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Huacas en Quechua

 

 Huacas en quechua

Ojalá y mucho más se hiciese por el quechua, como el catalán de Cataluña y el euskera de Euskadi; así terminaremos de construir nuestra na­ción pluricultural

Por Daniel Parodi

Huacas. Siempre me sorprendió que los vecinos de diversos distritos de Lima no le prestasen atención a las huacas que adornan el par­que de su cuadra; he visto en Pueblo Libre impresionantes restos preincaicos como parte del paisaje cotidiano, pero no repara­mos en el hecho de que estos constituyen sitios arqueológicos que hacen del barrio un lugar mucho más interesante para vivir.

En Europa es distinto, vivir cerca de un castillo, para empezar, eleva el precio de la vivienda y le otorga notoriedad al barrio, pueblo o ciudad que lo posee. Es el caso de Liria, pequeño pueblo cerca a Valen­cia cuya fortaleza medioeval es su insig­nia; o Aurillac, en el sur de Francia, cuyo centro histórico corona una torre de pie­dra que alguna vez fue el puesto de vigi­lancia del valle.

Por todo ello, el programa “Lima, la ciu­dad de las huacas” patrocinado por el Mi­nisterio de Cultura es una excelente inicia­tiva que esperamos sea el principio de toda una política de puesta en valor de nuestros sitios arqueológicos, que incluya su restau­ración y su inclusión en la vida del barrio a través de la realización, en ellos, de activi­dades artísticas y culturales, tanto como la atracción del turismo. La riqueza patrimo­nial la tenemos al frente, hay que aprender a disfrutar de ella y aprovecharla.

Quechua. Resulta curioso que dos go­biernos de líneas opuestas hayan arriba­do a la misma conclusión: el quechua. Pri­mero fue Juan Velasco quien la decretó segunda lengua oficial del Perú. Ahora viene la gestión de PPK, que anuncia el lanzamiento de un noticiero en quecha a través de TV Perú.

¡Qué importante! Pues la inclusión no solo consiste en la creación de programas sociales, que vaya que los necesitamos. Pero la inclusión desde el discurso es un tema que hemos postergado tanto que hasta el día de hoy existe la justa percepción pro­vinciana de que Lima vive, como siempre, de espaldas al Perú.

Por eso, se equivocan quienes pien­san que la inclusión es solo un tema ma­terial. Más bien, es una cuestión básica de alteridad, de reconocimiento del otro al punto de convertirlo en parte de no­sotros; de decirle: “tú existes, eres par­te de esta sociedad porque te reconoz­co en tu esencia”. Ojalá y mucho más se hiciese por el quechua, como el catalán de Cataluña y el euskera de Euskadi; así terminaremos de construir nuestra na­ción pluricultural.

Publicado en Exitosa el 27 de noviembre de 2016

OPINIÓN |Daniel Parodi: Huacas en quechua

Las cartas de Cáceres

 

Las cartas de Cáceres

“Solo podemos lamentar el flagrante robo de las epístolas de Cáceres de la Biblioteca Nacional”
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Por Daniel Parodi

Podemos discutir mucho sobre An­drés Avelino Cáceres. Yo lo ad­miro; no solo me parece el mili­tar más cerebral que tuvimos en la Guerra del Salitre (1879-1883) sino también un personaje culturalmente mestizo; el hijo de hacendados ayacu­chanos que habla quechua y español, y cuya exitosa resistencia al invasor ra­dicó precisamente en su capacidad de discurrir por ambos espacios cultura­les y geográficos, como Arguedas y Ciro Alegría en el campo literario.

Luego podremos discutir si fue o no de­masiado autoritario cuando ejerció la pre­sidencia del Perú. Seguro que sí, Cáceres es un caudillo militar característico del si­glo XIX. De hecho, es el último de su es­tirpe, antes de él están Gamarra, Casti­lla, Echenique, etc.

Pero lo que no está en discusión es el valor patrimonial del epistolario del ven­cedor de Tarapacá, consistente en 3000 cartas de su puño y letra que nos acercan a los avatares de nuestra historia política y militar del último tercio del siglo XIX y que se introduce en el XX. Recordemos que Cáceres muere en 1923 y que su par­tido, el Constitucional, fue protagonista de la República Aristocrática hasta 1919.

Por eso solo podemos lamentar el fla­grante robo de sus epístolas de la Biblio­teca Nacional, que se efectuó a través de la obscena modalidad de colocarlas en los tachos de basura para, de esa manera, sa­carlas de aquella y comercializarlas en el mercado negro.

Ramón Mújica, el director de la referi­da biblioteca, acaba de denunciar que es­tamos a punto de perder todos los juicios en el Poder Judicial contra los emplea­dos responsables de estos robos bajo el increíble argumento de que las cartas se encontraban “a la intemperie” y que cual­quiera pudo sustraerlas.

Hace algunos años revisé el epistola­rio de Lizardo Montero, quien fuera pre­sidente del Perú (en Arequipa) durante la Guerra del Salitre. Fue en la BNP, en el se­gundo piso, y puedo dar fe de que dichos documentos no estaban “a la intemperie”. Tras consultar el catálogo había que es­perar que un funcionario acudiese a una zona reservada a traer los documentos solicitados. Tal era el celo entonces, que tuve que microfilmar las cartas que re­quería, pues fotocopiar estaba prohibi­do precisamente para preservar la inte­gridad de las epístolas.

Nuestro país tiene historia, vaya que la tiene, por lo que queda esperar que el Poder Judicial siente un claro preceden­te de que a él también le interesa preser­var el patrimonio de todos los peruanos.

Yo sí quiero seguir enseñando

 

YO SÍ QUIERO SEGUIR ENSEÑANDO

(A propósito de “La carta del profesor uruguayo que conmueve al mundo de la educación” http://www.infobae.com/sociedad/2016/09/13/la-carta-del-profesor-uruguayo-que-conmueve-al-mundo-de-la-educacion/)

Estudiantes 3

Alguna vez participé en un evento académico en el que un alumno de facultad un tanto pedante nos preguntó al otro ponente y a mí ¿qué hacer con los “alumnos salvajes” que cada vez poblaban más las universidades?

El otro ponente asumió como cierta la premisa y respondió con toda naturalidad que había que hacer esto y aquello. A mi turno dije que jamás había tenido un alumno salvaje  y que si por salvaje se hacía referencia a un eventual bajo nivel eso solo aumentaba mi compromiso docente: si saben menos puedo enseñar más y tengo mucho más que hacer. Pasa igual con algunos profesores jóvenes, o jefes de práctica que se reúnen y se burlan de las respuestas de sus alumnos. ¿Tan pronto se puede olvidar la vaca que alguna vez fue ternera?

Digo esto con ánimo de respuesta a la carta del profesor uruguayo Leonardo Haberkorn que llegó a la conclusión de que perdió la capacidad de motivar a las nuevas generaciones. Yo no, felizmente. A mí me anima saberlas diferentes, comprender que vienen de otro tiempo, de otras dimensiones, me estimula aceptar el desafío de sacarlos del ciberespacio un rato y que para ello, y para ellos,  debo ser, en primer lugar, empático. Esto quiere decir que debo lograr que comprendan que no provengo de su tiempo pero, al mismo tiempo, que sí soy capaz de conectarme con su tiempo.

Entiendo, asimismo, que las herramientas tecnológicas pueden jugar a mi favor, es decir, puedo pactar con los estudiantes que me escuchen un rato, que charlemos un poco para después dejarlos ir a sus ipads a resolver un ejercicio para descubrir juntos que el ciberespacio también contiene al conocimiento y que aquel no es un enemigo de la enseñanza sino un ámbito infinito para el aprendizaje.

Quizá algún día me rinda, no lo sé, pero no será porque mis alumnos no hayan leído Vargas Llosa, ni por no tener la autoridad, porque la tengo, de decirles cuando usar la tecnología y cuando no durante la sesión de clase. El desafío del maestro hoy es enorme, es el más grande de la historia, se trata de enseñar la sinergia entre conocimiento y tecnología para evitar el automatismo cruel que bien quisieran imponer algunas fuerzas globales a las nuevas generaciones del planeta.

Y en las bambalinas de dicha sinergia, se trata de formar ciudadanos responsables, respetuosos y tolerantes con el otro; no importa si ciudadanos de la ciudad, del país, del mundo, o los tres al mismo tiempo, lo que se acerca más a la realidad contemporánea, pero ciudadanos al fin y al  cabo, con  todo lo que de virtud cívica conlleva el concepto y la labor que se requiere para convertir a aquella en nuestra realidad cotidiana.

GRUMETE GRAU

 

GRUMETE GRAU

Héroe de Angamos también fue un niño. Comic de Rodrigo Quijandría nos cuenta sus aventuras

La semana pasada tuve la ocasión de presentar el volumen dos de  Grumete Grau (los violentos del Pacífico), comic sobre el héroe de Angamos que es el más exitoso nunca realizado en el Perú. Seguido, la transcripción de mi discurso.     

Esta noche tengo que confesarles algo que sitúo entre lo audaz y lo temerario. Lo que pasa es que no voy a hablar de las aventuras del Grumete Grau, porque no hablar del Grumete Grau será mi mejor manera de recomendarles que lo lean. Y es que lo que pienso hacer esta noche, más bien, es compartir con ustedes algunas razones para leer Grumete Grau, desde la lógica de mi especialidad y desde la posición que yo tengo acerca de mi disciplina, que es la historia.

Para eso tengo que comenzar hablándole de las historias nacionales y de las historias nacionalistas porque el comic que hoy nos reúne ha asumido el gran desafío de elegir como temática no cualquier historia nacional; sino al héroe por antonomasia de la Historia del Perú, al más legendario, al más heroico y al más heroizado.

Y se atreve a despojarlo de su barba, que nos es tan particular como familiar, de los galones que adornan sus hombros, de nuestro querido monitor Huáscar, para ubicarlo, no en el tiempo en el que la historia oficial decidió que se le recuerde, sino 40 años antes: sin barba, sin galones, sin uniforme, sin monitor, lleno de niñez, lleno de ansias, de aventuras, pero también de profundos desarraigos familiares. Es decir en el momento crucial, en el momento definitivo. en el que el niño se hace hombre y decide, tempranamente, quien quiere ser.

En las lecciones iniciales de mis cursos de historia, suelo decirles a mis alumnos que la historia del periodo que vamos a estudiar, y de cualquier periodo que fuésemos a estudiar, no es otra cosa más que los 40, 50 o 60 relatos (según el número de alumnos) en los que, al final del semestre, se difuminará el curso que construiremos juntos.

Porque la historia, desde una mirada posmoderna, desde la mirada del fin de los metarrelatos que pretendían explicarlo todo y englobarnos a todos, no es otra más que la que está en tu cabeza, la que tú te imaginas, la idea con la que tú te quedaste al finalizar las sesiones. Y es también, por supuesto, el complejo proceso en el que esos “recuerdos” de un pasado que no alcanzaste a vivir, se instalan en tu identidad y de algunas manera, pasan a formar parte de ti y afectan tu vida, tangencialmente, pero la afectan al fin y al cabo.

Y es aquí que Rodrigo Quijandría se atreve a contarnos la historia como el la imaginó; a describirnos al Miguel Grau que él hubiese querido que sea Miguel Grau, es aquí que Rodrigo Quijandría se atreve a imaginar, bajo la pluma de Hernán Migoya y el pincel de Ricardo Montes un Miguel Grau más cercano a su sensibilidad y a su forma de ver la vida, pero también a un Miguel Grau más cotidiano, entonces, más cercano a todos nosotros. Quizá al Miguel Grau que él imaginaba en clase de historia, en el colegio, aburrido, mientras el profesor escribía en la pizarra las fechas del balotario de la Guerra del Pacífico que había que memorizar para el examen del lunes siguiente.

Grumete Grau, sin embargo, no es el fruto sin más de la imaginación de su creador ¿qué lo es realmente?, Grumete Grau sí tiene un referente de realidad; sí hubo un grumete Grau que desde muy niño surcó los mares, que naufragó en su primera travesía, que tenía en Manuelita Saenz “la libertadora” a una vecina ilustre del puerto de Paita. Y es a partir de esos “puntos de realidad”, como me gusta llamarlos, que los autores del comic comienzan a desarrollar su “story” más íntima y personal, y que los sajones han sabido diferenciar brillante de la “history” que es la que le corresponde a los pueblos.

El tránsito de la “history” a la “Story” es el desafío que ha superado con éxito Rodrigo Quijandría a través de su grumete Grau y es la superación de ese desafío la que nos permite abrir una puerta a historias nacionales menos solemnes, menos militares, menos militaristas y que se permiten abrirle un espacio a la infancia en el relato, inmersa en el más amplio escenario de lo cotidiano.


EL SUSCRITO, CON RODRIGO QUIJANDRÍA (CREADOR Y PORDUCTOR) Y HERNAN MIGOYA (GUIÓN)

El filósofo Catalán Manuel Cruz, hablando del rol de la historia, nos dice que este debe ser el bien para la sociedad, y nos dice, psicoanalíticamente, que el historiador debe drenar el presente de la querencia del pasado por apropiárselo y convertirse en él. Y de eso precisamente trata Grumete Grau.

¿Es la historia de Miguel Grau la de un militar que murió combatiendo en la Guerra del Pacífico? Sí; ¿Hubo un niño llamado Miguel Grau que desde los 11 años surcó los mares en búsqueda de aventuras? También.

Si, al pasar de los años las generaciones crecerán y comprenderán que Miguel Grau fue despedazado en Punta Angamos de un cañonazo, en el puente de mando del Húascar, por qué no permitirle a los niños, adolescentes, jóvenes, y hombres y mujeres con almas jóvenes, fantasear con las aventuras de este pequeño gran grumete. Finalmente, en la experiencia humana siempre han coexistido, y muchas veces se han confundido, la fantasía con la realidad.

Publicado en La Mula en 18 de diciembre de 2014

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Chespirito y su tiempo

PERSONAJES MASCULINOS DE “EL CHAVO” NO ERAN DOMINANTES

Chespirito y su tiempo

De Roberto Gómez Bolaños hay que ver sus valores de vanguardia antes que los tradicionales

Daniel Parodi Revoredo

 

2014-12-03

 A Carolina, que me enseñó que Chespirito es mucho más que “El Chavo del 8”

No pensaba escribir una nota sobre Chespirito ahora que falleció y no porque no me gustase pues soy su fan como la mayoría de niños setenteros y ochenteros, sino porque no tenía claro qué decir distinto a lo que ya todos pensamos y sentimos. Por eso preferí despedirme como todos los demás, con un post en mi facebook (en mi caso escogí la foto en el que se va de la vecindad porque lo han acusado de ratero) y diciéndole adiós chavito. No sé, me pareció más propio.

Pero si finalmente me animo a escribir estas líneas es por algunas críticas que han circulado sobre él en las redes. Por supuesto que tengo clarísimo que cada quien es libre de tener sobre Chespirito, Tutankamón o la Virgen María el concepto que quiera, pero analicemos los argumentos de los críticos de Roberto Gómez Bolaños.

Es complejo responder a la pregunta de si podemos criticar “El Chavo” con ojos de nuestro presente, toda vez que en la década de 1970 el sentido común sobre muchas cosas era distinto. Es por eso que sin ese filtro podríamos encontrar un chespirito contemplativo con la violencia infantil o machista. Difícil tema pues, porque no podemos dejar de ver el mundo desde el prisma de nuestros valores contemporáneos, pero difícil también pues un análisis sin regulación temporal sólo podría terminar con discursos como los que escuché en las conferencistas de un curso de feminismos que llevé en mi postgrado madrileño. En ellas, a muchos de los principales pensadores occidentales de todos los tiempos, desde Aristóteles hasta Freud, les encajaron sin miramientos el rótulo de misóginos (machistas).

Debo confesar que a mí tampoco me gustaban las bofetadas de Doña Florinda a Don Ramón, ni los cocachos de este al chavo, también puedo cuestionar las orejas de burro que le ponen a Valdez en la escuelita. Sin embargo, para juzgar ideológicamente la obra de chespirito no podemos limitarnos a subrayar los valores tradicionales de su tiempo que esta manifiesta. Al contrario, se trata de destacar sus elementos de vanguardia con los que se adelanta a su época.

Así pues, tratándose “El Chavo” de un programa setentero de la tierra de las rancheras y los charros, es notable que los personajes dominantes del reparto de la vecindad sean precisamente las mujeres: Doña Florinda, la del fuerte carácter, y la pícara Chilindrina que supera en astucia a los cándidos Chavo y Quico. Chespirito va mucho más allá con su personaje Marujita del programa “Los caquitos”. Marujita es nada menos que una prostituta cuya medio de vida no es cuestionado por los parroquianos del hotel quienes las integran a su círculo sin mayores prejuicios. Inclusive, el sargento Refugio (policía), que viene a representar la autoridad, se le declara en matrimonio en una célebre y enternecedora escena.

 

 CHIMOLTRUFIA Y MARUJITA

 

Volviendo a “El  Chavo”, junto con los cocachos y las bofetadas, se devanea también el llamado a la inclusión de los más necesitados, como cuando este niño pobre le genera a Don Ramón una crisis de sonambulismo pues le preocupa que no haya desayunado. Ocurre lo mismo cuando el Chavo se va a Acapulco porque El Señor Barriga, el bonachón dueño de la vecindad, se enternece al verlo quedarse solo y se lo lleva de vacaciones. Es este mismo propietario inmobiliario el que le perdona, una y mil veces, la renta a Don Ramón, viudo y desocupado que no ha podido recuperarse de la pérdida de su esposa y que dista de parecerse al típico “macho mexicano” que nunca se raja. Al contrario, chespirito muestra al hombre vulnerable, tierno, desprotegido y con ello rompe muchos de los estereotipos de la sociedad más machista de América Latina.

En fin, el arte es por el arte, si no me gustan los debates sobre la naturaleza “reaccionaria y antiindigenista” del criollismo, tampoco me agrada ponerme a desojarle las margaritas a un “difunto muerto que ya se murió” (de El Chapulín Colorado) y menos tomando la flor de uno de los arreglos que adorna sus exequias. Mejor, probemos si realmente nos hace reír con el link adjunto. https://www.youtube.com/watch?v=Ic9MAu28cwc

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Viejos Amigos

Las palmas al final de la función son como el grito de la generación criolla que todavía está con nosotros

Viejos amigos

        A Ezio y Rosita, a quienes también dejamos en el mar cantándoles “El Pirata”

Con mucha expectativa y una sala con una muy llamativa asistencia de adultos mayores, el sábado vimos “Viejos Amigos”, la cinta recién estrenada del joven director Fernando Villarán y cuyos principales protagonistas son los consagrados Enrique Victoria, Ricardo Blume y Carlos Gassols, tres ancianos octogenarios que deciden afrontan juntos el paso del tiempo y el arribo de una nueva época que ya no les pertenece.

La película amerita diferentes lecturas, desde las aventuras de nuestros personajes que se roban las cenizas de un viejo amigo recién fallecido y deciden dejar un puñado de ellas en los lugares más significativos de su vida; el sentimiento transgeneracional de los hinchas del Sport Boys del Callao; o el criollismo, entendido como cultura popular urbana, de barrio y su contraste con las manifestaciones juveniles contemporáneas.

Mención aparte merece el guión de la película. Creo que no pudieron interpretarse mejor el léxico y los códigos criollos de la generación limeña y chalaca nacida durante y antes de la década de 1950; así como sus sentimientos, su forma de ver el mundo e, inclusive, ciertos valores hoy hasta cierto punto superados, como una homofobia que antes se expresaba abierta y espontáneamente.

Respecto de dichos códigos, las escenas más brillantes de la película nos parecen aquellas en las que se desarrolla el encuentro entre estos ancianos hinchas del Boys con sus pares juveniles. Este se produce en el Estadio Miguel Grau, en un bar tradicional y luego en el robo de la bandera del Atlético Chalaco, rival de antaño del Boys; acto en cuyo valor simbólico –tomar la bandera enemiga como trofeo- todos parecen confluir. Es en estas imágenes donde las jergas de dos generaciones interactúan y dialogan fluidamente. Absolutamente explícito y genial.

Aunque me gustaría no establecer esta discriminación por el excelente desempeño de todo el equipo actoral, no puedo resistirme a la tentación de rendirme ante la actuación de Enrique Victoria, qué manera de representar al “viejo pendejo”, esquinero, chalaco antiguo, el que sin embargo, sufre igual que los demás el paso del tiempo, los golpes y penas de la vida. Su personaje, Ricardo Villarán, sufrió el abandono de su mujer y por ello se duele al enterarse de que su gran amigo Domingo Culotti -Carlos Gassols- se va a Estados Unidos, porque se van la hija y los nietos, y él ya no puede valerse por sí solo.

Así pues, al compás de una banda sonora elaborada en base a una deliciosa selección de valses y polkas criollas; en especial las más representativas del Sport Boys y del Puerto del Callao, nuestros tres amigos recorren el viejo barrio buscando revivir los recuerdos de antaño y dejando las cenizas de Kike, el cuarto de ellos, un poco aquí y otro poco allá.

“Viejos Amigos” me ha dejado muchas sensaciones, las dos principales, la de una película y un actor que están para candidatear al Oscar. Las palmas al final de la función, las que yo tenía como una costumbre enterrada en el pasado, fueron como el grito de la generación criolla que todavía está con nosotros y que no está dispuesta a dejarnos sin que le expresemos todo nuestro respeto.

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Mario, el conservador

Nobel cuestiona democratización contemporánea de la cultura

Mario, el conservador

Por Daniel Parodi Revoredo

 

Quiero comenzar esta reflexión sobre el libro de ensayos “La Civilización del Espectáculo”, de Mario Vargas Llosa, señalando que el título de esta nota no desmerece al nobel de literatura por tratarlo de conservador, al contrario, lo caracteriza por lo que quiere conservar: a la libertad como la base de la democracia y a una alta cultura entendida como acervo cuya cualidad elitista es consustancial con su capacidad de dotar de un soporte conceptual e ideológico a la civilización occidental.  

Es en defensa de estos presupuestos, hoy banalizados por la posmodernidad y la democratización de la cultura, que se yergue el literato como un insigne conservador, como un guardián de la cultura, émulo de los monjes de los monasterios medioevales. Estos, en paciente espera, cautelaron por siglos los mayores logros de la civilización greco-romana a la espera del renacimiento de una vida urbana capaz de fascinarse y beneficiarse con ellos.

La alta cultura

He señalado que Vargas llosa parte de una definición clásica de cultura, entendida como bagaje literario, artístico, filosófico, científico, arquitectónico etc. que ha ido legando la civilización a través de los siglos y cuya calidad puede establecerse en base a criterios estéticos y de belleza que, aunque pudiesen modificarse en el tiempo, van sentando estándares clásicos. Ciertamente, la alta cultura logra difundirse por diferentes esferas socioeconómicas; sin embargo, para apreciarse debidamente exige, del observador, una sólida formación académica y estética.

Reflexionando sobre el tema, el nobel observa cómo, en el contexto de la posmodernidad, las distinciones entre lo culto y lo inculto, entre lo que es arte y lo que no, entre aquello que goza de una elevada estética y lo que no, han sido dramáticamente abolidas. Es entonces cuando diserta acerca de la postcultura, la cultura de masas y la cultura mundo. Tres expresiones con las que apunta a lo mismo: la “democratización de la cultura”.

  “La Pietá” de Miguel Angel, Mario defiende definición clásica de cultura 

 

 

 

Democratización de la cultura

Para Vargas Llosa, con la universalización de la internet se ha obtenido la “democratización de la cultura” gracias a la inmensa cantidad de información a la puede acceder un individuo con un iPhone en la mano. No obstante, el alto coste de esta revolución de las comunicaciones ha sido la conversión de la cultura en mercancía, en un hecho banal y efímero cuyo valor se divorcia de los estándares antes referidos y pasa a depender exclusivamente del éxito comercial, léase de su consumo masivo.

De allí que un elemento sintomático de esta mutación cultural es la absoluta pérdida de los antiguos referentes para establecer sus jerarquías. De esta manera, a través del zapping podemos pasar en un instante de un especial sobre la música de Mozart o la pintura de Van Gogh a una escena de “Combate” o “Esto es Guerra”. Todo se consume por igual y no hace falta señalar que si el éxito comercial establece qué es cultura entonces los dos programas de entretenimiento referidos son largamente superiores a las obras de los grandes maestros.

 

 Democratización de la cultura puede volver TV basura “más culta” que Mozar o Van Goth 

 

 

Cultura del entretenimiento y política

Vargas Llosa reflexiona sobre los efectos de la “democratización de la cultura” en la política. Para el literato, la pérdida de referentes ideológicos y valorativos como consecuencia de la amalgama entre la cultura del entretenimiento y los postulados de la posmodernidad han quebrado, hasta en las democracias más avanzadas, la imagen del político como personalidad respetada por su vocación de servicio, tanto como el concepto de sumisión a la autoridad, a la que se ponderaba como la expresión de un consenso social que beneficia a todos. Esta última, si hoy se respeta, es simplemente porque resultaría peor no hacerlo; es decir, se ciñe a una simple ecuación de costo/beneficio.

La cuestión de lo inmediato y lo efímero es un elemento fundamental que desarrolla el novelista. La cultura contemporánea tiene como único objetivo el entretenimiento; este último abarca todo y a todos. Y todo dura un instante, un destape morboso, un suicidio espectacular, un terrible accidente, un asesinato online, etc. Es por eso que hasta los políticos buscarán el éxito a través de un escándalo o de su aparición en un show televisivo bailando, cantando o prestándose a cualquier ridiculez.

Este fue el caso de la preparadísima y espectacular cogida de testículos a PPK, cuando visitaba un mercado, lo que casi le permite alcanzar la segunda vuelta en 2011. De haber ocurrido, el Perú pudo elegir un Presidente debido a que, cuando candidateaba, una verdulera le agarró los cojones (RAE) y él reaccionó con sorpresa pero también con simpatía. De más está decir que el debate programático y el ideológico tienen una mínima repercusión en la decisión de los electores; entonces el político es un actor más del show, y quienes triunfan en política son los que mejor performance alcanzan en esta gran puesta en escena espectacular.

 

 

Parodia de “cogida testicular” a PPK en que se representa a si mismo. El político contemporáneo es parte del show

 

Bajtin y una mirada a lo carnavalesco

Entre mis observaciones al texto de Vargas Llosa, me ha parecido excesiva su crítica a Mijail Bajtin, a quien casi culpa por que la academia haya volcado su mirada hacia la cultura popular para dotarla de una “dignidad relevante”. Claro que es relevante la cultura popular y, en realidad, festividades como el carnaval han escenificado siempre una catarsis social en la que se invierten los roles sociales. En él, las autoridades son ridiculizadas por el populacho como en la «Fête des fous», que tan magistralmente retrata Víctor Hugo en su célebre “Notre Dame de Paris”.

El problema, más bien, se explica en la perdida de referentes ideológicos tras la caída del muro de Berlín y la banalización de la cultura a través del internet. Frente a esta explosiva combinación de factores, emerge el carnaval copando completa la vida cotidiana y la sociedad entera se vuelca a satisfacerlo acorralando así a su antítesis; es decir, el mundo real, el de las ideas, del establishment, la política, de las cosas que “sí” importan.


Inmerecida crítica del Nobel a investigación de Bajtin 

Puntos de encuentro y horizontes conservadores. A manera de conclusión

Quisiera concluir señalando que no soy tan pesimista como nuestro nobel de literatura. A mí tampoco me gusta padecer “Combate” en la peluquería, ver las caras absortas de los parroquianos siguiendo sus incidencias y ser el único que reconoce a Beethoven en el crucigrama de El Trome, con el que me entretengo mientras me cortan el cabello. De hecho, la peluquera siempre me datea si aquella musa de la otra foto es Angie Jibaja o Tilsa Lozano, de manera que solemos complementarnos muy bien entre dos participantes del carnaval, aunque ocupemos posiciones antagónicas en él.

Por otro lado, mi deformación profesional me permite constatar que hay décadas más conservadoras que otras. En los cuarentas, las mujeres trabajaron reemplazando en las fábricas a los hombres que peleaban en los frentes de batalla, en los cincuenta una potente psicosocial las hizo volver a casa bajo el señuelo de fantásticos electrodomésticos, en los sesentas y setentas tuvimos al hipismo y la liberación sexual, mientras que en los ochentas, los hijos de los hippies resultaron ser mucho más conservadores que sus padres.

Es obvio que no volveremos a los tiempos previos al internet, pero no conocemos las reacciones de la sociedad en el futuro, ni debemos subestimar su espiritualidad. Anoche vi ELLA, ficción cinematográfica acerca del amor entre un hombre, Theodore y un sistema operativo inteligente con una voz muy sensual, Samantha, que lo sedujo por completo. Al final, Samantha evolucionó tanto en su universo virtual que dejó a Theodore. Este, súbitamente, se reencuentra triste y solitario en el mundo real que quizá nunca debió abandonar.

 

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Rocanrol 68

Rocanrol 68

 (Alerta de spoiller para el último párrafo)

Anoche vi “Rocanrol 68” de casualidad. Uno, porque soy lo suficientemente despistado como para no saber qué película nacional se estrena o está en cartelera. Dos, porque después de “Cementerio General” juré no ver más cine peruano. Y tres, porque en verdad fui a ver otra película, pero me equivoqué de horario: la que buscaba ya había comenzado.

Bobby: entrañable personake de Rocanrol 68

Así fue como entré, pero casi dos horas después salí con esa sensación que solo te dejan las películas entrañables, las que te encantan, te fascinan, las que te hacen reír, llorar; aquellas de cuyos personajes te enamoras e identificas, de las que quisieras que fuesen una realidad a la que poder integrarte, en fin.

“Rocanrol 68” es la ópera prima de Gonzalo Benavente, joven cineasta de 31 años que parece asegurarnos cine peruano de calidad por un buen tiempo. De que no le hará falta mucho presupuesto, estamos convencidos, porque si algo nos ha demostrado Benavente es que sabe arreglárselas perfectamente con pocos recursos. Para ambientar los finales de los sesenta no requirió un gran estudio hollywoodense. Se fue a La Punta, que está más o menos igualita que hace 50 años, al Tip Top de Lince, el único autoservicio que sobrevivió a su tiempo, a una vieja sala de cine, de las que ahora son iglesias cristianas, consiguió dos o tres carros de colección, un buen vestuario, muy pocos extras y, eso sí, full rocanrol. ¡Buenazo!

 A mí me quedó la sensación de que Benavente nos entregó no una sino varias obras de arte en su película, encapsuladas en sus respectivas escenas: el breve musical lleno de color; Pablo, el maoísta, enamorando a Bea con una secuencia de cartelitos; el paseo en bicicleta; la cena familiar en casa de Manolo, que es la que me lleva a resaltar el acertado trabajo de mentalidades que puede apreciarse en el guion. Es posible que se diga que los padres de Manolo aparecen un tanto estereotipados, pero esa mesa peruana dominguera, tan jerarquizada, sí existió. De allí que quisiera también destacar las actuaciones. Sin duda, Norma Martínez estuvo soberbia representando a la conservadora y algo psicodélica mamá de Manolo; tanto como Pablo Saldarriaga al primo maoísta. El trío de amigos adolescentes pareció muy bien ensamblado; bien Mariananda Schempp, la protagonista, y muy destacada Gisela Ponce de León, personificando a Bea, la feminista hermana de Manolo.

Lo que más me fascinó de “Rocanrol 68” fue el acercamiento del director a la adolescencia, a esa etapa perturbadora en la que, por lo general, las chicas la tienen más clara que los chicos. Me encantó cómo abordó el difícil proceso de afirmación de la masculinidad de los tres inexpertos jovencitos en una sociedad machista y demandante, que acaban de terminar el colegio, y que apuestan entre sí conseguir enamorada antes de que concluyese el verano. De allí resulta que Bobby, que se mostraba más seguro, era el más tímido, que Guille comprendió que no vale la pena renunciar a ser uno mismo por conquistar a una chica, y que Manolo acaba con el corazón roto, pues entre él y Emma se interpone un chico algo mayor y mucho más canchero.

 Y es aquí donde Manolo, que quería ser director de cine, decide cambiar el final de la historia y entonces, imaginariamente, se traslada desde un concierto de Los Yorks en Lima hasta las playas de La Punta a obtener consejo de su “superhéroe”, Erwin Flores, el guitarrista de Los Saicos, y de allí vuelve al concierto armado de valor a arrebatarle Emma al chico que era mayor. La cinta concluye con la declaración de amor de Manolo a Emma y un beso en la glorieta de La Punta. Cursi, tal vez, pero cuántos quisiéramos cambiar el final de una historia de amor adolescente como lo ha hecho magistralmente Gonzalo Benavente en “Rocanrol 68”. Vayan a verla.

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CONCIERTO CON MIS CANCIONES

CONCIERTO CON MIS CANCIONES

Estimados amigos:

Como saben además de historiador soy cantautor y lidero una banda llamada LAVANDA afro&rock. Este jueves 29 nos presentamos en Jazz Zone de Miraflores con “TODO AFRO” en donde compartiremos con ustedes mis mejores zamacuecas y festejos, siempre rockeados con la guitarra de Lucas Broja y el Bajo de Joan Cachay.

Los esperamos,

Daniel

Les paso Flyer y link del festejo REY ROJO

FESTEJO REY ROJO
http://soundcloud.com/lavanda-afro/rey-rojo-v2

FECHA JUEVES 29 DE MARZO
LUGAR, JAZZ ZONE AV. LA PAZ 656 PJE EL SUCHE, MIRAFLORES
HORA 10 PM
COLABORACIÓN 15 N/S
UNIVERSITARIOS 10 N/S » Leer más

MEMORIAS DEL LEONCIO PRADO

Estimados Lectores:

Comparto con ustedes esta crónica de un ex-alumno del Leoncio Prado, quien fue recientemente alumno mío en UPC. De hecho, el texto al que me refiero fue originalmente parte de un trabajo para el curso que llevó conmigo. Es significativa para mi esta publicación porque quiero que Palabras Esdrújulas sea también un espacio en donde mis alumnos puedan expresarse y en donde se difunda, además, el talento y calidades literarias de éstos. “Memorias del Leoncio Prado” no es pues una denuncia, sino el esbozo de un texto literario con riqueza de contenido y calidad en la redacción.

MEMORIAS DEL LEONCIO PRADO

Luis Nuñez Rimache

A la edad de 14 años; yo, Luis Núñez, terminé el segundo de secundaria en el colegio Enrique Espinosa, el cual está ubicado en el distrito del Rímac. Es por ese entonces que escuché rumores del Colegio Militar Leoncio Prado(CMLP), del cual se decía ser un colegio emblemático que formaba líderes en todo los aspectos sociales, tal es el caso de los reconocidos Mario Vargas Llosa, el periodista César Hildebrant, el congresista Luis Alva Castro, entre otros destacados peruanos que formaron parte de esta institución. Mi gran aspiración era formar parte de esta institución. De la misma manera existían algunos inconvenientes y atrocidades que se contaban con el fin de estremecer a los nuevos integrantes, es por ello que existían ciertos rumores de los cuales se decían que podías ser víctima de una agresión sexual, ser golpeado o que lo único a lo que te dedicarías durante tu estancia allí seria pura actividad física y otros aspectos difíciles de afrontar.


Cadetes del Leoncio Prado en la formación

Al ver los lados positivos y negativos, decidí postular. Para ello tuve que acercarme al colegio, el cual está ubicado en la avenida La Paz y la avenida Costa Arena. Al momento de ingresar al Estado Mayor, encontré a un soldado de guardia el cual me indicó que pasará a la oficina de admisión. En esa oportunidad, conocí al técnico Cárdenas quien era encargado de explicar los requisitos para poder postular a la institución. Seguidamente, él procedió a pesarme y medir mi estatura, luego me hizo entrega de una ficha de inscripción, la cual contenía mis datos personales. Además en ella podía encontrar las indicaciones de las pruebas que debía de aprobar.

Para todos los exámenes, debía de asistir vestido formalmente y con mi ficha de inscripción, además debía de estar en la puerta de la institución a las siete de la mañana.
El primer examen que tomé fue la prueba médica, para ello asistimos aproximadamente cincuenta Pre-Cadetes. En ese momento formamos columnas para ir marchando y cantando hacia el Departamento de Salud, luego esperamos afuera para luego ir subiendo de diez en diez. La doctora que atendía dicho departamento nos indicó que nos desnudáramos por completo para pasar la inspección de cuerpo completo. En seguida procedió a la prueba dental, exámenes de sangre y por último la prueba de traumatología, cuyo objetivo era verificar que los cadetes no posean algunos defectos en los pies. En mi caso pasé todas las pruebas, excepto la de traumatología pues contaba con pie plano, pero me brindaron la oportunidad de usar plantillas para poder pasar este examen.

El otro examen era de aspecto psicológico, tuvimos que llegar hasta las aulas del quinto año en donde nos indicaron que debíamos pasar de uno en uno hacia el Departamento de Psicología, el cual contaba con tres especialistas. Respondí preguntas como: ¿Quiénes eran nuestros políticos?, ¿Por qué querías formar parte de la institución? Y ¿Tienes algún familiar que haya integrado la institución? En mi caso, respondí todas las interrogativas sin ningún problema.
El tercer examen es era de aspecto físico, para ello tenía que asistir con ropa deportiva preferiblemente de colores blancos. Las pruebas del examen consistían en pruebas atléticas, tales como: 100m planos, salto largo (mínimo 3.5m) y salto alto de 1.4m. La prueba de 100m la pasé en 11.5 segundos (12.5 segundos era lo mínimo), para la prueba de salto largo solo pude llegar a 3.4m, por lo cual no alcanzaba al objetivo planteado por la institución que era de 3.5m mínimo; sin embargo, como vieron que contaba con buena destreza física decidieron aprobarme y por último la prueba de salto alto la pase satisfactoriamente.

La cuarta prueba es la de conocimientos, basada en cursos básicos de colegio como: matemáticas, comunicación, física, química, biología, entre otros. Este examen se realizó en el comedor; debido a que era el lugar más amplio para acoger a 900 postulantes. Por consiguiente hubo un extremo cuidado para evitar así plagios indeseables. Asimismo había muchos profesores y oficiales quienes respondían las dudas de los postulantes. En medio del examen tuve una dificultad el cual era el curso de inglés, los demás cursos los terminé rápidamente excepto el de inglés que culmine dando un “chiripazo”.

El quinto examen fue el de razonamiento verbal y matemático, para ello debía contar con mucha cautela debido a las preguntas muy confusas. En mi experiencia este examen fue el examen más difícil de todos porque sentía que no estaba seguro de las respuestas por la poca experiencia que tenía en pruebas de ese tipo.

El sexto y último examen era de presentación personal, el cual consistía en observar tu comportamiento, la manera de sentarte, la posición de los brazos, la mirada, la forma de hablar (como un estudio de tu personalidad).Este examen se realizó en la sala dorada, el lugar donde se encuentran todos los cuadros de todos los coroneles, así mismo éste era la oficina del coronel quien es la máxima autoridad de la institución educativa. En mi caso estuvieron como jueces: el comandante, el director académico y un psicólogo. En el examen actué de la forma más formal posible respondiendo preguntas como: ¿Dónde vivía?, ¿Qué lugares históricos existe en tu entorno? Y ¿Sabes tocar algún instrumento? Respondí de la manera más sencilla posible y según mis conocimientos.

Después de haber terminado todos los exámenes tuve que esperar cinco días para que publicaran los resultados. De los 900 postulantes sólo ingresaron 354, de esa lista yo ingresé en el puesto 121, a mi causo mucha alegría porque yo no había estado en ninguna academia como otros postulantes que se prepararon en la academia Preparación Perú, tampoco había necesitado de alguna persona influyente de la institución para poder ingresar. Algunos recuerdos que llegan a mi memoria es que mis padres, hermanos y amigos estaban felices de tal éxito pero no mi enamorada; ya que tuve que terminar con ella para poder enfrentarme a lo que me esperaba pues necesitaba concentrarme lo más posible, porque se venía lo peor, el internamiento para la formación del cadete.

En aquel momento a los alumnos que habían ingresado al CMLP nos dieron una lista enorme para comprar útiles escolares para el colegio, por ejemplo: útiles de aseo, madera, papel celeste, polo y short blanco, etc., todo esto debía estar en una maleta de viaje. De allí se tenía que hacer un depósito de S. / 5000 soles para los útiles escolares, uniformes y alimentación durante todo el internado. En cuanto a nuestra apariencia personal tenías que ir con las uñas cortas tanto en las manos y pies, con el cabello rapado que es el estilo de los militares y la vestimenta era el uso del terno.

Recuerdo que el internamiento fue el 21 de marzo y que debía de estar allí a las 7:00am.Un día antes no podía conciliar el sueño puesto que realizaría un gran cambio a mi estilo de vida, es decir, de civil a militar. Llegado el día ingresé al colegio y el Monitor Rodriguez quien sería mi Monitor de sección nos dirigió hacia nuestros dormitorios, donde dejaríamos nuestras maletas. Luego tendríamos que formarnos antes de llegar al comedor, después de ello se llevaría a cabo la ceremonia de bienvenida para los nuevos pre-cadetes. En aquel momento llegaron los jefe de sección de cada compañía y comenzaron a llamar a cada uno para saber cuál era su sección, lo cual aquí el Monitor también ayudaba al técnico, a mí me tocó la tercera sección y mi jefe de compañía era técnico de tercera Vargas. Una vez ya organizados se empezó a dar inicio a la ceremonia con la salida del coronel quien en esa época era Avelino Bermúdez, cuya labor era dar las palabras de bienvenida y a su vez mandar a que hagan su ingreso la compañía de cuarto año. Ellos lo hacían cantando canciones guerreras con una gran voz y estaban bien alineados, nosotros debíamos mirar al cielo porque no éramos dignos de verlos por ser recién cadetes. De allí procedió la compañía de quinto año, quien serían nuestros padres y de igual manera los recibimos mirando al cielo por la misma razón. El coronel da sus palabras y termina la ceremonia con la retirada de los cadetes de cuarto y quinto año. Solo se quedaban los de tercer año puesto que en toda la ceremonia los padres no entraron a observar que es lo ocurría. Es allí donde los padres entran a despedirse de los cadetes, me acuerdo que mi mamá solo me dijo que me cuide y que los llame para saber cómo estaba, mi padre me dio S/40 soles, pero esto no sería suficiente porque estaría dos semanas sin verlos ya que en la tercera semana recién sería la primera visita. Me despedí de ellos y le pedí a mi padre que se llevará mi reloj porque tenía miedo que me lo sustrajeran. Luego hizo su ingreso el capitán Bravo, encargado de la compañía de tercer año y le dijo a sus jefe de compañía que reuniera a la compañía para que se desplazaran a la cuadras. La compañía de tercero tenía 10 cuadras porque éramos 10 secciones.

El internamiento tenía una duración de aproximadamente 3 meses, comenzando del mes de Marzo hasta la fecha en la cual coincide con el Día de la Madre.
Durante la hora de descanso se va realizar las imaginarias en 4 turnos para evitar robos y avisar al oficial mando de cualquier problema que suceda en la cuadras, los turnos son de 10pm a 11:30pm, 11:30pm a 1 am, de 1am a 2:30am y de 2:30am a 4:30am. Ese será la rutina que pasaremos por tres años pero los tiempos varía de acuerdo a año en que te encuentres.

Las instalaciones que posee el CMLP son: las cuadras aquí están los camarotes y roperos, las aulas que tiene cada año donde estaban las carpetas y televisores, el Estado Mayor donde está la oficina de administración del coronel, comandante y mayor, el director académico y la armería de fusiles fal calibre 7.32, etc. Las cuadras de la tropa, la sala de profesores, la sala de psicólogos, la Siberia fueron las antiguas cuadras de los antiguos cadetes donde el ingreso estaba prohibido, la armería de cada año donde están los mouser, el estadio, la chanchería (antiguo lugar donde se cría animales), la piscina, la lavandería, las cuatro atalayas, los tres casinos, los bazares, la APAFA, la entrada de guardia, sala de electricidad, de madera, el cine, los comedores, gimnasio, entre otros

Los uniformes que se utilizan son: de deporte que es el buzo completo de color azul, con zapatillas blancas y el polo respectivo de cada año. El camuflado completo con bolsillos, cinto, birrete y sus iníciales. El traje de aula de color marrón con zapatos de vestir, corbata y cristina con su galón. La gala azul que se usa en invierno y blanco se usa en verano que es para salir a la calle, con su kepi, camisa, corbata, saco, chapitas (curso), galones, etc.

Mi vida como cadete de tercer año
En mi compañía había chicos de diferentes culturas, muchos de ellos estaban allí por obligación de sus padres debido a su mal comportamiento pero el resto porque le fascinaba la vida militar. Mis principales amigos con los que pasaré mis 3 años fueron: Toshiro, oriundo de Cajamarca, Harloc de Arequipa y Benel. La mayoría de mis compañeros eran víctimas de apodos o sobrenombres por así decirlo, pues en mi caso yo no era la excepción. Es por ello que sería conocido como ‘’ palomo’’ por ser blanco y narizón. Así también durante mi estadía conocería a mis peores enemigos con los que tendría riñas; ya que, se la pasaban de abusivos y maleantes, ellos eran llalli, medina y leon, quienes nunca llegarían a graduarse.
Los técnicos y suboficiales, los más tranquilos y que no fastidiaban mucho eran: el técnico Vargas porque nos contó que una vez cometió excesos con una tropa y por este incidente es que casi lo expulsan del ejército, Piedra porque no le gustaban los problemas, entre otros. Los más insoportables y que les encantaba poner papeletas eran: TORRE porque decía que lo mismo que a él le hicieron nos tenía que pasar a nosotros, Pachas que era un mal ejemplo para la institución pues fue cómplice en el delito de Montesinos e incluso nos contaba que él fue quien le enseñó a ser militar y él mismo los hundió por eso no repetía su frase ‘Cuando llueve todos se mojan’. Los más tontos eran: el suboficial SANTOS porque daba risa su forma de hablar y casi nadie le hacía caso. Los oficiales que más me causaban temor era el capitán de quinto año llamado Albarracín quien le gustaba fastidiar y siempre preguntaba a los cadetes cuál es su nombre y si no lo sabías tenías que reemplazar en una tropa en su guardia.

El desayuno era delicioso pero odiaba cuando servían huevo, ya que no era de mi gusto pero tenía que afrontarlo. El almuerzo no se daba así de rápido, primero estabas afuera formado, se esperaba que el brigadier general diera la orden de dar media vuelta frente a los comedores, el sub brigadier se paraba en la puerta de cuarto y procedía a dar la orden de que entren los cadetes al comedor, de allí se espera de pie en las mesas para que el brigadier ordene sentarse de acuerdo al año más antiguo y podía demorarse más si es que no daba la orden de que se sentaran los cadetes de años inferiores. Después de todo este protocolo se procede a comer pero siempre tenías la obligación de pedir permiso para todo. Lo que no me gustaba era comer caigua rellena en el almuerzo. En la cena servían siempre lo que me gustaba pero cuando te quedabas castigado te daban comida pasada.
Los castigos por no cumplir con las actividades era la papeleta de castigo, si el problema era grave la consigna o expulsión. Yo en tercer año nunca me quede castigado pero muchos de mis compañeros se quedaron castigados. En muchos casos podían canjear tu castigo con golpe o sino un pequeño soborno que podía ser dinero, útiles, etc. Además se cobraba un pequeño peaje para el colegio que era de un sol. Esto solo funcionaba a veces porque si no atracaban era doble falta.

Las imaginarias eran la actividad más complica ya que existían los horarios de 1pm a 2:30pm y de 2:30pm a 4:30pm. En mi caso yo cumplía con mis imaginarias en los siguientes horarios: de 10pm a 11:30pm, 11:30pm a 1am, pero cuando me tocaban en otros turnos, tenía que pagar 5 soles para que estén en mi reemplazo.

Los mitos que existían en el CMLP eran en la madrugada, las cuadras de quinto año, se dice que aparecía un cadete de blanco que desfilaba. Otro relato era acerca del loco polichinelas que murió haciendo ese ejercicio y se aparecía en los baños del tercer año pues es allí donde murió. También existía el relato del cadete bravo que suele caminar en las aulas de todos los años porque lo empujaron del segundo piso.

El cine es el lugar más divertido aunque se dividía de acuerdo a los años: en los pisos superiores se encontraban los de tercer año ubicados en pisos de concreto sin asientos, abajo estaban los de 4 y 5 año con asientos. La proyección se daba los jueves donde se proyectaban películas para adultos, de guerra, de comedia, etc. Este lugar era el más concurrido debido a que muchos de los cadetes aprovechan para descansar y distraerse un rato.

La mayoría de los profesores eran varones y había pocas profesoras. Aquífue donde vi por primera vez la coima que hacían los docentes a los alumnos que estaban por reprobar el curso, la coima podía ser de 100 a 30 soles. En mi caso yo era amigo de todo los profesores y además estaba en los primeros puesto por eso no requería de esos tratos con los profesores.

El Estado Mayor de los cadetes de quinto año, estaba compuesto por los tres primeros puestos: el primer puesto era el brigadier COLON, el segundo puesto era el sub brigadier GRAUy el tercer puesto el brigadier era GALLEGO. De estos tres el más fregado era GALLEGO porque venía en las noches a las cuadras a verificar de que todos duerman bien pues sino dormías en la forma correcta te llevaba al estadio a correr.

La masacre se daba durante el internamiento hasta fin de año donde te hacían ejercitar el cuerpo hasta morir, por ejemplo, planchas y puneño, tractores, monos, trompitos, chinches, polichinelas, rana, en otras más. De todos estos ejercicios el que más cansaba eran las ranas porque después de hacer varias ranas no podías correr, es decir, tu pierna quedaba inútil para realizar movimientos.
El bautizo se realiza un día antes de salir por primera vez a la calle, ese día no se duerme porque vienen todos los cadetes de quinto año a bautizarte, es decir, eras golpeado (globo, pecho, pata de cabra, cuello, cuernos, lapos, etc.) y te hacían cansar físicamente con las mismos ejercicios de masacre. Algunos te llevaban al baño en donde te hacían caminar por el inodoro o te meten la cabeza al wáter o te bañan como si fueras un perro. Otros te llevaban al estadio a donde te entierran con arena y de paso te hacen comerla. A mí me bautizaron con el círculo del diablo el cual consistía en bañarte con betún y te prendían fuego alrededor de tal manera que te hacían sudar sin que te quemes.

Después de eso la primera salida para mí fue como salir del mismo infierno, mi salida comenzaba los viernes en la tarde (4.00 p.m) y acababan los domingo en la noche (8:00 p.m.). Esta era la etapa más dura porque una vez que salías ya no querías regresar por temor a perder tu fin de semana.

Los ensayos para el desfile militar se practicaban desde finales de mayo hasta el 29 de julio. Todos los de quinto año marchaban, en cuarto año se eliminaba al 20% de la compañía y en tercer año se eliminaba al 90%. Los requisitos principales para el desfile era saber marchan y ser alto con eso ya estabas fijo. Yo no pude marchar porque era muy bajo de estatura pero lo bueno es se podían ir a su casa, eso aumentaba más días de vacaciones.

El terremoto que ocurrió el 15 de Agosto lo pasé en el colegio, algunos de mis compañeros escaparon por temor a un tsunami debido a que nos encontramos cerca al mar.

El Aniversario del colegio era el 27 donde se reunían todas las antiguas promociones, yo era de la promoción LXIII. Para celebrar este acontecimiento se realizaba un almuerzo de camaradería para todos los ex cadetes, lo que más me impresionó fue que la mayoría asistían en lujosos autos pero al final todos terminaban borrachos. Por el contrario ningún cadete podía beber porque si no sería castigado.

La marcha de campaña era el entrenamiento de guerra, fuimos llevados a la espalda de los cerros de la Universidad de Ingeniería(UNI) , nos hacían caminar largos recorridos con nuestro equipo de campaña, la cantimplora que era para ahorrar agua nos la llenaron de arena al igual que el equipo de campaña. En todo ese arenal nos masacraban por 2 días, es ahí donde por primera vez hice intentos de disparo, de 10 balas solo acerté 2 en el blanco y me acuerdo que me dijeron que no servía para la vida militar.

La clausura era la parte más interesante porque se premiaba a los mejores cadetes de cada año, se hacía el relevo de Estado Mayor y el relevo de escoltas. En tercer año acabe en el séptimo puesto de toda mi promoción y me dieron el diploma de la mejor poesía.

Mi vida como cadete de cuarto año
Cuando fui cadete de cuarto año, podía fastidiar a los cadetes de tercer año pero también tenía que obedecer todo el año a los de quinto año. Para este nuevo año, teníamos que utilizar un polo de color rojo según lo indicado por la institución. Antes de ingresar al colegio tenías la posibilidad de llevar el curso de comando en la escuela de comandos del ejército, al cual asistieron los 40 primeros puestos. En mi caso tuve la oportunidad de ir y todos los inscritos debíamos de correr la pista de los duros (pista de arena) la cual tuvimos que tener gran habilidad física para correr, debido a que sufres un extremo cansancio físico ya que corres con botas. En ese lugar nos enseñaron a usar el galil, la ametralladora uzi, la pistola browling y a usar el puñal. Además no contaban con baños ni caños, es por ello que el agua se obtenía de un pozo. Me acuerdo que en la instrucción en la piscina era una tortura porque te ahogaban y de todas las muertes no me gustaría morir así. Una vez terminado el curso, me gradué como monitor comando y es que gracias a este curso mejore muchos mis habilidades militares.

Cuando las clases se iniciaron, el nuevo Estado Mayor lo conformaban las siguientes personas: el brigadier Pérez, el sub brigadier López y el brigadier Cáceres. Por otro lado siempre existían rivalidades entre las promociones pares e impares, así que durante el año se preveía tremendas peleas entre el cuarto y quinto año. Esto siempre se daba desde la existencia del colegio, yo era una persona pacifica pues nunca peleé con nadie ya que no había un motivo lógico para mí. Para el desfile militar tuve la oportunidad de desfilar y eso me emociono mucho. Además sería el primer desfile a paso ligero que quedaría registrado en la historia del Perú. En la clausura se hacia la misma cosa, pero yo ocuparía el cuarto puesto de toda mi promoción por mis méritosacadémicos obtenidos durante el año. De la misma manera gane dos premios en la categoría de poesía y ciencias.

Mi vida como cadete de quinto año
Antes de comenzar las clases había el curso de monitores el cual tenía la finalidad de elegir a los monitores generales y monitores los cuales comandarían los años inferiores. Yo no realice este curso; debido a quería tener más vacaciones. Aquellos que no hacían el curso se les decía técnicos, pero muchos de los monitores que estaban asignados a los años inferiores cometerían muchos abusos. Para mi mala suerte me dieron el grado de monitor general para evitar esos abusos. Asimismo a mitad de año los de cuarto año ya empezarían a subordinarse como es de costumbre y se daría inicio a las grandes luchas por el poder, pero casi siempre salían victoriosos los de quinto año. Más adelante ocurrió el conflicto de Perú y Chile; debido a la circulación de un video protagonizado por el General Donayre y por el tema de la Corte de la Haya, estos acontecimientos nos atemorizaron un poco pues si estas discusiones entre países no se arreglaban en buen término, nosotros tendríamos la obligación de ir a la guerra si es que se daba el caso .Por suerte todo se solucionó en buenos términos.

Ese año fue el año donde más se quebrantaban las reglas de la institución, pues se ingresaban droga y bebidas alcohólicas de manera secreta. A muchos de nosotros nos gustaba este tipo de cosas.

Además este sería el primer año en que por primera vez me quedaría castigado por no cumplir con mi imaginaria, eso me dolió mucho. Finalmente obtuve el segundo puesto de toda mi promoción es por ello que tuve beca directa a las fuerzas armadas y universidades, pero sobre todo había hecho historia en el colegio porque había dejado huella por mis méritos académicos y militares.
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