Archivo por meses: octubre 2014

LA LEY Y LA TRAMPA

Con la no reelección vendrán otros peores

LA LEY Y LA TRAMPA

Si algo me molesta de nuestra camada congresal más que la corrupción, el peculado, el tráfico de influencias y los vínculos con el narcotráfico -que compiten arduamente con folklóricos desmadres tipo “come pollo” y “roba luz”- es que, encima, les falte calle o lectura del país, que para efectos prácticos viene a ser lo mismo. Es que de otra manera no me explico cómo creen que prohibiendo la reelección inmediata de presidentes regionales y alcaldes van a elevar la calidad de nuestra política.

Pareciese, pues, que la representación parlamentaria no supiese que hasta la pareja presidencial intentó saltarse la norma postulando a la Primera Dama y que las autoridades de nuestras 25 regiones y cientos de provincias hallarán más temprano que tarde la manera de burlar un obstáculo que, por ridículo, no merece mayores adjetivos. ¿O acaso no han pensado los “Padres de la Patria” que nuestras autoridades regionales provienen, en el mejor de los casos, de la economía informal y que poco les costará candidatear a un paniaguado con una campaña millonaria y grandes posibilidades de salir victorioso? Pero pensemos positivamente; digamos que no gana el paniaguado sino el contrario ¿hay algo en la nueva ley que nos invite a pensar que la flamante autoridad será mejor que la anterior y que no intentará mantenerse en el poder también a través de un paniaguado?

Hace poco más de un año, en un sugerente artículo, Steve Levitsky habló de los “límites del diseño institucional” y analizó cómo algunas leyes bien intencionadas tienden, en el Perú, a transformarse en todo lo contrario. El destacado polítologo puso como ejemplo la votación calificada que el Congreso requiere para elegir a los miembros del TC, impuesta para garantizar que los candidatos respondan a una trayectoria intachable pero que, al contrario, propició la grosera repartija que todos recordamos.

El punto es sencillo y complejo a la vez: el Perú necesita políticos, partidos políticos, clase política profesional. Mientras no los tenga, ningún impedimento a la reelección de autoridades los hará brotar de la tierra cuales flores primaverales. A lo sumo, la ley recién aprobada puede hacernos pasar de una continuidad en la corrupción a un tobogán de la corrupción y el cambio, en todo caso, no cambiará nada.

Dos propuestas para concluir. La primera: 25 universidades de calidad, una por región (si pensamos hacer un tren de 10.000 millones $ no estaría demás gastar otros 10.000 en formar una casta profesional capacitada). La segunda: fortalecer los partidos políticos, financiarlos más mientras más cumplan con requisitos básicos de institucionalidad y democratización interna. Este es el camino para una buena política en el país porque la ley recientemente aprobada sólo demuestra lo mal que estamos.

Daniel Parodi Revoredo

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Perú: historia de una fragmentación

Actual regionalización es pésima

Perú: historia de una fragmentación

 

En “El legado castillista” (1996), Carmen Mc Evoy sostiene que Ramón Castilla pacificó al Perú con el apoyo de sus clientelas provinciales, las que fidelizaba con favores políticos. Para la historiadora, las toneladas de guano exportadas a Europa entre 1840 y 1860 le permitieron al caudillo tarapaqueño imponer su autoridad repartiendo las ganancias de la venta del fertilizante. En simultáneo, el sacerdote-político Bartolomé Herrera articuló un discurso cohesionador basado en la soberanía de la inteligencia. 

Así, el recorrido militar obtuvo la legitimidad que requería para consolidar su proyecto autoritario. Según Mc Evoy, desde 1860 el modelo castillista entró en crisis debido al dispendioso gasto de las rentas guaneras que impidió seguir “contentando” a las voraces elites provinciales. En ese contexto, se abrió paso el primer gobierno auténticamente republicano de la historia del Perú. Desde 1872, Manuel Pardo y el Partido Civil intentaron reemplazar el autoritarismo castillista por un gobierno más democrático. Su proyecto de educar a las masas fue un tímido avance en la construcción de una legitimidad sustentada en el ciudadano y la soberanía popular.

Pero antes de Castilla y después de Manuel Pardo se configura otro fenómeno político: la fragmentación. La anarquía militar de los años fundacionales nos ofrece la alternancia en el poder de caudillos regionales, ante un Estado débil y una clase civil incapaz de conducir las riendas del gobierno. A su turno, durante la República Aristocrática (1895-1919) rige la “democracia” para el 5% de la población, mientras los gamonales se reparten feudalmente el resto del país.

Los últimos tiempos nos ofrecen alternancias similares entre los modelos políticos mencionados. En 1968, con la dictadura de Juan Velasco, iniciamos un nuevo militarismo que fue reemplazado en 1980 por un republicanismo incipiente que no pudo superar las duras pruebas del terrorismo y la crisis económica. En 1992 engendramos otro autoritarismo que reprodujo tal cual las prácticas clientelares de Ramón Castilla, aunque con una nocturnidad y sofisticación nunca antes vistas, fujimontesinismo incluido. Ya en 2000, se reinstaura una frágil democracia que constata, atónita, la pérdida de su principal protagonista: el partido político.

Desde 2002, una mala ley de regionalización propicia otra fragmentación política en el Perú, sostenida en cientos de movimientos independientes, a veces vinculados a la corrupción y el sicariato, como lo confirma las últimas municipales- regionales de 2014. Mientras tanto, el Estado se retrae sin que sus autoridades atinen siquiera a imaginar un país institucionalizado. Por ello, la democracia en el Perú sigue siendo un anhelo, como en tiempos de los padres fundadores.

Publicado em medios el 20 de octubre de 2014

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¿Tanto así perdió el APRA?

PAP de Trujillo, derrota en el norte le duele a la militancia

¿TANTO ASÍ PERDIÓ EL APRA?

Parece simplista afirmar que un sólo partido fue el “gran derrotado” en las recientes regionales-municipales 

¿Por qué una serie de analistas se esmera en decir que el APRA fue la gran derrotada en las recientes regionales-municipales?.

Por supuesto que entiendo lo de perder La Libertad y Lambayeque, incluido su elemento simbólico, pero el resultado de la contienda suma o resta poco a sus homólogas de 2010 como para separar al APRA del resto de los partidos y colocarla como “La perdedora” por antonomasia de un proceso que da más para las lecturas complejas.

Ciertamente, he visto las candidaturas de Diálogo Vecinal postular sin éxito en varias regiones pero parece que se prefiriese destacar los resultados del PAP frente a otros partidos institucionales como el PPC, AP y la izquierda (que no es partido pero entiendo que persigue la utopía de expandir su influencia a nivel nacional ¿me equivoco?)

Más bien, sí parece correcto el análisis que señala que sólo el fujimorismo ha obtenido resultados positivos en algunas regiones, con lo que se encamina a convertirse en una institución política de dimensión nacional que combina acertadamente lo formal con lo informal (por expresar con sencillez un asunto que amerita mayor desarrollo).

La disyuntiva del APRA es decidirse a despertar ahora que ha demostrado que la estrella es mejor marca de lo que se pensaba, y que cuadros jóvenes/tecnocráticos pueden atraer votantes y ensanchar la militancia. A este nivel, pienso que la victoria o derrota del APRA no pasa por los resultados de las últimas regionales sino por la toma de las decisiones internas adecuadas para reorganizar el partido y multiplicar el fenómeno Cornejo.

En otras palabras, una acertada lectura de los recientes resultados electorales pueden impulsar en el PAP un proceso de cambio y modernización para superar la crisis institucional que hoy comparte con los demás partidos nacionales. Pronto veremos qué pasa pero la fragmentación política que se ha expresado en las últimas regionales, per se, no dice mucho de lo que sucederá en 2016 donde las candidaturas presidenciales serán necesariamente nacionales, igual que los resultados.

Daniel Parodi

Publicado en medios el 12 de octubre de 2014

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Cornejo: el outsider político

Jóvenes regidores de Cornejo podrían iniciar renovación del APRA

 

Cornejo: el outsider político

El 5 de agosto de 2014 publiqué “Cornejo es el outsider”, nota en la que anticipé que la sorpresa en las municipales limeñas sería Enrique Cornejo debido a su perfil técnico-popular y a la calidad de sus propuestas. También puse en duda el peso específico del antiaprismo como impedimento al crecimiento de su candidatura.

Algunos analistas cuestionaron que usase el término outsider porque este refiere lo que está fuera del sistema o de las normas, por lo que no podría provenir de un partido político institucionalizado. Pero yo invertí las cosas pues nuestro modelo político se caracteriza por la informalidad, los caudillos eventuales y los movimientos regionales.

Por todo ello, un outsider en el Perú ya no puede ser un independiente sino alguien proveniente de lo poco que nos queda de nuestra antigua partidocracia, pues esta se sitúa en la periferia del sistema político (o sistema de partidos). De manera más amplia, referí outsider como candidato sorpresa, como aquel del que se esperaba poco y que de pronto se coló entre los punteros.

Más allá de eso, lo que nos deja la alta votación alcanzada por Enrique Cornejo es lo siguiente:

1.- Existe un nuevo electorado ávido de políticos con perfil tecnocrático y mejor capacitados que la mayoría de nuestras actuales autoridades congresales y regionales. Una nueva generación espera cuadros de alta especialización, capaces de ofrecer soluciones a problemas directos de infraestructura, transporte y seguridad.

2.- Ha quedado demostrado que el APRA, salvo en Lambayeque y La Libertad (a pesar de su aparente derrota en ambas plazas), carece del núcleo duro de votantes con que contaba antes. Sin embargo, ocurre lo mismo con el antiaprismo. En otras palabras, se está manifestado un nuevo electorado sin las fidelidades ni las aversiones de hace algunas décadas.

3.- Al interior del APRA, Enrique Cornejo y los jóvenes que introduce al municipio abren la puerta de una renovación que debería fundamentarse en la modernización institucional y en el fortalecimiento de su democracia interna. Así, un partido adaptado a las formas políticas del siglo XXI podrá captar una nueva y joven militancia.

En sus primeras décadas de vida institucional, el APRA cumplió el sacrificado rol de construir ciudadanía y democracia en un contexto hostil y autoritario. Hoy su desafío es reinstitucionalizar nuestra política y conducirla hacia los estándares del siglo XXI. Lo del 5 de octubre es sólo una clarinada, pronto sabremos si el Partido de la Estrella tiene más que ofrecernos.

Publicado en medios el 10 de octubre de 2014

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Un sólo ganador

 

UN SOLO GANADOR

 

El debate municipal de ayer se caracterizó por el desorden, tal cual la ciudad de cuyos problemas se debatió. El micrófono funcionaba cuando quería y, por pérfida coincidencia, se apagaba en el turno de los candidatos que pocos querían escuchar. Chema, por otro lado, nos dejó clarísimo que le viene mejor la buena tertulia, la entrevista entrañable que lo de maestro de ceremonias. Pero comencemos por los perdedores:

Perdió Luis Castañeda y perdió porque en realidad no le importa; él se siente seguro de su triunfo al punto de menospreciar el debate y a sus millones de televidentes. Es verdad que es muy difícil cambiar una clara tendencia electoral en una semana pero no vaya a ser que le cueste caro decir que su plan se limita a escaleras y hospitales. No vaya a ser que no haya calculado bien dejarse revolcar por Enrique Cornejo en el tema del Monorriel, su proyecto de bandera que, como le recordó el aprista, ya fue rechazado por el Ministerio de Transportes y se superpone a una ruta del tren eléctrico. Veremos pues si logra mantenerse el “mudo” en silencio, allá en lo alto.

Perdió Susana Villarán; es que perdió desde el principio, ya no sólo por su discutible gestión, a pesar de sus esfuerzos en demostrar que triplicó el gasto municipal; sino por su empecinamiento en colocar a detractores y mafiosos en el mismo saco. Han sido muchas las oportunidades que ha tenido para separar a fulanos de sultanos, lo insinuó la semana pasada, cuando lo de la dichosa marcha contra el “roba pero hace obra” pero ayer volvió a las andadas y parece que nadie le ha dicho que así no suma, más bien resta.

Ganó Enrique Cornejo de principio a fin. Su mayor virtud fue mostrarnos que para él no hay contradicción entre su formación profesional y experiencia en los sectores vivienda y transportes, con la didáctica para convertir en fácil lo difícil y explicarnos sus propuestas en pocos minutos. Así pues, a los televidentes les quedó clarísimo que el transporte supone un sistema, que su corazón es el Metro y que los corredores, alimentadoras, taxis etc. deben subordinarse a dicho corazón. Lo mismo sus proyectos de extender la Ramiro Prialé, rehabilitar la antigua Panamericana sur, tanto como su preocupación por el casco histórico. Fue el único en tocar el tema, pero por qué resignarse a tener uno de los centros históricos más descuidados del planeta. Baste conocer Cartagena de Indias para comprender de lo que hablamos.

Qué más puedo decir, Heresi no logró consolidar su imagen, mientras que Altuve estuvo impecable y derrotó claramente a Villarán en el dúo que protagonizaron, aunque es casi imposible que eso le alcance. El debate de ayer tuvo un solo ganador que es Enrique Cornejo quien sentó la percepción de ser el más preparado para transformar esta megápolis que aún presenta la infraestructura de un pueblo. Veremos si el 5 de octubre sus ciudadanos votan por el futuro.

Publicado en prensa el 29 de septiembre de 2014

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Prefiero que hable

Ganó sin decir nada

 

PREFIERO QUE HABLE

 

Datum no debió preguntarle a la gente si votaría por alguien que haga obra aunque robe, debió preguntar, más bien, si preferiría a alguien que haga obra sin robar, pero la pregunta ya está hecha y la respuesta también. En todo caso no caigamos en la trampa: no se trata de que la población carezca de valores morales como algunos insinúan, de lo que carece es de alternativas, en todo caso, cree que no las tiene.

El 50% en las encuestas con el que Luis Castañeda inició la campaña expresa la desesperación de los sectores urbanos marginales de Lima ante una gestión que prácticamente paralizó la capital y que remata su labor con una reforma del transporte cuyo problema no es falta de tiempo. No, su problema es que jamás debió iniciar funciones sin alimentadoras, como me comentaba, en tono celebratorio, un taxista que está haciendo su agosto llevando gente desde Armendáriz (fin del corredor azul) hasta Barranco y Chorrillos.

Castañeda no me gusta, nunca me gustó, no me gusta su silencio y no me gusta Comunicore. Pero como ha dicho recientemente Juan Carlos Tafur, el “mudo” le debe su holgado primer lugar en las encuestas, ya no solo a la ineficiente gestión de Susana Villarán, sino a su empecinamiento por reelegirse. A esto le sumo el tufillo maniqueo y moralizador de la chalina verde que no hace más que insuflar la indignación ciudadana contra un sector que jamás conectó con ella a pesar de los patéticos esfuerzos de Melcochita.

A mí no me gustan los “mudos”, mucho menos uno que en esta campaña no ha ofrecido nada. Por eso, lo verdaderamente lamentable del ruido político de la chalina verde, de su electorera e improvisada reforma, de su desdén por la ciudadanía y de sus millonarios asesores es que no nos han dejado escuchar a quienes durante la campaña electoral sí han querido hablarnos y explicarnos sus propuestas para Lima como Enrique Cornejo, Salvador Heresi y Fernán Altuve.

Finalmente, el castigo de otros cuatro años con el “mudo” en Lima lo sufriremos todos mientras que la chalina verde, despechada, nos seguirá llamando electores indecentes y corruptos. En todo caso, nos queda una semana para elegir a alguien que sí hable. ¿Nos atreveremos a hacerlo?

Daniel Parodi Revoredo

 

 

Publicado el 9 de septiembre

 

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