Archivo por meses: agosto 2015

El “autogol” de Verónika Mendoza

verónika mendoza

El autogol de Verónika Mendoza

Entiendo que toda campaña electoral necesita financiamiento, pero si este viene de la Venezuela de Nicolás Maduro, la candidata subvencionada se auto-condena a la muerte política antes de nacer. No entiendo, si no, cómo Verónika Mendoza se dejó zarandear por Milagros Leiva en “No Culpes a la Noche” solo por resistirse a deslindar del tirano bolivariano.

Ha bastado una sola entrevista con una periodista amable para sacar a la luz lo que hay detrás de la sonada candidatura de la congresista cusqueña. Se trataba del chavismo y por tan perniciosa subordinación, la precandidata del Frente Amplio no pudo siquiera condenar abiertamente la prisión de Leopoldo López, un preso de conciencia cuyo confinamiento rayano en la tortura avergüenza a toda América Latina. ¿Así defiende a los oprimidos?

¿Cómo es la cosa a ver? ¿el “bolivarianismo” continental tiene aún en su mira al Perú y ha encontrado en Verónika Mendoza el canal para atraerlo a su órbita, como intentó hacerlo en 2006 con la actual pareja presidencial?. De ser el caso, el escenario que se abre es realmente preocupante.

Debo confesar, y es verdad, que escribí otra nota sobre Verónika Mendoza, la  que cambié por esta tras escuchar sus declaraciones. En la anterior decía que me agradaba su perfil de profesional capacitada que decide entrar en política y comentaba, más bien, los obstáculos que tendría que sortear para unificar a nuestra siempre divisionista izquierda.

A estas alturas del juego, la precandidata del Frente Amplio aún está en situación de romper con el chavismo con claridad y transparencia absolutas; a no ser que ella misma crea que respaldar a Nicolás Maduro es un acto de consecuencia ideológica y no el resultado del financiamiento que he conjeturado en estas líneas. Si este es el caso, ya no hay nada más que hacer, pero me seguiré preguntando por qué a nadie le interesa construir una  izquierda sistémica en el Perú.

Twitter @parodirevoredo

Fanpage:  https://www.facebook.com/parodidaniel

Publicado hoy en Exitosa Diario

 

La estrategia boliviana

 

Evo Bachelet

Morales y Bachelet

La estrategia boliviana

Lleva razón Don José Rodríguez Elizondo cuando señala que Evo Morales está muy lejos de ser un gobernante errático y que, más bien, maneja una estrategia bastante inteligente en el tema de las relaciones de su país con Chile y el litigio que, sobre su mediterraneidad, ventila la Corte Internacional de Justicia.

Una clave del tema es que, para Bolivia, su demanda ante la Corte no es ni el principio, ni el fin de su empeño por salir al mar. No es como nuestra demanda a Chile por la frontera marítima, en la que estaba claro que aceptaríamos el resultado que fuere. Para Bolivia, La Haya es solo una fase de su estrategia, si pierde, dejará el plano judicial y volverá al escenario político-diplomático-histórico, que, en realidad, hoy sigue manejando en paralelo al litigio.

En este contexto, Evo Morales es probablemente el presidente de Bolivia que más éxitos ha conseguido en las últimas décadas, pues ha posicionado el tema en la agenda mundial y regional, cuenta con el ideologizado respaldo de Unasur y perturba con frecuencia el escenario político chileno con sus provocadoras declaraciones. La última, relativa al restablecimiento de relaciones diplomáticas entre ambos países.

De esta manera, Bolivia y Evo están planteando la reivindicación marítima de su país más como una guerra psicológica o de desgaste que como una demanda judicial. De hecho, en La Haya no la tienen fácil. En el mejor de los casos, la Corte podría decirle a Chile que negocie de buena fe pero nadie sabe las complicaciones que podrían surgir en el camino.  En el peor, aquella le dará la razón a La Moneda y, teóricamente, la causa de Bolivia perdería todo asidero jurídico.

Pero de presentarse el caso, el gobierno de La Paz seguirá protestando en cuanto foro internacional asista un representante suyo y el bloque regional, finalmente, será una caja de resonancia de su reivindicación. En otras palabras, la salida al mar de Bolivia seguirá siendo percibida como el viejo e incómodo problema del subcontinente que las partes, década tras década, no alcanzan a resolver.

Alguna vez escuché la anécdota –por confirmar- de que a Cáceres, durante la guerra civil con Piérola, le dijeron: “general, usted tiene la guerra ganada pero la paz perdida”. Es muy difícil que algún tribunal le dé a Bolivia la salida al mar, pero es imposible que esta deje de reclamarla. That’s the point.

Twitter: @parodirevoredo

Humala y la política exterior

 

Torre Tagle. 1 jpg

Una vez más, Torre TAgle se lució

Humala y la política exterior

Iniciado el quinto año del gobierno de Ollanta Humala es oportuno realizar un balance de la política exterior peruana durante su gestión. El aspecto más saltante es la obtención del fallo de la Haya, que nos dio la victoria contra Chile y nos otorgó 50.000 Km2 de mar.

El triunfo en la Haya es el resultado de una política exterior que se extendió tres gobiernos, pero de la actual gestión es destacable el esfuerzo de sus cancilleres por mantener un clima distendido con Chile mientras se desarrollaba el litigio. El resultado fue óptimo pues las relaciones vecinales alcanzaron un nivel nunca antes visto, lo que explica la ejecución de la sentencia apenas un mes después de ser leída por Peter Tomka.

La política exterior regional también muestra logros positivos. Se ha consolidado el vínculo con Ecuador con los gabinetes binacionales. Además, este mecanismo se ha extendido a Colombia y Bolivia. Los inmejorables resultados de nuestro intercambio con Ecuador demuestran que estos foros saben coronar su trabajo a través de comités fronterizos y comisiones con alentadores resultados.

Por otro lado, la próxima eliminación de la visa Schengen abrirá las puertas de los peruanos a Europa. Así pues, estamos ante una excelente oportunidad de maximizar el tráfico de personales y mercaderías hacia el Viejo Mundo.

Los aspectos negativos de la política exterior remiten a la cercanía presidencial con el chavismo. La renuencia de Humala a salir en defensa del canciller Roncagliolo tras ser injuriado por Nicolás Maduro dejó sombras sobre la subordinación del primer mandatario al “socialismo venezolano”. De igual modo, su explícito apoyo a la demanda boliviana en la Declaración de Esteves tensó una fiesta integracionista, aunque las cancillerías del Perú y de Chile supieron ponerle paños fríos a la situación.

Es evidente que en el presente quinquenio el Perú ha dejado pasar la oportunidad de asumir una posición de liderazgo regional, la que se gestó en los gobiernos anteriores a base de nuestro crecimiento económico. Pero el vínculo presidencial con el chavismo, sumado a sus nulos dotes de mando, le impidieron desempeñar  un rol protagonista.

El triunfo en la Haya y la notable mejora en nuestras relaciones regionales los últimos años son el fruto del silencioso trabajo de nuestro cuerpo diplomático que, una vez más, aparece entre los rubros más destacados del gobierno de turno. Las metas incumplidas, más bien, hacen extrañar un liderazgo que debió provenir de Palacio de Gobierno.

Twitter: @parodirevoredo

 

Respuesta a un crítico de Alan

Alan garcía

Respuesta a un crítico de Alan

Juan, qué bueno que hayas venido aquí a debatir, como podrás apreciar aquí intercambiamos ideas. Varias cosas: mi post lo que critica es que uses, como lo hacen muchos, el mal primer gobierno aprista como argumento para no votar por Alan García el 2016, cuando  entre aquel gobierno y el día de hoy media otro en el que Alan hizo mucho mejor las cosas. Median también treinta años, treinta, por lo que aquella antigua gestión se presta más para el  análisis histórico de lo que repercute en nuestra política contemporánea.

Luego, tú presentas a Alan como el gran culpable de la crisis de los años ochenta pero esa crisis fue la continuidad de la que se inició a mediados de la década de 1970 debido a que las reformas de Velasco no funcionaron. Por ello, y por la cuestión del embargo del petróleo de los países árabes, en 1973 entramos en un círculo vicioso de inflación, devaluación, déficit fiscal y endeudamiento externo que, es verdad, sólo logró interrumpir Alberto Fujimori veinte años después.

Sobre la hiperinflación del primer gobierno aprista, concedido: es el resultado directo de la  fallida política de reactivación económica aplicada entonces y que cedió al empresariado parte de las reservas nacionales (dólar MUC) con la condición de que reinvirtiesen sus ganancias en el Perú. Al final nadie reinvirtió nada, se acabaron las reservas, vino la hiperinflación y prácticamente el gobierno perdió las riendas del país. Como verás, puedo ser muy autocrítico con el primer gobierno de Alan, la pregunta es qué estás dispuesto tú a reconocerle como bueno al segundo.

¿Serías capaz de reconocer que fuimos el país que más creció en la región? ¿Que en 2010 crecimos 8.78% cuando las potencias ni daban visos de recuperarse de la crisis económica mundial de 2008? ¿Admitirás que redujo la pobreza 4% anual, 20% en 5 años lo que provocó la admiración del mundo entero? ¿Alcanzarás a recordar que por aquellos años inclusive crecimos más que Chile y despertamos su preocupación?

Si crees que esto es solo el resultado del precio internacional de los metales preciosos déjame decirte que el pronóstico de crecimiento para el Perú en el quinquenio 2006-2011 era de 5% anual y crecimos 7.2%. Esa diferencia, que es enorme, es obra del gobierno de Alan García y no del valor del cobre.

Así que si quieres invocar el primer gobierno aprista para decir que no votemos por Alan en 2016, ok, pero al menos ten la sensatez de presentar los resultados de su segundo gobierno y hacer un balance. Si tuvieses que contratar un gerente al que no le fue bien de joven en su primera chamba pero fue condecorado en la segunda como mejor ejecutivo de Sudamérica cuando  ya tenía más experiencia ¿lo harías?  Yo sí.

Twitter: @parodirevoredo

Valiente Arequipeño

 

 

vali 500KB (1)

VALIENTE AREQUIPEÑO

 

“Es discutible dicho popular que cuestiona voluntad combativa de Ciudad Blanca en la Guerra del Pacífico”.

La vieja cuarteta que dice “oh valiente arequipeño, que al pie del Misti naciste, cuando la Guerra con Chile, donde m te metiste” contiene una leyenda popular que solo manifiesta el  desconocimiento que existe sobre un triste capítulo de la Guerra del 79.

Sobre el tema circulan relatos fantásticos. Uno dice que Arequipa fue tomada cuando los chilenos se dirigían hacia la capital del Perú con la intención de ocuparla. De ser cierta esta versión, la captura de la Ciudad Blanca se habría producido a fines de 1880, pues Lima cayó bajo el manto invasor el 17 de enero de 1881.

Además de inexacta, esta versión es absurda: Arequipa se ubica en la sierra sur y la expedición contra Lima fue marítima; carecía de todo sentido una excursión a la tierra de Mariano Melgar. La toma chilena de Arequipa se produjo el 28 de octubre de 1883, tres días después de que una algarada popular depusiese al gobierno de Lizardo Montero que se había instalado en esa plaza debido a la ocupación de Lima y la deportación a Chile del Presidente Francisco García-Calderón.

¿Por qué no resistió Arequipa?   

La decisión de no presentar resistencia al invasor no fue ni de la ciudad de Arequipa, ni de sus habitantes sino del mando político-militar, encabezado por el Presidente Lizardo Montero, aunque no se trató de un acto de traición a la patria, ni cosa por el estilo.

La clave para comprender esta medida se remonta al 16 de mayo de 1882, cuando se reunieron en Oruro los mandos militares de la Alianza Perú-Boliviana para decidir qué hacer en el caso de una expedición chilena al sur del Perú. En esa ocasión, se trazó un plan de retirada a Puno para unir allí las fuerzas de los países aliados y resistir juntas al invasor. Esta estrategia explica por qué no se produjo en Arequipa una resistencia armada como la que sí ofreció Lima, el 13 y 15 de enero de 1881, en Chorrillos y Miraflores.

¿Por qué se levantó la población el 25 de octubre de 1883?  

Un error fatal que cometió Lizardo Montero al aplicar el plan de retirada fue someter su decisión a consulta popular. Las campanas de la comuna arequipeña sonaron y a la población, reunida en cabildo abierto, se le preguntó ¿quieren la paz o quieren la guerra?

Mayoritariamente los arequipeños se pronunciaron por la guerra por lo que el Presidente les dijo que se dirijan a los cuarteles para ser armados, pero cuando el gentío lo hizo ya se estaba efectuando el plan de retirada y el armamento era conducido a la estación del ferrocarril para ser trasportado a Puno.

La gran contradicción entre la orden del Presidente y el desalojo de los cuarteles generó una gran revuelta popular. Entonces se dispersaron el ejército y la guardia nacional. El alcalde Diego Butrón, partidario de la paz, fue ejecutado por la turba y la Ciudad Blanca, ya acéfala de gobierno, fue ocupada por el ejército chileno tres días después.

A manera de conclusión

Alguien podrá decir que la población arequipeña de todos modos debió resistir al invasor. Pero esto es jalonear las cosas. Además, cuando sucede la ocupación chilena de Arequipa, el 28 de octubre de 1883, hacía una semana que se había firmado la paz de Ancón. En otras palabras, la guerra ya había terminado.

Hay mucho que investigar sobre la participación de Arequipa en la Guerra del Pacífico pero una premisa es innegable, cuando a los arequipeños les preguntaron si querían resistir al enemigo, ellos respondieron que sí.

Especial publicado en suplemento conmemorativo de los 475 años de fundación de la ciudad de Arequipa publicado en Diario El Comercio

twitter: @parodirevoredo

fanpage:  https://www.facebook.com/parodidaniel

El “prócer” Prado

 

El “prócer” Prado

Acerca del polémico libro de Víctor Andrés García Belaunde

La publicación de “El expediente Prado” concluyó con una denuncia a su autor, el congresista Víctor Andrés García Belaunde, para quien se ha solicitado una sanción de la Comisión de Ética del Congreso por supuestamente ofender la memoria de un prócer de la patria. La acusación es absurda. De proceder, todos los que escribimos sobre el pasado tendríamos que andar en puntillas para evitar “pisar algún huevo” y acabar demandados por agraviar el legado de Julio César, Nerón o La Perricholi.

Es claro que García Belaunde no es historiador. En su investigación prevalece la disquisición jurídica sobre la reflexión histórica: el autor de “El expediente Prado” es un “fiscal” que acusa a Mariano Ignacio Prado de traición a la patria. Este, a su vez, cuenta con varios “abogados defensores” como Víctor Izquierdo Prado y Antonio Garatea. Pero la historia hace cien años superó este modelo de análisis. Hoy los historiadores buscamos comprender el pasado en su contexto. De allí que nos interese la sociedad, la mujer, la vida cotidiana y muchas otras manifestaciones del ayer.

Lo dicho no le quita rigor a la investigación de García Belaunde, la que sustenta con información inédita. “El expediente Prado” demuestra que el ex presidente fue un político astuto que aprovechó el ejercicio de la función pública para tejer una red de influencias y amasar fortuna, no siempre lícitamente. Por ejemplo, ya como presidente, en el período 1865-1868, Prado se ve comprometido en la compra de dos barcos de guerra (Atahualpa y Manco Cápac) a un precio que triplicaba su valor real.

Este hecho, y otros parecidos, lo habrían provisto de un importante capital que invierte en Chile, país con cuyas élites traba amistad durante la Guerra contra España (1864-1866). En el vecino país, Prado adquiere minas de carbón y una hacienda; además funda un banco. García Belaunde es muy crítico de estas inversiones pero entonces la Guerra del Pacífico no se había producido y existía gran familiaridad entre las elites del Perú y Chile.

El controversial “viaje de Prado”, quien de manera inaudita abandona el país en plena Guerra del 79, es neurálgico en la investigación de Vitocho. De sus páginas podemos extraer tres conclusiones: una implícita es que Prado no se embolsicó el dinero de la colecta nacional para comprar armas, acusación muy difundida en el imaginario nacional. Otra explícita, y no completamente demostrada, es que Prado abandona el Perú porque la guerra perjudicaba sus inversiones en Chile. Una última, y perfectamente demostrada, es que durante la guerra Prado siguió administrando sus negocios en Chile, cuyas ganancias se incrementaron debido a la derrota del Perú.

García Belaunde ha respondido la denuncia de los descendientes de Prado solicitando al Congreso derogar el título de “prócer de la patria” que le fuera conferido a Mariano Ignacio durante el primer gobierno de su hijo Manuel (1939-1945). Estoy de acuerdo con el congresista. No voy a llamar traidor a la patria al general Prado, pues no voy a oficiar de juez del pasado. Sin embargo, su trayectoria es lo suficientemente controversial como para no colocarlo al nivel de nombres de la talla de Cáceres, Bolognesi y Grau.

Un héroe tiene un lado mágico y otro humano, pero debe ser genuinamente adoptado por su colectividad. Este no es el caso de Mariano Ignacio Prado, téngase presente.

Publicado el lunes 17 en Diario El Comercio

http://elcomercio.pe/opinion/colaboradores/procer-prado-daniel-parodi-revoredo-noticia-1832908

Twitter: @parodirevoredo

Rumbo al Bicentenario: logros y desafíos de una república adolescente

 

CON LA REPÚBLICA SE FUERON LOS REYES, PERO LLEGARON LOS CAUDILLOS

Logros y desafíos de una república adolescente

“La nuestra es una república sui generis, acaso un cascajo formal que contiene dentro una sociedad que eligió su propia manera de organizarse”

Son diversos los enfoques acerca de los principales logros y desafíos del país, ad portas del Bicentenario de nuestra fundación republicana. Esta vez, quiero enfocar el tema desde una mirada política pues estamos ingresando a una coyuntura larga en la que el país se preguntará quién es y quién desea ser en el futuro. También se preguntará sobre cómo reformar su modelo político y su democracia.
La democracia, una vieja discusión

¿Estamos aprendiendo a vivir en democracia?, ¿estamos construyendo la República, entendida como sistema de gobierno liberal, que nos legaron los padres fundadores? Creo, al mismo tiempo, que sí y que no.

Creo que sí

Creo que sí porque nos acercamos a la cuarta elección democrática consecutiva, sin ningún tipo de indeseable irrupción militar o autoritaria; y vaya que no es poca cosa en un país que sólo superó este record en tiempos de la República Aristocrática (Desde Piérola en 1895, hasta el golpe de Benavides en 1914). El mérito es aún mayor si observamos que los últimos tres presidentes han gobernado sin mayoría parlamentaria y la gobernabilidad se ha mantenido en función a las alianzas y consensos establecidos entre las diferentes fuerzas políticas.

Al respecto, es destacable que el actual gobierno de Ollanta Humala haya perdido el control del Parlamento Nacional, lo cual parece sintomático de una crisis de institucionalidad, aunque, en realidad, refleja su fortaleza. Me explico, un mal gobierno es castigado por el poder legislativo quien le traspasa su dirección a la oposición política. Desde la práctica democrática, este cambio de timón es saludable: el poder ejecutivo no satisface las expectativas, entonces el legislativo recupera atribuciones y soberanía para ejercer una mayor fiscalización. Conclusión: el equilibrio de los poderes está funcionando.

Creo que no

Pero creo que no porque es evidente que nuestra institucionalidad es débil y que el Parlamento Nacional cuenta con una muy baja aceptación ciudadana; esto es, carece de legitimidad ante la población. Además, no olvidemos que somos el fruto de la antipolítica fujimorista. Por eso nuestra democracia es básicamente sufragista y casi se reduce a la periódica elección de autoridades.

Lo que nuestra democracia no es, es un sistema cimentado en partidos políticos de dimensión nacional que le ofrecen a los peruanos programas de gobierno para alcanzar su bienestar y los cuadros políticos para ejecutar dichos programas. Si bien las redes sociales se han convertido en un espacio de articulación política a través del cual incluso muchos partidos canalizan sus actividades, estas no llegan a reemplazan al partido, en tanto que institución, organizada y descentralizada, que persigue el poder y se prepara para ejercerlo.

Al contrario, nuestra democracia es caudillista, lo que conceptualmente es contradictorio pero al mismo tiempo muy real. Veamos a Ollanta Humala, atrapado en un esquema democrático en el que nunca se sintió a gusto, aprisionado por un protocolo que le es ajeno y que solo luce entusiasmado cada vez que preside una parada militar.

Remontémonos a sus orígenes, la carrera política del actual presidente comienza como la del típico caudillo alzado en armas del siglo XIX que le dirige una proclama refundacional al país. Es verdad que es positivo que las formas de la democracia hayan doblegado al militar golpista y que no haya sucedido lo contrario, pero el hecho de que un proyecto de clara raigambre caudillista haya alcanzado el poder en 2011 ejemplifica con claridad las insipiencias de nuestro republicanismo.

A manera de conclusión

Mirando hacia el Bicentenario, se nos queda en el tintero el proyecto de una democracia erigida sobre partidos políticos orgánicos, funcionales y financiados desde el Estado. Desde nuestra mirada puede parecer atroz, pero así funcionan las democracias maduras: el Estado financia a los partidos que cumplen con requisitos mínimos para ser considerados tales porque, finalmente, ellos sostiene el sistema.

La meta es complicada porque nuestra sociabilidad política se ha construido de otra forma: al tradicional caudillismo hoy se le suma un centrifuguismo que se ha enraizado durante la última década debido a la dación de una pésima ley de regionalización. Por eso contamos hasta 24 pequeños centros de poder diseminados por todo el país que, ante la ausencia de partidos y cuadros políticos, han sido copados por nuevas capas dirigenciales reclutadas de las burguesías emergentes y la economía informal.

En 6 años habremos cumplido 200 años de vida republicana. Cuando decimos “republicana” nos referimos a una república liberal con presidente, división de poderes y partidos políticos. Pero la nuestra es una república sui generis, acaso un cascajo formal que contiene dentro una sociedad que eligió su propia manera de organizarse.

Decidir si queremos ser una república que funcione como tal y diseñar la estrategia para lograrlo debería ser un tema prioritario en el debate nacional de cara al Bicentenario. ¿Lo entenderán así nuestros políticos y líderes de opinión?

Publicado en exclusiva para revista Ideele #252

http://revistaideele.com/ideele/content/logros-y-desaf%C3%ADos-de-una-rep%C3%BAblica-adolescente

Twitter @parodirevoredo