1979 y reiterados en la Carta de 1993.


Roberto Pereira

El acuerdo establece una serie de privilegios incompatibles con tales preceptos constitucionales y con el principio de igualdad que constituye una de las bases del Estado constitucional. Le impone al Estado colaboración con fines religiosos. Involucra al Presidente de la República – y por ende al Estado – en la creación de jurisdicciones eclesiásticas y en el nombramiento de autoridades religiosas por la Santa Sede en el Perú.

Si en el menor respeto por el dinero de los contribuyentes, el gobierno militar comprometió al Estado a la entrega de subvenciones mensuales a obispos, demás personal eclesiástico y civil al servicio de la Iglesia. El Estado también otorga pensiones a obispos, subvenciona curias, seminarios y becas para el Seminario Santo Toribio. Además, tales subvenciones se encuentran exentas del pago de tributos. En esa misma línea, la Iglesia, sus jurisdicciones y comunidades religiosas gozan de un régimen inusitado de exoneraciones y beneficios tributarios, que contrariamente a lo que sucede en otros ámbitos, no ha sido materia de cuestionamiento alguno por el Ministerio de Economía, tan preocupado por combatir estas distorsiones.

Por si esto no bastará para estar al margen de la Constitución, el acuerdo impone al Estado la existencia de un enclave religioso católico en la estructura de las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional. Así, el Vicario Castrense goza de las prerrogativas de un General de Brigada y los capellanes las de un Capitán. A través de este sistema medieval, el Estado se compromete a brindar asistencia religiosa católica a los miembros de sus cuerpos de seguridad. Lo curioso es que estos funcionarios castrenses no son nombrados por el Estado como debería corresponder a su soberanía constitucionalmente garantizada, sino por la Santa Sede.

Estos no son los únicos funcionarios públicos sobre los que el Estado no ejerce su soberanía. Si un profesor civil del curso de religión católica de un colegio público no tiene la venia del obispo, entonces no podrá enseñar. Por el acuerdo de marras también se explica por qué la impartición del curso de religión católica es obligatoria en los colegios públicos, contraviniendo la prohibición constitucional de que el Estado promueva alguna fe religiosa.

Sería bueno de que en virtud de la transparencia y la verdad que tanto llenan los discursos del actual Arzobispo de Lima, se informara a la opinión pública sobre las ventajas concretas que se han derivado para el Estado como consecuencia de este acuerdo. También sobre el monto, el destino y los resultados de las subvenciones que pagamos todos los contribuyentes – católicos o no, creyentes o no – para que un grupo importante de sacerdotes católicos imponga su fe religiosa.

Todo esto sin perjuicio de la necesaria revisión de este acuerdo a la luz de la Constitución, sobre todo en la coyuntura actual en la que el Secretario de Estado Vaticano, manipulándolo, pretende expropiar a una persona jurídica de derecho privado interno –la PUCP- alegando una discrepancia religiosa que encubre ilegítimas pretensiones patrimoniales y de poder terrenal.

Roberto Pereira Chumbe
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LA PUCP NO ES DE LA IGLESIA

LA PUCP NO ES DE LA IGLESIA
Daniel Parodi Revoredo

En el litigio que le sigue a la PUCP, el arzobispado de Lima se ha posicionado en los frentes político e ideológico a través de hábiles psicosociales. Por ejemplo, se ha difundido la errónea idea de que la PUCP es propiedad de la Iglesia y que un piquete de comunistas recalcitrantes la ha tomado por asalto. De esta manera, gracias a una campaña de miedo y desinformación, se ha propiciado una cierta atmósfera de solidaridad con la Iglesia, la que habría sido víctima de un arbitrario despojo.

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que se separen por completo

Por suerte la realidad es absolutamente otra: en primer lugar, quienes hoy dirigen la PUCP no son marxistas ortodoxos salvo que por esto se entienda velar por el estado de derecho, la institucionalidad democrática y la vigencia de los derechos humanos. En segundo lugar, las actuales autoridades de la Universidad han sido elegidas democráticamente y de acuerdo con la ley universitaria. Con estas mismas reglas, hace dos décadas, la PUCP eligió gobiernos más conservadores e igual de respetables.

Por otro lado, es importante aclarar que LA PUCP NO LE PERTENECE A LA IGLESIA. Más bien, la Universidad se formó como una asociación civil conformada por laicos y religiosos que quisieron crear un centro de estudios superiores inspirado en valores católicos. A esta asociación (la Universidad) el Dr. José de la Riva Agüero le legó sus bienes por lo que se encuentra en litigio la modalidad de administración de dicha herencia, mas no su propiedad.

Al respecto, igual parece poco lo que le toca al Arzobispo. En su testamento de 1938, Riva Agüero indicó que si a 20 años de su muerte la PUCP hubiese dejado de existir, entonces una junta creada para tal fin debía administrar su herencia. Como en 1964 -dos décadas después de su deceso- la PUCP seguía existiendo le tocó heredar los bienes del mecenas cuyos títulos de propiedad, sin contratiempos, inscribió la Universidad en registros públicos.

Cierto es que este asunto dista de ser sencillo y que a mis argumentos la contraparte antepone otros, pero me pregunto si en la motivación del Cardenal Cipriani no se manifiesta el encono hacia los críticos de su olvidable performance en materia de derechos humanos, tanto como el interés por las ingentes rentas que plaza San Miguel y otros bienes le deparan a la Universidad más prestigiosa del Perú.

Pero lo hecho hecho está y hoy una comunidad de más de veinte mil personas, entre profesores y alumnos, vive contaminada por una agresión cuyo fin no parece cercano. Mientras tanto, a la usanza de los grandes canónigos decimonónicos, el Arzobispo de Lima sigue utilizando el púlpito con fines proselitistas contradiciendo así la antigua tradición occidental que fundara Nicolás Maquiavelo. Por ello he pensado, últimamente, que más que una universidad confesional lo que necesitamos es un Estado absolutamente laico.
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MARKARIAN Y PIZARRO

MARKARIAN Y PIZARRO
Daniel Parodi Revoredo

Tal vez no debería escribir esta columna. En realidad no soy especialista en fútbol y lo más probable es que en ella se expresen, más bien, mi pasión y desconocimiento. Pero es precisamente por eso que lo hago, porque con mis palabras puedo expresar el sentir de parte de la hinchada.

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Igual les deseo suerte

Markarián comenzó bien el proceso hacia Brasil 2014. Hubo humildad, disciplina y logró armar un grupo unido, sólido y con muy buena disposición hacia el trabajo y la obtención de metas importantes. En este periodo “el mago” consolidó lo que realmente se necesita para triunfar en cualquier deporte colectivo: un equipo.

El cenit de la experiencia fue la Copa América 2011, el único momento medianamente triunfal al que ha asistido la afición peruana desde 1981, cuando clasificamos al Mundial de España. Cuando hablo de esto todavía se me vienen a la memoria los goles de Lobatón y Vargas ante Colombia, sin duda el punto más alto de la era Markarian. Pero después todo cambió y creo que él es el principal responsable.

Todo cambió desde que Markarián desarrolló una innecesaria dependencia hacia los llamados “4 fantasticos”, Guerrero, Vargas, Farfán y Pizarro, pero cambió, sobre todo, porque permitió que, una vez más, Claudio Pizarro tome posesión de la selección y destruya todo lo avanzado: la unidad, el grupo, la disciplina, todo. Lo más triste es que no es primera vez.

Por eso hoy veo en Markarián un entrenador que depende demasiado de sus cuatro paladines ofensivos, a los que alinea juntos incluso cuando juega de visita; un entrenador que los extraña demasiado cuando no están, al punto de declararlo pública y quejumbrosamente, en claro desaire a los que sí están; un entrenador que los consciente demasiado al punto que nada dijo cuando Farfán dizque se intoxicó y Pizarro abandonó la concentración, viajó, regresó, pero no jugó; ni tampoco esta última vez, cuando supuestamente fingió una lesión en complicidad con el Bayer para no viajar a Costa Rica.

Ante todo esto me pregunto qué pensará en el fondo Paolo Guerrero a quien de seguro van a quitarle la cinta de capitán para dársela a Claudio Pizarro. Todo esto adicional al error táctico de alinear a los “4 fantásticos” juntos en función de ataque, así sea de local. Tal vez resulte contra Venezuela, ¿pero funcionara contra la Argentina de Messi?

Así nos acercamos a una fecha doble con estrellas pero sin equipo, con mucha incertidumbre y sin unidad porque en alguna parte del camino a Markarián se le olvidó que primero se arma el equipo y que a éste sólo deben añadírsele las estrellas que garantizan no quebrarlo. A esta lectura crítica del proceso, el anuncio de que los jugadores serán concentrados desde hoy 4 de setiembre parece una buena noticia, así no habrá –supuestamente- ni intoxicados, ni viajecitos insólitos, ni juergas, ni putas, ni demás perlas.

Con 3 puntos y pocas chances, lo menos que podemos pedir los hinchas es respeto y honestidad. Si se pierde que se pierda tratando de ganar y sin darle ventajas extradeportivas al rival porque si se gana será porque Markarián retomó las riendas de la selección y reconstruyó el grupo unido y humilde que una vez nos regaló el tercer lugar en la Copa América.

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