ES HORA DE ARREGLAR LAS COSAS

Perú-Chile: Domingo de reconciliación

En Chile hay quienes me tienen recelo porque muchas veces he discutido de frente con sus voce­ros más representativos, como lo he hecho recientemente con mi co­lega el historiador Joaquín Fermandois. Hablar de integración, reconciliación y perdón con el vecino del sur no sólo genera resistencias aquí. Pueden estar seguros de que también las genera allá, aún más si analizo las características de su discurso nacionalista, como lo hago en mi libro LO QUE DICEN DE NOSOTROS. 

Sin embargo, mi experiencia y cono­cimientos en estos temas me indican que una relación internacional pue­de convertirse en otra. Dos países que tienen vínculos diplomáticos pueden eventualmente romperlos, dos países en paz pueden irse a la guerra; pero también dos países conflictuados pue­den solucionar pacíficamente sus pro­blemas y dos países que desconfían el uno del otro pueden llegar a confiar el uno en el otro, como es el caso de Fran­cia y Alemania.

Por eso, lo que puedo decirle al nue­vo gabinete es que los pueblos perua­no y chileno se merecen una relación que deje de basarse en la desconfianza mutua y que para construirla debemos potenciar la integración en la que tan­to hemos avanzado, incluso en tiempos del litigio de La Haya.

Ya sé que Chile es quien está en falta por habernos espiado; en dos artículos consecutivos he señalado que tiene que hacerse cargo por sus malos actos. Pero también intuyo que la segunda nota de respuesta chilena debe ser más concesi­va que la primera (ojalá no me equivo­que) y pienso que hay que trabajar en base a ella.

La meta no es el rompimiento, sino, con las buenas formas diplomáticas, llevar la cuestión del espionaje a los mecanismos bilaterales, ventilarla allí y allí mismo acordar y reglamentar su erradicación. Esta salida será construc­tiva para ambas partes y, de aplicarse, habremos logrado convertir una mala acción chilena en la oportunidad de avanzar un paso más en el camino de la integración.

Este enojoso asunto tiene un respon­sable, qué duda cabe, pero se resolverá también con una buena estrategia pe­ruana y no pateando el tablero. El tema no trata solo sobre quién tiene la culpa, sino sobre la posibilidad de resolverlo exitosamente o fracasar en el intento. Pensemos en el futuro.

Publicado el domingo en Exitosa Diario

Facebook https://www.facebook.com/daniel.parodi.14

Pag. en facebook https://www.facebook.com/parodidaniel?ref=hl

Twitter: @parodirevoredo

 

 

Puntuación: 5.00 / Votos: 3